domingo, 30 de septiembre de 2007

30 de septiembre. Una balanza del mes que sigue subiendo


El mes de septiembre que hoy termina ha sido para este blog el más visitado del año: 1.973 visitas (2.504 páginas consultadas ) provenientes de 37 países a través de 73 ciudades y a razón de 63 por día. Los países que más visitaron esta web fueron: España (1.413 veces), México (152), Colombia (58), Argentina (54), Chile (53), EEUU (34), Venezuela (33), Perú (30), Ecuador ( 20), Bolivia (16) y otros. En el resto del mundo hemos sido visitados por Canadá (5 visitas), Centroamérica (180), el Caribe (17) y Sudamérica (273).

Las ciudades más asiduas fueron Madrid (888 visitas), Palma de Mallorca (84 visitas), Barcelona (72 visitas), Valencia (41), Alicante (27), Hospitalet de Llobregat (18), Valladolid (18), La Coruña (15) y Santiago de Compostela (15). Las naciones europeas que más repiten son Alemania (10 visistas), Francia (9), Reino Unido (4) Italia (4) Austria (2) Rumanía (2), Luxenburgo (2), incluyendo Turquía, Bulgaria, Irlanda, Suecia ...

Las páginas más visitadas siguen siendo las que hablan del “vasallaje de la Corona” (46 páginas) y, curiosamente, de Gescartera. (34 páginas). Y las fuentes de tráfico principales: Google ( 1.099 visitas), diariocrítico (238), directo (138), Malabalncayenbotella (107) y lacicatriz (79).

Gracias a todos por el interés y la constancia manifestados, sin los cuales no hubiéramos llegado a los nueve meses que llevamos en gestación. Ahora estamos ya seguros de que este "Diario de un periodista en paro" crece y aparece en miles de pantallas.

viernes, 28 de septiembre de 2007

28 de septiembre. La befa de Bin Laden


Semanas después del 11 de septiembre del 2001, miembros de las fuerzas especiales en Afganistán no habían dejado de seguir todas las pistas que llevaban a la captura de Bin Laden al que Bill Clinton, el anterior presidente, ya había ordenado detener y matar. “Estamos pisándole los talones”, aseguró George W. Bush, quien sostenía que “la guerra contra el terrorismo” se desarrollaba en secreto y que no se facilitaría ningún tipo de información sobre ciertas operaciones. “Buscar a Bin Laden –reconocía, no obstante, un ex miembro de las Special Air Forces británicas– es como buscar una aguja en un campo de fútbol”. Desde entonces, Usa lanzó miles de bombas contra Afganistán e Irán y mandó sus marines para su total demolición. Hoy, seis años más tarde, los talibanes, desbancados, no han dejado de amenazar y Bin Laden sigue apareciendo en la pantalla de Internet, retando a sus perseguidores y burlándose olímpicamente de todos ellos.

El escurridizo personaje que lleva a los yanquis de cabeza, ha demostrado ser un prestidigitador nato y emite, muy de vez en cuando (los primeros en casi tres años), mensajes que pasman al respetable. Sus anuncios suelen adelantarse en dos o tres días a la emisión del mensaje, según el Intelcenter, un organismo antiterrorista estadounidense que vigila este tipo de comunicados. Y su figura y palabras desde Internet rompen todos los esquemas de defensa americanos. Aunque muchos reconocen que Bin Laden ha sido la excusa perfecta para atacar a Afganistán, país tan rico en petróleo como en tráfico de drogas. Y la pregunta básica sigue siendo la misma: ¿Era el objetivo de Bush la simple búsqueda de ese saudí, ex agente de la Cía, o una operación mucho más amplia de castigo a los talibanes y grupos afines, y de conquista de esta zona del mundo tan rica en petróleo?

Porque, pese a las dos últimas guerras provocadas por los norteamericanos, los resultados, excepto el de asegurarse un puesto en esa región, han sido prácticamente nulos. En Afganistán, los talibanes ya no están en el poder pero la estrecha conexión entre el narcotráfico y la insurgencia amenaza seriamente la estabilidad del Gobierno de Hamid Karzai que se ve incluso ninguneado por las mismas fuerzas americanas ante su incapacidad por atender las necesidades sociales de la población. La estrecha vinculación entre el narcotráfico y la insurgencia ha despertado todos los rumores. La propia ONU revela en un informe que Afganistán ha producido en el 2007 el 95 por ciento del total mundial de amapolas opiáceas, batiendo su popio récord del 92 por ciento del año pasado. Los 400 millones de euros destinados por la ONU a la lucha contra la droga se han perdido en los bolsillos de muchos funcionarios corruptos mientras insurgencia y narcotráfico parecen ir de la mano.

En Irak, las fuerzas aéreas estadounidenses patrullan los cielos, impidiendo que Teherán, interesado en dotarse de armas atómicas, se apodere del espacio aéreo. El ataque de los americanos en el 2003 tampoco arregló nada. Jimmy Carter lamenta hoy esta invasión y la permanencia americana en este territorio “Las tropas –ha dicho el ex presidente de los EEUU– nunca debieron ser enviadas. Yo siempre estuve en contra de la invasión. No veo progreso alguno por parte del Gobierno de Irak en la reducción de la violencia. Actuaciones como esta guerra y lo que ha ocurrido en Guantánamo han aumentado la falta de confianza en mi país y van en contra de lo que hay que hacer para reducir la pobreza”. Siete militares del ejército americano escribieron recientemente en The New York Times: “Operamos en un contexto de enemigos decididos y aliados poco fiables” Consideran una “retórica engañosa” que se afirme desde el Petágono y desde el Capitolio que buena parte de los mandos militares iraquíes son “socios de confianza”. Reiteran que el primer ministro, Nuri al Maliki, falla en la utilización del refuerzo de tropas estadounidenses. Y aseguran que “tras cuatro años de ocupación, hemos fracasado en cada promesa, mientras que hemos sustituido la tiranía del partido Baaz por la tiranía islamista y la violencia criminal”.

Maliki, por su parte, defiende su gestión y dice haber evitado una guerra civil, reduciendo la violencia en un 75 por ciento. Pero Bush le culpa de todos los fracaso y se resiste a una retirada rápida. El presidente americano sigue empeñado en prolongar la guerra hasta el final de su mandato. En un discurso ante veteranos de guerra, invoca el fantasma del Vietnam y el sufrimiento que causó a millones de civiles la precipitada salida del Ejército de los EEUU del sureste asiático. Argumento inmediatamente rebatido por los entendidos.

Ante una persecución tan implacable como inútil de Bin Laden, y entre tanta esfuerzo por apoderarse de estas regiones, los discursos de Geroge W. Bush, que ha demostrado que lo que realmente le interesa es su estrategia y el petroleo, dan cada vez más risa. En una entrevista publicada por Robert Drapper en su libro “Certeza absoluta...”, Bush confiesa que llora mucho, pero asegura que no le gusta que se le noten los pesares que carga y que lo único que desea mostrar en público es “firmeza”. ¿Tan sensible es el jefe del Pentágono? ¿O es cuestión de puro cinismo? ¿Será verdad que le ponen nervioso las malas noticias y que no soporta las críticas? Claro que habría que saber qué entiende él por una “mala noticia” y que entiende por una “crítica”. Todo un programa de actitudes y motivos que distingue un ciudadano honrado de un bellaco.... Y, entretanto, desde su escondrijo, Bin Laden, sigue tronchándose de risa.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

26 de septiembre. Un escándalo servido en bandeja episcopal.

Collage de Hendriks considerado ofensivo por el obispo de Ibiza

En los últimos dias no ha dejado de soprenderme la actitud del obispo de Ibiza, Vicente Juan Segura, ante lo que considera una “exposición ofensiva con los nobles sentimientos católicos y de injuria hacia las personas”. El prelado se refería a la muestra temporal colectiva que el Museo de Arte contemporáneo de Eivissa (MACE) había montado en la antigua iglesia de L’ Hospitalet y exigía la retirada inmediata y urgente de la misma. Un escándalo servido en bandeja episcopal y que se ha salido con la suya.

Recuerdo mis años de infancia y adolescencia en Ibiza, gran parte de ellos pasados entre las cuatro paredes del Seminario, hoy convertido en apartamientos de alguiler o venta. Al lado del mismo, la iglesia de L’Hospitalet en donde frecuentemente solían acudir curas y monaguillos del Seminario para celebrar la misa ante una parroquia casi extinta ya en esas fechas. Hablo de la década de los cincuenta y no creo que el culto católico, desde ese tiempo para acá, haya registrado un aumento de feligreses, sino un descenso considerable de los mismos. (Por cierto, ¿también la iglesia del Seminario fue desacralizada, como lo fuera el edifico entero, así como esta iglesia, cedida al Museo mediante un convenio, firmado en 1999?). Sea lo que fuere, esta sala de exposiciones, desde 1984, cedida por el obispado, ha pasado a ser la “capilla” más visitada del siglo desde que el prelado lanzara sus gritos de escándalo. Y todo porque, en uno de los trípticos expuestos en collage, del artista holandés Ivo Hendriks, está la figura del papa Juan Pablo II en una actitud que aparenta, según versión episcopal, mantener una relación sexual con otro hombre. La obra forma parte de la retrospectiva “Vamos a Ibiza. 50 años de artistas neerlandeses en Ibiza”. Obra que está en esta exposición desde el 7 de este mes sin que haya llamado la atención de los visitantes hasta que el obispo, diez días después, alzara el grito al cielo.

El supuesto escándalo fue, a la vez, servido por medio de un titular en primera página de un periódico especializado en temas escandadosos que, supuestamente, benefician a la derecha que acaba de perder las elecciones en elecciones. Fue el pasado 19 de septiembre cuando “El Mundo-El Día” publicaba la fotografía del cuadro –expuesto al inicio de esta web–, con el siguiente título: “Imagen de la muestra exhibida en la iglesia de L’Hospitalet donde se ve al Papa Juan Pablo II, manteniendo una relación homosexual”. Y en una información-opinión, recordaba que “la iglesia de l’Hospitalet de Ibiza ha sido el escenario elegido por el Ayuntamiento de la Isla para mostrar una exposición de varios autores en la que se encuentran imágenes de alto contenido sexual. Una de ellas tiene como protagonista al Papa Juan Pablo II, quien se encuentra manteniendo relaciones sexuales con otro hombre” Y, en otro apartado, hablaba de que “el Ayuntamiento de Ibiza permite exhibir en una iglesia una muestra porno con imágenes del Papa”.

La noticia se condimentó con otros aderezos aportados por la actitud de los responsables de cultura del Ayuntamiento y del Consell de Ibiza, hoy en manos de la izquierda. Elena Ruiz Sastre, directora del Museo de Arte Contemporáneo, sostenía que la interpretación del prelado era subjetiva. “La obra posee unas transparencias y unas superposiciones de imágenes que en ningún momento representan la supuesta sodomozación”. Según ella, tampoco estaba expuesta en una iglesia, puesto que, desde hace 23 años, L’Hospitalet está restaurado y convertido en sala de exposiciones en la que ningún obispo, hasta el momento, ha ejercido ningún tipo de control. Y la directora del MACE no estaba dispuesta a retirar la obra, convencida de que un director de un museo nunca puede ser un censor. “Esta obra –explicó– es un tríptico sobre soporte digital, en el que las imágenes están superpuestas y hay unas luces intermedias que nunca representan un plano, sino que hay como unos fondos. Cuando se reproduce en papel, esos fondos no se pueden conseguir y todo queda sujeto a un plano. De manera que esa sodomía, motivo de la ofensa de algunos espectadores, resulta que no está así representada. Podría entenderse como una figura que está detrás de otra o un abrazo de una figura a otra”.

Pero el prelado, herido por la imaginada afrenta papal, insiste en que sintió una “pena inmensa” tras conocer el contenido de los collages del artista holandés, expuestos al publico en un edificio propiedad de la diócesis y pagados con dinero público. “El pueblo ibicenco –dijo el obispo, indignado– no se merece que quienes tienen la responsabilidad de gestionar la res pública se comporten de esa manera. Y la respuesta a esa lealtad y deferencia ha sido esta ofensiva exposición”. El obispo explicaría al Diario de Ibiza que, durante estos días, “han sido muchas las personas que me han manifestado su repulsa y rechazo a las imágenes polémicas presentadas, en nombre de una mal entendida libertad artística y de expresión”. El prelado confesó que había recibido muestras de apoyo de otros puntos de España y de América. Según él, no se construía de ese modo una Ibiza mejor y más libre, más amante del progreso y de la convivencia. “Más bien se la destruye y se la humilla a los ojos de los demás”. El obispo no entendía cómo “los que tienen responsabilidades en la sociedad actúan de forma tan irresponsable e irrespetuosa”. Y recordaba las declaraciones de la concejala de Cultura, Sandra Mayans, en las que afirmara que las escenas objeto de polémica son “normales”.

Lourdes Costa, alcaldesa de Eivissa, señalaba que las instituciones no debían entrar a juzgar el contenido de las expresiones artísticas ni literarias. “Defendemos la libertad de expresión y de creación hasta las últimas consecuencia”, apuntó la edil. “No entraremos a censurar ni antes ni después las manifestaciones artísticas. Igual que no voy a una biblioteca y arranco las hojas que supuestamente son ofensivas para determinadas comunidades”. Pero el obispo, herido por esta “afrenta”, dio al Ayuntamiento un plazo improrrogable de 48 horas para retirar las obras “pornográficas” del interior de la iglesia. El prelado ibicenco, que calificó las imágenes de “absolutamente blasfemas”, rechazó de plano los argumentos esgrimidos por la concejala de Cultura, Sandra Mayans. Y manifestó su “profundo dolor” porque el Consistorio de Eivissa “ha consentido esa ofensa a los sentimientos de los católicos”.

Entretanto, la exposición, que hubía pasado inadvertida por el público, se llenó de gente curiosa que deseaba ver lo que el obispo había visto con sus propios ojos. “Sería inmoral mantenerla y no cancelar el convenio”, explicó monseñor Vicente Juan, quien acusó al Ayuntamiento de “no tener en cuenta los sentimientos de los otros” y de “haber abusado de la confianza de quien, con toda la buena voluntad del mundo, les prestó su casa”. Además, echando más leña al fuego, el obispo responsabilizó al Consistorio de haber perjudicado la buena imagen de Eivissa y haber causado “un daño irreparable” a millones de católicos y a “todos los hombres y mujeres de buena voluntad”. El prelado ibicenco reconoció que, desde el miércoles, 19, en que la prensa daba a conocer el escándalo, la prensa nacional no decía cosas agradables de esta ciudad e insistió en que la exposición ofendía a los católicos y desagrada profundamente al obispado. “Además, los poderes públicos están dejando de lado un principio fundamental del orden democrático, cual es la salvaguarda al respeto de las creencias de los demás, algo que –a mi juicio– resulta peligrosísimo”. Y lanzó, tres días más tarde, un órdago: “No estoy dispuesto a esperar. Doy un plazo improrrogable de 48 horas al Ayuntamiento para que retire las obras pornorreligiosas del interior de la iglesia. De lo contrario, acudiré a los tribunales”.

Monseñor se emocionó cuando contaba cómo un hombre de escasos recursos económicos le había visitado para ofrecerle dinero por si, finalmente, la diócesis decidía acudir a los tribunales. Y contó que le habían llegado un montón de cartas de “gente dolida” de toda España y parte del extrajero a favor de la posición de fuerza adoptada por la curia ibicenca. “Todos ellos me recuerdan que aún queda gente buena en el mundo”. Pero la acaldesa, Lourdes Costa, ignoró las amenazas del obispo y dijo que defendería la libertad de expresión hasta sus últimas consecuencias. Aseguró que se había enterado del enfado episcopal por la prensa e insistió en que “el Ayuntamiento no ha entrado nunca a juzgar las obras ni de esta ni de ninguna otra exposición”. En una conversación telefónica con el prelado, la primera edil le espetó: “El Ayuntamiento no puede consentir chantajes ni injerencias en sus competencias. No se me caen los anillos por pedir disculpas, pero tampoco puedo aceptar chantajes o presiones que nos lleven a una censura de la libertad de expresión”.

El prelado contó con el apoyo del grupo municipal Popular del Ayuntamiento y del Consell, que presidieran la anterior legislatura. Un grupo que, cuando había estado en el poder, ejerció la censura en diversas ocasiones y que, en la actualidad, expresaba su más profundo rechazo a esta muestra. Miguel Jerez, portavoz del PP, recordó que el paragüas de la libertad de expresión “no lo aguanta todo”, y creyó que podían “llegar a romperse los postulados básicos de la libertad y los principios democráticos”. Y el ex conseller de Patrimonio, Joan Marí, expresó su “repulsa” a la actuación del Ayuntamiento por promover un acto “indigno e indecoroso”. El prelado también contó con el apoyo de la Iglesia en otras regiones. Los obispos de Provincia Eclesiástica de Valencia mostraron su solidaridad al obispo y fieles de Eivissa, y animaron a los católicos a responder cultural y jurídicamente “a todo tipo de agresiones a lo sagrado que, por desgracia, se repiten con mucha frecuencia con la Iglesia Católica”. Los titulares de la Provincia Eclesiástica, que integra a las diócesis de Valencia, Orihuela-Alicante, y Segorbe-Castellón, además de las tres diócesis de Baleares, hicieron pública su “más enérgica condena, la reprobación más firme y el rechazo total a esas expresiones que ofenden los sentimientos de los católicos y violan el elemental y fundamental respeto por las creencias religiosas, protegido por el ordenamiento jurídico español”.

Los últimos días, el obispo de la isla había oficiado un rosario en la iglesia de Santa Cruz y había mostrado su “gratitud a los feligreses por su adhesión a Jesucristo y a la Iglesia.” Veinte años antes, otro obispo de Ibiza había pedido ayuda al municipio para que su edificio no teminara en la ruina. Pero ahora, una vez restaurado y útil al menos para la gente que acudía a ver las exposiciones, exigía que lo volvieran a cerrar. El prelado había presentado una denuncia en los juzgados que quedaría sin efecto al cerrar dicha iglesia sin culto y sin público aficionado al arte. El lunes pasado el Ayuntamiento y el Patronato del MACE decidieron rescindir el convenio de colaboración con la diócesis de Ibiza y cerrar la muestra de L’Hospitalet una semana antes del final del plazo establecido. Lourdes Costa, la alcaldesa, comunicó la decisión al obispo por medio de una carta en la que mostraba su decepción por lo ocurrido estos días y por la interpretación episcopal de una de las cláusulas del convenio.

martes, 25 de septiembre de 2007

25 de septiembre. Mañana sale "Público"

Juan Pedro Valentín, Tatxo Benet, Jaume Roures y Nacho Escolar presentan "Público".


Mañana sale a la calle un nuevo diario. Tras la constante desaparición de algunos de ellos, sale con fuerza otro, con una tirada inicial de 250.000 ejemplares, que pretende ser distinto en sus modos de producción y en sus contenidos. Nacho Escolar, su nuevo director, explica desde su blog (scolar.net) lo que “Público” pretende ser ¿Por qué ese nombre?, le preguntan. “Porque defendemos el espacio público, el interés público, el dominio público, la cosa pública, el gasto público y el foro público”. Un diario a todo color y sin editoriales “porque, en mi opinión, una sociedad anónima no puede tener opinión sobre nada. Las opiniones son de las personas físicas, no de las personas jurídicas, que –más que opiniones– lo que tienen son intereses”. El ejemplar sólo valdrá 50 céntimos –los domingos, 1 euro–, y el periódico no tendrá horóscopos, ni secciones de boxeo, ni toros, con un máximo de un 20 por ciento de publicidad –“preferimos cobrar más al anunciante que llenar el diario de publicidad”–, y sin anuncios de prostitución “porque no los aceptaremos. No queremos ser cómplices de esa forma de esclavitud”. “Público”, que hace temblar al País, tendrá una web gratuita –www.publico.es– en la que estará también toda la información y la opinión de la edición en papel.

“Público” nace en un panorama socio-político tenso. Mientras “El País” ataca el compadreo de Zapatero con los directivos de La Sexta (Mediapro), el ex presidente, Felipe González, según “El Confidencial”, se marca un speech a calzón quitado en el que reconoce abiertamente que “le dimos la tele de pago a Polanco porque era más amigo”. Nacho Escolar sospecha que el deslizamiento de El País hacia una posición más crítica respecto del Gobierno ha tenido algo que ver con la aparición de “Público”, un segundo gran grupo mediático “de izquierdas”. Sólo el tiempo se encargará de decidir si se mantiene o si claudica o desparece. Nosotros, por de pronto, lo leeremos todos los días. Al menos, mientras cumpla con sus principios. Recordamos sus promesas de no promocionar la prostitución a través de su publicidad y no ofrecer información sobre corridas de toros ni boxeo. Y hasta puede que sustituya a muchos de los periódicos considerados imprescidibles hasta el momento, auque sabemos que la verdad surge del compendio de opiniones diversas y hasta contradictorias.

lunes, 24 de septiembre de 2007

24 de septiembre. De aquellos polvos...


Fernando Sebastián, ex arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela

Los obispos se defienden con uñas y dientes para no perder, con la democracia, las prebendas que disfrutaron en la dictadura. Monseñor Fernando Sebatián condenaba, en marzo pasado en León, el laicismo que vislumbraba anegar esta sociedad. Y aconsejaba que los cristianos debían votar a partidos de extrema derecha como Falange Española de las Jons y Alternativa Española, culpando al socialismo de la deserción católica. Monseñor, que fue hasta hace poco arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, escribía: “Da la impresión de que el equipo del Gobierno actúa como si la transición hubiera estado demasiado condicionada por el franquismo, como si no hubiera sido un acto legítimo del pueblo soberano. Porque el Gobierno no sólo quiere revisar el pacto constitucional, sino que el nuevo laicismo pretende empalmar con la legitimidad democrática de la II República, saltándonos más de setenta años de historia”. El pacto constitucional para este prelado implicaría “volver a diferenciar vencedores y vencidos con el único fin de dar la vuelta a la tortilla, con lo que otra vez media España quedaría fuera, pero esta vez los propios y no los enemigos”.

Pero esta no era una opinión excepcional de la Iglesia. Capitaneados por el cardenal Antonio Cañizares, los obispos españoles han lanzado últimamente una dura batalla contra la nueva y obligatoria asignatura de Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos que empezará a impartirse en siete comunidades autónomas. Lamenta el vicepresidente de la Conferencia Episcopal que los programas educativos de España reflejen “la desaparición de la verdad del hombre” y asegura que “el hombre no es sin Dios”, y que “la grandeza del hombre está en Dios”. Para el arzobispo de Toledo “una antropología sin Dios es el modelo que nos ofrecen permanentemente los medios de comunicación social y que nos estamos tragando de manera incosciente y suicida”. Cañizares asegura justificar la posición que obispos y cristianos tienen ante ciertos aspectos educativos “porque somos conscientes de lo que nos estamos jugando”. Y, en sus campañas contra esa asignatura, curas y obispos tridentinos no dejan de lanzar sus proclamas y amonestaciones desde los púpitos.

Parte de esta Iglesia intenta apoyar a los últimos resistentes. Organismos tan conocidos como la Fundación San Pablo-CEU lanzan discursos y prolamas. “La obligatoriedad del aprendizaje de esta asignatura –sostiene dicha fundación– daña la raiz de la libertad de los españoles, en una intolerable intromisión del Estado en el derecho exclusivo de los padres a elegir el tipo de enseñanza moral que desan para sus hijos”. En este sentido, prepara manifestos, recogidas de firmas, debates, y animan a todas las instituciones educativas a “realizar las acciones oportunas para que la asignatura sea derogada” y señala la objeción de conciencia como medio de resistencia.

Sin embargo, el obispo Ricardo Blázquez defiende la decisión de FERE (Federación Española de Religiosos de Enseñanza) de adaptar los contenidos de EpC al ideario de los centros. “La Iglesia –recuerda el presidente de la Conferencia Episcopal– no ha decantado por nignún mecanismo de reacción contra la nueva asignatura ya que eso lo tienen que decidir los padres” Y destaca que la FERE ha actuado siempre en comunión eclesial durante la gestación de la LOE y en el posterior desarrollo de sus Reales Decretos.

Pero, el hecho es que la derecha, aliada con ese poder espiritual que tanto le ha ayudado en el pasado, sigue dispuesta a echar una mano, y más aún cuando se trata de ir contra la izquierda. La iglesia de la derecha –una mayoría que siempre ha votado para conservar sus prerrogativas– lucha sin tregua contra el Estado que quiere ser aconfesional. Y los obispos descontentos, llevan sus decisiones hasta extremos inadminisibles para la democracia. Siguen estando en contra de esta asignatura, obligatoria para cualquier español, y empujan a los católicos a hacer la guerra declarada al Estado. En cambio, en los asuntos pecuniarios, se mueven más discretamente. Los obispos implicados en el asunto Gescartera opinaban como Jesús Posada, el ministro de Aznar de Administraciones Públicas: “No vamos a pedir a la Iglesia que guarde ese dinero en el calcetín. Mejor es que lo tenga colocado en una agencia de valores o en un banco”. Pero cuando alguno de sus miembros, como José Delicado, Arzobispo de Valladolid, fue advertido de que podría ser objeto de un timo, obró en consecuencia, a la chita callando, saliendo a toda hostia –nunca mejor dicho– y poniendo sus 990 millones a salvo.

Igualmente, la Iglesia institucional sigue separando de la enseñanza a los profesores que viven junto a una mujer o vicecersa, sin estar casados por la santa Madre Iglesia porque “no dan ejemplo cristiano con su vida” y se obstina en negar que se trata de despidos. Ya se han registrado no pocos casos por toda la geografía española. El cardenal Antonio María Rouco Varela, arzobispo de Toledo y anterior presidente de la Conferencia Episcopal, está convencido de que su Iglesia sufre una campaña orquestada para terminar con la enseñanza religiosa católica. “La esencia del problema –declaró en su día el cardenal en la Cope– es que puede haber grupos y personas que lo que quieren es que, al final, desaparezca la clase de religión de la escuela del Estado”. Y el cardenal Cañizares, niega que la falta de renovación de contratos sea una “injusticia” porque se ha actuado “conforme a derecho”. Para Rouco Varela es muy extraño que las familias reciban 2.500 euros por cada hijo y se diga que la familia va bien, mientras “se promueven leyes divorcistas que la destruyen”. El Purpurado sigue señalando que, tal y como está planteada la nueva asignatura, Educación para la Ciudadanía, “descalifica a la religión católica”.

Este y otros ejemplos que, periódicamente, se repiten en nuestra geografía, me recuerdan los vividos entre la Iglesia y el régimen franquista durante la posguerra. Bastaba la arbitraria calificación de “deficiente en conducta religiosa o profesional” para que el látigo inquisitorial de las Comisiones Depuradoras, presididas no pocas veces por un cura, cayera sobre el maestro o maestra sospechosos. Los cargos contra los mismos eran de lo más variados y subjetivos: “Haber llevado a sus alumnos a una conferencia contraria a la religión y buenas costumbres y educación de la infancia”, “haberlos invitado a bailar con los puños en alto”, “haber simpatizado, después de casarse, con Izquierda Republicana”, “haber dicho que prefiere el comunismo al fascismo y ser deficiente en conducta profesional”, “pretender que los niños son del Estado y que sus padres no tienen ascendiente sobre ellos ni pueden castigarlos”, “ser irreligioso o anticatólico”, ”haber asistido a una comida de amigos de Esquerra Republicana, en la que se brindó por Azaña”, “orientar la enseñanza en sentido completamente laico”… Muchos de ellos, recogidos en mi libro “Depuraciones de maestros en la guerra civil en Baleares”, fueron condenados a cumplir duras penas.

Son casos que se multiplican en todas las provincias españolas, según muestra claramente Francisco Valente Moreno en “La depuración del Magisterio Nacional”. Algo que vuelve a pasar en nuestros días y que me recuerda que los tiempos no han cambiado tanto sino que la historia es una eterna repetición. ¿De qué sirvió toda aquella página negra que creíamos ya superada? Y es que de aquellos polvos proceden esos lodos.

sábado, 22 de septiembre de 2007

22 de septiembre. Quince años antes; quince después...


Quince años antes, Manu, en su despacho de la Agencia Colpisa, me contestaba a una serie de preguntas de tipo personal. Eran cuestiones nimias sin importancia, pero que me daban las claves para entender a este gurú del periodismo que rechazó ofertas para dirigir varios periódicos porque no le gustaba nada mandar y prefería ver las cosas de la calle. Por ejemplo, al preguntarle qué solía comer, me respondía:

- Al amorzar, tengo tendencia a comer mucho pero a veces no ceno y casi nunca desayuno. Me gusta mucho el vino. Es una bendición. A eso de las doce tomo lo que los vascos llamamos la “amaiketako”, que siempre es un poquito de jamón y un taco de algo. Entiendo de comida desde el punta de vista más simplón. Al vivir toda mi vida fuera y ser mi madre una gran concinera, tengo el paladar bien educado. No soy un especialista de estos que se pasan horas hablando de la calidad de una comida. Pero creo que tengo buen diente y que soy capaz de detectar las buenas comidas. Me gusta la clásica. Soy, en fin, una persona bastate lineal y un poco elemental.

-¿Cuántas horas duermes?, seguía preguntando.

- En esto soy muy irregular y desconcertante. Normalmente, estoy hasta las cuatro o las cinco de la madrugada leyendo y viendo en televisión las películas que me interesan. Generalmente, me levanto cada hora para oír los partes, como se llamaban en tiempos de Franco. Tengo sueños muy a trompicones y muy complicados. La fórmula para dormir bien es acostarte después de haber hecho monte, cuando los músculos están muy cansados.

- ¿Eres creyente y/o practicante?

- No. Bueno, no sé. Lo que sí tengo es un enorme respeto por la gente que sí lo es. No sé a quién le preguntaron que cómo quería que lo enterraran y contestó: “A mí que me entierren con algún rito de alguna religión”. Pero ¿cuál?, le volvieron a preguntar. “Me da igual”, contestó. No es mi caso, pero sí tengo un gran respeto porque he visto cómo se utiliza la religión para fines bastardos. Aunque también he visto a gente muy... Y eso me ha impresionado mucho. A veces pienso que tendría que retirarme y dejarlo todo, pero me falta valentía para hacerlo.

- ¿Cuántas veces intentaron sobornarte?

- Algunas, y de formas muy curiosas. Debo de dar una imagen un poco berroqueña y difícil de entrar. Pero sí, ha habido ocasiones. Una vez, lo intentaron los rusos. Hay formas de sobornar cuando el que soborna oculta su nombre.

- ¿Cuántas querellas coleccionas?

- Afortunadamente, no he tenido. Sólo una de Milans del Bosch poco antes del golpe que, si llega a triunfar, me hubiera colocado en la lista negra.

- ¿Qué color eliges?

- El azul, por su tendencia natural. Quizás por mi proximidad con el mar, suponiendo que éste sea azul. Pero no tengo manías. Reconozco que, en algunas zonas, los colores muy vivos llegan, con un poco de fotofobia, a...

- ¿Cuál es tu día y número preferido?

- No tengo preferencias ni números supersticiosos. Ni siquiera, números preferidos. Dicen que, para los solteros, los fines de semans son muy malos. Quizás, acostumbrado a hacer muchas cosas, los domingos son días... Termina pasando como en Japón, en donde las empresas tienen que crear centros siquiátricos para los fines de semana de los japoneses, porque cuando dejan de trabajar, no se acostumbran a ello. Y hay quien pide un trabajo voluntario. Lo que crea unos traumas terribles. Evidentemente, yo no llego a esto. Y lo digo en plan de broma. Porque los domingos, hago lo que es habitualmente en la vida normal: leer mucho, escribir y estar pendiente de las noticias.

- ¿Qué te cuesta más: saltar de tu vida interior al mundo externo y de éste al extranjero o viceversa?

- Yo soy una persona muy acaracolada. Me refugio en mí mismo y me retraigo. Soy huidizo y espantadizo, como te he dicho antes. Pero no me cuesta nada salir, sobre todo si estoy convencido de que eso es útil para mis periódicos y que puedo hacer un buen trabajo. Y, como tengo que ir deprisa, a veces he salido sin nada, sólo con un cepillo y una carta de crédito.

- ¿Cuál es tu mejor entrevista?

- Tal vez la que conseguí con Borges en Buenos Aires, cuando la guerra de las Malvinas. Borges no daba nunca entrevistas, ¡aquello era una primicia. Pero, en Madrid no les interesó...

- ¿Y qué te dijo Borges?

- Que aquella guerra era la batalla de dos calvos por un peine. Borges era muy sarcástico...

- ¿Por qué cantidad claudicarías de algo?

- A pesar de que todo tiene un precio, puedo permitirme el lujo de no estar a la venta por nada. Creo que no me vendería ni siquiera por lo que más pudieran darme.

- ¿Todo se vende y se compra?

- Desgraciadamente, esto parece que es verdad. Pero hay ciertamente gente honrada. A veces no lo crees, pero descubres que sí la hay. Y eso te anima. Aunque todos tenemos flancos débiles y miserias humanas. Pero, ¿quién sabe? A lo mejor llega el momento y entonces te lo tienes que plantear.

- ¿Tú crees que hay preguntas indiscretas o sólo respuestas?

- A veces, los entrevistadores cometen el error de confundir la audacia con la impertinencia. Pero yo creo que habría que hacer un esfuerzo por ser imaginativos, divertidos, simpáticos, relativamente audaces... Yo soy partidario de preguntarlo todo.

- ¿Es difícil distinguir el límite?

- No es fácil. Por eso, muchas veces los mejores entrevistadores son gente tan audaz como inadecuada. A veces se confunde el término, y hay un terreno de nadie en donde las cosas se complican.

Hoy, quince años después, seis días antes de que Manu Leguineche cumpla los 66 años, hemos vuelto a entrevistarnos con ese periodista de fondo que ha dado varias veces la vuelta al mundo. Y comprobamos cómo, retirado definitivamente de los avatares de la prensa, no ha dejado de recibir premios y galardones: el Nacional de Periodismo, el Pluma de Oro, el Cirilo Rodríguez, el Godó, el Julio Camba, el Ortega y Gasset... Este mismo año recibió el Premio Periodistas Vascos, el FAPE de Periodismo. Premios que le llegan un poco tarde, cuando ya no puede ni escribir libros. Y desde su retiro de Brihuega, se alegra de mantener amistad con un vasco que vive en ese mismo pueblo y tiene 39 años más que él. “Pese a sus 105 años –me comenta– hace ejercicios con bicicleta estática y se mantiene como un jovencito”. Aunque no ha visitado tantos países como Manu. Este dice haber perdido la cuenta, pero segura que han sido más de cien, de los que ha recogido amplia información para un millar de crónicas viajeras y han servido de base para sus más de treinta libros publicados.

Nos preguntamos qué piensa hacer Manu ahora, sin poder caminar por el mundo, con su vista disminuida y sin movimiento de su mano derecha. Pero preferimos no hacerle esta ni otras preguntas. Es tarde y, a sus pies, corretean dos perritos de dos meses, con nombre vascos, que acaba de adquirir. Son como la alegría de su huerta, mientras el tiempo sigue pasando por delante de él, arrastrando el pasado.

viernes, 21 de septiembre de 2007

21 de septiembre. Manu Leguineche, el viejo león herido.

Manu Leguineche (Foto de Carlos Miralles)

El otro día visité a Manu Leguineche. Mientras esperaba en el recibidor de la mansión donde vive, en el pueblo de Brihuega, contemplaba los recuerdos que rodean a este periodista. Los periódicos, que ya no puede leer como antes, se amontonaban en varias butacones y sobre los lados de la escalera que conduce al jardín. En un rincón, una antigua máquina de escribir, marca Smith Premier, y en otro, un reloj de pared que se paró definitivamente a las 11 horas 40 minutos de un día desconocido. Sobre los muros, lucía una pequeña fotografía del cuadro de Picasso sobre Guernica, en la que viviera de pequeño, el Primer Diploma de Campeonato de Mus “Alonso Berruguete”, en mayo de 1987, en el que ganó la pareja Javier Figuero y Manuel Leguineche, y varios galardones periodísticos y literarios de premios nacionales. Un amplio espejo, cuyos marcos estaban cuidadosamente decorados, cubría toda una pared de enfrente. La luz solar de septiembre penetraba por una ventana y el silencio era sólo roto de vez encuando por algun perro callejero o por el paso de alguna persona. Afuera, la plaza que llevaba su nombre lindaba con la plaza de toros. Madrid quedaba lejos, a unos cien kilómetros.

Comenzaba el otoño mientras Manuel Leguineche (Arrazua, Vizcaya, 1941), experimentado escritor y periodista que ha seguido sin descanso el viejo rastro del mundo, conociendo en su recorrido tifones y terremotos, hambres y epidemias, guerras y acontecimientos humanos, veía pasar los días cada vez más cortos y contempla el ocaso, sentado en su silla de ruedas bajo las hojas de los árboles de su jardín. Y yo vislumbraba el declive de un luchador que encerraba algo en su mano izquierda, cerrada, y cuando abría tímidamente el puño, descubría su alma, grande y libre como su experiencia.

Manu es uno de los grandes periodistas españoles de nuestro tiempo y uno de los pocos que ha sabido crear un estilo tan personal como atractivo para las grandes audiencias. Es el decano de los corresponsales de guerra en España y fundador de Colpisa, en 1969, y de Fax Press, en 1971. Dos agencias de noticias que pasaron a manos de otros mientras que el reportero, que siempre huyó de las redacciones –“Cuando voy a una, solía decir, me siento como un mendigo, como si fueras a pedir o a robar algo a alguien”–, se dedicaba a escribir sus reportajes y a narrar en sus más de treinta libros lo que había visto a su paso por el mundo.

Manu ha dado en varias ocasiones la vuelta a la Tierra, pero a los 47 años, se compró una casa en este pueblo de Guadalajara, en donde viviera Margarita de Pedroso, el amor platónico de Juan Ramón Jiménez, y siguió viajando, aunque cada vez menos, escribiendo cada vez más reportajes y libros. “En el fondo –confiesa–, soy un aventurero, un periodista, un reportero, un enviado especial, un cronista de guerra o de paz”. Uno de sus últimos libros, “El Club de los Faltos de Cariño”, a medio camino entre el dietario, los retazos de memoria y las notas, fue escrito en compañía de la gata Muki, del pato Toribio y, por breve tiempo, de un cuco de un reloj suizo. Pero el Club, creado en Madrid, hoy sigue admitiendo socios. Manu reconoce haber sacrificado una familia por el periodismo. “Si hubiera tenido mujer e hijos, habría hecho la mitad de los viajes”. Sentía pasión por su oficio y por los viajes. Para él, viajar ha sido un ejercicio higiénico que ha contribuido a conocerse mejor.

Sin embargo, cada vez ha necesitado más el rincón de su Brihuega, huyendo de una vida abrasadora. “Vine aquí por primera vez, buscando un poco de paz, después de años de ruido y de furia en Madrid. Las grandes ciudades no me iban y yo ya buscaba otros espacios más anchurosos. También sentí la necesidad de relatar mi viaje interior. Pienso que lo tenía que haber hecho antes. Lo que pasa es que el frenesí de la vida moderna a veces te anula el pensamiento”. Manu tenía tendencia a sufrir claustrofobia, como su maestro Delibes, que también lo fuera de Paco Umbral, al que Manu adoraba. “Me siento mal en los ascensores –me confesaba en mi primera entrevista–. Es lo que más miedo me da. Una vez, en Saigón, me ocurrió quedarme encerrado en uno del hotel, bajo los bombardeos comunistas. En Bagdad, me quedé bloqueado en el del hotel y en Montevideo estuvo retenido entre dos pisos, ¡durante casi un fin de semana entero! Ahí sí que pasé miedo Me han dado más miedo los ascensores que las balas. Y, cuando me he quedado encerrado en ellos, lo ha pasado mal. También me aterran los saltos al vacío”.

Le cuento que, a finales de los ochenta, cuando trabajaba en la revista “Interviú” propuse hacer una serie de reportajes sobre la vuelta al mundo en 80 días, siguiendo los pasos de Phileas Fogg y su sirviente Passepartout, personajes creeados por Julio Verne. La propuesta, escrita y presentada a los mandamases de Zeta, debió parecerles una estupidez porque ni me contestaron. Lo más problable es que no llegaran ni siquiera a leerla. Pero, el hecho es que, meses más tarde, Manu propuso idéntico viaje para una revista de la casa y su propuesta fue inmediatamente aprobada. Claro que yo era entonces un trabajador más del montón mientras que Leguineche tenía ya fama de ser gran periodista viajero del mundo y escritor y ya había demostrado que lo sabía recorrer. Pienso que Asensio acertó, al aceptar ésta vuelta y no la que yo le había presentado, que perdióse entre miles de propuestas.

Conocí personalmente a este maestro de reporteros en l992 y mantuve una interesante entrevista con él para un libro que nunca llegué a publicar. Me enteré de que había vivido su infancia en Guernica, bombardeada un lustro antes de nacer. “En lineas generales –reconocía Leguineche–, no he tenido una infancia feliz ni demasiado fácil. Eso me ha marcado mucho. Nosotros jugábamos en medio de la maleza, con las casas destruidas y arruinadas por la guerra. Nos hicieron creer que habían sido los propios ‘gudaris’, los soldados nacionalistas, quienes habían incendiado el pueblo. Hasta que el tema dejó de ser tabú. No tuvimos una infancia feliz, ¡pero tuvimos Vietnam!. Vietnam fue mi Disneylandia. A los 18 años, fui mandado a Argelia, en donde hice mi primer reportaje internacional. Y di la vuelta al mundo para conocerme a mí mismo. Es el tema de mi libro, ‘El camino más corto’.

Pese a su timidez confesada y a su pavor a relacionarse con la gente –“Soy, me confesó, un tipo muy huidizo y un poco espantadizo”–, Manu no dejó, desde entonces, de patear ese mundo y de escribir grandes reportajes. Aunque, en el fondo, reconoce que había bastante de sedentario en él. Se movía por grandes impulsos, en iniciativas rápidas de viajes aunque también por periodos sendentarios. Y conoció a grandes viajeros que eran grandes sedentarios. Luego, le quedaba una gran curiosidad por comprobar todo lo que había visto, por rematar la faena de esos conocimientos a través de los libros. “Pero –añade–, te llamaba la atención comprobar cómo grandes viajeros a veces hacían un viaje sin fin. Como decía el libro chino del Tao: ‘El mejor viaje es el que se hace en torno a sí mismo’.

“Esto es la tribu de las tres ‘d’ –dice en su novela “La Tribu”–: dipsómanos, divorciados, depresivos”. Y cuando le pregunto por cómo ve, a su edad, la profesión, me contesta: “Me gustaría verla muy bien, pero la entreveo llena de dificultades. Y con mucho paro, lo cual es preocupante. Gentes que han trabajado toda la vida y que, por una alegría en un momento dado, han cambiado de trabajo, apostando un poco por la aventura, ahora encuentran dificultades. Además, están los jóvenes que te vienen a ver, que te escriben y te mandan cartas. Reconozco que este hecho también me abruma un poco. No tengo soluciones a la vista. Lo que te deja en una situación de inferioridad para resolver sus problemas”. En cuanto al periodismo actual, piensa que hay un exceso de solemnidad y de formas. “Se rompe la creatividad en beneficio del control y la domesticación del individuo. Se busca poco; no se investiga, no se escuchan voces innovadoras. Y eso no es sólo un problema de los intelectuales. La falta de estímulo es la muerte del periodismo; la rutina, el seguidismo, son sus grandes enemigos. Yo no me reconozco en este periodismo triste; quizá me esté haciendo viejo”...

Nuestro hombre sigue soñando despierto y cada vez juega menos al mus, que es, según dice, la continuación de la guerra pero por otros medios. Su falta de visión le impide hacer lo que más le gusta: leer y escribir. Ni siquiera puede trabajar en el ordenador ni ver ningún partido en la televisión. Sólo escucharlos por la radio. Cuando era joven, llegó a jugar en segunda regional. “Jugué de defensal en equipos regionales. Tenía una gran pasión y era un buen jugador. Hice muchos partidos en mi vida pero me hubiera gustado haber jugado más, en segunda división, sin ir más lejos. También jugué a pelota de mano y fui bastante malo. Ahí apenas progresé”. Y sigue apoyando al Athletic de Bilbao de toda su vida.

Antes, se entretenía tocando –dice que malamente– un acordeón, pero ya hace tiempo que dejó de hacerlo. Ni siquiera sabe ya donde está. Ahora prefiere escuchar música filarmónica y jazz. “Tengo una gran vocación de vago –me confesaba en 1992, antes de pasar a vivir directamente en Brihuega –. Me gustaría no hacer nada, pero no puedo. El problema que tengo es el contrario, el de seleccionar las cosas que todavía me quedan por hacer. Pero debo reconocer que me gusta vivir en el campo. Estoy deseando que llegue la primavera para escuchar el canto del cuco. Es una manía que tengo. Tal vez hasta una neurosis. Pero ¡qué primaveras paso!... Y cuando me toca alguna guerra afuera, estoy deseando volver. Soy un aficionado por la caza menor, aunque ahora me gusta menos. Me gustan mucho los perros. Tengo una Spaniel Breton, Sara, que me sigue por doquier”.

Hoy, Manu remueve el poso de estos recuerdos mientras contempla su jardín, sentado en su silla de ruedas desde hace más de dos años, cuando la muerte intentó darle un zarpazo dejándole malherido con un cáncer de colón, la diabetes, la pérdida de la vista y de ciertos movimientos de su mano derecha. Fue un primer aviso que le dejó al margen del periodismo activo pero no de su vida. “El mejor enviado especial que ha dado el periodismo español –dijo de él Vicente Romero el 25 de junio del 2006, desde el programa Siluetas, de RNE– es ahora como un viejo león herido, postrado en su lecho, recuperándose de una delicada intervención quirúrgica, pero sus males son físicos y no padece esa enfermedad profesional de la nostalgia que amenaza a quienes han vivido tanto y tan intensamente como él". Un comentarista le enviaba un mensaje de rabia y esperanza: “No nos jodas, Manu. Manda ese puto cáncer a hacer puñetas. Sólo tú puedes con ese sentido inapreciable que tiene de la vida. Tu presencia y tus libros son unos regalos que no nos merecemos”. Y otro le deseaba: “Ánimo, maestro, esto es un resfriado al lado de las que pasaste en Vietnam. Un abrazo y arriba”.

Cuando le dejo, sentado en la silla de su jardín, deseando su pronta recuperación, le oigo comentar con cierta sonrisa: “Mientras me quede como estoy... Yo sigo aquí jodido, pero contento”, que suena a resistencia numantina.

(Mañana, sábado, continuaré con este tema).

jueves, 20 de septiembre de 2007

20 de septiembre. El Rey, entre aplausos, pitidos y bocinazos

Entre la primera imagen (inauguración de Boehringer en Sant Cugat del Vallés, con la presencia de los Reyes) y la seguna (protesta de trabajadores de Cobyser) captadas en el mismo momento, solo median unos centenares de metros.

El 22 de marzo de 1999, el Rey Juan Carlos y la Reina Sofía inauguraban el Centro de Producción Famacéutica que la empresa Boehringer Ingelheim abría en el paraje Turó de Can Mates, en Sant Cugat del Vallés. Estaban presentes en el acto Jordi Pujol, presidente en aquel momento de la Generalitat y varios ministros. Los Reyes apenas se enteraron del ruido ensordecedor provocado por los trabajadores de Cobyser, empresa de obras y servicios, que protestaban a pocos metros de la multinacional por lo que consideraban irregularidades denunciadas en esta zona. La reina Sofía aprovechó para dar la noticia del embarazo de su hija, la Infanta Cristina. Estaba eufórica y probablemente pensó que los trabajadores también lo estaban.

La firma del contrato de compraventa entre el alcalde, de CiU, y un directivo de la multinacional databa del 1 de diciembre de 1995. El alcalde había cedido a dicha multinacional una superficie urbanizada de 24.848 metros cuadrados tasados en el mercado en más de 800 millones de pesetas. A cambio, la muntinacional pagaba unos 84 millones y medio de pesetas y cedía al Ayuntamiento varias fincas sin urbanizar inexistentes, según los denunciantes, puesto que habían sido cedidas anteriormente a la Junta de Compensación. Lo que no había impedido que la muntinacional construyera una flamante fábrica, inaugurada por su Majestad el Rey. Todo el mundo estaba contento. “Se trata –dijo Jordi Pujol– de uno de los primeros grupos farmacéuticos del mundo con su alta tecnología, por lo que nos sentimos orgullosos”.

Por su parte, Amador Contreras, propietario de Cobyser, descubría que uno de los propietarios de la compañía alemana era Carlos Zurita Delgado, cuñado del Rey, y se preguntaba si eso no era el motivo por el que la muntinacional siguiera en sus trece. ”Esta potente máquina de corrupción que declara pérdidas cuantiosas –nos comentaba Amador en el 2001– nos toma por personas tercemundistas, incluyendo a todos, del Rey para abajo, y, dado que lo que fabrican son medicamentos, cabe la posibilidad de que algún día nos puedan envenenar masivamente, dado su poca moralidad”. En un estudio realizado por el profesor Alejandro Nieto, éste denunciaba que el acto público de inauguración no fue sino “una maniobra para intentar convalidar –o al menos ocultar– las ilegalidades cometidas porque ¿quién puede sospechar que Sus Majestades, al presidente de la Generalidad y media docena de ministros y consejeros vayan a respaldar con su presencia unas actuaciones carentes de licencia y que, además, y para mayor agravio, el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya ha declarado varias veces nulas e ilegales? ¿Quién va a atreverse a suspender la actividad de una empresa que ha tenido padrinos de tanto fuste? Ello, quiérase o no, implicaría una sospecha de complicidad y un Gobierno –y menos, la Casa Real–, no puede permitirse la repetición de los escándalos provocados por las “amistades peligrosas” de un Javier de la Rosa o un Mario Conde, ayer vinculados a personas excelsas y hoy en la cárcel”.

Alejandro Nieto concluía que las huidas hacia delante podían mantenerse indefinidamente pero “llega el día del descarrilamiento, que no puede evitarse con falsas licencias, con malas cuentas, con silencios y, mucho menos, con pintoresco alarde de publicidad. La presencia de los Reyes de España y del presidente de la Generalidad no pueden subsanar –ni esta fue su intención– las ilegalidades del suelo que pisan ni la carencia de licencias de la fábrica que oficialmente inauguran”.

Tan pronto como Amador Contreras se enteraba de que los Reyes iban a asistir a esta polémica inauguración, se había puesto en contacto con el Palacio de la Zarzuela, la Moncloa, el Palacio de la Generalitat y con la delegación del Gobierno para informar sobre las irregularidades que se presentaban. Avisó a todas las autoridades de que su maquinaría y personal se iban a concentrar en unos terrenos de su hermano que, causalmente, estaban enfrente del lugar en donde entrarían las autoridades, por lo que comenzó a sufrir la presión de la Policía. “No me dieron otra alternativa. Lo que yo deseaba –les dije– es que el Rey no estrechase la mano a ningún chorizo. Incluso una pareja de Policías a la que conté el caso me comentó que el Rey no tenía por qué venir aquí porque se trataba de un engaño”.

Pero, llegado el día, se presentaron al acto todas las autoridades, incluso el Rey, en medio de un amplio despliege de Policías. Varios helicópteros sobrevolaron la zona y vigilaron la manifestación de protesta por las supuestas irregularidades que favorecían a la multinacional alemana. Una de las pancartas que portaban los manifestantes decía: “Excelentísimas autoridades, están pisando tierra y trabajos robados por Boehringer y sus cómplices”. Y los pitidos y bocinazos de sus máquinas fueron atronadores, lo que no pareció afectar a los oídos de los asistentes, con una sordera a prueba de bomba. Incluso la Reina, en su coche blindado, hizo ademanes de saludar la comitiva ensordecedora como si no se tratara de pitadas de protesta, sino de aplausos por su presencia.

Al día siguiente, los grandes medios de comunicación social se limitaron a dar la noticia de la presencia real en Sant Cugat del Vallés y la prensa del corazón se volcó en la noticia del embarazo de la Infanta, comentada en las mismas puertas de Boerhinger, silenciando la ciscunstancias que rodeaban el caso. Ni una palabra de la protesta protagonizada por Contreras y sus hombres.

Seis meses más tarde Amador Contreras enviaba al Palacio de la Moncloa una carta en la que recordaba estos hechos y se quejaba de que ninguna autoridad se hubiera interesado por sus problemas. “La Policía, con metralleta en mano, nos mantuvo a raya como si fuésemos terroristas o delincuentes y quién sabe si algunos creyeron que los trabajadores estaban allí porque no cobraban sus salarios, como suele ocurrir en estos casos, a pesar de que había una gran pancarta que explicaba el verdadero motivo de la protesta”. Contreras explicaba al Rey la protesta ante la inauguración de Boehringer en la que el monarca estuvo presente. “Personalmente, sé que SS. MM. no tienen nada que ver con estos asuntos –se quejaba el empresario–, pero quisiera informarles para que hagan lo más conveniente, ya que, el día del evento, su Majestad, la Reina, al salir, saludó al personal de mi empresa, creyendo que le estaba aclamando. Seguro que, si doña Sofía hubiera sido informada de nuestra situación, no nos hubiese saludado tan efusivamente”.

Contreras estaba convencido de que se trataba de un asunto de Estado y confesaba que se le ponían los pelos de punta pensar que el Rey de España podía estar en entredicho en los círculos internacionales y lo podían comparar con otros Reyes del Tercer Mundo que, según la prensa española, expoliaban impunemente a sus países. “Por esa misma regla de tres –insistía– la prensa extrajera podría decir lo mismo del Rey de España y eso sería muy grave. Por eso solicito de su Majestad se sirva dar instrucciones para aclarar qué está pasando en Boehringer, respecto al pago de impuestos y con los estragos que pretende realizar en este municipio barcelonés. El caso es, Majestad, que representantes de esta multinacional, junto a los antiguos gestores del Ayuntamiento y quién sabe si con otras autoridades a la sombra, insinúan con sus hechos que, como su cuñado don Carlos Zurita Delgado forma parte del consejo de Administración de Boehringer, Su Majestad tiene intereses particulares en la multinacional y que por ello, acudió a la inauguración”.

Contreras confesaba que nunca creyó que el monarca, a pesar de las insinuaciones, tuviera intereses particulares. “Pero tengo un gran temor –advertía– que me indigna. Y es que quizás el nombre de mi Rey quede en entredicho, ya que estos aprovechados son capaces de cualquier cosa”. Y le mandaba todos los escritos presentados en el Ayuntamiento, y publicados en parte en la prensa, para que el monarca hiciera lo que creyera oportuno.

Hoy, ocho años más tarde, Amador Contreras ha tenido que vender su empresa y asilarse en la República Dominicana, donde reside. Pero el cierre empresarial de la Cobyser fue considerado ejemplar en círculos económicos y sindicales catalanes, al “haberlo hecho a plena satisfacción de todas las partes y sin dejar ninguna clase de cadáver en los armarios”. Indemnizó al personal (120 empleados fijos con mucha antigüedad) y lo recolocó. Cumplió con todos sus clientes, acabando todas las obras a completa satisfacción y se exilió al Caribe. Contreras ha escrito varios libros, uno de los cuales –“Quiebras y suspensiones de pagos, S.A. El gran tongo”, Ediciones Akal–, cosechó un gran éxito. En otro, titulado “Que revienta el negro”, denuncia las irregularidades de los procesos concursales, y explica este caso con todo detalle. La Zarzuela contestó a su misiva, pero hoy todavía este empresario espera una respuesta totalmente satisfactoria que aclare sus terribles dudas.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

19 de septiembre. "Los catalanes no tenemos rey", gritaron 400 manifestantes en Gerona.

Independistas catalanes, quemando fotografías de la familia real

Los Reyes de España vuelven a estar de rabiosa actualidad, esta vez en la comunidad catalana, desde que el jueves pasado sus fotografías fueron quemadas publicamente ante varios centenares de manifestantes que gritaron consignas independentistas y leyeron un manifiesto. Los Reyes de España, que había viajado a Gerona ese mismo día para inaugurare el Pabellón de Fontajau, el Parque Científico y Tecnológico de la Universidad, a un kilómetro del lugar de estos incidentes, iban acompañados por las autoridades y habían descubierto una placa conmemorativa.

“Todo ocurrió, –explica Joan Delort, secretario de Seguridad Pública– de forma muy rápida en una plaza muy pequeña”. Se trata de la Plaza del Vi (Plaza del Vino). Los Mossos d’Esquadra decidieron no intervenir, “para evitar un mal mayor”. Fue por razones de “oportunidad y proporcionalidad. No podíamos poner más gasolina al incendio”. La Fiscalía de la Audiencia Nacional actuó de inmediato, solicitando a la Consejería de Interior de la Generalitat que le remitiera todas las "evidencias" respecto a la quema, con objeto de proceder a la identificación de los "ejecutores materiales" y poder ejercer "las acciones penales que sean pertinentes".

Los manifestantes expresaron que la Universitat de Gerona quedaba así "retratada" al compartir con el monarca la inauguración de aquel Parque. Consideran que el Rey es alguien que no tiene "ningún vínculo con el mundo académico ni con el país". En el manifiesto que leyeron ante el Ayuntamiento de Girona, expresaron que conocían al rey de "las revistas", cuando "sonríe y dice que la lengua catalana nunca ha sido perseguida".

Joan Ridao, portavoz parlamentario de Esquerra Republicana, defendió la protesta por considerarla “festiva y reivindicativa” y la calificó de “incidente aislado”. Su homólogo de Convergencia y Unió, Felip Puig, considera que la Fiscalía “pierde el tiempo” al ordenar la identificación de los alborotadores y lamenta que los fiscales se dediquen a este asunto “cuando tienen otras muchas cosas que hacer”. Según Joan Herrera, portavoz de IU-ICV, la fiscalía debería dedicarse a perseguir los casos de fraude fiscal y evasión de impuestos, en lugar de engrandecer incidentes “anecdóticos”. Y las Juventuts de Esquerra Republicana anunciaron que sus diputados en el Congreso presentarán una proposicion de ley de reforma del Código Penal para eliminar todos los delitos relacionados con el ultraje de España a la Corona.

Dos días más tarde, pese al blindaje de 30 furgonetas de los Mosos de Esquadra, 400 personas se manifestaron en la plaza del Ayuntamiento de Girona, protestando por la decisión de la Audiencia Nacional que investigaba la quema de retratos de los Reyes y criticaron al consejero de Interior por su “sumisión”. Los manifestantes volvieron a leer un manifiesto, lanzaron proclamas a favor de Terra Lliure y corearon consignas tales como “Yo también quemo la corona española” “Yo también soy antimonárquico/a” y “los catalanes no tenemos rey”.

Estos sucesoses nos son hechos aislados. Forman parte –según Federico Quevedo en el artículo ‘Acoso a la Monarquía en tres actos, con permiso de Rodríguez’, publicado en diario digital El Confidencial– de una campaña perfectamente orquestada para desacreditar a la Monarquía española y ahondar así en el proyecto radical de ruptura del modelo de Estado constitucional. “Es verdad que a la Monarquía española no le hace falta que le ayuden mucho para desacreditarse, que lo saben hacer muy bien ellos solitos, y si no fuera porque lo que está en juego es algo más que la propia monarquía, francamente me daría igual. Pero lo cierto es que, detrás de este acoso y descrédito de la Familia Real, lo que hay es ese proyecto rupturista que nunca ha dejado de existir”.

Para Quevedo, hasta ahora, la monarquía conllevaba un componente de exclusividad, de sanguinidad y de nobleza que la convertía en una institución inaccesible para el común de los mortales... “Ahora ya no es así. Y lo cierto es que, en medio de esa ola de vulgaridad que recorre las casas reales europeas, la Monarquía española se ha convertido casi en un esperpento, en carne de cañón de los programas más cutres y casposos del ‘cuore? patrio. Tengo la sensación de que ‘vulgarizar’ la monarquía, convertirla en motivo de disputa de patio de verduleras, que es lo que parecen algunas tertulias del corazón, consigue que el público que hasta ahora contemplaba a los reyes como el que contempla a los dioses, los mire de igual a igual... Lo escribí este verano y lo repito ahora: ¿Qué diferencia hay entre Yola Berrocal y Letizia Ortiz, si ambas son objeto de seducción de las cámaras de los paparazzi?”

El segundo paso, según Federico Quevedo, es cuestionar su propio papel en la democracia. “Tengo que reconocer que, en este aspecto, me siento muy identificado con quienes alegan que monarquía y democracia son un contrasentido en la medida en que la monarquía es un concepto que se encuentra a años luz del de la soberanía nacional. Sin embargo, de ahí a promover un movimiento casi de odio revolucionario hacia los Reyes, media un abismo”.

El tercer y último paso sería acudir a las fuentes constitucionales para reconducir lo que se habría hecho mal, según esa izquierda rupturista y el nacionalismo radical, en la Transición. “Para ello no es necesario nada más que promover una reforma constitucional, aprovechando, por ejemplo, la excusa de la sucesión para acabar convirtiendo la reforma en un referéndum sobre la propia institución monárquica. El Rey lo sabe y por eso lo ha querido retrasar todo lo posible, pero si su hijo decide tener más descendencia y el futuro vástago es un varón, entonces no habrá más remedio que afrontar lo inevitable, y en las condiciones actuales esa reforma y el posterior referéndum es una amenaza de muerte para la Monarquía española, no creo que en sentido literal, pero sí figurado. Y esa es, en definitiva, la razón por la que a este servidor le preocupa tanto la amenaza sobre la Monarquía española. No tanto por la propia monarquía que, como ya he dicho, me importa un carajo, sino porque en este plan rupturista que lleva el sello de Rodríguez está incluido, y esta es la parte esencial, el desmembramiento del Estado. Nadie pone en duda que el Rey es, todavía hoy, una garantía de la unidad nacional. Cuestionado el Rey y, sobre todo, finiquitada la monarquía, el modelo confederal por el que suspira Rodríguez es solo cuestión de voluntad. Y él la tiene.”

El incidente de Gerona me recuerda otro, sucedido ocho años antes en Catalunya. Fue el 22 de marzo de 1999, cuando los reyes presidían el acto de inauguración de la empresa Boehringer en Sant Cugat del Vallés, un barrio residencial de Barcelona (sólo está a cinco kilómetros de la Ciudad Condal), feudo político del CiU. Se trataba de una de las compañías farmacéutica mayores del mundo, con sede en Alemania, que trabaja en 47 países y tiene 38.400 empleados. La inauguración coincidió con una gran protesta de trabajadores de Cobyser, una empresa de obras y servicos que protestaba, con sus claxones y bocinas, contra la instalación de la Boehringer en unos terrenos vecinos que habían sido denunciados por irreguralidades varias.

(Continuará mañana)

lunes, 17 de septiembre de 2007

17 de septiembre. ¿Es el Papa pacifista?

El Papa, Benedicto XVI, critica la eutanasia
y el aborto pero sigue sin condenar la guerra
proyectada por los americanos.

Tambien la Iglesia católica apoyó la venganza americana. Recuerdo cómo el entonces portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro Valls –un seglar español jefe de prensa de la Santa Sede de 1984 a 2006, igualmente opusdeísta–, anunciaba que la Santa Sede “entendería el uso de la fuerza por parte de Estados Unidos”. Navarro Valls advirtió que prefería una solución no violenta a la crisis desatada y deseaba que cualquier acción emprendida fuera contra el terrorismo y no contra el Islam. Pero, al mismo tiempo, advertía que “si alguien ha hecho un daño enorme a la sociedad y existe el peligro, si queda libre, de que continúe haciéndolo, uno tiene el derecho de aplicar la legítima defensa en nombre de la sociedad que dirige, incluso si los métodos elegidos llegan a ser agresivos”. El portavoz del Vaticano matizó con precisión escrivana que ”a veces es más prudente actuar que ser pasivo. En este sentido –aseguraba–, el Papa no es pacifista”

La avanzada edad del Papa Wojtyla, que entonces tenía 81 años y su pésima salud, así como estas declaraciones de su portavoz, despertaron la sospecha de que quien en realidad dirigía la Iglesia no era su cabeza visible, en franco declive, sino quienes se aprovechaban, desde la sombra, de la misma: los dirigentes del Opus, con su doble política vaticanista.

Los Estados Unidos, promotores de las dictaduras militares más sangrientas de la historia y financiadores y entrenadores de grupos terroristas extendidos por el mundo, quisieron hacer justicia, sin preocuparse de los miles de civiles injustamente muertos por las armas. Y la Iglesia católica de Ángelo Sodano, de Ángelo Navarro Valls y del Opus Dei, justificaron esa guerra, lo mismo que el presidente Aznar, quien no sólo se apresuró a apoyar incondicionalmente las acciones antiterroristas de los EEUU en una lucha “del bien contra el mal”, sino la misma guerra sucia, tan duramente criticada durante su etapa de candidato a la presidencia.

A finales del 2001, el Papa mantuvo, en su viaje a Armenia, los llamamientos a la paz, mientras caminaba de puntillas sobre el puente que unía el cristianismo con el islam, vigilado de cerca por el opusdeísta, Navarro Valls, quien sostenía que “la Santa Sede entendería” una respuesta violenta de EEUU como un acto de legítima defensa. El portavoz del Vaticano aseguraba que se había limitado a citar dos páginas del catecismo de la Iglesia y que, por tanto, la actitud de la Santa Sede no había cambiado. En esta ocasión, el Pontífice no le enmendó la plana. Es más, varios miembros del séquito de Karol Wojtyla, se pronunciaron en la misma línea, sin que el capitán del barco desminiera a ninguno de sus tripulantes.

En una carta, escrita el 3 de julio del 2004, por que el cardenal Ratzinger, entonces Prefecto para la Congregación para la Doctrina de la Fe, al Cardenal Theodore McCarrick, Arzobispo de Washington, y a Monseñor Wilton Gregory, presidente de la conferencia de Obispos Católicos de los EEUU, advertía claramente: “Puede haber una legítima diversidad de opiniones entre católicos respecto de ir a la guerra y aplicar la pena de muerte, pero, sin embargo, no la hay respecto del aborto y la eutanasia”. Posteriormente, el 31 de agosto del 2005, Ratzinger era elegido Papa con el nombre de Benedicto XVI, y emitió discursos y sentencias, pero ni corregiría estas palabras ni se retractaría de lo escrito y mantenido sobre la guerra.

Por su parte, Bush anunciaba en el Congreso su decisión de desplegar tropas en varios países, sin predecir ni el alcance ni la duración. Bush habló primero de “Cruzada”, de “guerra”, de “lucha del Bien contra el Mal”, y llegó a expresar: “O bien se está con nosotros o se está con los terroristas”. Y continuó discurriendo sobre su libertad y su de justicia mientras persistía el problema palestino, el embargo, la posterior guerra a Irak y el apoyo incondicional a gobiernos despóticos y corruptos.

Los grandes negociantes de armas del Pentágono se frotaron las manos mientras enseñaban los dientes, apretaban los puños y animaban al presidente a demostrar, con la fuerza de las armas, que USA seguía siendo la primera potencia mundial, gracias a su poder militar. Bush se apresusó a darles la razón y el apoyo necesario para sostener una guerra sin cuartel contra los talibanes y, de paso, perseguir a un a Bin Laden que no supieron encontrar. Aunque presidentes como el de Irán, Mohamed Jatami, advirtiera muy sagazmente que “aunque se demuestre que Bin Laden es el culpable, no se puede castigar por ello a todo el pueblo afgano”. Y añadiera que una acción militar en Afganistán es como “responder a una catástrofe con otra catástrofe”.

En esta política confusa y desconcertante, Bush contó casi siempre con la bendición de los Obispos de USA, que apoyaron su decisión de atacar. Éstos mandaron una carta al presidente, en la que le expresaban su solidaridad con la decisión de responder al terrorismo con las armas. Una postura en contraposición con la del Papa Juan Pablo II, que decía defender la paz y el diálogo. Claro que también el Papa contaba con otro contrincante más cercano, infiltrado en su propia casa: el opusdeísta Navarro Valls, un español portavoz entonces del Vaticano del que ya se conocía su postura, tan próxima a la Casa Blanca.

viernes, 14 de septiembre de 2007

14 de septiembre. Una ciega "venganza".

Incluso Hommer Simpson juega al "tiro al Bin"


Tres días después del derribo de las dos Torres Gemelas y de parte del Pentágono, la actividad imperialista de USA no deja de crecer, y, con ella, el sentimiento de humillación que mueve a la venganza. Multitud de norteamericanos aprovecharon esos momentos para comprar armas a mansalva, empapelar la ciudad de banderas y alistarse en el Ejército, sostenidos por la arenga guerrera de un Bush que encontró la excusa perfecta para afianzarse. Pero, al mismo tiempo, no pocos americanos se manifestaron en contra de la guerra y de la ciega “venganza”.

“Esta respuesta americana –declaró entonces Elarry Legman-Miller, director local de Amigos de América–, no nos devolverá a quienes amamos, ni traerá justicia o seguridad, y puede incrementar la posibilidad de actos terroristas”. El Papa Pablo VI pidió a Washington que no cediera a “la tentación del odio” y Joschka Fischer, ministro de Asuntos Exteriores alemán, invitó a no caer en la trampa tendida por los extremistas y a evitar así “un choque de civilizaciones”. Pero, lejos de escucharle, el Gobierno de Bush anunció una larga guerra global contra varios países, comenzando por Afganistán, continuando con Irán y terminando con... Para calmar los ánimos, aseguró que no se trataba de ir contra el Islam, sino contra los grupos internacionales terroristas. Y buscó insistentemente la cabeza de Osama Bin Laden, presunto artífice de los atentados.

Si yo, en ese momento, hubiera sido americano, no me hubiera considerado herido en mi orgullo nacional ni hubiera apoyado esta ciega “venganza”. Claro que yo ni soy yanqui, ni sigo el ejemplo de Hommer Simpson, ni sirvo para líder, ni destaco en ningún campo. En periodismo, no he llegado jamás ni a acariciar ningún “pullicer”. Con la trompeta, me cuesta mantener un sonido limpio y transparente. En literatura, no he conseguido ningún reconocimiento, ni premio de fama, ni nombre alguno. Soy un producto de la clase media que lucha para no quedarse estancado en la mediocridad de esta vida gris. Al principio, intentaba seguir a mis viejos héroes que nada tenían que ver con los yanquies. Pero, a partir de los cincuenta, todos ellos se quedaron por el camino. Ser yo mismo, sin imitar a nadie, es ahora mi meta. E intento vivir de acuerdo con mi mentalidad, con un ideal trazado de acuerdo con mi conciencia. Aunque ni eso estoy seguro de conseguir.

Lo que sí tenía y sigo teniendo muy claro es que no pienso desperdiciar ni un solo día de mi vida en la búsqueda de una venganza premeditada que me dejaría en el mismo plano que los suicidas de las Torres Gemelas. Por esto estuve en desacuerdo con las declaraciones del entonces ministro español de Asuntos Exteriores, Josep Piqué (de 2000 a 2002) de que “cualquier acción de EEUU tendrá su justificación”. Si los EEUU querían combatir el terrorismo, debieran haberse asociado, como escribió Carlos Fuentes, con los que se esforzaron por “sancionar legalmente los crímenes de guerra y los abusos contra los derechos humanos”.

Pero ¿qué puede importarle a esa gran potencia militar la opinión de un conocido escritor mexicano y menos aún la un desconocido periodista español en paro? ¿Qué puñetas le interesaba entonces al Gobierno español, tan dispuesto a colaborar con el americano, estas opiniones de simples ciudadanos? Lo que realmente buscaba el presidente Aznar era identificarse con el prepotente Bush, o asentir con la cabeza, como hacía Piqué, ante cualquier proyecto o deseo del yanqui. Siempre me ha repugnado el papel del periodista sumiso y obediente, dispuesto a asentir con esas “fuerzas del bien” y a escribir todo lo que le ordenan los de arriba, sujeto a las exigencias de un patrón que ordena y paga, por lo general, mucho de lo primero y mal y poco de lo segundo. La diferencia entre los discípulos de Al Capone y nosotros no es tanta, si tenemos en cuenta que tampoco nuestro capo cree equivocarse y que hay que obedecerle ciegamente para poder ganarnos rutinariamente el pan de cada día.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

12 de septiembre. Cayeron las Torres Gemelas


Hace justo seis años, un martes como ayer cayeron las dos Torres Gemelas que albergaban el World Trade Center, uno de los grandes símbolos del poder arrogante del capital americano. Ambas sufrieron ataques mortales y se desmoronaron en menos de dos horas. Todo comenzaba a partir de las 8,45 de la mañana, hora local de Nueva York, cuando un Boeing 767, de American Airlines, con 81 pasajeros y 11 tripulantes, secuestrado mientras cubría el vuelo entre Boston y Los Ángeles, chocaba contra la Torre Norte, de 110 pisos y 411 metros de alto. Un cuarto de hora más tarde, otro Boeing 757, de United Airlines, con 56 pasajeros y 9 tripulantes, igualmente secuestrado y desviado, se empotraba contra la Torre Sur.

El siniestro fue retransmitido en directo por diversas cadenas de radio y televisión, que no dejaron de emitirlo en diferido. Casi al mismo tiempo, un tercer avión de American Airlines, un 757 que hacía la ruta Washington-Los Ángeles, con 65 personas a bordo, se estrellaba contra el Pentágono. Y un cuarto aparato, de United Airlines, que cubría la línea Newark-San Francisco, con 45 personas, se desplomaba en una zona rural de Pennsylvania. El propio presidente Bush, desaparecido durante las horas más críticas, daba, al fin, la cara en la pequeña pantalla. Se humedeció los ojos ante las cámaras, y, un tanto aturdido y desconcertado, garantizó que se habían tomado todas las medidas adecuadas para proteger la vida de los ciudadanos. Pero, no dijo quiénes eran los autores de estos atentados ni explicó por qué no se previeron.

¿Qué había fallado y por qué el Pentágono, punto neurálgico militar en uno de los países más potentes del mundo, había sido tan fácilmente atacado? Un grupo numeroso de personas había sido capaz de subirse al menos a cuatro aviones sin que ni la Policía las controlara, y los había lanzado contra estos objetivos, provocando el caos. ¿Dónde se escondía la tan cacareada seguridad americana? ¿En dónde estaba la fuerza de la que se ufanaban tanto? ¿Cómo se había permitido amenazar tan fácilmente el Pentágono, corazón de esta superpotencia? El fracaso de los sistemas de seguridad y el triunfo de los terroristas ¿presagiaban una nueva era en los inicios del siglo XXI?

Aznar, a la sazón presidente del Gobierno español, interrumpió su visita que estaba haciedo a Estonia y regresó rápidamente a España para ponerse a los pies de Georges Bush, cada vez más furioso por el golpe bajo recibido. Se apresuró a recordar su determinación de “estar codo con codo” con su homólogo americano. Le ofreció su total colaboración y puso a su disposición “todos los medios materiales y humanos” para “erradicar el terrorismo en donde se produjera”. ¡Se sentía el pibe tan dispuesto a cumplir a rajatabla cualquier indicación que le indicara el presidente de USA! Seguro que, tras la condena del presidente español y tras su ofrecimiento de medios materiales y humanos, los yanquies se encontrarían más tranquilos.

Inmediatamente, EEUU y la OTAN, sin conocer siquiera el rostro del enemigo, acordaban dar una respuesta militar al “acto de guerra” terrorista. No sabían quién era ni dónde se escondía. Pero Bush aseguraba estar dispuestos a encontrarlo y a cruzarle la cara. Y así lo prometía: “Los EEUU agarrarán y castigarán a los responsables de estos actos cobardes”.

El mundo entero se preguntaba qué hacían los servicios secretos americanos, FBI, CÍA, NSA, NRO, cuando este enemigo atacaba el Pentágono, el edificio más seguro y la fortaleza militar mejor custodiada. Con un presupuesto de 30.000 millones de dólares, los servicios de seguridad no habían previsto nada anormal y fueron incapaces de evitar que un grupo desarmado y con simples cuchillos provocara esta tragedia. ¿Dónde estaban los implacables servicios secretos americanos? ¿Para qué servido la defensa de alta tecnología si, en el momento oportuno, se habian olvidado del factor humano?

Y, ante el fracaso de la táctica de defensa, el presidente Bush empezó a hablar de “una monumental lucha entre el bien y el mal”. Pero no se podía utilizar cualquier medio, ni preparar una venganza ciega e implacable si no se quería perder su condición de bien.

Me preocuparon las muertes producida por tal derribo, pero más aún me preocupó la venganza preparada por un Bush humillado en su moral calvinista, capaz de perseguir, con su terrible y ciega máquina de guerra, a todo el que no coincidiera con su bien. Se trataba de un americano vengativo que castigaba con la muerte a quien atentaba contra la vida y su seguridad. El presidente americano despreció las voces de los que levantan la bandera de la prudencia y le adviertían del peligro de esa guerra. Pero el Congres no se retrasó ni un minuto en otorgar el poder de declararla y autorizó al presidente a emplear “toda la fuerza necesaria y apropiada” no solo contra “las naciones, organizaciones y personas”, responsables de los atentados, sino también contra quienes “los ampararon”. Desde entonces, Bush ha llevado a cabo una campaña bélica sin limites de tiempo ni objetivos. Pero ¿contra quién se levantaría? –me preguntaba al inicio de ésta– ¿Quién era realmente el enemigo a abatir? Eso era lo de menos. Ya lo decidiría cuando lo tuviera a punto de mira. Por de pronto, el Pentágono daba por supuesto que sería necesario acabar con todos los Gobiernos que no colaborasen activamente en su lucha antiterrorista. Para él no había ni países neutrales, ni fronteras invulnerables. Y, quien no se sumiera a su bando, sería incluido entre sus enemigos.

lunes, 10 de septiembre de 2007

10 de septiembre. Félix Pons, el isleño que presidió el Congreso.

Félix Pons, pintado por Bernardo Torrens

La mayoría de políticos, una vez retirados, son apenas recordados. Uno a uno, pasan a amontonar páginas muertas de la historia. Muchos de ellos, siguen en la memoria por algún dicho o gesta que llamara la atención. Recuerdo, por ejemplo, a Félix Pons, el isleño que ocupó la presidencia del Congreso, por su casa madrileña y por su sueldo, en aquel momento, el más elevado del Estado, después del Rey.

A principios de 1988, elaboré un reportaje sobre este socialista mallorquín que había fracasado políticamente en su tierra pero que se puso las botas en cuanto salió de ella, llegando a la presidencia del Senado. Llevaba por título “Félix Pons, la casa más cara y el sueldo más alto” e iba a ser publicado en la revista “Interviú” en la que yo trabajaba. Casualmente, el personaje se enteró de que el reportaje ya había entrado en imprenta para su publicación. Y consiguió que Antonio Asensio, a quien no le interesaba en aquel momento enfrentarse directamente con los socialistas, lo paralizase. El presidente del Grupo Zeta sabía que las concesiones de las televisiones privadas estaban al caer y que, si quería conseguir la tan deseada cadena, era condición indispensable no sacar los trapos sucios del PSOE, que acaparaba el poder desde 1982 y seguiría hasta 1996. Ningún reportaje podía enturbiar las relaciones entre Antonio Asensio y Felipe González.

A Félix Pons le disgustaba que esta revista se metiera con su figura política. Y no veía bien que alguien apuntara, seis meses después de ser nombrado Presidente de las Cortes, sus modos dictatoriales al frente de un parlamento democrático. Fidel Castro ya le había llamado “tipejo fascistoide” cuando Cuba, a iniciativas de Félix, no había sido incluida en la IV Conferencia de Parlamentarios Iberoamericanos celebrada en Madrid. Pero, curiosamente, en aquella ocasión no hubo en nuestro país ninguna reacción del Ejecutivo socialista, que prefirió abandonar al presidente de las Cortes a su propia suerte.

De joven, Félix Pons había estudiado con los jesuitas y se convirtió, en el inicio de la democracia, en el fichaje del PSOE en Baleares. Sus correligionarios le veían como un católico intelectual, un hombre de leyes, de misa y comunión semanal, un cristiano ilustrado, preparado para debatir con los papeles en la mano, pero incapaz de improvisar sin el apoyo de sus apuntes, fallándole los reflejos mentales. Una gran frustración se apoderó de él en las elecciones de 1983, convencido de que iba a salir elegido presidente de la Comunidad Autonómica de las Baleares, cuando conoció personalmente la derrota. En compensación, Alfonso Guerra le tuvo, desde ese momento, en su punto de mira. Y un año más tarde era llamado por teléfono desde Madrid. “Es la llamada que esperaba”, comentó entre los suyos. Pero, en esta ocasión, Félix rechazó el cargo de Fiscal General del Estado porque consideraba que no era lo que él buscaba. “Es un puesto sandwich –diría entonces– entre las Cortes y la Monarquía. Pero yo prefiero estar a punto para cuando ganemos las autonómicas”.

Al finalizar ese mismo año, Felipe González se desplaza a Mallorca, dominada entonces por la derecha, para entrevistarse con el líder libio, Muamman El Gadaffi. La cita fue en el seno de una mansión de Miguel Nigorra, director del Banco de Crédito Balear, en el que Félix trabajaba de abogado. Gadaffi había acudido a la invitación del ex primer ministro austríaco, Bruno Kreisky, que también veraneaba en la isla, a instancias de Tumy Bestard, cónsul americano en Palma, amigo del político austríaco y relaciones públicas del BCB. Y los jefes del Estado libio y español, en medio de un montaje digno de una película de James Bond, aunque sin féminas, ausentes en esta película por exigencias del guión, mantuvieron su primer contacto. El encuentro, con gestos de marionetas muy bien trabajadas, no sirvió de nada, pero fue muy bien aprovechado por Pons, aprendiz de brujo de la política quien, seis meses más tarde, era nombrado ministro de Administración Territorial, pese a las críticas recibidas en Mallorca, cada vez más feroces.

La presencia de Felipe González en Mallorca durante aquel verano fue esencial para definir el futuro del partido socialista balear y truncar las aspiraciones de Pablo Castellano, socialista disidente que residía en la isla. En efecto, tres meses antes, los militantes de Izquierda Socialista se habían hecho con el control de la Agrupación Socialista de Palma, lo que disgustó al sector oficialista, presidido por Félix Pons. Y, mientras el 1 de agosto de 1985 González llegaba a Andraitx, Castellano asistía a una asamblea extraordinaria de Izquierda Socialista, en la que se decidía ir en contra de la permanencia de España en la OTAN. La agrupación mallorquina había decidido decir “No” con un setenta por ciento de votos. Pero, cuando Félix Pons se desplaza a Madrid, vota “Si a la OTAN”, con el pretexto de que no llevaba mandato del Congreso de Baleares por escrito.

De esta manera, Félix Pons, cabeza social-demócrata de una sociedad balear que estaba dominada por la derecha del PP, al contrario del PSOE en el resto del territorio nacional, mostraba su catadura moral, y conseguía ser nombrado ministro, y luego, presidente de las Cortes, cargo que conservó de 1986 a 1996. Cuando, en su momento, recibió las críticas de una prensa indignada, Pons contestó, sin pestañear, en una entrevista en “Diario 16”: “Hay una campaña contra la política y los políticos y contra las instituciones democráticas. Decir que el Parlamento no funciona puede ser tomado como argumento, como bandera, por parte de los que quisieran que no hubiera Parlamento. Los sectores más sensibles han empezado a reaccionar y se han dado cuenta de que lo que hay que hacer es defender vigorosamente las instituciones y no sumarnos a una campaña mantenida por sectores que saben muy bien lo que quieren cuando lanzan torpedos contra la política y contra el Parlamento”. Y, ante la duda de si esta campaña de desprestigio le alcanzaba personalmente, Félix Pons respondía: “Yo he tenido un incidente creo que muy absurdo, y, además, por unas cosas que nunca he dicho que no quiero magnificar”. Pero aseguraba que el Parlamento funcionaba correctamente.

Tres años más tarde, el entonces presidente de las Cortes conseguía que Antonio Asensio autocensurara aquel reportaje que hablaba sobre él y contaba esos y otros detalles. Igancio Fontes, subdirector a la razón de “Interviú”, me expresaba su disgusto por lo acontecido con estas palabras: “En esta revista, tenemos cada vez menos libertad de expresión. No hace mucho, pasó algo por el estilo con otro tema. Se llegó a un acuerdo con los interesados, y todo quedó paralizado. En el fondo, todo funciona a base de pactos”. Y Francisco Umbral, entonces en “El País”, escribía: “Lo que parece es que unas Cortes carabanchelianas necesitan un Don Tancredo*, y lo han encontrado. Sobre Félix Pons pesan tres aureolas que le marcan como incorrupible de la política dontancredista, a saber: el ya citado pisito, lo mal que toreó, desde su estoicismo, el roto de Fidel Castro, que luego le cornearía a placer, metiéndole puros como banderillas, y la tercera no me acuerdo, como dice Dalí, que él es héroe por tres razones, pero que de la tercera no se acuerda. Hemos encontrado –concluía Umnbral– el hombre neutro para las Cortes neutras, la escultura e isla de Pascua para unas Cortes que, efectivamente, son la isla de la Pascua por lo variado y desmesurado de los bustos, mayormente. No hay más que mirar la cara de Pons para saber que el parlamentarismo español es un Carabanchel de toreros muertos de pie”

Luego, tras un lapso de site años (de 1996 al 2003) en el que la presidencia del Gobierno y la de las Cortes volvieron a estar copadas por la derecha, la situación política se trastocó, volviendo tanto el Govern balear como el Gobierno español a estar en manos de los partidos de izquierdas. Mañana, no sabemos. La cosa puede continuar, o puede volver a la derecha, en un ir y venir del péndulo político. Un simple cambio de lado de la tortilla puede hacer cambiar todos los planes políticos en menos de lo que canta un gallo. Pero los escándalos nacionales de ambos partidos mayoritarios han aflorado cuando han estado en el poder. Y, curiosamente, ambos han ganado fuerzas cuando han pasado a la oposición.

En una ocasión, Fèlix Pons tuvo un sueño en el que podía ver y escuchar a una adolescente subsahariana cantar la Sibil·la en la Seu o un chino que era Tamborer de la Sala. Para que esto pudiera suceder un día el ex presidente del Congreso de los Diputados invitó a los ciudadanos a "hacer de Palma una ciudad abierta, integradora, acogedora. Una ciudad que ofrece libertad y modernidad a todos sus ciudadanos, a todos, no desde la neutralidad moral o cultural, no desde la indiferencia ética o cívica, sino desde la solidez inequívoca de unos principios y unos valores que pueden aceptar la diversidad y la pluralidad sin perder el alma de aquello que representan".
Este fue el pregón pronunciado en el salón de plenos de Cort, con motivo de la Festa de l´Estendard a últimos de diciembre del 2006. Pons recordó que, de pequeño, soñaba con ser macero o tamborilero de Cort. En aquella época, "la realidad multicultural de Palma estaba personificada por el señor Buele, el amable ordenanza de la Diputación Provincial", cuya piel era de color negro. Y adviritió que la nueva ciudad "deberá hacerse con estos nuevos ciudadanos, contando con ellos como protagonistas de pleno derecho, porque si no se hace con ellos (...), fatalmente se acabará haciendo contra ellos, es decir, en conflicto con ellos". Sabio e interesante mensaje de este mallorquín que cobró, en su tiempo, el sueldo más elevado del Estado español, por supuesto después del Rey.

*Don Tancredo. Suerte de torero introducida en España por un torero llamado Tancredo López, quien la vio ejecutar en La Habana, la cual consiste en permanecer el que la ejecuta sobre un pequeño pedestal resistiendo en absoluta inmovilidad la aproximación y contacto del toro. Se prohibió en 1908, pero todavía se ha repetido alguna vez con posterioridad.

viernes, 7 de septiembre de 2007

7 de septiembre. ¿Qué pasó con Gescartera?

Antonio Rafael Camacho, ideólogo de Gescartera

De vez en cuando saltan a la luz pública alarmas sociales por irregularidades económicas graves. Juan Alcart, director gerente de Mutua Universal, el principal sospechoso de un presunto delito de malversación de caudales públicos, abandonaba hace unos días sus funciones ejecutivas en la entidad mientras la Fiscalía Anticorrupción investigaba si él y varios de sus colaboradores directivos desviaban fondos de la Seguridad Social. La querella fue presentada hace unas semanas, cuando la Policía Nacional registraba la sede de Mutua Universal en Barcelona. Otros casos como el del Fórum Filatélico y Afinsa, Arte y Naturaleza, y otros de menor cuantía han ido apareciendo estos últimos meses o años. Pero el escándalo financiero más importante es el de Gescartera, explotado cuando el PP estaba en el Gobierno. Qué pasó realmente con esta sociedad desde que se descubrió este caso hasta hoy en día?

La Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros presentaba, a mediados de julio del 2001, una querella por la desaparición de unos dieciocho mil millones de pesetas. Numerosos afectados pidieron que los miembros del consejo de administración fueran declarados como imputados y que la Fundación Once, así como Deloitte & Touche, fueran responsables civiles subsidiarios. A los clientes de esta sociedad, muchos de los cuales formaban parte del magisterio de la Iglesia, se les entregaba un recibo acreditativo de su inversión, se les hacía firmar un contrato de disponibilidad universal que la mayoría de clientes no entendían, con lo que se le permitía a Gescartea, que prometía un alto rendimiento, hacer lo que le apetecía con el dinero recaudado.

El asunto se había desarrollado en pleno rostro del Gobierno del PP, con su aureola de benefactor y defensor de la democracia, aunque el caso muy pronto se convirtió en un grano en plena nariz de Aznar. El entonces portavoz socialista en el Congreso, Jesús Caldera, se apresuró a señalar que se habían encontrado con un “grave escándalo financiero, con ramificaciones que apuntaban hacia instituciones políticas que lo convertían en un cóctel político-financiero de extraordinaria gravedad”. Para él, el Gobierno no podía irse de vacaciones dejando el país “patas arriba” y sin dar explicaciones a los ciudadanos.

El portavoz de la derecha recordó a los socialistas las repetitivas y no menores “gescarteras” del PSOE en el poder. Pero, lo cierto es que la gigantesta estafa fue creciendo a la sombra de un PP que trató de no mirarse de frente en esta charca cenagosa, e intentó salvar su imagen y reputación con una actuación lenta y poco eficaz. Y fueron las propias explosiones del escándalo las que obligaron al Gobierno de derechas a reaccionar en la siesta del oso, molesto por el ruido de unas abejas que, esta vez, no eran las de Ruiz Mateos, pero que habían dejado huella.

En 1999, una serie de clientes como el arzobispado de Valladolid, advertido por el soplo del Espíritu Santo del peligro que corrían, se salvaban, huyendo precipitadamente del caos que se avecinaba y logrando retirar 1.000 millones invertidos. Igualmente, el servicio de Seguridad Social de la Armada, dependiente del Ministerio de Defensa, que había depositado 300 millones para conseguir más rentabilidad de la que obtenía en los bancos, logró también recuperar su inversión. Los asesores del ministro negaron que hubiera habido un aviso. “La Armada –se justificaron– se alarmó sola. Seguro”.

Otros, sin embargo, más incautos, no tuvieron tan buen ojo, y cayeron ingenuamente en el agujero negro en el que, en unos día, desaparecieron hasta 18.000 millones de pesetas. Así ocurrió con la Mutualidad de la Policía Nacional que había depositado 1.500 millones, con la Asociación de Huérfanos de la Guardia Civil (400 millones), o con la Sociedad Construcciones Rico (800 millones). Ni siquiera el arzobispado de Burgos o el de Astorga, lo mismo que algunas ONG ligadas a la Iglesia Católica, se salvaron de la trampa. Y menos aún la ex defensora del Pueblo en funciones, Margarita Retuerto, quien perdió 19 millones invertidos, procedentes de los seguros médicos de su marido, enfermo de Alzheimer.

Pronto, la noticia pasó a segundo plano, pero el escándalo descubierto no dejaba de crecer. El entonces Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, aceptó la dimisión del secretario de Estado de Hacienda, Enrique Giménez Reyna, tras conocerse que su hermana, Pilar Giménez Reyna, era la Presidenta de “Gescartera Dinero” y socia de la “Agencia Bolsa Consulting” que, en 1993 había sido sancionada con 128 millones. “Este es un gesto –dijo el a la sazón ministro de Hacienda, saliendo en defensa de su subordinado– que dignifica y honra a quien lo hace”. Por el contrario, el presidente de la Asociación de Usuarios de Banca y Cajas de Ahorros, Manuel Pardos, lanzó cargas de profundidad contra el secretario de Estado. Según él, Enrique Giménez Reyna y su hermano, coronel de la Guardia Civil y ayudante del general Antonio Blanes, presidente del Colegio de Huérfanos del Cuerpo, también habían caído en la tentación de invertir en Gescartera. Ésta había utilizado el nombre de la ONCE y el apellido Giménez Rey como “avales” para lograr clientela.

Pilar Giménez Reyna dimitía nada más conocerse el escándalo. Todo el dinero de la sociedad había sido escondido en paraísos fiscales de Europa y Asia con la aquiescencia de la Comisión Nacional del Mercado de Valores cuyo ex vicepresidente, Luis Ramallo, intervino desde su despacho de notario como fedatario en algunos documentos de Gescartera. Ramallo había puesto en contacto a la agencia con un banco alemán interesado en comprarla. Una semana después, reconoció que había recibido regalos de amacho por valor de más 12.000 euros. La operación no llegó a fructificar y él aseguró haberse desentendido de ella.

El 26 de julio, el vicepresidente segundo y ministro de Economía, Rodríguez Rato, señalaba que las pérdidas estimadas no superaban los 18.000 millones de pesetas y afectaban a más de 2.000 clientes. La red de contactos, sociedades fantasmas y papeles falsos se enmarañó y salpicó a organismos públicos, sociales y religiosos. Muchos de los inversores pertenecían al clero español, acostumbrado a ganar el ciento por cien en los asuntos del alma y tentados por ganar lo mismo en los de este mundo. Curas, obispos y no pocas órdenes religiosas y prelados, reclamaron, con la angustia propia de las gentes de finanzas, que se les devolviera el dinero invertido.

Un contable de esta sociedad de valores declaraba que el propietario, Antonio Rafael Camacho, había usado el dinero de los clientes de la agencia para adquirir artículos de lujo, entre ellos, un automóvil de la marca Jaguar cuyo precio no había bajabado de los siete millones. La juez, Teresa Palacios, descubrió dos pisos del promotor en las zonas más cotizadas de Madrid y un chalé valorado en 100 millones en la Moraleja, además de tres lujosos automóviles, dos Jagüars y un BMW. Pero, en su declaración ante el juez , Camacho se confesaba experto en Bolsa sobrepasado por la presión. “Yo, al fin y al cabo –decía– soy un don Nadie”.

El 29 de agosto, el vicepresidente de la ONCE, Rafael de Lorenzo, y el director general de la Fundación ONCE, José Manuel Pichel, dimitían tras conocerse que ocultaron a la entidad una inversión de más de tres millones de euros en Gescartera. Cada día que pasaba se hacían más sorprendentes los detalles descubiertos. Pilar Valiente cesaba como presidenta de la CNMV. Las revelaciones relacionadas con este escándalo salpicaban a los negocios familiares del ministro Rato y ponían de manifiesto la actuación poco ortodoxa de la Agencia Tributaria, que dependía del ministro Montoro.

Las sorpresas se repitieron a lo largo de los años. Antonio Camacho, principal inculpado, salía el 2 de julio del 2004 de la prisión madrileña de Soto del Real, una vez que la juez encargada del caso ordenaba su excarcelación, tras el pago de una fianza de 3 millones de euros rebajada a 1,5 millones y, finalmente, a 300.000. Camacho salió impecablemete vestido de Ralph Laurent, bronceado, perjumado, con dos asignaturas pendientes para acabar Derecho, y se limitó a decir a los periodistas congregados a las puertas que se encontraba muy bien, aunque “cansado” y “nervioso”.

En el 2005, la juez de la Audiencia Nacional, Teresa Palacios, abría el juicio oral del caso e inculpaba a 14 personas, exigiéndoles una fianza por importe de 52 millones de euros para cubrir la indemnización a que tuvieran derecho los clientes de Gescartera y el Fondo de Garantía de Inversiones. Y asumía todas las peticiones del fiscal, que solicitaba una pena de prisión de 11 años para Camacho por los delitos de apropiación indebida y estafa.

El 22 de mayo del 2007, aparecía en “El Mundo” un escrito de Miguel Aria. “El sibarita Antonio Camacho –decía– sigue siendo un devoto del lujo. El ideólogo y dueño de Gescartera, aún por juzgar, acaba de comprarse un chalé. Según ha podido saber Crónica, la vivienda, de 268 metros cuadrados distribuidos en una sola planta, está ubicada en la urbanización Las Lomas, la más prohibitiva de Boadilla del Monte, localidad residencial al oeste de la capital. Camacho y esposa, la también imputada Laura García-Morey, aún no viven allí. El chalé, construido en una parcela de casi 3.000 metros cuadrados, dispone de cuatro habitaciones y de una piscina de unos 60 metros. Según figura en el Registro de la Propiedad, su titular, Antonio Rafael Camacho Friaza, la compró el pasado mes de diciembre”.

La adquisición tiene su miga. Camacho, en libertad bajo fianza, acusado de haber dispuesto en interés propio de 6,9 millones de euros más otros cinco adicionales que se detrajeron de las cuentas de la agencia de valores en beneficio de personas de su entorno, sigue inculpado de haber estafado a 4.005 clientes Pero, del destino del dinero desaparecido, ni rastro. La jueza Teresa Palacios cerró, en julio de 2004, la fase de instrucción del caso sin poder determinar el paradero de los millones. Todas las cuentas bancarias a nombre de Camacho le fueron embargadas en su momento. Y sobre sus propiedades, las de su mujer y las de su padre, pesaban igualmente órdenes de embargo. Se supone que ni siquiera podía abrir una cuenta con su identidad sin que la Justicia se la bloqueara. “En teoría, no puede comprar ni vender nada”, explicaba Miguel Angel Roca, abogado de Adicae, quien representa a más de 1.000 afectados, “salvo que el juzgado no haya llevado a cabo la comunicación del mandamiento de embargo al registro pertinente”.

El 5 de diciembre del 2006, Bancaja, según figura en el Registro de la Propiedad, habría concedido otras dos hipotecas sobre propiedades cuya titularidad corresponde a Antonio Camacho, ambas con la misma fecha que la cursada para el chalé de Boadilla. La primera, a cuenta del piso que Camacho posee en la madrileña calle Caracas, por valor de 539.194,50 euros; la segunda, ligada al garaje de la misma dirección, asciende a 45.805,50 euros. Sus propios abogados habían advertido,en abril de 2003, cuando la juez le impuso una fianza de tres millones de euros: “No posee” dinero ni posibilidad de “conseguir un aval de ningún tipo”.

Y sin embargo el macrojuicio del 'caso Gescartera' comenzará, si no se retrasa todavía más, dentro de diez días (el 17 de septiembre), seis años después de que la crisis estallara enpleno rostro de Aznar. (Casualmente o gracias a sus “méritos”, el ex presidente del PP, aparte de enseñar en la Universidad norteamericana de Georgeown, da conferencias por el mundo entero sobre la ejemplar gestión del PP en el Gobierno, es asesor del fondo británico Centaurus Capital e imparte clases universitarias en la Cátedra Ciudadanía, Liderazgo y Desarrollo del Instituto Tecnológico de Monterrey, la de mayor prestigio de México). En el banquillo, se sentarán 14 personas que tendrán que afrontar 46 acusaciones.