domingo, 6 de marzo de 2011

La Justicia paraliza de nuevo el “mini-Vaticano” de las Vistillas.


El Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) falla de nuevo, en apenas nueve meses, contra de la construcción del denominado “mini-Vaticano” en las Vistillas, promovido por el arzobispado, el Ayuntamiento y la Comunidad, “por no ser conformes al ordenamiento jurídico”. El arzobispado preve la construcción en dicha zona de 25.000 metros cuadrados de edificios en el entorno de la Iglesia de Santa Francisco el Grande y el Parque de la Corrnisa. El plan episcopal incluía levantar un edificio con una fachada de 140 metros de longitud, uno de los más grandes de la región, un seminario donde fomentar las vocaciones, una residencia de sacerdotes, una biblioteca diocesana, una Casa de la Iglesia, un aparcamiento de doscientas plazas para los feligreses más píos y oficinas varias. El acuerdo que el Ayuntamiento negoció durante años con el Arzobispado, permitía al Consistorio recibir, a cambio, la cesión de tres parcelas en las que se comprometía a construir una escuela infantil, un polideportivo, un centro de mayores y el espacio, junto a San Francisco El Grande, donde, en 2007, acondicionó un jardín de dalias. Ni la Iglesia ni el Ayuntamiento parecieron importarles demasiado que el lugar estuviera declarado Bien de Interés Cultural por su valor arquitectónico y arqueológico, figura que cuenta con la máxima protección patrimonial.


San Francisco El Grande y jardín de las Vistillas.


Pero, por desgracia para la Iglesia, el TSJM se ha pronunciado en contra de este proyecto que contaba con todas las bendiciones del gallego Antonio Rouco Varela, obispo de Madrid y recién reelegido presidente de la Conferencia Episcopal Española, y del presidente Gallardón, ambos amantes de las grandes obras para la Iglesia y para Madrid. Sobre las espaldas del arzobispo recae una sentencia del Tribunal Supremo del 2007 que le condena como responsable civil subsidiario de un caso de abusos sexuales continuados a un menor por parte de un sacerdote madrileño, pero eso parece ser para Rouco “peccata minuta” si lo comparamos con el castigo que el Triobunal Supremo acaba de imponerle, quitándole de las manos el gran proyecto que el Cardenal pretendía llevar a cabo. La sentencia es una bofetada en pleno rostro del Ayuntamiento y del Arzobispado. El tribunal considera que esta decisión no es conforme al ordenamiento jurídico, pero permite al Ayuntamiento interponer recurso ante el Supremo. De esta forma, la idea del arzobispado de construir un “mini-Vaticano” en la cornisa del Manzanares queda, de nuevo, en suspenso.


Rouco y Gallardón.

David Lucas, portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, valora la sentencia y afirma que “se pone de manifiesto nuevamente la tropelía urbana, patrimonial, medioambiental y paisajística de esta operación”. Lucas le ha dicho al alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, que “no puede seguir de espaldas a los vecinos ni puede ignorar las sentencias judiciales” y “debe paralizar y desistir inmediatamente de los planes de desarrollo de la zona y acabar con este sinsentido urbanístico”. En su opinión, la sentencia es “una victoria ante la descomunal insensatez que quieren acometer conjuntamente Gallardón y el Arzobispado en la Cornisa de San Francisco. Hay que recordar que ya ha habido una primera sentencia favorable a los vecinos que protestaron contra este proyecto. Ahora, esta sentencia confirma la anulación. Es una victoria de todo el movimiento vecinal que han estado junto a nosotros”. Con el convenio, la ciudad perdía 15.000 metros cuadrados de zonas verdes. Una zona de la cornisa del Manzanares donde crecen más de 500 chopos, abetos y una verde pradera. “Alberto Ruiz-Gallardón no puede hacer oídos sordos a la sentencia”, reclama el portavoz socialista. “Que haga caso a lo que dicen los tribunales y reclaman los vecinos. Que paralice cualquier actuación en el “mini-Vaticano” y rectifique toda la actuación”. Para Vicente Patón, presidente de Madrid, Ciudadanía y Patrimonio, ahí están los restos más antiguos e importantes de la cerca de Madrid, y restos del jardín del palacio de Osuna, que pertenecía anteriormente al duque del Infantado. “Una gran riqueza arqueológica de la que los vecinos estamos muy contentos. Entendemos que la Iglesia tiene unos derechos. No queremos perjudicar a nadie. El Ayuntamiento tiene instrumentos para compensar el arzobispado. Solo queremos que se salve el entorno”.


Manifestación de vecinos hace dos años, contra el plan del arzobispado de construir un mini-Vaticano en Las Vistillas.


Las protestas de los vecinos por el convenio firmado entre Gallardón y Rouco Varela se hicieron públicas hace dos años. “No queremos cemento en la Cornisa sino zonas verdes para nuestros hijos”, clamaron manifestantes y pancartas. “Clero y Gallardón roban un montón”, “Rouco y Gallardón, especulación”, “Vaticano dos, en Madrid, no”, “Madrid respira en la cornisa”, “Los parajes de Goya son del pueblo de Madrid” o “Mirad al cielo y roban al suelo” fueron algunos de los eslóganes que sonaron en la Plaza de la Villa. La corporación municipal se reunió para discutir sobre el tema. PP para llevarlo adelante; PSOE e IU para rechazarlo. Se levantó un acalorado debate. Finalmente, el proyecto salió adelante con los votos de la mayoría, del PP, a la espera del recurso contencioso-administrativo, interpuesto por el movimiento vecinal contra esta “tropelía” urbanística. David Lucas, portavoz socialista, lamentó: “¡Si Goya levantara la cabeza!”. Y advirtió que Ruiz-Gallardón sería recordado como “el alcalde que tapó la Cornisa de Madrid”. Ángel Lara, concejal de IU, acusó al gobierno local de “destruir la configuración de una zona emblemática”. Calificó el plan de “atentado irremediable” contra la Cornisa y recordó que el Gobierno municipal no había dudado en ceder “a la voracidad insaciable del Arzobispado”.


El 25 de junio de 2010, la asociación de vecinos ya ganó en los tribunales al Ayuntamiento, al Arzobispado y a la Comunidad de Madrid. Por el momento, no habría un “mini-Vaticano” en los terrenos adyacentes a la iglesia de San Francisco el Grande. Los vecinos estaban exultantes. “Agradecemos el estudio minucioso que han hecho los magistrados del caso –indicaba Guillermo Aguillaume, letrado de la Asociación Amigos de La Cornisa-Las Vistillas– y su capacidad para buscar una solución conforme a derecho con independencia de los enormes intereses creados en relación con esta modificación del planeamiento”. El pequeño había vencido a los grandes con la ley en la mano. El movimiento vecinal había presentado 7.000 alegaciones y 23.000 firmas en 30 años de lucha en defensa del patrimonio. “Eso de que el Ayuntamiento iba a hacer dotaciones públicas –señalaba Ruiz de Gauna– no era más que un pretexto porque en realidad no tenía dinero para hacerlo”. Según la secretaria de la Asociación de Vecinos, “todo se hacía por el interés del Arzobispado. E incluía unos aparcamientos para luego venderlos y así financiar la operación. De hecho, en el esquinazo de la calle de Segovia con la ronda de Segovia ya ofrecían plazas”. Ruiz de Gauna achacaba a “intereses electorales” toda la operación entre ambos organismos implicados. Y lamentaba que éstos no se hubieran dirigido nunca a la asociación, ni hubieran buscado el consenso por encima de creencias o ideologías. Lo que nos unía era la defensa del parque, que tiene un valor incalculable, y es el origen de Madrid. Eso nos empujó a todos a movilizarnos”.


Rouco y Gallardón, el poder religioso y político en Madrid.


Tras la nueva sentencia que hoy aleja aún más el “mini-Vaticano” de Las Vistillas, el arzobispo de Madrid, prelado con la mejor hoja de servicios en la Conferencia Episcopal Española desde la creación de este organismo en 1966, acaba de ser reelegido presidente en la primera votación de la CEE. Y Rouco Varela, el líder más visible del catolicismo español, desmiente, en sus primeras palabras, el supuesto desprestigio de la Iglesia por él defendida. “La sociología –dice el cardenal– no es una ciencia infalible ni la definitiva medida de lo que significa la Iglesia en la vida de las personas. El calor popular es muy grande, el índice de participación en la misa dominical es muy alto, en Madrid, hemos construido 60 iglesias y centros parroquiales nuevos, y todo eso procede de la iniciativa de la gente. No tengo yo la sensación de que la Iglesia, en este momento, no sea creíble o estimada, sino al contrario. El pueblo de Dios está muy vivo”. Tal vez por esto el cardenal Rouco y el alcalde Gallardón se resisten a aceptar la sentencia del Supremo sobre el Mini-Vaticano. Y, a la esperan de que el Tribunal Supremo acepte sus propuestas, se reconfortan mutuamente.


Gallardón, encomendándose a Dios, aprobó el plan de Rouco.


Tanto Rouco como Gallardón, –tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando– están convencidos de que, al final, los tribunales les darán la razón en el caso del “mini-Vaticano”. Por eso, probablemente interpongan recurso ante el Tribunal Supremo. Hace siete años, el primero recibía la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica en reconocimiento a su labor, con ocasión de la V Visita Apostólica de Juan Pablo II a España. Hoy está obligado a recibir otra pesada cruz impuesta por el TSJM. Pero, tal vez, en la visita del nuevo Papa a Madrid el próximo mes de agosto, con motivo del XXVIª Jornada Mundial de las Juventudes, Benedicto XVI reconozca el esfuerzo hecho por él y se le recompense de alguna manera. Aunque aún no haya conseguido realizar su sueño. Gallardón, por otra parte, también ha fracasado en su gran sueño. Gastó millones en la promoción de Madrid para conseguir unos Juegos Olímpicos de 2016. Aspiraba, lo mismo que Rouco, a una ciudad de ensueño en la que él sería coronado como rey indiscutible y bendecido por la madre Iglesia con la que se ha comportado generosamente. Pero se encontró con el paso cambiado frente a un gran fracaso. Así lo expresa García Almazán en su blog, Kabila: “Bajo un modificación urbanística, donde Gallardón repartía los décimos y Rouco hacía de Fabra, el imputadísimo, a la Iglesia le había tocado la lotería. A cambio de unos terrenos para hacer un polideportivo y dos centros asistenciales, la Iglesia se llevaba la friolera de 15.000 metros cuadrados de zonas verdes y la autorización urbanística para edificar un Mini-Vaticano, y todo esto en una zona de las más céntricas, bellas y caras de Madrid, en el Barrio de las Vistillas, cerca de la Iglesia de San Francisco y de la Almudena. Vamos, un acuerdo amañado donde el ‘laico’ Gallardón regalaba a su Iglesia querida una zona privilegiada de propiedad de los madrileños y de un valor enorme a cambio de calderilla, total, que querían legalizar el timo de la estampita.


“Menos mal –continúa Kabila– que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha dictado sentencia contra dicha modificación y la ha anulado. En el terreno de las Vistillas, la Iglesia pretendía hacer un edifico de 140 metros de fachada lo que provocaría además de una indecencia urbanística en la cornisa del Manzanares, donde debería ir un gran parque, un obstáculo que dejaría sin vistas esa zona y modificaría el paisaje brutalmente. Cabe esperar que, si recurren, que lo harán, el Tribunal Supremo confirme la sentencia del TSJM y Rouco y Cía se queden con un palmo de narices, que ya está bien de que esta Iglesia retrógrada y ventajista deje de recibir prebendas de un Estado aconfesional, o, por lo menos, eso dice la Constitución”.


El pasado jueves llegaron los carnavales en todos los rincones de la Península y sus islas. Pero uno de los más amenos y divertidos sigue siendo el de Cádiz. Un año más, los gaditanos disfrutan del carnaval con sus chirigotas, agrupaciones músico-corales en las que se parodia la actualidad política, cultural e informativa del país y en las que nadie queda libre de broma ni alusión. El concurso oficial se celebra en el Gran Teatro Falla con la actuación de cuartetos, chirigotas, comparsas y coros que toman las tablas y participan en el concurso del ingenio, la ironía, el chispazo y el sarcasmo. La esencia del Carnaval de Cadiz son las coplas, el arte en la calle, la crítica social en forma de rima, hecha con arte, y lo de menos es el disfraz, algo que en Cádiz no se le llama ni disfraz sino el TIPO, más que na, por que en lugar de ser un disfraz es coger lo primero que pillas.


La sección humorística semanal incide esta vez en la Guerra de Gadafi y en el humor carnavalesco de Medina, Roto, Fontdevila y Forges.






Seguimos con lo aportado por Manel Fontdevila: Arriba, abajo, Pío, pío, Subida de tipos, Futuro método y Amigos como estos…





Territorio Vergara: Gadafi solo, El manifiesto popular, La democracia, El debate político y Por si no teníamos bastante.







Pep Roig nos muestra, desde su isla, con su humor característico, un dibujo titulado: “Réquiem para UM”, el partido mallorquín con una mayoría de dirigentes procesados que acordó el pasado lunes disolverse y romper con el pasado, para denominarse desde ahora: Convergència per les Illes Balears. En el dibujo, se muestra el vertedero de Son Reus, convertido en la primera región del mundo que elimina totalmente los vertidos de residuos sólidos urbanos, o son convertidos en fuentes energéticas. Le siguen otros dibujos como: “Conocimiento de causa, Aclarando, Política basura y Proyecto de futuro.






Terminamos con tres vídeos. El primero de ellos es sobre la fiesta posterior a la manifestación del 29 de marzo de 2009 en Madrid, en contra de “la construcción del mini-vaticano”.



El segundo: la chirigota “Los que no se enteran”.

Les dejo con la comparsa de los currelantes.

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