La derecha controla 12 de
los 21 votos del Consejo General del Poder Judicial, que pretende seguir
aprobando nombramientos con su mandato caducado. Nunca antes un CGPJ ha estado
tan escorado, ni tan lejos de lo que han votado los españoles. Ignacio Escolar,
director del Eldioario.es nos lo recuerda: “En un par de meses se cumplirán
nueve años desde aquella jornada electoral del 20 de noviembre del 2011 que
dejó la última mayoría absoluta en el Congreso: la de Mariano Rajoy. España ha
cambiado mucho desde entonces. Rajoy está retirado de la política, ha habido
otras tres elecciones generales y el PP ha pasado de 186 escaños a 89. Es menos
de la mitad de lo que fue. Aquella mayoría absoluta de Rajoy ya es historia,
salvo en un único lugar: el gobierno de los Jueces, el Consejo General del
Poder Judicial. Allí, el PP se ha atrincherado, bloqueando la renovación, para
controlar los nombramientos de los jueces del Tribunal Supremo, como expliqué
en un informe anterior.Es un CGPJ con
el mandato caducado hace casi dos años y que también sirve a la derecha para
hacer política, como se ha visto esta semana con la polémica del rey. Nunca,
antes, ha habido un consejo tan escorado, ni tan alejado de la soberanía
popular del que emana, como el que gobierna la justicia hoy”.
Lo componen 21 personas:
20 vocales más el presidente. De ese total de 21, son 12 los que le deben el
puesto al PP de Mariano Rajoy.
Carlos Lesmes, presidente
del Tribunal Supremo y del CGPJ reclama que el Gobierno cumpla la Constitución,
pero él es el primero que, con el apoyo y autorización del PP, la viola. Así lo
defiende el Despacho de Abogados W & T.
“No entendemos —dicen esta web— el revuelo que se ha
levantado a raíz de que el Rey Felipe no asistiera a la entrega de despachos de
los nuevos jueces. Seis vocales del C.G.P. J. emitieron una declaración sobre
esta situación. Debemos recordar que, conforme al artículo 117.1 de nuestra
Constitución, la Justicia emana del pueblo y se administra en nombre del Rey,
razón por la cual es costumbre que los principales actos de la vida judicial
española —la apertura del año judicial y la entrega de despachos a la nueva
promoción— sean presididos por el Rey. Pero estos señores se olvidan de que,
antes del artículo 117, está el mandato constitucional de que el órgano que
dirige el Poder Judicial debe ser renovados cada 5 años, y ya llevan más de 7
convirtiéndose en okupas con autorización del ‘PP’ y quieren blanquear su
imagen e ilegalidad con la presencia del Rey Felipe.
“Lo más curioso es que se
les ha visto el plumero de ser monárquicos, y es respetable que lo sean, pero,
por ahora, la corona está bajo la sospecha de la corrupción, aunque el Rey
Felipe parece honesto, se casó con una plebeya de sangre roja, republicana y en
segundas nupcias, lo que no podemos decir lo mismo de su padre, una persona
inmoral que ha dejado el nombre de España por los suelos.
Los miembros del Tribunal
Supremo y del CGPJ aseguran respetar las instituciones pero el Despacho de
Abogados W & T. asegura que “es vergonzante que Pablo Casado, ante su
fracaso de gestor del partido, se esconda bajo las piernas del Rey,
supuestamente para ‘defenderlo’ y pida la dimisión de nuestro camarada y
brillante compañero Ministro de Consumo, Alberto Garzón, y la reprobación de
nuestro querido y entrañable Vice Presidente Segundo Pablo Iglesias... Les ha
dolido que un gobierno de izquierdas, sea por la razón que sea, se haya
impuesto ante los deseos del Rey Felipe de asistir a la entrega de despachos...
Olvidándose de que el Rey reina, pero no gobierna”.
Profesionales de los
espectáculos protestaron el pasado jueves, 17 de septiembre, en 28 ciudades
españolas, sumándose así a la convocatoria para denunciar la situación de su
sector por el parón del coronavirus y para demandar ayudas al Gobierno. Miles
de profesionales tomaron las calles, arrastrando otras tantas cajas de
materiales utilizadas en los eventos para llamar la atención sobre el estado de
“alerta roja” del sector. Según datos facilitados por Europa Press, en torno a
25.000 personas participaron en esta protesta masiva, en 25 ciudades españolas:
Alicante, Albacete, Badajoz, Barcelona, Bilbao, Córdoba, Girona, Granada,
Ibiza, Las Palmas de Gran Canaria, Lleida, Logroño, Lugo, Madrid, Málaga,
Murcia, Oviedo, Palma, Pamplona, Santiago de Compostela, Sevilla, Tarragona,
Valencia, Valladolid, Vitoria y Zaragoza. En todas ellas se mantiene una
distancia mínima por motivos sanitarios, que los asistentes cumplen en todo
momento. Los manifestantes tienen cajas similares a la de equipamiento que
pueden verse en los escenarios de conciertos. Y las portan consigo hasta llegar
al punto de protesta. Para concluir con los actos, se lee un manifiesto —a
través de una voz anónima— en el que insta a las
Administraciones Públicas a que “adquieran un compromiso firme para abordar la
problemática del sector de una manera transversal”. Y se reclama una mesa de
trabajo en la que están implicados los Ministerios de Cultura y Deporte,
Turismo, Industria, Trabajo, Hacienda y Asuntos Económicos. Entre las
reclamaciones del manifiesto, una “reactivación inmediata” de las agendas
culturales y de eventos de las administraciones públicas, “bajo el estricto
cumplimiento” de todos los protocolos de seguridad sanitaria. También incluyen
propuestas para trabajadores autónomos, por cuenta ajena, empresas y el sector de
manera global.
Manifestación convocada por la asociación ‘Alerta Roja Eventos’ en
Madrid.
Iván Espada, el portavoz
de "Alerta Roja" (forma parte del movimiento internacional '#redalert'
'#wemakeevents', en el que actualmente hay siete países adheridos), recuerda
que el problema al que se enfrenta el sector está relacionado también con la
celebración de conciertos. Y advierte que se encuentran “al borde del colapso”.
“No se ha alcanzado la visibilidad y concienciación necesaria para afrontar los
problemas y todavía no sabemos cómo se aplican las nuevas ayudas anunciadas. Pero
ahora, la víspera del evento, vienen las autoridades y te lo cancelan alegando
precaución, a pesar del plan de seguridad con medidas estrictas. Eso nos
hunde”. Pese a que todavía no manejan cifras de desempleo en el sector, sí
avanza que el volumen de trabajo ejecutado en esas fechas es de un 10%, en
relación a años anteriores. Asimismo, recuerda que las pérdidas de este sector
en directo ascienden a 660 millones de euros. Todos mantienen la misma imagen,
lema y dirección, y el próximo día 30 de los corrientes se unirán en el Global
Day, con todos los profesionales de todo el mundo.
El sector de la música agoniza ante la falta de medidas para sobrevivir
a la crisis del coronavirus.
“La crisis económica del
coronavirus está afectando prácticamente a todos los sectores. El verano ha
estado marcado por la situación de la hostelería o el turismo, pero el
descalabro económico es todavía más agudo si cabe en profesiones precarias y
escasas de regulación. Es el caso de los músicos en general y, en particular,
el de las actuaciones en vivo. Durante estos meses veraniegos, se han tenido
que cancelar o aplazar conciertos, se ha visto reducido el espacio de los
recintos y se siguen demandando ayudas al Gobierno para intentar sobrevivir con
incertidumbre en mitad de una situación adversa de la que ni siquiera se atisba
el final”. Así lo explicaba José Antonio Luna en Eldiario.es de hace diez días.
Artistas, productores y asociaciones reclaman ayudas para hacer frente a un
sector que la crisis de la COVID-19 ha situado al borde del colapso. “Se estima
que somos en torno a 700.000 personas que, en este momento, están en su mayoría
paradas. Y la parte de los artistas es la más visible, pero no es la única”,
explica Ana Alonso, de Alerta Roja, un movimiento donde se incluyen
asociaciones, empresas y profesionales a título individual que el pasado día 17
convocaba una serie de movilizaciones con la intención de dar visibilidad a la
situación que están viviendo todos los profesionales que forman parte del
sector del espectáculo y con todos los profesionales que lo componen. “Hubo una
llamada por parte del Ministerio de Cultura con la idea de sentarse y hablar,
pero las asociaciones se sienten completamente abandonadas y engañadas”. De hecho, Alerta Roja decidió no acudir a una
reunión programada por el ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes,
porque creyeron que era más prudente contar con la presencia de otros
ministerios considerados necesarios para poner una solución, como son los de
Turismo, Hacienda o Trabajo.
Movimiento 'Alerta Roja' en el Palacio Real de Madrid.
Con el lema "Aleta Roja.
Hacemos Eventos”, el mundo de la cultura, sus creadores, técnicos, profesionales
y toda su industria, se movilizó el pasado día 17, arrastrando otras tantas
cajas de materiales utilizadas en los eventos para llamar la atención sobre el
estado de “alerta roja” del sector. Miles de profesionales de los espectáculos
tomaron las calles para denunciar el estado alarmante del sector por el parón
del coronavirus y demandar ayudas al Gobierno. En las redes y en las ciudades, actores,
directores, cantantes, humoristas, músicos, escritores y un amplio espectro de
profesionales relacionados con el mundo de la cultura, se presentaron. Figuras
como Alejandro Sanz, Clara Montes, Toni Zenet, Carmen Linares, Diana Navarro,
Valderrama, Daniel Holguín, Joaquín Cortés, Jesús Cimarro, Pilar Boyero,
Lolita, y un larguísimo etcétera se manifestaron por todo el país. El impulsor de la iniciativa fue M.U.T.E.
(Movilización Unida de Trabajadore/as del Espectáculo), un movimiento
“espontáneo”, como ellos mismos lo definen, nacido con el propósito expreso de
pedir al Gobierno central “una toma de medidas urgentes para regularizar y
dignificar a los trabajadores del sector cultural”. Y animaron a todo el mundo
a aportar su granito de arena al movimiento. Además, “Alerta Roja” reclamó una
serie de medidas para el sector, como el establecimiento de ayudas directas a
autónomos y empresas del sector que acrediten una disminución del volumen de
ingresos superior al 50% en relación con el ejercicio anterior, y la aplicación
del IVA reducido en los sectores vinculados a la Industria Cultural, del
Espectáculo y Turismo de Congresos, Reuniones y Eventos, como medida
dinamizadora de la actividad. También solicitó medidas concretas para autónomos
y empresas. Las previsiones de Kin Martínez, presidente de la Federación de la
Música de España (Esmúsica) que engloba a las nueve asociaciones más
importantes del sector, y mánager de artistas como Xoel López o Vetusta Morla,
no son del todo optimistas: “El sector productivo de la cultura está en peligro
de extinción. Y si perdemos la cadena de valor, al no tener formación pública y
reglada, la recuperación no es que vaya a ser difícil, es que no la va a haber”.
El ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes.
Pese a que, en un
principio, el Gobierno no pretendía anunciar medidas específicas para la cultura
(“primero la vida y, después, el cine”, decía Rodríguez Uribes), finalmente
cedió a las presiones y, en marzo, aprobó unas ayudas de 75 millones de euros,
de los cuales 38 fueron destinados a las artes escénicas y la música.
Posteriormente también se aumentó la dotación presupuestaria de ayudas a la
música hasta superar los 16,5 millones de euros, que siguen siendo consideradas
insuficientes para un sector que, según el último Anuario de Estadísticas
Culturales del Gobierno, aporta a España un 3,2% del PIB. “Si España va a
recibir de Europa 140 mil millones de euros para el fondo de recuperación, lo
lógico sería que la cultura de este país tenga el 3,2% de esa cantidad”, apunta
el representante de Es Música, que pone como ejemplo el plan rescate de 2.000
millones de euros del Gobierno francés aprobado para la cultura después de que
ya concediera otros 5.900. Sin embargo, en España no se percibe un marco
jurídico unificado que permita la tranquilidad del promotor, “incluso
cumpliendo una serie de medidas de seguridad, ya que, prácticamente, hasta el
día que celebran el evento, no saben si van a contar con la autorización o no
de la comunidad autónoma”, explica Belén Álvarez, abogada encargada de
representar a la Asociación de festivales de Música (FMA). Es un problema
porque, como añade la portavoz de Alerta roja, “los promotores están asustados
y, si ellos no arriesgan apostando por un evento toda la cadena productiva que
va detrás, no trabaja”. Juan Aguirre y Eva Amaral han aplazado su gira
principal y actuaciones multitudinarias hasta 2021 para realizar una serie de
conciertos acústicos en recintos con aforo limitado. Pablo Muzquiz,
vicepresidente del Sindicato Profesional de Músicos, destaca uno de esos
sectores: el de las verbenas. “La situación es realmente catastrófica. Todo se
ha quedado parado porque los ayuntamientos han suspendido sus fiestas
populares. Esta gente, que durante cuatro meses se pega una paliza tremenda,
ahora se ha quedado a cero porque solo viven del verano y este ya se ha acabado”.
Joaquín (Kin) Martínez Silva, director de
EsMúsica.
Existe otro problema
añadido: las restricciones del aforo. “Si se puede viajar en tren, pegado a
otros durante cuatro horas, ¿por qué no se puede ir a un club de jazz? En el
metro de Madrid puedes ir apiñado, pero no puedes ir a un concierto con las
medidas sanitarias adecuadas”, critica Muzquiz. En la misma línea se sitúa Juan
Aguirre, que destaca cómo en todo momento se ha respetado el protocolo de
Sanidad en las más de 20 actuaciones que llevan en su gira acústica. “Invitaría
a nuestros representantes públicos, empezando por el ministro de Cultura y su
equipo, a que recibieran información fiel de cómo se organiza un concierto en
un espacio como el del festival de Alcalá de Henares, donde caben 13.000 personas
y hay 800 separadas”, añade. Por su parte, el ministerio de Cultura señala que
los aforos “son competencias autonómicas”. El pasado mes de mayo, el Gobierno
puso en marcha una serie de medidas para apoyar a la música, como líneas de
créditos o acceso extraordinario a la prestación por desempleo, pero de ellas
se quedaron fuera una gran parte de profesionales. “Me consta que mucho menos
de la mitad se pudieron beneficiar de esas medidas. Al no estar regulados con
un convenio colectivo específico del sector, como el famoso Estatuto del
artista, cuando se producen normativas genéricas se deja a mucha gente fuera”,
observa Kin Martínez. Lo más urgente, según la portavoz de Alerta Roja, “es que,
desde marzo, hay gente que no está cobrando ni un solo euro, lo que significa
que hay familias pasándolo mal y sin miras a una recuperación a corto plazo”. Y
el presidente de EsMúsica propone: “Tenemos que trabajar en el futuro, para que
no nos pille una situación de precariedad como en la que estamos ahora mismo.
Pero para eso necesitamos doctrinas unificadas. No tiene sentido que tengamos
17 normativas diferentes. Así es imposible plantear las giras y un desarrollo
normal de la actividad”, propone el presidente de Es Música además de muchas
otras soluciones recogidas en el informe elaborado por la federación desde
marzo y que, desde entonces, buscan ser escuchadas.
Ismael Serrano: “La cultura está menos subvencionada que el automóvil”.
El cantautor Ismael Serrano,
en un debate sobre el problema que existe en España con el reconocimiento del
músico, dice algo que no ocurre en otros países: “En Francia son políticas de
estado asumidas por todo el espectro político, y la cultura es algo a proteger,
por la derecha y por la izquierda. Aquí no. Y eso hace que no sea tenida en
cuenta cuando llega una crisis de estas características y que se planteen
dicotomías falaces como la de ‘cómo vamos a gastar en cultura si hay que
gastarlo en Sanidad’”. Como medidas urgentes, el cantautor pide que se
solucionen con el estatuto del artista los problemas laborales a los que se
enfrentan los trabajadores y reclama ayudas. “Sostener la cultura con medios
aforos no se puede. Y cada vez que dices algo, te llueven las críticas porque
cargamos con un sambenito que no es justo. La cultura está menos subvencionada
que el automóvil”, responde haciendo referencia a aquellos que esgrimen que los
artistas viven de las subvenciones.
Sala Milwaikee
Alejandro Luque contaba
el pasado domingo en Eldiario.es que, en sus 23 años de andadura, la sala
Milwaukee de El Puerto de Santa María (Cádiz) ha visto a músicos tan
variopintos como Betty Missiego, La Unión, Mikel Erentxun, Chano Domínguez o la
Vargas Blues Band. “Y hubieran sido muchos más si el pasado 14 de agosto no se
hubiera visto obligada a cerrar sus puertas hasta nuevo aviso. La orden llegaba
de la Junta de Andalucía, que prohibía cualquier manifestación de ocio nocturno
a causa de la pandemia de la COVID-19, incluidas las salas de conciertos. Era
el final de una larga agonía que empezó el pasado mes de marzo y siguió con el
lento desconfinamiento. ‘Hemos estado haciendo conciertos con un aforo reducido
a un 40 por ciento —lamenta Carlos, el gerente de la sala—: 60 sillas separadas
un metro y medio, siguiendo las directrices a rajatabla, con mascarillas y gel
de manos… y hemos durado dos semanas’. La Milwaukee lleva cancelados 25 de los
conciertos que tenía programados para este año, algunos con onerosos billetes de
avión ya pagados, y sus responsables dan el año por perdido. “Estamos haciendo
reservas con condiciones para 2021”, dice Carlos con dudas. ‘Pero lo cierto es
que el sector entero está llorando. Hay miles de músicos y técnicos que se han
quedado sin trabajo y carecen de ayuda alguna. Me llaman a diario para
ofrecerme conciertos de lo que sea, de diez personas, de ocho. Estamos todos
agonizando’. Por otro lado, el entrevistado quiere matizar que la protesta del
17 de septiembre ‘no es porque se hayan cancelado las giras. Había una
situación de emergencia sanitaria y la hemos encajado con resignación. El
problema es que para el Ministerio de Cultura no existimos. Se han elaborado
protocolos para seguir con los rodajes, por ejemplo, pero no para festivales y
eventos, un sector autosostenible que hasta ahora no ha necesitado ayudas
públicas. A lo mejor por eso no nos echan cuenta’, protesta. Y aunque el foco
se está poniendo en el actual Ministerio de Cultura, donde ‘ni conocen el
sector ni tienen interés en conocerlo’, hay más interés en tantear soluciones
en los de Trabajo o Hacienda. ‘El tema es que como industria nunca hemos
figurado. No hay una visión de conjunto de este desastre, como cuando se cierra
una fábrica de Seat y sí se visualiza que 5.000 trabajadores vayan a la calle.
Pero los de la música somos mucho más. Y somos creadores y difusores de
cultura: tras el impacto económico, habrá que evaluar el daño que se está
haciendo a la cultura de este país”.
El artista plástico Grayson Perry presenta
su último hallazgo creativo en la galería Victoria Miro.
“La pandemia —escribe Juan Losa en Público bajo el título ‘¿Ha
muerto el artista?’— ha puesto de relieve el potencial de la industria
cultural, quizá porque su materia prima se crece cuando más lo necesitamos. De
hecho, no resulta descabellado asegurar que nunca como en el confinamiento se
ha visto, escuchado y leído tanta creación. Y entonces ¿por qué malviven
nuestros creadores? ¿Por qué nuestros artistas se dan de bruces una y otra vez
con una realidad que les empuja al pluriempleo y a la falta de derechos? Frente
a los suculentos beneficios de las grandes corporaciones dedicadas al
entretenimiento, nos topamos con toda una estirpe de autores en franco declive
que, aferrados a una vocación que apenas les proporciona sustento, se siguen
autodenominando músicos, pintores, guionistas o escritores. La supuesta panacea
de las plataformas de streaming, tan en boga durante el confinamiento, muestra
su cara más perversa conforme se analizan sus cifras. Veamos, por ejemplo, las
plataformas de música, un escaparate del que nadie quiere apearse, máxime si
nos atenemos a que entre 2013 y 2018 el mercado digital en nuestro país ha
pasado de generar el 40% al 71% de los ingresos de la industria de la música,
según el anuario de la SGAE a partir de datos de Promusicae, convirtiéndose en
‘el elemento más importante de la economía vinculada a la música grabada’…Según
Pedro Buil, profesor colaborador de la UOC especialista en industria cultural,
‘todas estas plataformas han hecho resurgir a nivel macroeconómico a una
industria que estaba herida de muerte, así lo indican las cifras que manejan,
pero es inevitable preguntarse también a quién está beneficiando este buen
momento’. Sobra decir que a los músicos no”.
Cultura, un salto al vacío.
Como decimos, la gente
sigue consumiendo cultura. No es una industria cuya materia prima haya quedado
obsoleta, la gente sigue necesitando de cultura sobre todo cuando vienen mal
dadas y se buscan otros mundos en este. “La oferta no ha disminuido (más bien
al contrario), lo que ha pasado es que se ha abaratado la producción hasta tal
punto de que son muchos los autores que asumen los costes y tratan de monetizar
parte de lo invertido subiendo sus creaciones a la red. El ecosistema al que se
enfrentan estas obras prioriza lo cuantitativo, lo que implica que tendrán que
lidiar con una ingente cantidad de contenido. ‘Además —incide Buil— no hacen un
pago directamente proporcional al peso que debería tener un artista determinado
por el número de reproducciones, sino que las grandes compañías ejercen presión
sobre Spotify para que sus artistas tengan mejores condiciones’. Así las cosas,
sin el apoyo (o mejor dicho; sin el lobby de una mayor) ya puedes tener
talento... La aritmética aquí no tiene muchas vueltas. Si el precio de la mano
de obra se devalúa, la oferta se multiplica y el reparto de los beneficios está
en manos de unos pocos muy pocos, las migajas sobrantes conforman la dieta
extrema de la gran mayoría de autores. Con la economía patas arriba y un
escenario precovid que ya era el sálvase quien pueda, vivir de la cultura en
nuestro país se ha convertido en algo cercano al privilegio. La actividad
creativa, con su elevado grado de intermitencia y flexibilidad, implica vivir en
una economía de guerra durante años. ¿Puede uno vivir de la vocación? La
respuesta es sintomática, y nos habla de un modelo que privilegia a unos pocos,
que serán los que finalmente produzcan la cultura que consumimos. La
radiografía más reciente de la AISGE (Artistas e Intérpretes Sociedad de
Gestión), fechada en 2016, desvelaba que sólo el 8% de los actores y actrices
de este país ganaba más de 12.000 euros al año, mientras que el resto no
llegaba ni a mileurista. El sector del arte, por su parte, no es más halagüeño.
Según un estudio de la Fundación Antonio de Nebrija, en 2017 solo el 15% de los
artistas españoles podían permitirse el lujo de vivir de sus obras. ¿Quién
sobrevive a algo así? Muy fácil, aquellos artistas cuyas rentas familiares o
patrimoniales les permiten desempeñar sus labores creativas”.
Felipe VI
Joaquín Urías, describe
desde CTXT al “rey que no amaba a la monarquía”. Comienza recordando que, con
su soberbia, sus inclinaciones derechistas y sus ataques al Gobierno, Felipe VI
está haciendo más que nadie para acabar con la institución que representa.
“Jurídicamente, el rey es un no-poder. No tiene voluntad propia, más allá de la
gestión de su casa y su patrimonio. Políticamente, su única función es dejarse
hacer. En nuestra norma suprema tiene un estatus de símbolo; parecido al de la
bandera. Su papel público no es muy diferente al de una imagen de madera que se
paseara para invocar a la lluvia o agradecer el final de un terremoto. Eso es
lo que dice la Constitución. Sin embargo, sociológicamente, el rey es la
conexión con los poderes fácticos que controlaban el país a finales del
franquismo. Al rey se le mete en la Constitución como garantía de continuidad
que tranquiliza a los poderes económicos tanto como a la Iglesia o el Ejército.
En el proceso constituyente, esos poderes lucharon por otorgarle unas
facultades de mediación que le hubieran permitido tener control sobre el
Gobierno y el Parlamento. Afortunadamente, se impuso la razón y en el texto
final de la Constitución aparece desprovisto absolutamente de cualquier
facultad de decisión. Pero, la carga simbólica como representante de la
constitución material del país nunca la pierde”…
Urías recuerda que, “en
octubre de 2017, el rey Felipe tuvo la intervención más desafortunada de todo
su reinado. Presionado por esos poderes fácticos impuso su voluntad a la del
Gobierno de Rajoy y forzó un discurso belicoso en el que se presentaba sólo
como el monarca de quienes no votan al independentismo. “No se sabe si ese día
decidió que ya se había quitado la careta o, tras aquello, las presiones de
‘los suyos’ han ido en aumento, pero lo cierto es que, desde entonces, los
actos del rey parecen guiados por una voluntad irredenta de acabar con la
monarquía. La pésima gestión de los escándalos de corrupción del rey honorario,
ahora huido en el golfo Pérsico, se ha combinado con los continuos desplantes
al Gobierno progresista de una Casa Real que se siente cómoda en manos de la
ultraderecha. Hace poco, con ocasión del homenaje a las víctimas de la covid,
no tuvo reparos en atacar al Gobierno por su homenaje civil y apostar con
descaro por la ceremonia organizada por el sector más radical de la Iglesia
católica. Estos días el entorno del rey vuelve a cargar contra una decisión del
Gobierno: no se ha cortado en transmitir a la opinión pública el deseo del
monarca de asistir a una entrega de despachos judiciales en Cataluña a la que
el Gobierno había decidido que no fuera. Constitucionalmente, el rey no tiene
más voluntad que la del gobierno democráticamente elegido en cada momento. Es
el gobierno, que encarna la voluntad popular, quien tiene la facultad de
dirigir políticamente a la sociedad. Solamente el gobierno salido de las urnas
puede valorar la oportunidad o no de la presencia del rey en uno u otro acto.
Para garantizarlo, la Constitución establece en su artículo 56 la nulidad de
cualquier acto del rey que no cuente con el refrendo gubernamental. Felipe VI
parece que no está contento con este sometimiento a los poderes democráticos
electos. Maniobra con descaro en apoyo de las tesis más conservadoras minando
deliberadamente la autoridad del Gobierno. En una actuación inédita en
cualquier monarquía parlamentaria, el propio monarca ha azuzado a la judicatura
y la derecha política contra el Gobierno. Reivindica con ellos que su papel
está en Cataluña, apoyando a un poder judicial cada vez menos imparcial en su
lucha contra el independentismo. Así, nuevamente, quiere imponer su posición
política conservadora sobre las decisiones del Gobierno progresista. Es absurdo
pensar que nadie haya advertido al monarca de los peligros para su institución
que conlleva este desafío. Al confrontar al Gobierno, Felipe VI no sólo se echa
en manos de la España más reaccionaria, sino que rompe brutalmente con el papel
constitucional del rey. Si lo hace es porque está convencido de que ya se ha
roto la baraja. La única explicación lógica es que actúa pensando ya en una
ruptura constitucional en la que la izquierda plantee la solución republicana.
Parece creer que le conviene más recabar nuevamente los apoyos del Ejército, la
Iglesia, los jueces y la ultraderecha agresiva para imponer de nuevo la corona
en un escenario de conflicto. Así que se salta las reglas del juego. Pero se
equivoca. La monarquía parlamentaria es un sistema democráticamente aceptable,
pero sólo si quien la ejerce se somete a los poderes democráticamente elegidos.
Con su soberbia, sus inclinaciones derechistas y sus ataques al Gobierno,
Felipe VI está haciendo más que nadie para acabar con la monarquía. Tal vez sea
un irresponsable o tal vez simplemente añore el exilio”.
Este año se evitó esta
foto, lo que provoca ls protestas de la derecha.
El pasado día 25, viernes
negro para el rey,la polémica decisión del Gobierno de
cancelar la visita del jefe del Estado a Barcelona en donde debía presenciar la
entrega de los despachos a la nueva hornada de jueces españoles abrió una
crisis institucional de incierto desenlace entre varios poderes del Estado. Sánchez
decidió impedir a Felipe VI asistir a la ceremonia de entrega de despachos de
los jueces en Cataluña para “evitar la fotografía” del Jefe del Estado con Carlos
Lesmes, presidente del Tribunal Supremo y del CGPJ. Al parecer, el hecho de que
Felipe VI se fotografiase este año al lado de Lesmes era para la Moncloa una
imagen que evitar. Y evidencia la voluntad de Sánchez de deslegitimar a
Lesmes, impidiendo una foto al lado del Rey cuando los socialistas buscan su
sustitución del Consejo General del Poder Judicial.Y
el propio Rey Felipe VI comunica telefónicamente a Lesmes dejándole caer que le “hubiese gustado” acompañarle en el acto de entrega de despachos a los
nuevos jueces. El ministro de Consumo, Alberto Garzón, critica de
“insostenible” la posición de la monarquía, a la que acusa de incumplir el
principio de neutralidad que marca la Constitución y de maniobrar “contra el
Gobierno democráticamente elegido”. “La posición de una monarquía hereditaria
que maniobra contra el Gobierno democráticamente elegido, incumpliendo de ese
modo la Constitución que impone su neutralidad, mientras es aplaudida por la
extrema derecha, es sencillamente insostenible”, escribe en su cuenta de
Twitter. El líder de IU tampoco deja de opinar en referencia a la polémica
ausencia del rey Felipe VI en el acto de entrega de despachos a los nuevos jueces
que se celebraba en Barcelona. Horas más tarde, el vicepresidente del Gobierno,
Pablo Iglesias, también opina sobre este asunto en su cuenta de Twitter:
“Respeto institucional significa neutralidad política de la jefatura del
Estado, renovación de los órganos judiciales en tiempo y forma, actuaciones de
la fuerza pública proporcionales”. Y el portavoz de Unidas Podemos, Pablo
Echenique, critica la llamada del rey Felipe VI a Lesmes y cuestiona la
legitimidad democrática de la monarquía. “El Rey (no le ha votado nadie) llama
a Lesmes (mandato caducado hace dos años) para quejarse juntos del gobierno de
coalición (fruto de la mayoría parlamentaria tras elecciones generales)” señala Echenique en su cuenta de Twitter. El mismo viernes, el PP estalla contra el
ministro de Consumo. El partido de Pablo Casado considera que esas palabras
deberían conllevar su dimisión o cese inmediato. El presidente de la formación
tilda de “intolerables” las palabras de los miembros del Gobierno. “Los ataques
del Gobierno al Rey son intolerables. Si Sánchez no desautoriza inmediatamente
a su vicepresidente y ministros será responsable de la más grave crisis
institucional de nuestra historia reciente. Y actuaremos con firmeza contra
esta subversión del orden constitucional”, señala en cuenta de Twitter. El periodista Antón Losada
fue claro con la situación: “Que la Casa Real diga que fue una llamada de
cortesía es inaceptable y cobarde. Solo un imbécil o alguien con muy mala
intención puede ignorar el ruido que iba a armar”.
Fotomontajes, imágenes y
fotos sorprendentes.
Ayuso y sus paridas.
Ella ya se encarga de todo.
Pues ya estamos en plena distopía.
Pandemia mundial que
aprovecha una líder descerebrada para imponer “Confinamientos de Clase” y
establecer represión policial en barrios pobres. Eso sí, en connivencia con el
Gobierno del Estado, que le baila el agua a semejante despropósito. (Skakeo
FanZine)
En mayo, Ignacio Aguado, candidato de Cs a la presidencia de la
Comunidad de Madrid, y Begoña Villacís, la candidata a la alcaldía de Madrid,
inauguraban terrazas y en septiembre, gel en el Metro.
A media mañana del pasado
martes, la Comunidad de Madrid convoca a la prensa para anunciar nuevas medidas
de seguridad en el Metro de Madrid. El escenario elegido: la estación de
Avenida de América. Ignacio Aguado, vicepresidente de la Comunidad de Madrid y
Ángel Garrido, consejero de Transportes, aparecen juntos, directos a rociarse
las manos con un dispensador de hidrogel colocado en estos días. “Se trata de
echarse el gel a la entrada y a la salida del Metro”, explica el consejero de
Transportes, quien asegura que, con los nuevos dispensadores, se llegaba a un “50%
de los usuarios del metro”. Aguado, quizás consciente de que se esperan otras
medidas, interviene para pedir que no se demonice el transporte público. “Los
contagios no se producen en el transporte público, sino en reuniones familiares
y sociales”, insiste intentando llevar el asunto por otros derroteros. Entre
una situación y otra hay 4 meses de diferencia, 4106 kilómetros de distancia y
una abismal diferencia sobre cómo gestionar una crisis sanitaria. “No es necio
el que hace la necedad, sino el que, hecha, no la sabe encubrir”, que decía el
escritor Baltasar Gracián. “Soy incapaz de entender estos niveles de idiotez —ironizado
Rubén Sánchez en Twitter—. Por su parte, Antonio Maestre escribe en su web: “La
única explicación es que los madrileños son muy gilipollas y por eso votan a
sus mejores representantes”...
Creo fehacientemente que a Aguado y a Ángel Garrido se les ha ido la mano con esto del hidrogel en el metro. (Rodrigo LzMz)
La cantante Juliette
Gréco, musa del barrio Latino de París después de la Segunda Guerra Mundial,
murió el pasado miércoles en Ramatuela (Provenza), a los 93 años. Nacida en
Montpellier en 1927, Gréco formó parte de la resistencia y sufrió prisión.
Después de la Segunda Guerra Mundial se trasladó a París y, en el barrio de
Saint Germain des Près, conoció la ebullición intelectual de la riba izquierda
en los años 50. Fur en el bar Montana donde conoció a los existencialistas
Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir, en la Martiniquaise Rhumerie habló con
el escritor Albert Camus, y en el bar Pont-Royal, con el filósofo Maurice
Merleau-Ponty. Se adentró también en el cine, como en la película Orphée de
Jean Cocteau.
El corredor keniano Abel
Mutai estaba a pocos metros de la línea de meta, pero se confundió con la
señalización y se detuvo, pensando que había terminado la carrera. Iván
Fernández, un corredor español que en ese momento estaba justo detrás de él, al
darse cuenta de lo que estaba pasando, comenzó a gritar al keniano que siguiera
corriendo, pero Mutai no sabía español y no entendía. Al darse cuenta de lo que
estaba pasando, Fernández empujó a Mutai a la victoria. Un periodista le
preguntó a Ivan: “¿Por qué hiciste eso?” Ivan le respondió: “Mi sueño es que
algún día podamos tener una especie de vida comunitaria en la que nos empujemos
y nos ayudemos mutuamente a ganar”. El periodista insistió: “Pero ¿por qué
dejaste que ganara el keniano?” Iván corrigió: “No lo dejé ganar, él iba a
ganar. La carrera fue suya”. El periodista insistió, y, de nuevo preguntó: “Pero
tú podrías haber ganado”. Iván lo miró y respondió: “Y ¿cuál sería mérito de mi
victoria? ¿Cuál sería el honor de esa medalla? ¿Qué pensaría mi madre de eso?”.
(Dean Krispin)
Rincones de Mallorca (Binissalem) Paco Bailón.
Holy Crab.
Llegó el otoño.
El humor en la prensa de
esta semana: Forges, El Roto, Peridis, Eneko, Pat, Manel F., Vergara, J. R.
Mora, Indigoras y Pachi, Ferrán, Samsón, Enrique…
Ayuso al timón.
Ayuso tiene un metro.
Ayuso versus virus.
La estrategia sui géneris de Ignacio Aguado
No vemos ni la punta del iceberg
Pongamos que hablo de Ignacio Aguado
Ayuso, al resumen.
Una comisión.
El cambiazo.
Madrid me mima.
La nueva normalidad escénica.
La igualdad de oportunidades desgraciadamente aún es una asignatura pendiente.
El humor de Pep Roig,
desde Mallorca: Sainete, Así es, así os parece, Todos sabios, Pandemia de
expertos en la materia, Derechizacionandosesísimo, No toca…
Los vídeos de esa semana:
Los músicos y artistas
sufren precariedad laboral histórica y abandono normativo.
Día de la Resistencia
Antifranquista. A 45 años de los últimos fusilamientos de Franco.
Les feuilles mortes, cantada
por Juliette Creco, que murió con ellas.
Quizá una de sus
canciones más celebradas fue La chanson des vieux amants, de Jacques Brel.