En 1988, la dirección de “Interviú” permitió que Rafa Gómez Parra acudiera a Andalucía para que se informara sobre Cupimar S. A. (Cultivos Piscícolo-Marítimos, S. A.), una empresa del entonces comisario europeo, Abel Matutes, que se extendía en más de 2000 hectáreas en la bahía de Cádiz. El Comité de Pesca de Estructuras de la Comunidad Económica Europea había aprobado las subvenciones para las piscifactorías gaditanas y Cupimar era una de las afortunadas. Recibía ayudas de la CEE, del Estatuto y de la Junta de Andalucía. Más de 500 millones del Fondo Europeo para el Desarrollo de la Agricultura y Ganadería, de la ZUR de Cádiz, del FROM y del GAEA.
El escándalo había saltado cuando, a finales de agosto de aquel año, aparecieron en las piscifactorías amigos del comisario europeo, entre los que se encontraba a Txiqui Benegas, a la sazón secretario general del PSOE. Ante la sorpresa de Lázaro Rosa Jordán, administrador de Cupimar, quien le preguntara qué hacía él en una empresa de un enemigo político, Benegas contestó: Que no estemos de acuerdo en lo político no quiere decir que no seamos amigos y que yo no apoye todo lo que sea creación de empresa, puestos de trabajo, etcétera. El reportaje de Gómez Parra fue igualmente congelado en Zeta por motivos de alta empresa.
A lo largo de mis veinticinco años de periodista, además de Matutes, otros tres personajes se querellaron conmigo: la apodada princesa Smilja Mihailovich, amiga de Matutes, hoy muerta y enterrada en la isla; el magistrado Penalba, y el ex presidente de AEPA, Adolfo Sánchez Martín. La falsa princesa lo hizo, al aparecer en “Interviú” un reportaje mío sobre la Moda Adlib: “Una pseudo princesa con mucho tupé”. El tema sirvió para que Smilja hablara constantemente mal de mí en todos los actos en los que se encontraba con periodistas afines. Tras varios años en litigio, la querella fue retirada por ella, quien se hizo confidente de Julián Lago, director de “Tiempo”, y de otros periodistas que la floreaban constantemente.
El escándalo había saltado cuando, a finales de agosto de aquel año, aparecieron en las piscifactorías amigos del comisario europeo, entre los que se encontraba a Txiqui Benegas, a la sazón secretario general del PSOE. Ante la sorpresa de Lázaro Rosa Jordán, administrador de Cupimar, quien le preguntara qué hacía él en una empresa de un enemigo político, Benegas contestó: Que no estemos de acuerdo en lo político no quiere decir que no seamos amigos y que yo no apoye todo lo que sea creación de empresa, puestos de trabajo, etcétera. El reportaje de Gómez Parra fue igualmente congelado en Zeta por motivos de alta empresa.
A lo largo de mis veinticinco años de periodista, además de Matutes, otros tres personajes se querellaron conmigo: la apodada princesa Smilja Mihailovich, amiga de Matutes, hoy muerta y enterrada en la isla; el magistrado Penalba, y el ex presidente de AEPA, Adolfo Sánchez Martín. La falsa princesa lo hizo, al aparecer en “Interviú” un reportaje mío sobre la Moda Adlib: “Una pseudo princesa con mucho tupé”. El tema sirvió para que Smilja hablara constantemente mal de mí en todos los actos en los que se encontraba con periodistas afines. Tras varios años en litigio, la querella fue retirada por ella, quien se hizo confidente de Julián Lago, director de “Tiempo”, y de otros periodistas que la floreaban constantemente.
Por su parte, Carlos Lorenzo Penalba se querelló por injurias por otro reportaje en El Periódico de Catalunya, en el que hablaba de sus actuaciones, siendo magistrado de Palma. El Tribunal nos condenó a mí y a los otros periodistas que firmábamos el trabajo no porque no dijéramos la verdad, sino porque, según los magistrados, intentábamos desprestigiarle. Pero, en julio de 1988, el magistrado fue condenado a la pena de seis años y cuatro meses de prisión y a pagar 38 millones de pesetas por delitos de cohecho (soborno) y falsedad de documentos. En cuanto a Adolfo Sánchez Martí, manifestó ante el juez que él no me hizo ninguna declaración, por lo que aporté la prueba de una cinta magnetofónica en la que estaba grabada la entrevista y el juez archivó la causa.
No me arrepiento de haber escrito ninguno de estos temas. En cambio, sí me pesa la incongruencia que supone el hecho de que, en Zeta, en la que trabajé casi veinte años, no salieran a la luz numerosos reportajes por conveniencias de la propia empresa, por miedo, mala organización o conveniencias de la misma. Y puedo asegurar que el número de ellos llegó a igualar a los que sí se publicaron.
Hacía más de diez años que había visitado por última vez Ibiza y ya me pareció totalmente ida. En esta ocasión me daba la impresión de enfrentarme con otra isla, disfrazada, maquillada, agazapada por los signos del poder extranjero que la hacían más universal, pero vaciada de la personalidad que poseía desde hacía siglos. Ibiza estaba, en efecto, comprada, vendida y revendida palmo a palmo. Los negocios especulativos fluctuaban sobre sus caderas y pechos de doncella desvirgada. Una isla en poder del dinero negro, de mafiosos internacionales, de delincuentes europeos que se habían hecho fácilmente con ella y la habían prostituido a su antojo en noches interminables de ácidos, alucinógenos y drogas de nueva explotación. La habían pinchado con inyecciones hormonales, floreciendo sobre ella un desarrollo capitalista que le daba la apariencia de prostituta rica que pavoneaba de sus clientes.
molt bo i molt instructiu. Us recomanen al blog "eivissatalqual" i veig per què. a púrria com aquesta hi ha que desenmascarar-la i a matutes ja li dura massa l'impunitat. gràcies
ResponderEliminarUna cosa me salta a la vista, Santiago. Si vuelves al tajo, como por casualidad pudiera pasar, ¿qué ocurrirá con el jugoso diario de un periodista en paro? ¿Has valorado la posibilidad de transcribir las cintas, certificarlas notarialmente e irlas colgando aquí, poquito a poco, suavemente...? Anda que no sería curioso, aunque al no estar viva ella...
ResponderEliminarA mi lo que em sembla es que parlar de aquestes coses frivolament, amb l'unic "testimoni" de la presunta perjudicada es molt perillos.
ResponderEliminarPero pareix que parlar malament d´en Matutes está de moda.
Ojo¡¡¡ jo no som defensor d'ell ni molt menys, pero una cosa es criticarlo per lo de ses carreteres i una altra cosa aquestas barbaritats.
Un poquet de rigor per favor.
Precisamente porque Santiago escribe con rigor cuenta lo leido, así que menos advertencias con el dedo índice estirado.
ResponderEliminarNo son pocos los que en Ibiza conocen gran parte de estas historias. Y alguna más de propina.
ResponderEliminarPretender respetar los derechos de las personas sin respetar la libertad de opinión y de expresión es querer siervos bien alimentados, pero no ciudadanos libres.
ResponderEliminarEl hombre libre de verdad es el que no siente necesidad de amo.
En Ibiza, está llegando, ahora, la transición democrática, no a causa de las elecciones o los partidos políticos, sino porque algunos ciudadanos y ciudadanas, libre y espontáneamente, hartos de tanta corrupción y arbitrariedades de caciques como Abel Matutes, han alzado un clamor que no ha podido sofocar ni su dinero ni su ignominia.
Gracias por todo lo que estás ayudando a la Plataforma Antiautopistas y a todos los que quisiéramos volver a tener una isla blanca.
Salud!
Se hacen eco de esta página en
ResponderEliminarhttp://www.eivissaconfidencial.com/1558/santiago-miro-dispara-contra-matutes-a-un-blog