La República Popular China reconoce de manera oficial la existencia de 56 grupos étnicos. El principal está formado por lo "chinos han", que representan más del 95% de la población actual del país y hablan la lengua china. La escritura, basada en varios miles de signos gráficos o caracteres que representan las sílabas, por lo general palabras o morfemas del idioma, no ha variado en sus miles de años de existencia. La unidad de la lengua a lo largo de un periodo tan extenso se debe precisamente al uso de una forma escrita única. La caligrafía y la poesía como género literario, han tenido gran importancia histórica.
Pekín aguarda y se prepara para los Juegos Olímpicos, cuyo comienzo será el 8 del 8 del 08. No pocas empresas y organismos internacionales dan consejos para comprender mejor este país, especialista en tenis de mesa, en bádminton y en voleibol. Paul Kenndu advierte que los chinos son los maestros del arte casi olvidado de conseguir lo que uno quiere, manteniendo la boca cerrada. “Sólo ofrecen sus opiniones cuando no les queda más remedio y preferiblemente en privado... Los dirigentes chinos son más partidarios de la diplomacia discreta que de la oratoria pública. Y suelen salirse con la suya”.
Circula en medios empresariales españoles un folleto sobre las costumbres de este país, sus maneras de ser y sus buenos modales. En él se dan normas y para todo aquel que quiera introducir sus negocios en China. “No debe tratar ningún tema de negocios durante la comida –aconsejan–, tiempo de relaciones personales. En un banquete de cierta importancia, pueden ser servidos hasta 20 ó 30 platillos diferentes de comida. El secreto está en comer solamente un poco de cada uno de ellos. Si no desea que le sirvan más té, debe dejar un poco en su taza, de lo contrario, siempre que la vean vacía intepretarán que desea más y le servirán de nuevo. Dejar los palillos en el tazón, en paralelo, es un signo de mala suerte, así como dejar que se caigan. Beber haciendo un pequeño ruido no es falta de educación, sino todo lo contrario, señal de que está disfrutando de lo que toma. Hay ciertos alimentos poco utilizados en nuestra cocina occidental que, para ellos son un manjar: escorpiones, langostas (no el marisco sino el insecto) serpientes, carne de perro, tortuga, etéctera. Son lo que ponemos llamar sus ‘delicatessen’. Haga un esfuerzo por probarlos, aunque no le gusten demasiado. Los brindis, parte importante del ritual, se hacen generalmente con cerveza, vino o algún tipo de licor. Aunque se puede perfectamente brindar con un zumo natural o con agua. Si desea fumar, además de pedir permiso, debe ofrecer a todos los comensales”
Estos y otros conocimientos son considerados imprescindibles para cualquier hombre de negocios que quiera “trabajar” con los chinos. Pero no cabe olvidarse de otros no menos importantes como la humildad en su trato. “Si hay demasiada soberbia o prepotencia en nuestra postura –dicen–, no crearemos un buen clima de negociación y los chinos recelarán de estas actitudes”. Me temo que la arrogancia y oportunismo del hombre occidental se enfrente a la manera de ser y de tratar de los chinos, cuyo ejemplo de humildad es patente. Educados para no mostrar sus emociones abiertamente en público, la discreción de los chinos contrasta abiertamente con el protagonismo del occidental, y de nuestro yo, siempre a flor de piel.
Otros organismos se esfuerzan por recordar algunas de las reglas consideradas más importantes para comprender la cultura china. Un decálogo al respecto comienza así: “Si usted desea que alguien se le acerque, no lo llame moviendo sus manos con los dedos hacia arriba. Esto es descortés. Gire sus dedos hacia adentro, como si estuviese barriendo algo hacia usted. Utilice esta misma actitud cuando llama llame a un taxi.
“Cuando utilice un palillo de dientes en público, cubra su boca con su mano.
Pekín aguarda y se prepara para los Juegos Olímpicos, cuyo comienzo será el 8 del 8 del 08. No pocas empresas y organismos internacionales dan consejos para comprender mejor este país, especialista en tenis de mesa, en bádminton y en voleibol. Paul Kenndu advierte que los chinos son los maestros del arte casi olvidado de conseguir lo que uno quiere, manteniendo la boca cerrada. “Sólo ofrecen sus opiniones cuando no les queda más remedio y preferiblemente en privado... Los dirigentes chinos son más partidarios de la diplomacia discreta que de la oratoria pública. Y suelen salirse con la suya”.
Circula en medios empresariales españoles un folleto sobre las costumbres de este país, sus maneras de ser y sus buenos modales. En él se dan normas y para todo aquel que quiera introducir sus negocios en China. “No debe tratar ningún tema de negocios durante la comida –aconsejan–, tiempo de relaciones personales. En un banquete de cierta importancia, pueden ser servidos hasta 20 ó 30 platillos diferentes de comida. El secreto está en comer solamente un poco de cada uno de ellos. Si no desea que le sirvan más té, debe dejar un poco en su taza, de lo contrario, siempre que la vean vacía intepretarán que desea más y le servirán de nuevo. Dejar los palillos en el tazón, en paralelo, es un signo de mala suerte, así como dejar que se caigan. Beber haciendo un pequeño ruido no es falta de educación, sino todo lo contrario, señal de que está disfrutando de lo que toma. Hay ciertos alimentos poco utilizados en nuestra cocina occidental que, para ellos son un manjar: escorpiones, langostas (no el marisco sino el insecto) serpientes, carne de perro, tortuga, etéctera. Son lo que ponemos llamar sus ‘delicatessen’. Haga un esfuerzo por probarlos, aunque no le gusten demasiado. Los brindis, parte importante del ritual, se hacen generalmente con cerveza, vino o algún tipo de licor. Aunque se puede perfectamente brindar con un zumo natural o con agua. Si desea fumar, además de pedir permiso, debe ofrecer a todos los comensales”
Estos y otros conocimientos son considerados imprescindibles para cualquier hombre de negocios que quiera “trabajar” con los chinos. Pero no cabe olvidarse de otros no menos importantes como la humildad en su trato. “Si hay demasiada soberbia o prepotencia en nuestra postura –dicen–, no crearemos un buen clima de negociación y los chinos recelarán de estas actitudes”. Me temo que la arrogancia y oportunismo del hombre occidental se enfrente a la manera de ser y de tratar de los chinos, cuyo ejemplo de humildad es patente. Educados para no mostrar sus emociones abiertamente en público, la discreción de los chinos contrasta abiertamente con el protagonismo del occidental, y de nuestro yo, siempre a flor de piel.
Otros organismos se esfuerzan por recordar algunas de las reglas consideradas más importantes para comprender la cultura china. Un decálogo al respecto comienza así: “Si usted desea que alguien se le acerque, no lo llame moviendo sus manos con los dedos hacia arriba. Esto es descortés. Gire sus dedos hacia adentro, como si estuviese barriendo algo hacia usted. Utilice esta misma actitud cuando llama llame a un taxi.
“Cuando utilice un palillo de dientes en público, cubra su boca con su mano.
“Si alguien le da un regalo, es mejor no abrirlo delante de quien se lo dio.
“Cuando alguien le da una tarjeta de presentación de negocios, no la inserte en su bolsillo trasero del pantalón. Simbólicamente estaría diciendo que desea sentarse sobre ellos. Debe ponerla en su cartera y luego guardarla en un bolsillo delantero.
“Después de almorzar, nunca deje los palillos sobresaliendo hacia fuera, encima de lo que quedó del arroz en el fondo de su tazón. Esto es lo que la gente hace en los altares cuando le ofrecen comida a los fantasmas de sus antepasados. Hacer ésto en un restaurante sería una maldición terrible para su dueño.
“Cuando escriba a un amigo, no utilice tinta roja. Este color se reserva para las propuestas, las denuncias y para corregir exámenes.
“A veces, funerales, casamientos o ceremonias religiosas, ocuparán de pronto y sin avisar una calle completa. A pesar de que estén bloqueando la vía, es mejor no caminar a través de estas reuniones.
“Cuando llueve o comienza a gotear, da mala suerte ofrecer un paraguas a alguien con quien uno empieza a relacionarse para que se vaya a su casa. Es un augurio seguro de que nunca más le verá de nuevo. La palabra china para paraguas es “san” que suena como la palabra "separarse". Esto es particularmente importante para las parejas que se citan y salen juntos las primeras veces. Si a usted le agrada su nuevo amigo (a), tome el tiempo para acompañarlo (la) con un paraguas hasta la parada de bus o de taxi.
“No regale un reloj como presente. La frase ‘dar un reloj’ (sung chung) suena igual que ‘asistir a un funeral’ y es muy desfavorable. “Igualmente, no regale un pañuelo ya que éste se utiliza para limpiar lágrimas. En realidad, traerá alguna clase de mala suerte que causará llanto. Pero no se preocupe. Si, accidentalmente, llegase a obsequiar alguien con un regalo que es de mala suerte, la maldición será revocada si el que recibe el obsequio le da una moneda como pago. Entonces, técnicamente, la dávida se conviderte en una compra”.
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