Diversas amenazas telefónicas, continuas pintadas y numerosas agresiones se han registrado en la sede de Esquerra Republicana en donde, en noviembre del año pasado, un artefacto cargado con metralla era lanzado contra el edificio. La última y menos espectacular ocurrió hace unos días contra el portero automático, quemado y tachado con un rotulador. Son acciones de la extrema derecha en la Comunidad Valenciana, a la que se le atribuyen intimidaciones, ataques, agresiones y acosos contra asociaciones y partidos de izquierdas, incluso contra colectivos de inmigrantes. Un terrorismo de baja intensidad al estilo de la “Kale Borroca” (término eusquérico utilizado en el País Vasco que hace referencia a los actos de violencia callejera), conocido en Valencia como “Kale Barraca”, traducción “libre” de la vasca y ligada a la idiosincrasia valenciana.
La ultraderecha valenciana siente una especial inquina contra todo aquello que huela a nacionalismo catalán o a la defensa de los lazos culturales con Catalunya. Unos diez artefactos han hecho explosión en la sede de CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado) y un joven senegalés sufrió una agresión por parte de tres jóvenes de estética neonazi. "Todo está denunciado ante la Policía -explica Sara Verdú, portavoz de CEAR- pero la delegacion del Gobierno no tomó cartas en el asunto hasta que no recurrimos a la prensa. Igualmente, la Universidad de Valencia denunciaba el primero de noviembre la aparición de una pintada amenazante en la librería del campus de Basco Ibáñez, cuyo texto rezaba: “Fora catalanistas”. El rector, Francisco Tomás, emitió un comunicado en el que habló de una “escalada de la extrema derecha” y manifestó su preocupación al delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Ricardo Peralta. Éste anunciaba que cada uno de los agresores pagarían una multa de 301 euros y anunció su “voluntad inequívoca” de no consentir este tipo de actuaciones.
No es la primera vez que la Universidad de Valencia sufre este tipo de agresiones fascistas. La librería de “Tres i Quatre” ha sido objeto de varios ataques de grupos ultras. A menudo han aparecido en ella diversas pintadas del GAV (Grup d’Acció Valencianista), insultando a la institución académica. Un grupo de personas de extrema derecha trató de agredir al decano de la Facultad de Derecho, Carlos Alfonso, cuando prohibió un acto de Coalición Valenciana y amenazó a representantes estudiantiles. Y un joven recibió una paliza, hace dos o tres años, al defender una exposición sobre el Holocausto en Derecho.
Contra éstos y otros atentados fascistas el domingo pasado se convocó en Valencia una concentración que conmemoraba el “Día Internacional contra el Fascismo y el Racismo”. La manifestación se celebró en memoria de aquella fatídica fecha que, en la Alemania nazi de 1938, marcó el inicio del Holocausto con la conocida como “Noche de los Cristales Rotos”. Una veintena de paneles mostraban fotografías y recortes de prensa que demostraban la gravedad de la violencia fascista. Los organizadores se quejaban del silencio sospechoso a nivel estatal. Ni los propios valencianos saben que el año pasado estallaron diez bombas en Valencia, que hace tres años se desarticulaba una banda neonazi que tenía un lanzagranadas y que, desde septiembre, se han registrado más de quince ataques contra locales y personas de la izquierda y del nacionalismo”. Algunas de las consignas escuchadas fueron: “Basta de Impunidad”, “Todos y todas somos víctimas”, “Fascismo y racismo nunca más” “Quince años sin Guillem Agulló: Ni olvido ni perdón”, “Un año sin Carlos, 15 sin Guillermo”. "La lucha continúa”, “Combatir el fascismo es combatir el capitalismo”… El Informe Raxen no exagera cuando habla de 600 agresiones al año en el País Valenciano.
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