Quintín Cabrera llevaba cierto tiempo esperando contra reloj la llegada de un nuevo pulmón. Quintín, uno de los poetas-cantantes uruguayo-español que más me ha impactado, ha aprovechado para lanzar sus versos a través del espacio-internet (quintíncabrera.iespana.es), acorralado en su vida por un oxígeno que otros dilapidan. Su voz y sus canciones grabadas se pueden oír en Internet y leer sus últimos versos, recopilados en nueve partes, sus “partes médicos y/o de guerra”, en la web de Adrian Vogel (elmundano.wordpress.com) escritos mientras esperaba un nuevo órgano. Diez partes llevaba ya escritos cuando, al fin, en la madrugada del 16 de enero, un donante ofreció el suyo a Quintín que, por el momento, sigue en la UVI. Y mientras esperamos su pronta recuperación, recordamos el último parte, reflejado en esta misma página, en una rima y poesía que no renuncia a la ironía ni a la sátira de la vida, presentada con una delicadeza y crudeza que produce escalofríos. Pero no quiero ser yo, su amigo, quien hable de él. Prefiero que sea el lector quien lo descubra y le apoye, en estos momentos.
X parte médico y/o de guerra (por Quintín Cabrera)
Yo deseaba que este “parte”
-que ya es el número diez-
anunciara de una vez
la operación y, con arte,
explicaros el descarte
del pulmón que ya no vale,
que se acabaron mis males
y el futuro viene rosa.
Pero hay que esperar, la cosa
no da para euforias tales.
Para mejor, gradualmente,
soy más planta que persona
paso sentado y la zona
de los glúteos lentamente
se ha transformado en un ente
rebelde y con vida propia.
Mis sentidos, en la inopia,
no puedo ni caminar
y no hablemos de cantar…
No soy yo, soy una copia.
Este año empieza mal.
Veremos si bien acaba
y brindaremos con cava
si llegamos al final.
Yo sigo siendo un chaval
pues ya perdí veinte quilos.
¡Sin dietas! Estén tranquilos
porque a nadie recomiendo
que pierda peso sufriendo.
Las tragedias, para Esquilo.
Como ven, ya ni me quejo
¿de qué me voy a quejar?
porque es hablar por hablar
recibir o dar consejos.
Ya llegué a bastante viejo
(aunque quiera vivir más)
en este mundo jamás
sabemos cuánto duramos
la vida nos la jugamos
frecuentemente, además.
Así trascurren mis días
más que abatido, aburrido.
Me canso, pero no ha sido
porque me falte alegría
es porque esta pena mía
de vivir con poco fuelle
me ha hecho acatar las leyes,
a no ser indiferente.
y oxígeno dependiente
más tranquilo que los bueyes.
La doctora está confiada
-eso vale un Potosí-
pero, Amigos, sigo aquí
y nunca me pasa nada
sólo espero una llamada
y el teléfono no suena.
Tengo la cabeza llena
de teorías delirantes
esperando que un donante
me libre de esta condena.
De momento, he aprovechado
para arreglarme los piños*
y comprobar el cariño
que mucho me han demostrado
mis deudos. En todos lados
me han tratado con sincera
amistad, que reverbera
como un sol donde se exponga.
Y aquí acaba su milonga
su amigo Quintín Cabrera.
* Así llaman coloquialmente en Madrid a la dentadura (y a los dientes)
Recordamos hoy una de sus canciones-mensajes, la que hace referencia a los Reyes Magos.
No lo conozco personalmente, pero espero que se recupere. Su milonga sureña -género con el que me siento muy identificado como poeta, aunque no lo practico- me trae a la memoria también la voz varonil y gauchesca de Alfredo Zitarrosa. Mis mejores deseos.
ResponderEliminarGracias por publicarlo, Santi, aunque me hayas pisado la entrada que tenía prevista desde que conocí el blog de Adrián hace pocos días.
ResponderEliminarA mí también me impactaron la cordura y distanciamiento de sus milongas y su manera de comentar sus cosas, las buenas y muchas malas sin pudor artificial y con tanto humor como ingenio. Desde el disco semipirata "Todo está muy negro", que compartimos con Quintín sin saber antes que iba a salir, he ido recibiendo noticias suyas de amigos comunes con bastante frecuencia, aunque no sabía de sus problemas pulmonares hasta que leí la página de Vogel.
Gracias de nuevo.
Siento el pisoteo involuntario, amigo Piera, pero son cosas que a veces ocurren a los más originales gloggueros. Yo también me enteré por el blog de Adrián. Lo que no sabía es que compartieras un disco con él.
ResponderEliminarUn abrazo y no dejes de escribir porque cada vez que lo haces en tu malablancayenbotella se afianzan y multiplican los lazos que tienes con los que te siguen.