Fabra, Camps y Rajoy navegan en el mismo barco.
La Diputación de Castellón, donde gobierna el “popular” Carlos Fabra (imputado en nueve delitos de corrupción), acaba de editar “España, sueño imposible”, un libro del coronel José Luis Lapeña Carrasco que cuestiona que el levantamiento de 1936 fuera un golpe militar y justifica las actuaciones de Franco en la Guerra Civil. “A partir del 18 de julio de 1938 –escribe el coronel José Luis Lapeña, muerto en 2005–, Franco colaboró con las demás fuerzas sublevadas con el fin de dar a España un régimen de justicia, paz, orden y armonía”. Lapeña sostiene que la guerra no fue “un golpe militar al estilo de los del siglo XIX”, sino que se trató un conflicto entre dos partes “con ideas distintas e irreconciliables”. Según él, en la zona “nacional”, prevaleció “la visión del mundo de la clase media española, con sus valores y con sus defectos” mientras que, en la “republicana”, se intentó “de cara al exterior, disimular una mercancía anarquista, sindicalista o comunista, claramente proletaria, con la bandera de un liberalismo burgués, tranquilo y europeo, que conseguirá engañar durante algún tiempo a muchos ingenuos”.
Las tesis de Lapeña se mantienen en la misma línea que las sostenidas por autores franquistas como Stanley G. Payne, Pío Moa y César Vidal desde finales de los noventa, momento que coincide con la redacción del libro del militar de Castelló, en 1998. Marina Albiol, diputada autonómica en las Cortes Valencianas y miembro de EUPV, exige la “inmediata” retirada del libro en el que se “alaba” el franquismo. En su opinión, “se trata de un insulto a la memoria histórica, a aquellos que murieron asesinados por el franquismo, sufrieron torturas o el exilio”. Y considera “inaceptable” que, “con dinero público, se haya editado este libro, un insulto a la memoria histórica que justifica la actuación de Franco y miente sobre la historia”. Igualmente, Isabel Sabater, presidenta de la Comisión Ejecutiva Provincial del PSPV de Castellón, tilda de “insulto a los demócratas”, el hecho de que el presidente de la Diputación, Carlos Fabra, “financie y apoye la edición de libros en los que se exalta el franquismo, se enaltece la dictadura franquista y se tergiversa, de forma grave, el curso de la historia en España”. Por su parte, Ricardo Peralta, delegado del Gobierno en la Comunitat Valenciana, califica de “propaganda fascista” el libro editado por la Diputación de Castellón que, a su juicio, “no tiene nada que ver con la recuperación de la memoria histórica”.
Lo que más me llama la atención en este libro es el intento de justiciar lo injustificable por parte de políticos de la derecha que se alinean en el mismo bando –me refiero a Fabra, Campos y Rajoy, los tres tan parecidos en su ideología y estrategia– que no solo se apoyan mutuamente para salvar de alguna manera los trastos del pasado, sino que navegan juntos en los mares procelosos de la historia. En el prólogo, destacando “la valentía” del autor, Carlos Fabra destaca la valentía del mismo y considera “un acierto digno de ser tenido en cuenta”. “Como presidente de la Diputación –añade– sólo puedo sentirme orgulloso” por la publicación de este libro, que es una demostración del “empeño por ofrecer las muestras de nuestros insignes eruditos para beneficio de la cultura de nuestra tierra”. Fabra valora especialmente del capítulo 16 al 19, donde se ensalza el franquismo y niega el golpe militar del 1936. Ni Campos ni Rajoy han dicho una palabra en contra de estos planteamientos.
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Fidel Castro, el poder que se apaga.
La Diputación de Castellón, donde gobierna el “popular” Carlos Fabra (imputado en nueve delitos de corrupción), acaba de editar “España, sueño imposible”, un libro del coronel José Luis Lapeña Carrasco que cuestiona que el levantamiento de 1936 fuera un golpe militar y justifica las actuaciones de Franco en la Guerra Civil. “A partir del 18 de julio de 1938 –escribe el coronel José Luis Lapeña, muerto en 2005–, Franco colaboró con las demás fuerzas sublevadas con el fin de dar a España un régimen de justicia, paz, orden y armonía”. Lapeña sostiene que la guerra no fue “un golpe militar al estilo de los del siglo XIX”, sino que se trató un conflicto entre dos partes “con ideas distintas e irreconciliables”. Según él, en la zona “nacional”, prevaleció “la visión del mundo de la clase media española, con sus valores y con sus defectos” mientras que, en la “republicana”, se intentó “de cara al exterior, disimular una mercancía anarquista, sindicalista o comunista, claramente proletaria, con la bandera de un liberalismo burgués, tranquilo y europeo, que conseguirá engañar durante algún tiempo a muchos ingenuos”.
Las tesis de Lapeña se mantienen en la misma línea que las sostenidas por autores franquistas como Stanley G. Payne, Pío Moa y César Vidal desde finales de los noventa, momento que coincide con la redacción del libro del militar de Castelló, en 1998. Marina Albiol, diputada autonómica en las Cortes Valencianas y miembro de EUPV, exige la “inmediata” retirada del libro en el que se “alaba” el franquismo. En su opinión, “se trata de un insulto a la memoria histórica, a aquellos que murieron asesinados por el franquismo, sufrieron torturas o el exilio”. Y considera “inaceptable” que, “con dinero público, se haya editado este libro, un insulto a la memoria histórica que justifica la actuación de Franco y miente sobre la historia”. Igualmente, Isabel Sabater, presidenta de la Comisión Ejecutiva Provincial del PSPV de Castellón, tilda de “insulto a los demócratas”, el hecho de que el presidente de la Diputación, Carlos Fabra, “financie y apoye la edición de libros en los que se exalta el franquismo, se enaltece la dictadura franquista y se tergiversa, de forma grave, el curso de la historia en España”. Por su parte, Ricardo Peralta, delegado del Gobierno en la Comunitat Valenciana, califica de “propaganda fascista” el libro editado por la Diputación de Castellón que, a su juicio, “no tiene nada que ver con la recuperación de la memoria histórica”.
Lo que más me llama la atención en este libro es el intento de justiciar lo injustificable por parte de políticos de la derecha que se alinean en el mismo bando –me refiero a Fabra, Campos y Rajoy, los tres tan parecidos en su ideología y estrategia– que no solo se apoyan mutuamente para salvar de alguna manera los trastos del pasado, sino que navegan juntos en los mares procelosos de la historia. En el prólogo, destacando “la valentía” del autor, Carlos Fabra destaca la valentía del mismo y considera “un acierto digno de ser tenido en cuenta”. “Como presidente de la Diputación –añade– sólo puedo sentirme orgulloso” por la publicación de este libro, que es una demostración del “empeño por ofrecer las muestras de nuestros insignes eruditos para beneficio de la cultura de nuestra tierra”. Fabra valora especialmente del capítulo 16 al 19, donde se ensalza el franquismo y niega el golpe militar del 1936. Ni Campos ni Rajoy han dicho una palabra en contra de estos planteamientos.
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“A Mano Limpia” de América TcVe (canal 41 en Miami, FL, EEUU) presentaba el 9 de marzo de este año una entrevista exclusiva de Oscar Haza con el teniente coronel cubano, Juan R. Sánchez, uno de los hombres más cercanos a Fidel Castro. Se trata de quien fuera uno de sus escoltas más próximo, el hombre que tenía la misión de guardar el diario privado del dictador. Por su indudable interés, durante varios días iremos publicando las entrevistas que mantuvo en este canal, en las que cuenta su rica experiencia, tras 17 años como escolta de Fidel.
Si se dice, se invoca y se habla de libertad y sobre todo se supone que hay LIBERTAD DE EXPRESIÓN. Se debe de dejarla expresar las ideas y opiniones, y mas cuando estas ya hablan de etapas pretéritas y donde todo fue confusión y en nada edificante ni tolerante, donde en aquellos infames tiempos se instaló, el odio, el rencor y todo indica que nada limpio desde el primer instante, solo faltaba que ya se censuren, se imponga ideas sectarias y fuera de toda verdad se tergiverse y se otorgue patente de lo que se debe decir ye imponer, sin dejar mas contraste de pareceres que el que otorguen los nuevos inquisidores y coercitivos nuevos Torquemadas, con que la izquierda no deja de ser y actuar al igual que aquellos a los que les molestan la libertad de opinión y de expresión, con que la izquierda deja entrever y asomar su franquicia STALINISTA TOATALTARIA De la que están imbuidos.... Que si por ellos fuese, las hogueras y quema de libros, estarían reivindicadas y puestas en funcionamiento, como ya hicieran y hacen las respectivas republicas que se denomina marxistas leninistas y la ultima que cometió y puso en practica el genocidio contra su propio pueblo, fue la de Pol Pot, (pues maestros no le faltaron en quien fijarse, desde Stalin a Mao) y las ultimas monarquías comunistas hereditarias, de Cuba y de Corea del Norte, esta ultima mas pérfida, vil y sanguinaria al disponer de todo un pueblo como esclavos al servicio del dictador, como de padre, guía y faro de la revolución marxista leninista coreana. “como le gusta hacerse llamar”.
ResponderEliminarEsta visto que a muchos marxistas españoles, les gustaría practicar la caza de brujas e imponer su único pensamiento y tergiversación de la verdad, adecuándola a su ficticia y siempre falaz y dogmática de cómo les gustaría que la historia hubiese sido y si no se la inventan y ya se sabe que una mentira contada mil veces se hace verdad y hacer de la mentira su arma revolucionaria.
Les llevaría a reinventar la historia y a reabrir las checas y los gulaps, donde encerrar a todo quien opine de diferente manera y forma sectaria a la de ellos.
Las ideas y los conocimientos que cada uno tenga y aporte se deben de respetar o rebatírsela si es preciso pero nunca censurarla o prohibirlas. Pues a nadie estorba ni a nadie ofende, l oque uno haya vivido personalmente y haya experimentado, mas cuando hace setenta años de aquello y solo recoge su punto de vista o experiencia personal que en nada y ha nadie le tiene que molestar y al igual que se dice, que cada cual con su cuerpo, hace lo que le vienen en gana.... las ideas “también deben de ser respetadas”, Siempre que no incitan a matar ni acabar con otros... (Y lo de este libro, solo refleja un acontecimiento pasado y opinable) - Y mira, que la televisión, juegos y demás ofertas visuales incitan a la violencia y a acabar con cualquiera... y a ello, nadie las censura y las pone en cuestión o denuncia.
Y en cambio cuando uno opina y expone su ideas vividas en persona y opina personalmente, pero atañe a la política, sale en estos fieras o alimañas aullando y escocidas y ya se sabe, que quienes se pican, es ajos comen en cantidades ingentes... y a la izquierda, se le huele, por su fetidez y halitosis, dada la cantidad de ajos con que comen están que se pican y escocidas nadan, en cuanto alguien les contradicen o pone en evidencia sus soflamas panfletarias y tergiversaciones a sus credo dogmático y demagogia o, nunca está de mas el contraste de pareceres... Y es mas, cada cual tiene todo el derecho a manifestarse parecer y quine quiera que compre el libro y quine n oque lo deje en las estanterías para quien lo quiera leer. Por esa misma se debería de prohibir la cantidad de soflamas y propuestas de apología del terrorismo y de justificar al terrorismo islamista y la marxista leninista. Este coronel desde su punto de vista expone y expresa su parecer. Que ya no tiene vigencia y ha prescrito, desde la noche de los tiempos. Quien este libre de pecado que tire la primera piedra. Y en aquella sinistra etapa de convulsiones entre las dos Españas en ambos bandos, se perpetraron toda clase de ignominias y vesanias.
Sin saber bien quine tuvo mas culpa y quienes antes empezaron provocando el uno la otro. Solo hay que ir a las hemerotecas y a los documentos recogidos del época y en vez de dejarse consolidar la democracia en la republica. Si esta se proclamo un catorce de Abril, ni tan siquiera trascurrido el primer mes... “Un once de Mayo”, ya se comenzó a provocar y a instaurar el miedo y el terror en parte de la sociedad, reabriéndose las heridas entre las dos Españas sin dejar consolidar a la democracia y a la republica. Mal comienzo que acabo mucho peor.