Un gesto que puede comprometer mucho.
Para ello, España fue el primero en adherirse a la petición del presidente norteamericano de enviar más tropas a Afganistán. Hace dos días Carmen Chacon, la primera mujer ministra de Defensa, declaraba que enviaría un batallón de 450 soldados a partir de julio y que destinaría un total de 9 millones de euros. La anunciada química existente entre ambos presidentes ya funcionó durante la recepción que la Reina Isabel II ofreciera a los miembros del G-20, tras la cual, Zapatero asegurara un entendimiento “muy fácil y muy positivo” con Obama. De él resalta su cercanía, capacidad de diálogo y voluntad de entendimiento y con él pudo al fin conversar en Londres de sus aficiones comunes, como el baloncesto y el footing, así como de otras cuestiones como la crisis económica, la OTAN o las relaciones internacionales. Ambos tienen afinidades ideológicas. Zapatero dijo recientemente de su homologo americano que “es una persona que no sólo entiende de verdad los problemas de España”, sino que se toma en serio la “extraordinaria influencia” de su país en el mundo y sus “responsabilidades internacionales”.
Por su parte, Obama expresaba su “deseo” de mantener una estrecha colaboración con España durante su mandato. Dijo de Zapatero que le consideraba “un amigo” y una persona que “no sólo entiende la extraordinaria influencia de su país en el mundo sino que también se toma sus responsabilidades muy seriamente”. Y, tras un apretón de manos, Obama le pasaba el brazo por el hombro, lo mismo que Michelle, su mujer, lo pasara por el de la Reina de Inglaterra, y comentaba que “ha disfrutado mucho” trabajando con él estos días de citas internacionales, esperando que la “sólida” relación que tienen en la actualidad los dos países sea “incluso más fuerte”. Zapatero señalaba que, para España, se abre un “nuevo tiempo” en las relaciones entre ambos países y que el propósito de su Ejecutivo es “colaborar” con el presidente Obama por un “nuevo orden mundial de paz más justo”, en la “lucha contra la pobreza” y con el objetivo de “abrir un tiempo mejor para las nuevas generaciones”.
El presidente del Gobierno Español consiguió ayer en Praga el esperado encuentro con el presidente de los EEUU. Obama aseguró haber “disfrutado mucho trabajando estos días con Zapatero, ya que es alguien que entiende los retos y responsabilidades que debemos afrontar”. Zapatero, eufórico, expresó su deseo de que el Ejecutivo español colabore con la administración americana para superar los retos del futuro, como la pobreza o la paz mundial. Fue gesto norteamericano más esperado por el jefe del ejecutivo español que ponía fin a cinco años de enfriamiento de las relaciones entre ambos países. El último guiño fue el protagonizado por José María Aznar con George W. Bush, que provocó un encantamiento que llevó al presidente español a seguir al norteamericano hasta en una guerra ilegal no apoyada por la ONU. Posteriormente, con el cambio de Aznar por Zapatero, las relaciones entre los dos gobiernos quedaron congeladas hasta este fue recibido ayer por Obama, consiguiendo el primero su último sueño: hacerse su “amigo”.
Para ello, España fue el primero en adherirse a la petición del presidente norteamericano de enviar más tropas a Afganistán. Hace dos días Carmen Chacon, la primera mujer ministra de Defensa, declaraba que enviaría un batallón de 450 soldados a partir de julio y que destinaría un total de 9 millones de euros. La anunciada química existente entre ambos presidentes ya funcionó durante la recepción que la Reina Isabel II ofreciera a los miembros del G-20, tras la cual, Zapatero asegurara un entendimiento “muy fácil y muy positivo” con Obama. De él resalta su cercanía, capacidad de diálogo y voluntad de entendimiento y con él pudo al fin conversar en Londres de sus aficiones comunes, como el baloncesto y el footing, así como de otras cuestiones como la crisis económica, la OTAN o las relaciones internacionales. Ambos tienen afinidades ideológicas. Zapatero dijo recientemente de su homologo americano que “es una persona que no sólo entiende de verdad los problemas de España”, sino que se toma en serio la “extraordinaria influencia” de su país en el mundo y sus “responsabilidades internacionales”.
Por su parte, Obama expresaba su “deseo” de mantener una estrecha colaboración con España durante su mandato. Dijo de Zapatero que le consideraba “un amigo” y una persona que “no sólo entiende la extraordinaria influencia de su país en el mundo sino que también se toma sus responsabilidades muy seriamente”. Y, tras un apretón de manos, Obama le pasaba el brazo por el hombro, lo mismo que Michelle, su mujer, lo pasara por el de la Reina de Inglaterra, y comentaba que “ha disfrutado mucho” trabajando con él estos días de citas internacionales, esperando que la “sólida” relación que tienen en la actualidad los dos países sea “incluso más fuerte”. Zapatero señalaba que, para España, se abre un “nuevo tiempo” en las relaciones entre ambos países y que el propósito de su Ejecutivo es “colaborar” con el presidente Obama por un “nuevo orden mundial de paz más justo”, en la “lucha contra la pobreza” y con el objetivo de “abrir un tiempo mejor para las nuevas generaciones”.
El pasado 28 de marzo, en Viña del Mar (Chile), Joe Biden, vicepresidente estadounidense, manifestaba en rueda de prensa que “Estados Unidos considera a España uno de sus socios más fuertes”, a pesar del desacuerdo vivido diez días antes por el anuncio de la retirada española de las tropas de Kosovo, que achacó a una “falta de comunicación adecuada”. Lo que ratificaba mi opinión de que, de ahora en adelante, Zapatero seguirá dócilmente hasta las decisiones más ásperas y atrevidas de la Casa Blanca, aunque, espero que éstas no perjudiquen a España, sobre todo si no están de acuerdo con nuestros intereses, ni son todo lo acertadas que se espera o si son claramente erróneas. Por eso aviso de antemano: cuidado con la mano del presidente americano en el hombro del presidente español. Porque con un Bush y un Aznar ya hay suficiente.
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El escolta de Castro. Capítulo VIII. A raíz de la expulsión del partido y de su sanción de dos años, Juan R. Sánchez, teniente coronel cubano y uno de los hombres que estuvo más cercano a Fidel Castro, decide contar todas las interioridades del mismo así como el régimen que opera en las isla desde hace más de medio siglo.
La foto no deja de ser un gesto, una postura, pero entre una foto y otra, siempre es preferible la más reciente a la más antigua. Saludos.
ResponderEliminarPreferibles o no, apreciado Pardo, son fotografías que revelan lo que hay detrás de las palabras, cada una enmarcada en su debido tiempo. Y muchas veces dicen más que el propio texto.
ResponderEliminarUn saludo cordial