Juan Tardá, en su interveción en el Congreso.
“Hay dos zonas oscuras –escribe Ignacio Escolar en Escolar.net– en los Presupuestos Generales del Estado, dos capítulos del gasto público cuyo detalle es un misterio para los ciudadanos. La primera es la partida destinada a los fondos reservados: 25,2 millones de euros, la mayoría en manos del Centro Nacional de Inteligencia. La segunda es la asignación de la Casa Real: 8,9 millones de euros, incluso más secretos que las facturas del espionaje”.
En el Congreso de los Diputados, tanto el PSOE como el PP se unen para rechazar una enmienda de ERC a los Presupuestos del Estado en la que se reclama más transparencia en las cuentas del jefe del Estado. El republicano Joan Tardá reclamaba el martes pasado que se redujera la aportación consignada para el sostenimiento de la Casa Real (en torno a los nueve millones de euros) a un sueldo exclusivo para el rey, equiparable al del presidente de Gobierno. El debate sobre la Corona se centró en cierto momento sobre la fiscalización de sus cuentas. Los republicanos pretendían que el Parlamento tuviera acceso a la liquidación anual de los nueve millones. Y querían saber en qué se gastaba. “No cuestionamos la legitimidad de la Monarquía –hizo hincapié Tardá–. Este no es el debate, al menos ahora”. Y se limitó a reivindicar al derecho de la Cámara a controlar la ejecución de los Presupuestos. Pero socialistas y conservadores no estaban por la labor y cerraron filas contra las enmiendas de los catalanes.
Juan Manuel Albendea atacó con renovada furia la propuesta del ERC, achacándola al "odio ferdaderamente deleznable" que alberga contra “la institución mejor valorada por los españoles”. El diputado del PP aseguró que los republicanos pretenden cambiar la Constitución a través de los Presupuestos. Y advirtió a Tardá que no aceptaban de ERC lecciones de “moderación, sentido común, moralidad ni transparencia”. Porque –concluyó–, no queremos ser como usted”. María José Vázquez, diputada socialista, se escudó en la Constitución para defender el “derecho” del rey a disponer de la partida y la imposibilidad de que se fiscalice su ejecución.
El Congreso controla los fondos reservados a través de reuniones a puerta cerrada de la Comisión de Gastos Reservados, donde está presente un diputado de cada partido. Pero ¿quién controla el dinero de la Casa Real? “Las cuentas del rey –concluye Escolar– son un misterio incluso para el Congreso, que sólo se limita a decidir la cifra total sin saber cómo se gasta. Es el único dinero completamente opaco del presupuesto público”.
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