martes, 10 de noviembre de 2009

La insultaron como “La puta brasileña de la Universidad”


Geisy, en la sala de la Facultad.


Así, con ese insulto gratuito, una estudiante fue expulsada de la universidad en una ciudad de São Paulo tan sólo por haber acudido a clase llevando una minifalda que dejaba gran parte de sus piernas a la vista. Sucedió en Brasil, el país tropical famoso por los cuerpos casi desnudos que desfilan con naturalidad por las calles. Pero, en esta ocasión, la chica de 20 años que se atrevió con su indumentaria “escandalosa”, estuvo a punto de ser linchada por sus compañeros y tuvo que ser rescatada por la Policía.


La rebelión estudiantil se inició el pasado 22 de octubre, cuando Geisy Villa Nova Arruda, pelo rubio y ojos verdes, alumna del primer año de la carrera de turismo, remontaba, equilibrándose en sus tacones, una de las rampas del edificio de la Universidad Bandeirante, una institución privada ubicada en São Bernardo do Campo. A unos estudiantes no les gustó ver cómo el corto vestido rosado subía a cada paso y empezaron a insultarla. Atraídos por el griterío, los alumnos abandonaron sus aulas y se amontonaron en los pasillos. Unos setecientos estudiantes le gritaban “puta” en la ciudad en donde, a comienzos de los años 70, el entonces sindicalista Luiz Inácio Lula da Silva, hoy presidente de la República, inició el movimiento izquierdista más exitoso de la historia de Brasil.


Auxiliada por un profesor, la estudiante logró refugiarse en un aula vacía. Pero antes, en el camino, fue insultada, tocada, fotografiada, escupida e incluso amenazada de violación. Mientras sus compañeros trataban de derribar la puerta e invadir ese “bunker”, Geisy lloraba e intentaba explicar que llevaba una ropa provocante porque pensaba irse después de la clase a una fiesta con su novio. Finalmente, escapaba ilesa, gracias a la presencia de policías armados, que habían sido llamados para escoltarla hasta la salida. Aunque, durante el rescate policial, había cubierto su polémico vestido rosado con el sobretodo del profesor. Pocos minutos después, el vídeo ya se encontraba en YouTube bajo el título “La puta de la Universidad”.


Se trata de una estudiante normal que trabaja como vendedora en un mercadillo de su vecindario. Cobra un salario mínimo (menos de 200 euros) por mes y no entiende por que la insultaron con ese adjetivo peyorativo. Unos estudiantes que participaron posteriormente en un programa amarillista de televisión, trataron de justificar la bestialidad colectiva. “No se puede ir a la clase vestida así”, dijo una joven. “¿Por qué no?”, preguntó la conductora del programa. “Pues… porque no”, le contestó, como si la razón fuera obvia. Un estudiante añadió que Geisy siempre se viste con ropas cortas. “Lo hace para llamar la atención”, le acusó. “Está destruyendo la reputación de nuestra Universidad”, añadió un compañero. Un anuncio, publicado por la Universidad Bandeirante en algunos diarios de São Paulo, habla de una “flagrante falta de respeto a los principios éticos, la dignidad académica y la moralidad”. El asesor jurídico de la universidad, Décio Lecioni Machado, dijo en el portal G1 que la causa de la expulsión no fue el vestido, sino determinados “gestos y actitudes” de la alumna, que eran rechazados hasta por sus propios compañeros.


El caso ha sido el tema más comentado de Brasil en los últimos días. Sociólogos, psicólogos y educadores han publicado artículos en los que debatieron el machismo de la sociedad brasileña, criticaron la alienación de la juventud, destacaron el débil sistema educativo del país y compararon esos estudiantes a los talibanes. La misma Geisy ha acudido a la televisión para contar su drama. Ella todavía considera la posibilidad de demandar a sus agresores y la universidad.

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