“Pepe” Mujica, nuevo presidente de Uruguay, recibe las felicitaciones del presidente saliente, Tabare Vázquez.
José Mujica, más conocido como “Pepe” por los uruguayos más pobres, candidato de la gobernante coalición de izquierda, Frente Amplio, y favorito en los comicios en segunda vuelta, conseguía vencer el pasado domingo a su oponente de 69 años, Luis Alberto Lacalle, ex presidente de Uruguay entre 1990 y 1995 y candidato por el Partido Nacional. El oficialista Frente Amplio, que agrupa a una docena de fuerzas de izquierda, obtuvo el 52,6 por ciento de los votos, mientras que el rival conseguía el 43,2 por ciento. La abstención se situó en poco más del 10 por ciento. A la salida del colegio electoral, Mujica pronosticaba: “Es como bailar con la hermana, ¿no?”. Y conseguía mayoría absoluta en el Parlamento y en el Senado.
El Frente Amplio ratificó la mayoría absoluta que ganara en el año 2004, cuando el socialista, Tabaré Vázquez, fue elegido como el primer presidente de izquierda de la historia de Uruguay. “Pepe”, el ex guerrillero tupamaro, de 74 años, se proclamó como el nuevo presidente en medio de un estallido de júbilo. Encarcelado y torturado durante la última dictadura (1973-1985), y tras la amnistía que se decretó posteriormente para todos los delitos políticos cometidos desde 1962, “Pepe” creó el Movimiento de Participación Popular (MPP), que se integró más tarde a la coalición frenteamplista.
“No hay vencidos ni vencedores porque nadie es dueño de la verdad” dijo Mujica, mientras los uruguayos ocupaban la avenida más grande de Montevideo, la 18 de Julio, y, con tambores, cantos y banderas, celebraban la gesta. La coalición Frente Amplio comenzará, en marzo de 2010, un segundo período consecutivo en el poder, rompiendo, una vez más, con la hegemonía instaurada tanto por el Partido Colorado como el Partido Nacional en la escena política uruguaya desde el siglo XIX. El presidente electo de un país con más de tres millones de habitantes debe ahora afrontar grandes desafíos: reducir la desigualdad en un país donde el 20% todavía vive en la pobreza, controlar una deuda que se ha incrementado en un 30% durante el Gobierno actual de Tabaré Vázquez, impulsar una integración regional que no lo discrimine por sus dimensiones, y abrirse hueco entre los dos gigantes, Brasil y Argentina, quienes eclipsan gran parte de la atención a este lado del Atlántico.
Mujica ha reiterado su deseo de crear un “pacto nacional” con todas las fuerzas políticas en las áreas de educación, energía, medio ambiente y sanidad, pero reservará a gente de su confianza los ministerios de Interior, Relaciones Exteriores y Defensa. Según ha anunciado, sus principales objetivos durante su Gobierno serán los de profundizar las políticas sociales y mantener la política macroeconómica, implementada por el Ejecutivo de Tabaré Vázquez.
Pepe jurará el cargo el uno de marzo. Casualmente, lo hará frente a su esposa, Lucía Topolansky quien, además de presidir la Cámara Alta, será la tercera autoridad del Estado al pertenecer a la lista más votada el 25 de octubre pasado, cuando los ciudadanos eligieron a senadores y parlamentarios y a quienes se verían las caras en esta segunda vuelta. Lucía abandonaba, siendo Jove, la carrera de arquitectura y la familia, para ingresar, junto a su hermana gemela, en los Tupamaros. Dicen que ella es aún más dura que su pareja.
El problema del Uruguay no está dado en lo que pasará con el balotaje que, parecería, ganará Mujica sin mayores problemas. El problema se planteará cuando Mujica comience a gobernar con su "patota" de tupamaros alrededor y sus anquilosadas ideas marxistas leninistas (todas ellas fuera de época y fracasadas) qué obviamente desencadenarán una crisis inédita en el país. Para muchos uruguayos votar es una especie de deporte nacional, no un acto pensado y trascendente y en este balotaje un gran grupo de electores irán "a ganar" no a buscar que el país mejore. ¡Van a ver las consignas de los gandores, tipicamente futboleras, que se escucharán! Toda esa tontería fue fomentada por algunos sectores de la izquierda, especialmente subidos a la idea del corporativismo más descarnado, que quieren hacer pagar a los que tienen algo las desdichas de los que no tienen nada, en lugar de tratar de arreglar la situación del país y convertir al Uruguay en un emporio de riqueza.
ResponderEliminarEstoy segura que ya la liebre saltará cuando se nombre el gabinete ministerial.