María Antonia Munar y Francesc Antich, brindando en otros tiempos por una izquierda unida en el poder.
El barco del pacto de izquierdas amenaza con hundirse.
El pacto de izquierdas amenaza con zozobrar en las islas Baleares. El socialista Francecs Antich, presidente del Gobierno de Baleares, sorteó hasta el último momento el peligro inminente, resistiéndose a dejar de gobernar sin el apoyo de UM (Unión Mallorquin). Pero, tocada por una corrupción que amenaza con hundirla, y acosada por media docena de causas judiciales, UM, que formaba parte hasta el viernes pasado de la alianza de izquierdas, terminó siendo apartada por el propio Antich, temeroso de perder los mandos de la flota.
El 16 de noviembre, María Antonia Munar, presidenta del Parlament y ex líder de UM, era citada en el Tribunal Superior de Justicia de Baleares y declaraba como imputada por el caso Can Domenge, de presunta corrupción urbanística. Pese a los gritos en contra de los manifestantes, la presidenta no se amedrentó e hizo signos de victoria. Y, el pasado miércoles, advertía que se sentía “inamovible” en su cargo de presidenta del Parlament. La histórica líder de UM está igualmente imputada en otra causa judicial por presunta corrupción –Operación Maquillaje– pero asegura que goza de un blindaje al frente del Parlament porque no existe, según ella, ninguna fórmula parlamentaria para su cese, aún en el caso de que todos los partidos se pusieran de acuerdo, salvo que el presidente del Govern, Francesc Antich, decidiera disolver la Cámara para convocar elecciones anticipadas o que ella misma dimitiese.
Antich expulsó a más de 150 altos cargos y asesores de UM de las diferentes instituciones, buscando “el compromiso firme con la gestión de honestidad”. Con la declarada ruptura del pacto y la exclusión de de UM, la izquierda queda en una débil minoría, con el PP a un voto de la mayoría absoluta. María Antonia Munar, por su parte, guarda silencio sobre la debacle de UM y la presunta corrupción por la que es investigada. Pero muy pocos creen que, ante esta nueva situación, se resista a no dejarse querer de nuevo por una derecha que perdió el poder y que está ansiosa por volver a gobernar.
Pero, mientras UM no pierda el control directo de la radio y de la televisión públicas de Baleares, controladas por media docena de periodistas que ejercieron de jefes de prensa del partido, todo sigue bajo su poder y bendición. La Sindicatura de Cuentas denunciaba, en un informe publicado hace unos días, que la presidenta del Consell de Mallorca había entregado a lo largo de un solo ejercicio, el de 2006, al menos 440.000 euros públicos a dedo y sin que mediara una sola factura a Video-U, la productora de televisión investigada en el caso Son Oms y vinculada al entorno de Miquel Nadal, ex líder de UM, ex vicepresidente del Consell de Mallorca, ex conseller de Turismo y concejal de Palma. Televisión Mallorca fue puesta en marcha en la pasada legislatura gracias a una empresa en la que Munar confiaba personalmente y está siendo investigada al advertir los investigadores que los políticos de UM gratificaron con al menos 5,5 millones de euros públicos a los gestores y testaferros.
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