Aspecto del Rey durante la recepción a Joseph Biden, vicepresidente del Gobierno de los EEUU, recibido por Juan Carlos horas antes de ingresar en el Hospital Clínic de Barcelona.
El príncipe Felipe y doña Letizia, tras visitar al Rey en el Hospital Clínic de Barcelona. Gianluca Battista.
El rey “está bien. Está fenomenal”, dice Zapatero, a la salida de la visita que realiza el domingo al monarca, en el Hospital Clínic de Barcelona, en donde se le estirpó un tumor en el pulmón derecho que posteriormente se comprobó que era benigno. La rápida recuperación permitirá que el rey participe en la Cumbre Oficial de los Jefes de Estado y de Gobierno de Europa, América Latina y el Caribe, que se celebrará el próximo lunes 17 de mayo, en Madrid. Horas más tarde, el presidente catalán, José Montilla, agradecido por la “confianza del monarca” en la sanidad catalana (lo mismo que el presidente Francesc Antich se siente agradecido por el “favor” de su presencia veraniega en las islas, pese al escándalo político registrado en la Comunidad Balear) destaca que el rey, “en buenas manos”, está “afable, cordial y alegre, como siempre”. (En su caso, hablan de la carrera de Fórmula 1, que Juan Carlos ha seguido por televisión). Y la reina Sofía, las infantas y el Príncipe Felipe, vuelto de un viaje a Costa Rica, donde había acudido a la toma de posesión de la presidenta Laura Chinchilla, se deshacen en agradecimientos por la preocupación de la prensa.
Al espectáculo –show, para los angloparlantes– sólo le falta el detalle aportado por periodistas y médicos que le atienden. Debido a la “localización del tumor y a los antecedentes de tabaquismo del monarca”, los doctores decidieron que había que intervenir “sin prisas pero sin pausas”. Los periodistas, reunidos en rueda de prensa, preguntan a Laureano Molins, jefe de cirugía torácica del Clínic que operó a Juan Carlos de Borbón, cuándo podrá el Rey volver a ejercer su trabajo. El doctor contesta: “Para dar apretones de manos y subir a la oficina una hora, no es necesario esperar muchos días. No es un trabajo de mozo de carga en un muelle. No es lo mismo saludar y subir una horita al despacho que descargar cajas en el muelle”. La comparación provoca risas en la sala y el inmediato sonrojo del médico, doctor, Molins, quien aprovecha la ocasión para resaltar que el tabaco es altamente perjudicial. Juan Carlos I es aficionado a los puros, dice Molíns, “que son tan malos como los cigarrillos”. Y anuncia, triunfalmente: “Desde el día 28 de abril, cuando descubrieron el nódulo, el rey ha dejado de fumar”.
Juan Carlos de Borbón volverá, pues, a su “duro” trabajo en unos días.
El monarca representa la cosa pública. El primero de los españoles es en si mismo un espacio público. Si el rey era-es fumador, infringe la norma, y en consecuencia alguien debería proceder a multarle en cuanto encendiera un pitillo. Ocurre que este monarca tiene la dualidad del mismisimo jesucristo. Es dios y hombre a la vez. Así cualquiera.
ResponderEliminarchiflos.