miércoles, 15 de septiembre de 2010

Kirchner no genera compasión.




Carlos Tórtola, director del diario digital argentino “El Informador Público”, periodismo de emergencia en tiempo real, publica el siguiente artículo sobre la salud del ex presidente argentino en el que se baraja su estress del pluriempleo, su obsesión por acumular poder fuera del Gobierno y su misma delicada salud jugarían fuerte en el tablero electoral.

”La salud de Néstor Kirchner pasó a ser un dato central de la política nacional. La nota que reproducimos de Elmundo.es, focaliza la causa de la nueva angioplastia en el stress que le provoca el pluriempleo. Esto es, ser Secretario General de la UNASUR, Diputado Nacional, Presidente del PJ y candidato a Presidente. Podríamos agregar que también es interventor de la Provincia de Buenos Aires, ya que se ocupa minuciosamente de la relación con los intendentes y de las distintas líneas del PJ y que asimismo es el Ministro de Economía en las sombras. Kirchner no acepta delegar los cuatro resortes claves del poder en la Argentina: el control de la caja, del aparato del PJ, de la Provincia de Buenos Aires y de las relaciones internacionales. Cabe suponer que, si el año que viene CFK fuera reelecta o Daniel Scioli llegara a la Casa Rosada, Kirchner intentaría retener estos resortes fundamentales del poder. De acuerdo con lo que establece el Tratado Constitutivo de la UNASUR en su artículo 10, su mandato como Secretario General vence en el 2012, y es renovable por otros dos años. Su diputación concluirá en el 2013 y el mandato como presidente del PJ un año antes. En otras palabras, tiene asegurada una importante concentración de poder por los próximos dos años, aun sin volver a la presidencia. Pero, como ironizaba un ex gobernador de Buenos Aires para describir el instinto de poder del partido gobernante: “El peronismo siempre acude presuroso en apoyo del ganador”. En otras palabras, que si el gobierno es derrotado en las urnas el pluriempleo de Kirchner sería rápidamente golpeado y hasta eliminado. Cualquier no kirchnerista que llegue a la Casa Rosada probablemente entienda que su única posibilidad de subsistir será liquidar el poder del ex presidente antes de que ocurra lo inverso. El pluriempleo de aquél es su supuesto reaseguro contra la caída en desgracia y la persecución judicial. Sin embargo, este esquema tiene una validez muy acotada. Sólo le servirá si consigue imponer al próximo presidente y si éste, además, no decide marginar a su padre político como él mismo intentó hacer con Duhalde en el 2003. Durante siete años, los Kirchner alimentaron el hiperpresidencialismo hasta opacar casi por completo a los otros dos poderes. Así construyeron su propia condena, porque sólo pueden subsistir en la política desde la Casa Rosada. La frase de Winston Churchill se hace realidad: “Los dictadores van y vienen, cabalgando sobre tigres que no se animan a desmontar”.

En la misma edición informatizada de “Informador Público” le siguen otros artículos como “El estrés y el pluriempleo minan la salud de Néstor Kirchner”, de Juan Ignacio Irigaray en El Mundo, de Buenos Aires y el “Impacto político de la salud de los presidentes”, de Veronica Smink, en BBC Mundo, Cono Sur no menos interesantes.

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