Amores que matan: Primero, abrazos; luego, bombas.
Tras el inicio de operaciones contra Libia, Francia ha sido la primera en bombardear, junto con Gran Bretaña, la Libia que permanece bajo el poder de Gadafi. “Uno entiende –escribe A. Álvarez Solís– la atracción del petróleo y la permanente voluntad francesa de desalojar a Italia de aquel territorio, afirmación que hago salvando que haya un acuerdo secreto italo-francés para quedarse con esa riqueza, cuyo dominio quiere asegurar también la Brithis Petroleum. O sea que, más o menos, entiendo la repugnante cuestión. Lo que ya no entiendo es el discurso que hace el Sr. Juppé, ministro de Exteriores galo, para justificar los bombardeos: ‘No podemos abandonar a la población civil y a las víctimas de la represión brutal, no podemos permitir que se derribe la legalidad y la moralidad internacional’. Sr. Juppé, por favor ¿no podría usted encontrar otros argumentos para realizar su bombardeo? Diga, por ejemplo, que bombardean porque hay que llegar los primeros al dominio total de unas riquezas. Decir eso es indecente, pero es verdad”.
”Porque Francia, tras su política colonial y sus posteriores represiones de huelguistas, manifestantes y minorías, entre otras cosas, no puede hablar ahora de legalidad y moralidad internacionales. Vietnam, Argelia, Túnez, colonias centroafricanas, acción sangrienta sobre los viejos territorios insulares... ¿Seguimos, Sr. Juppé? Con eso a cuestas no se puede hablar de legalidad y moralidad internacionales. Y menos proclamar que se excluye de la acción mandar a Libia tropas combatientes. Pero ¿es qué los aviadores no son tropas combatientes? Eso es ocupación militar, aunque usted y el pequeño húngaro que está muy afanado en el intento de lavar su sangre originaria, digan lo contrario. ¡Sr. Juppé: basta de cinismo! París tiene las garras ensangrentadas”.
Cierto que no es solo Francia quien lanza bombas desde el aire y provoca explosiones “controladas” que provocan la muerte de no pocos civiles, aunque se insista en que el objetivo de los ataques no es la vida del coronel libio. Operaciones controladas por un Sarkozy que primero apretó la mano de Gadafi y ahora persigue su régimen. También los británicos, los norteamericanos e incluso los españoles, prosiguen las operaciones hostiles desde el aire, perpetrando ayer noche bombardeos contra Trípoli y la zona portuaria y el aeropuerto de Sirte. Cuáles son las intenciones ocultas de las fuerzas internacionales, entre las que no se esconde el petróleo. Por su parte, Ignacio Escolar hace estas reflexiones en su blog: “Obviamente, el aceite que engrasa el engranaje de nuestra exquisita diplomacia se llama petróleo. Hoy no habría bombardeos en Libia si este país, como tantos otros en África, sólo exportase desdichados inmigrantes. Sin embargo, este argumento es reversible. ¿Acaso los civiles que están siendo masacrados por las tropas de Gadafi se merecen el olvido internacional porque el país sea clave en el mapa energético? ¿Es justo que las potencias igualen a todas las víctimas a la baja, y que por ello apliquen a Libia el mismo desprecio que a otros lugares del planeta?”. Más allá de estas preguntas, Ignacio se plantea: “¿Quién ocupará el lugar de Gadafi? ¿Será otro tirano “amigo” al que después permitiremos los mismos atropellos que tantas veces Occidente ha respaldado? ¿Quiénes son esos líderes “rebeldes” a los que Francia ya reconoce como Gobierno legítimo? ¿Por qué Libia y no Bahrein?”
Cuánta razón tienes. ¿Qué haría Francia ante una situación parecida con Mohamed VI? Francia, invierte, ayuda, protege a sus antiguas colonias, muchas de ellas, parecen volver a serlo. Aparte del perfume y el champagne, los franceses -algunos- controlan muy bien, a la perfección, otros menesteres, como Las Dobles Morales.
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