Camps, presidente de la Generalitat, al servicio del Arzobispo, Carlos Osorio.
La iglesia católica valenciana, a la derecha de la recalcitrante derecha del presidente Camps, no quiere aceptar a la Administración autonómica, que cuenta con sus propios materiales, como el Programa de Intervención de Educación Escolar (PIES), elaborado por las Consejerías de Sanidad y Educación. Al arzobispado de Valencia no le gustan los cursos de sexualidad que da la Generalitat porque “ofrecen una visión muy reduccionista del ser humano” y prefiere contraprogramar los cursos oficiales con los suyos. El arzobispado ofrecerá los cursos como una enseñanza extracurricular y Consellería de Educación y el presidente Camps no ha querido hacer declaraciones sobre el tema y se han callado como muertos, dando pruebas más que evidentes de ser fieles servidores de esta Iglesia.
Total, que la iglesia valenciana hace así pública su alternativa: unos “cursos de educación afectivo-sexual” ofrecidos gratuitamente a los colegios concertados y públicos que lo deseen. Y, en su presentación, las autoridades eclesiásticas atacan de nuevo al PIES. Según sus redactores, esta guía escolar es necesaria porque “la educación sexual que se imparte en los centros no ha conseguido frenar en nuestra sociedad el número de embarazos no deseados, abortos, enfermedades de transmisión sexual y demás problemas derivados de de una concepción de la sexualidad inadecuada”. De esta manera, dentro de la unidad “la fertilidad humana”, los alumnos conocerán los puntos de vista de esta iglesia sobre las “diferencias externas entre varón y mujer”, lo que supone rechazar otras orientaciones más actuales y objetivas. Los alumnos de 5 a 7 años tendrán clases de “pudor y continencia en cosas pequeñas”, de “autodominio” o de “precaución del abuso” y de “heterosexualidad”. Los niños de 8 a 11, estudiarán “vicios” o “erotismo y pornografía”. Y los mayores, de 12 a 14, sabrán “que es posible esperar hasta el matrimonio para la primera vez”, o que “algunos ‘no’ dichos a tiempo garantizan la libertad de un gran ‘sí’ en el momento oportuno”. Y serán “aleccionados” en materias como la “masturbación”, el “voyerismo”, la “homosexualidad”…, o, en los “motivos para vivir un noviazgo casto”. Ese es, a grandes rasgos, el contenido previsto en el programa elaborado por el arzobispado de Valencia, ofrecido a los colegios para contrarrestar el aprobado por la Consellería de Educación de la Generalitat Valenciana.
El programa de la Iglesia, según explica Rafael Cerdá, presidente de la comisión diocesana de Enseñanza, es ofertado como una “propuesta educativa” y, por tanto, “no obligatoria”, pero, al mismo tiempo, representa un “material de referencia o un modelo a la hora de impartir este tipo de enseñanzas”. Y ante él, el presidente Camps agacha la cabeza, e, inclinado ante el arzobispo, se permite abrir prudentemente la boca. Pero, en lugar de alegar sus motivos, sólo lo hace para recoger la hostia en su lengua mientras dice “Amén” y se santigua.
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