Una pertinaz lluvia malintencionada se ha posicionado en territorio nacional, impidiendo las tradicionales procesiones de la Semana Santa. La lluvia ha deslucido no pocas de estas manifestaciones religiosas en la que cristos, vírgenes y cruces son transportados en hombros por cofradías de todo tipo y condición. Y ha impedido que muchas de ellas fueran sacadas de las iglesias y fueran exhibidas por calles y plazas de todo el territorio. Hay quien señala como provocador el barrio de Lavapiés, en donde un grupo de ateos exigiera su “procesión atea”, pero el miércoles una sentencia del TSJM ratificaba su prohibición, al considerar que suponía “una coacción o intimidación” a la exteriorización de la confesión religiosa cristiana. Y algunos de los más píos desean incluso que dicho tribunal declare la guerra a esta impía lluvia que impidió la salida de pasos como el de Nuestro Jesús de la Salud, el Cristo de los Gitanos, la hermandad sevillana de “Los Negritos” o la misma "Madrugá". “Porque esta es –no dejan los fieles de repetir– la Semana de la Pasión y no la del libertinaje”. Por eso, quienes pudieron, sacaron las imágenes a la calle, mostrándolas con orgullo en los cortejos en los que se hace pública confesión de su sacrosanta fe. Lejos de recluirse en el interior de las iglesias, los católicos, apostólicos y romanos pretenden exhibirlas gracias a sus cofrades, cubiertos con túnicas y capirotes, tan parecidos en su forma a los del Ku Flux Klan. Y los sentimientos de esta iglesia poderosa, apoyada por el Estado, por la derecha y hasta por ciertas izquierdas, se multiplican con toda clase de imágenes, siempre que la impía lluvia no desfigure los rostros ni sus figuras. He aquí algunos de los ejemplos de lo dicho:
Entre ráfaga y ráfaga de lluvia, vemos a escolares sevillanos aprendiendo a desfilar con capucha, bajo el beneplácito de la Iglesia.
Capirotes vacíos, esperando la salida de la procesión para ser ocupados por penitentes.
Pasos, lentos y misteriosos, marcados por cierta austeridad y silencio, siempre de acorde con los intereses turísticos del momento.
Vemos a miles de nazarenos y penitentes, desfilando con sus cirios y vestimentas, y nos sentimos incapaces de saber en qué siglo nos encontramos de no ser por la imagen del actor malagueño, Antonio Banderas, junto a la baronesa Carmen Thyssen, momentos antes de dirigir el trono de su Virgen, la de Lágrimas y Favores.
En la localidad gerundense de Verges, se ejecutó la “dansa de la mort” (danza de la muerte), con la participación de vecinos enfundados en trajes de esqueletos, bailando como poseídos al ritmo de la música de un timbal, tal como hacían en la época medieval.
En Medina del Campo (Valladolid) desfilaron las más antiguas procesiones disciplinarias de España, instauradas, en 1410, por San Vicente Ferrer. Destacaron la “Procesión de la Caridad”, la de la “Vera Cruz”, la del “Encuentro" y la del “Silencio".
En Cuenca, la llamada “Procesión de los Borrachos”, llama la atención por ser diferente al resto. Los borrachos representan a los judíos y durante 12 horas tratan de evitar que Jesús llegue a su destino, obstaculizando a los nazarenos durante toda la noche. Recibe el nombre por la bebida típica de Cuenca: el resolí.
En Zamora se rememora La Pasión, “el más relevante acontecimiento religioso, cultural y social de la ciudad”. Por algo fue declarada de Interés Turístico Internacional en 1986. La ciudad, de 60.000 habitantes, pasa a tener más de 300.000 en Semana Santa.
La Ronda de León parte a las 12 h. de la noche de la Plaza de San Marcelo, en pleno centro de la ciudad, donde se llevan a cabo los “toques” oficiales, con el que se convoca al pueblo de León a la procesión de los Pasos, auténtica recreación del Calvario, a la mañana siguiente. Para ello, cuatro hermanos de la cofradía, ataviados con su túnica, hacen sonar la esquila, el clarín y el tambor, mientras uno de ellos clama: “Levantaos, hermanitos de Jesús, que ya es hora”. Fiesta igualmente declarada de Interés Turístico Internacional.
Y en Alicante, hoy, se celebra la Procesión General del Viernes Santo, considerada como una de las más grandes de España, con diez cofradías y más de 8.000 nazarenos, 1.200 músicos, dos centurias romanas y una centuria de Guardia Pretoriana. También ella ha sido distinguida con la declaración de Interés Turístico Internacional. En esto se convierte España durante unos días. Un país que se lamenta cuando llueve, por no puede sacar las imágenes a la calle, o hace plegarias, en verano, cuando el agua no llega para todos.
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