El consejero de Hacienda del Gobierno de Aragón nombró asesor al hijo de una consejera.

Nuevo Gobierno de Aragón, con Luisa Fernanda Rudi al frente.


Mario Garcés, consejero de Hacienda.

El consejero independiente de Hacienda del Gobierno de Aragón, Mario Garcés, contrató como asesor a Carlos Morales Serrat, hijo de la consejera de Educación, Dolores Serrat, del PP. Horas después de hacerse público el nombramiento, Garcés anunciaba la destitución del recién nombrado colaborador. El nombramiento estaba firmado, pero no se había publicado siquiera en el Boletín Oficial de Aragón (BOA). Garcés evitaba el nombramiento de su asesor, evitando así posibles críticas por contratar al hijo de una dirigente del PP. El consejero explicó que, cuando accedió al cargo, tenía a su disposición numerosos currículums. Y que eligió como asesor al que más se adaptaba al perfil que requería el puesto. “Si lo ceso –dijo posteriormente– es porque no voy a aceptar que pongan a nadie de mi equipo en la diana”. Por lo visto no había calibrado bien su movida y prefirió echarse para atrás. La consejera de Educación, madre del fugaz asesor, afirmó por su parte que no había promocionado a su hijo y que le molestaba que por el hecho de que ella ocupara un cargo político se “cortara” la carrera profesional de su chico. “Me preocupaba, porque sabía que alguien lo sacaría a relucir, que iban a buscar hasta debajo de las trancas”. Serrat incidió en que se había fichado a su hijo por su perfil profesional y no por su filiación.

Todo este montaje y desmontaje se registraba a finales del mes pasado en la Consejería de Hacienda del Gobierno de Aragón, copado por el PP e independientes. Mario Garcés, le agradeció su breve labor y despidió para no convertirlo en “una diana”. El mismo consejero criticó hace dos semanas el exceso de asesores del Ejecutivo anterior, de Marcelino Iglesias (PSOE), y vendió un código ético de buenas prácticas. Pero el nuevo Gobierno de Aragón se olvidó del mismo en cuanto tomó el poder y contrató como asesor al hijo de una compañera de gabinete que era abogado, máster en autotomía y en ciernes de derecho fiscal, con cuatro años de experiencia en la multinacional Deloitte y otro en el despacho de abogados Cuatrecasas, del que salió hace unas semanas. Pero, horas después de que la DGA supiera que la decisión se iba a publicar, anunciaba su destitución fulminante. La fugaz carrera de este jurista de 31 años como asesor político duró sólo unas horas. De hecho, el nombramiento estaba firmado, pero no se había publicado siquiera en el Boletín Oficial de Aragón (BOA).

Para rechazar posibles críticas, el consejero de Hacienda recordó que había mantenido en puestos de directores generales en su departamento a dos personas que ya desempeñaban esa función con el PSOE y que lo había hecho porque le gustaba contar con el mejor equipo posible. Por su parte, la consejera de Educación insistió en que no había promocionado a su hijo y que le molestaba que, por el hecho de que ella ocupara un cargo político, se le “cortara” la carrera profesional a su hijo, fichado por su “perfil profesional” y no por su filiación. “El consejero de Hacienda necesitaba un profesional y el chico presentó su currículum. No le he promocionado”, se justificó.