Óscar Pistorius, el sudafricano que el sábado se convirtió en el primer amputado que participaba en unos Juegos Olímpicos con atletas normales, fue eliminado en las semifinales de 400 metros aunque le queda el relevo 4x400 metros. “Blade Runner”, como es conocido por las prótesis de carbono que utiliza en ambas piernas, amputadas a la altura de las rodillas, corrió la segunda semifinal por la calle central y no pudo evitar el último puesto con un tiempo de 46.54. Pistorius participa en los Juegos, una vez que recibido el visto bueno de la IAAF (Asociación Internacional de Federaciones Atléticas). El año pasado, en los Mundiales de Daegu, le obligó a partir en el primer relevo, en el que los atletas corren cada uno por su calle, a fin de evitar que los adversarios resultaran heridos por las cuchillas cuando acceden a calle libre. “Sólo estar aquí ya es un sueño hecho realidad”, reconoció Pistorius, quien competirá también en los Paralímpicos y se ha fijado como meta participar en los Juegos de Río de Janeiro de 2016, cuando, con 29 años, espera alcanzar la cumbre de su carrera deportiva.
Conocido como “el hombre más rápido sin piernas”, Pistorius fue el primer atleta con ambas amputadas que competía en los Juegos. El velocista que corre con dos prótesis llegó en segundo lugar detrás del dominicano Luguelin Santos (45.04) y no tuvo problemas para pasar a la siguiente ronda. Incluso, registró su mejor marca de la temporada. El atleta de pista, que también fue seleccionado para el relevo de 4x400m y para los Juegos Paralímpicos, dijo que era “uno de los días más gloriosos” de su vida.
Oscar Pistorius nació en Johanesburgo con un defecto congénito que generó dudas entre los médicos sobre las probabilidades de que el pequeño pudiera caminar en un futuro. Sus piernas estaban torcidas y le faltaban huesos bajo la rodilla. Al principio vivió con ellas enyesadas para que estas se enderezaran. Pero, a los 11 meses debieron amputárselas hasta la rodilla. Posteriormente, aprendió a caminar con sus prótesis. Según cuenta su tía, nada pudo detenerlo. “Acostumbraba a montar en patines y en bicicleta, se subía a los árboles, se movía por todos los lados. Y corría como el viento. Siempre se estaba lesionando. Él no tiene una percepción sobre el peligro, lo que puede ser una razón por la que tuviera tanto éxito”. De esta forma, se convirtió en una estrella del deporte para minusválidos, pero su ambición siempre fue representar a su país en las pistas de la “gente normal”.
En 2008, la IAAF –el órgano rector de las pruebas de ese deporte– consideró que sus prótesis le daban una ventaja competitiva y le prohibió competir contra atletas no paralímpicos. Pero, el Tribunal de Arbitraje Deportivo, en Suiza, decidió revertir la decisión. Pistorius respondió en la pista: realizó su mejor marca personal en los 400 metros y clasificó para los mundiales. Luego, en Corea del Sur, en 2011, logró otra marca: ser el primer atleta paralímpico en dar un salto a la categoría absoluta. En Londres, lo ha intentado, pero se quedó fuera de la final de los 400 metros, tras haber superado antes la primera ronda. Lo que no le quita ningún mérito. Óscar Pistorius tiene tatuado en el hombro un mensaje bíblico que dice “Por tanto, yo, de esta manera, corro, no sin tener meta”.
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