La Franja de Gaza, una estrecha franja de tierra situada en el Oriente Próximo, al suroeste de Israel y al noreste de la península del Sinaí de Egipto, ha sufrido durante una semana los efectos de una guerra especialmente cruel. El territorio, en el que malviven 1, 5 millones de palestinos, fue una vez más amenazado por su vecino, Israel. Cincuenta y un kilómetros lindan con sus fronteras; once, con Egipto y 40 de costa, con el mar Mediterráneo. Entre los años 1917 y 1948, la Franja de Gaza fue parte del Mandato Británico de Palestina. Tras el plan de la ONU para la partición de Palestina entre árabes y judíos, la Franja quedó asignada al Estado árabe. Sin embargo, tras la guerra árabe-israelí de 1948, el territorio fue militarmente ocupado por Egipto. Y, en 1967, tras la Guerra de los Seis Días, la Franja fue conquistada por Israel, y controlada por éste hasta 1994, al firmarse los Acuerdos de Oslo. Como parte del tratado, la Autoridad Nacional Palestina recibió el 80% del territorio. Pero, desde el inicio de la segunda intifada, en 2000, el Ejército israelí ha realizado numerosas incursiones de represalia. Instalaron puestos de control fronterizos y restringieron el ingreso de personas hacia Israel. En el 2005, la Knéset (Parlamento de Istrael) aprobó un plan de retirada de la Franja, que se llevó a cabo en septiembre de ese año. Desde entonces, ha sido escenario de la denominada Crisis de Gaza, en 2008, y del conflicto militar, de 2008 a 2009. El 31 de mayo de 2010, la Marina de Israel llevó a cabo un ataque a la llamada “Flota de la Libertad”, unas embarcaciones donde iban unos 750 voluntarios de diferentes nacionalidades, entre ellos, activistas de diferentes ONG, veinte europarlamentarios y un Premio Nobel de la Paz, con el objetivo de llevar ayuda humanitaria y romper el bloqueo naval impuesto por Israel sobre la Franja. El ataque se cobró las vidas de 9 activistas, la mayoría turcos. El gobierno israelí los vinculó a Al Qaeda, Hamás y la Yihad Islámica. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, reconoce que existe “presión internacional” sobre su país para poner fin al bloqueo a Gaza, pero recalca que la medida continuará “por aire, mar y tierra” ya que “es crucial para preservar la seguridad de Israel y el derecho del Estado de Israel a defenderse”.
En el año 2005, a raíz del Plan de Desconexión, Israel se retiraba de la Franja aunque seguía controlando sus fronteras (excepto la de Egipto), la comunicación de Gaza con Cisjordania y los mercados internacionales, y vigilaba estrechamente sus espacios aéreo y marítimo, el suministro de combustible y de agua, provenientes en su totalidad de Israel debido a que Gaza no cuenta con recursos propios. En enero de 2006, Hamás, movimiento islamista radical, ganó las elecciones, obteniendo el 65% de los escaños del Parlamento Palestino. En junio de 2007, tras violentas luchas entre el movimiento Al Fatah, leal al presidente palestino Mahmoud Abbas, y los militantes de Hamás, la totalidad del territorio cae bajo control de este último grupo. Lo que provoca la suspensión de la mayor parte de ayuda económica proveniente del mundo occidental. Y, en septiembre de 2007, Israel declara a Gaza “territorio hostil” e impone restricciones adicionales a los productos que entran al territorio de Gaza.
Bandera palestina, ondeada. Los israelíes califican a la Franja de Gaza como “una cárcel”.
El 6 de marzo de 2008, varias ONGs pro-derechos humanos presentan un informe en el que consideran que la situación de la población, desde la Guerra de los Seis Días, es la peor. La califican como “la cárcel al aire libre más grande del mundo”. Según este informe, el bloqueo llevado a cabo por el ejército israelí contra la Franja influye negativamente en el empleo, con una tasa de paro del 40%; se suspende el 90% de su actividad industrial; y la capacidad económica de sus habitantes dependen en un 80% de la ayuda humanitaria extranjera. La declaración de la Franja de Gaza como “entidad hostil” por parte de Israel supone el corte del suministro de electricidad, combustible, mercancías y agua. La zona continúa dependiendo económicamente de la ayuda humanitaria de la ONU, que llega a través de Israel, aunque los bloqueos militares dificultan la misma. Las mujeres de Gaza trabajan por lo general en las labores del hogar, construyendo la base de la sociedad (educando a los niños) o en las industrias locales de artesanía. Los ingresos familiares son obtenidos por los hombres y los hijos mayores, que trabajan en las industrias de servicios (36%), en la construcción (33%), en la agricultura (20%) y en otras actividades industriales (10%). Pero, el 40% de estos puestos de trabajo se hallan en Israel y los problemas políticos interrumpen con frecuencia el flujo de trabajadores hacia ese país. Lo que provoca grandes privaciones a la población palestina, ya que el 35% de su producto nacional bruto (PNB) proviene de los salarios conseguidos en Israel. Los proyectos promovidos por empresas internacionales para crear empleo local y mejorar la calidad de vida en Gaza siguen sin ser conocidos en la zona. Las exportaciones de cítricos a Europa se han incrementado, aunque, debido a la escasez de agua y a las pocas tierras disponibles, la actividad agrícola no puede sostener por sí sola a la población.
Soldados y columnas de tanques israelís esperaron una semana la orden para invadir, de nuevo, Gaza.
En estas circunstancias, Israel impone en Gaza la “Operación Pilar Defensivo” que dura una semana, (del 14 al 21 de noviembre). El Centro Palestinos de los Derechos Humanos informa que durante estos ocho días han muerto 156 palestinos, de los que 103 (3l 66%) son civiles. Los fallecidos en Gaza incluyen a 33 menores de 18 años, 13 mujeres y 3 periodistas. Entre más de 1100 heridos en los ataques, “el 95% son civiles”. Entre ellos, proliferan los niños, 274 (el 27%). La mayoría estaban en sus casas cuando sufrieron ataques aéreos israelíes. La mitad de los habitantes de Gaza son menores de edad, miles de los cuales padecen problemas postraumáticos. En contraposición con estos datos, sólo cinco israelíes fallecen por el lanzamiento de cohetes desde la Franja. Israel presenta su operación como reacción contra los objetivos de Hamás. Según sus datos, en el 2008, se lanzaron unos 1.593 misiles Qassam y Katyushas desde Gaza. A inicios del 2009, la operación “Plomo Fundido” detuvo los ataques constantes de 97 morteros y 156 misiles. En el 2010, fueron de 141 y 135. En el 2011, el incremento total fue de 627. En lo que va de año, se contabilizan 1.074, pero, desde el 14 de noviembre pasado, la cifra es de 306. Tres israelíes fallecen al ser impactado el apartamento donde vivían en la población de Kiryat Malachi. Los heridos por este tipo de ataques superan, según estas fuentes, el centenar y 25 tuvieron que ser rescatados de los escombros de un edificio derrumbado. Por primera vez, la ciudad de Tel Aviv es atacada, al igual que la vecina Rishon Le Zion, al sur de Tel Aviv, a 60 kilómetros al norte de Gaza. Por decisión de las autoridades, las escuelas que se encuentran en un radio de 40 kilómetros de distancia de Gaza son clausuradas. Todos los eventos sociales, como conciertos, actos, e inclusive bodas o cumpleaños se suspenden. Miles de reservistas israelíes son llamados a las filas. Se advierte a la población civil, en Gaza, mediante panfletos lanzados desde el aire, que permanezca alejada de los objetivos militares de Hamás y que no se acerrquen a las unidades de los terroristas. Netanyahu, el primer ministro israelí, conversa personalmente con líderes de todo el mundo, exponiendo las razones de Israel. EEUU, Reino Unido, Francia y Canadá reconocen el derecho de Israel a defenderse. Las autoridades egipcias envían al primer ministro para buscar una tregua.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, durante una conferencia de prensa en Tel Aviv, el pasado jueves 15 de noviembre
Frente a los reiterados intentos diplomáticos de poner fin a la escalada de violencia, Aviador Liebermann, canciller israelí, declara que habrá tregua si “todos los grupos terroristas que operan en Gaza” cesan los tiros. Un día después de haber movilizado a 75.000 reservistas, el primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, se reune durante cuatro horas con varios de sus ministros para discutir sobre la posibilidad de ampliar la acción militar. “Hay muchos ataques aéreos contra la población, en especial contra civiles –explica el profesor Asaad Abu Sharekh, de la Universidad de Al Azhar, en Gaza–. Hay que tener en cuenta que Gaza está superpoblada, así que cualquier ataque que recibamos va a terminar hiriendo a gente inocente”. El sábado, 17 de noviembre, los aviones israelíes bombardean el edificio en donde se encuentran las oficinas del primer ministro, Ismaïl Haniyeh. Un día antes, Haniyeh y varios miembros de su equipo se habían reunido delante de ese mismo edificio para recibir al primer ministro egipcio, Hisham Qandil, de visita en Gaza. Durante siete días y siete noches, los habitantes no duermen, ni salen de sus casas por el temor de nuevos bombardeos. “Insistimos en el cese de los asesinatos y el fin del bloqueo”, señala Hamdan, el responsable de Relaciones Exteriores de Hamás, quien acusa al Gobierno israelí de distorsionar la información aparecida acerca de la tregua y recuerda que solo la presidencia egipcia puede anunciarla.
Un F-16 israelí lanza su carga explosiva sobre el edificio-objetivo: la residencia de un activista local de Hamás. Es uno de los cientos de objetivos marcados por el Ejército israelí en su operación de “Pilar Defensivo” al disparar las milicias palestinas sus cohetes de corto, medio y hasta largo alcance, sembrando el pánico entre los israelíes del sur, la mayoría de ellos interceptados gracias a su sistema de defensa antimisil “Cúpula de Acero”. A diferencia de los palestinos de Gaza, el millón de israelíes que viven en el sur de Israel cuentan con refugios antibombas y sirenas que les avisan, cuando va a caer un misil. Disponen, además, de la protección de la llamada Cúpula de Hierro, una especie de escudo antimisil desplegado por el país que consigue repeler más de tres cientos cohetes palestinos. Los militares cifran su efectividad entre el 80 y mel 85 %. Un sistema defensivo infinitamente superior al de los palestinos, impotentes frente a las bombas que lanzan los F-16 o los disparos procedentes de los “drones” (aviones no tripulados), los tanques o los buques de la marina israelí. Cada cohete lanzado por los palestinos es una supuesta victoria contra el enemigo israelí. Y algunos, por primera vez desde 1970, alcanzan Tel Aviv e incluso las afueras de Jerusalén. Pero, a los pocos minutos cae el bombazo israelí que responde al cohete. En total son centenares los objetivos destrozados que suponen un duro golpe a la capacidad militar de Hamás. La noche del viernes al sábado, a las cinco de la mañana, una tremenda explosión hace temblar la Franja. La aviación israelí ha destrozado el cuartel general de Hamás, la oficina del primer ministro Ismail Haniyeh, en pleno centro de la ciudad de Gaza.
Palestina es continuamente bombardeada durante la noche.
En El Cairo, los líderes de Gaza, Catar, Túnez y Turquía mantienen reuniones con el líder de Hamás en el exilio, Jaled Mescal, para revisar la situación. Piensan que Oriente Próximo ha cambiado con las primaveras árabes y que algún país árabe saldrá al rescate. Creen incluso que el final de la contienda supondrá también el fin del embargo. Pero Mukheimar Abu Saada, politólogo, cree que se equivocan, que Egipto tiene sus propios intereses y, desde luego, no va a intervenir militarmente. En general, tras un bloqueo de más de cinco años que mantiene al millón y medio de palestinos de Gaza confinados en este estrecho pedazo de territorio, da la impresión de que el rencor hacia Israel será ya muy difícil de borrar. El Ejército israelí insiste en que sus objetivos son estrictamente militares, que su idea es destruir las infraestructuras de Hamás. Pero la desorbitada densidad de población de Gaza, donde la gente vive casi amontonada, convierte prácticamente en imposible cualquier operación de precisión.
Una columna de humo y el fuego causado por una explosión, tras un ataque de la aviación israelí en la Franja de Gaza.
En el quinto día de conflicto en Gaza, Israel aumenta sus frentes de ofensiva. A los ataques aéreos del Ejército israelí se suman, en la madrugada de ese domingo, los bombardeos desde barcos de guerra en la costa de la Franja. Siete personas, tres de ellas, niños, mueren por el efecto de los proyectiles y un misil alcanza la sede de varios medios de comunicación, hiriendo a seis periodistas palestinos. El número de muertos en la Franja desde el inicio de los ataques, el miércoles, 14, es de 50. Los ataques desde el mar se escuchan en el centro de la ciudad, desde donde se ven columnas de humo en las zonas de viviendas cercanas a la playa. “La Marina ha atacado objetivos de Hamás en el centro y norte de Gaza”, dice un portavoz militar israelí, que confirma “haber hecho blanco” y que los ataques en la zona son continuos. La UE considera que La Franja es el único territorio gobernado por una organización terrorista. Pero la actuación de Israel es igualmente puro terrorismo de Estado.
Mientras tanto, la UE utiliza el mismo discurso de siempre: pide una solución pero no condena el uso desmedido y desigual de la fuerza por parte de Israel. Catherine Ashton, alta representante de Política Exterior y de Seguridad Común, dice estar “muy preocupada por la pérdida de vidas. Hay que evitar que gente inocente de ambos lados perezcan. Mis sentimientos van para las familias. Tenemos que encontrar una solución para esto y sé que todo el mundo está de acuerdo”. Ashton asegura estar en contacto con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y con la Liga Arabe. “Hay que encontrar una manera de impedir el tipo de ataques violentos con cohetes y traer algo de seguridad y paz en esta región. Durante mucho tiempo, llevo diciendo que necesitamos encontrar una solución a largo plazo para Gaza” recalca la jefa de la diplomacia europea. El Ejército israelí sigue bombardeando el martes la Franja cuando se cumplen siete días desde que comenzara la operación “Pilar de Defensa” y los muertos palestinos ya superan el centenar. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, rechaza una propuesta de Francia y Qatar para un alto el fuego, según informa el diario Haaretz. El rotativo precisaba que el jefe del Gobierno israelí “echó un vistazo rápido” al documento y lo rechazó de pleno bajo el argumento de que no garantizaba que otras facciones armadas palestinas en Gaza que no fueran Hamás cesaran el disparo de cohetes contra Israel”.
Funeral por la familia Dalu, muerta tras un ataque de la Aviación israelí. MOHAMMED SALEM (REUTERS)
El psiquiatra Hasari Zeyada dice que la constante exposición de los niños palestinos a la violencia ha causado traumas en muchos de ellos, que pasan por pesadillas, miedo a salir a la calle y mojar la cama. “Parte de ello está relacionado con nuestra cultura y religión, que valora el sacrificio y el deber. La otra parte es una especie de negación. Es normal estar asustado pero en los mensajes que ven y escuchan se les enseña a mostrar su fuerza –explica Zeyada–. Cuando no hay un sitio seguro al que ir, ellos responden de manera natural con la negación. En una situación como la de Gaza, lo mejor que las familias y las comunidades pueden hacer por los niños es protegerlos y tratar de que continúen con su vida de la manera más normal posible. Pero eso no es nada fácil”. Los colegios están cerrados por los combates y algunos pequeños se muestran encantados con su nueva libertad. Al otro lado del muro, las escuelas israelíes también están cerradas en un radio de 40 kilómetros en torno a Gaza por la lluvia de cohetes y los niños se encierran en sus casas. Tamer, de un año, y Joumana Abu Sefan, de tres, murieron en sus camas el domingo después de un bombardeo israelí. Su padre, Salama, los llevó al hospital ensangrentado. Lloraban las mujeres y gritaban del dolor mientras los cuerpos de los pequeños eran envueltos en sábanas. Durante el funeral, los hombres de la familia ondeaban las banderas verdes de Hamás y sus cánticos, de fondo, anunciaban que los niños eran mártires y que el paraíso era su recompensa. “¿Qué quiere Israel con su sangre?” exclamaba desconsolado Salama. Israel niega haber matado a los menores y asegura que las milicias de Hamás los utiliza como escudos humanos.
Los ataques aéreos israelíes golpearon indiscriminadamente a los niños de Gaza. Reuters
“Lo que está ocurriendo aquí son crímenes de guerra”, afirma Salah Abed Alaty, representante de la Comisión independiente para los derechos humanos en la zona norte de la franja de Gaza. “La comunidad internacional –añade– no puede permanecer impasible ante una matanza como esta, especialmente de mujeres y niños”. Las estadísticas recopiladas por el Ministerio de Sanidad en la Franja reflejan que más de un 40% de las víctimas mortales son niños, mujeres y ancianos, lo que provoca la condena por parte de la UNICEF y de varias ONG internacionales presentes en la zona. La noche del lunes, 19, cuatro miembros de una misma familia, incluidos dos menores de dos y cuatro años, mueren en un bombardeo israelí contra una vivienda en la localidad de Beit Lahiya, en el norte. “Aunque hubiera habido un alto mando de la Brigadas Ezadín al Qasam en el edificio, no se justifica que lo derribaran”, sostiene el abogado Abed Alaty. En su opinión, la supuesta “ejecución extrajudicial” (como se denominan los asesinatos selectivos, según la terminología de las organizaciones de derechos humanos) de un dirigente de la milicia de Hamás no es suficiente como para lanzar varios misiles contra el edificio en el que se supone que estaba.
En España, José María Aznar, expresidente del Gobierno español, defiende el derecho de Israel a “su legítima defensa” ante los ataques de Hamás y subraya que la guerra, en Gaza, “no ha sido iniciada” por el Estado hebreo. Aznar se expresa en los mismos términos que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien el lunes, cuando todos los periódicos del mundo recogían las imágenes de civiles y especialmente niños muertos, reconocía el mismo “derecho” a Israel y pedía que “las cosas no fueran a mayores”. En un artículo publicado en The Times, Aznar defiende, como presidente de la Iniciativa Amigos de Israel, de la que es presidente, a los judíos de Israel. “La iniciativa –dice– apoya a Israel y su derecho a la legítima defensa. Condenamos la guerra, pero entendemos que los líderes israelíes tienen la legitimidad para actuar en contra de los enemigos de Israel”. El presidente de honor del PP, que lidera dicho grupo llama a no “equivocarse” porque Hamás “es una organización terrorista cuyo objetivo es poner fin a la existencia del Estado de Israel e imponer un régimen fanático basado en la religión”. Y no duda en condenar a Hamás quien “por su naturaleza, es el enemigo de lo que nosotros, los pueblos democráticos, abiertos y tolerantes, somos y creemos. Queremos ver la paz en la región, pero hay que trazar una clara distinción entre aquellos que quieren imponerse por el terror y los que se defienden de los ataques terroristas”. El expresidente del Gobierno destaca que la defensa propia es un derecho de los pueblos y naciones consagrado en el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, y señala que, después de un período de silencio tras la ‘Operación Plomo Fundido’ de finales de 2008, Gaza ha “reemprendido con creciente virulencia”, los ataques con cohetes. Aznar se expresa en similares términos que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien, en una rueda de prensa en La Moncloa junto a la mandataria brasileña, Dilma Rousseff, el mismo día en que todas las portadas del mundo recogen las fotos de civiles y niños, asesinados por las bombas de los israelíes, afirmaba que “Israel tiene derecho a la legítima defensa”. En una postura diametralmente opuesta, el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, pedía en su página de Facebook que se terminase con los “intolerables” ataques a la población civil en Palestina, y que los líderes internacionales encontrasen una solución al conflicto.
El presidente egipcio Mohamed Mursi y la secretaria de EEUU, Hillary Clinton, llegan a un acuerdo de paz.
Finalmente, y tras ocho días de enfrentamientos a muerte entre judíos y árabes, el miércoles, 21 de noviembre, a las nueve de la noche (hora española), Israel y Hamás llegaban a un acuerdo para decretar un alto el fuego en Gaza. Las intensas negociaciones entre la secretaria de Estado de EEUU, las autoridades egipcias, de la Liga Árabe, y el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, desembocaban en un tímido cese de hostilidades. La noticia fue confirmada por el primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu y anunciada ante la prensa por Hillary Clinton. Egipto, que había jugado un papel crucial en la mediación, dio por sentado el acuerdo. “Es un momento crítico para la región –declaró Clinton en rueda de prensa desde El Cairo– y el Gobierno de Egipto está asumiendo la responsabilidad y el liderazgo que siempre hizo de este país, la piedra angular para la estabilidad regional y la paz”. La secretaria de Estado norteamericana aseguró que “EEUU daba la bienvenida al acuerdo alcanzado”. En un comunicado aparte, la Casa Blanca confirmó que Netanyahu había accedido a la tregua después de una llamada del presidente estadounidense, Barack Obama, en la que le recomendaba aceptar la hoja de ruta marcada por Egipto con la promesa de “ayudar a Israel a implementar sus medidas de defensa, sobre todo, en lo que se refiere al tráfico de armas y explosivos en Gaza”.
El candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Mitt Romney, es recibido el pasado julio de forma efusiva en la residencia oficial del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
La edición digital del diario hebreo Haaretz del 22 de noviembre sugería que el presidente Barack Obama se había “vengado” del primer ministro Binyamin Netanyahu, por el apoyo explícito que Netanyahu brindó al republicano, Mitt Romney, durante la reciente campaña americana. Obama habría recomendado discretamente a Netanyahu que no metiera al Ejército en la franja de Gaza, pese a que la opinión pública israelí lo pidiera a gritos, y pese a que Israel enviara unos 50.000 soldados a la frontera. Además, le “recomendó” que aceptara la mediación del presidente egipcio Muhammad Mursi, y el texto finalmente aprobado recoge todas las demandas de Hamás. Ésta ha sido una píldora difícil de engullir para muchos israelíes, no solo del mismo gobierno de Netanyahu, sino de a pie, que muestran su frustración con la resolución de la crisis. En medios políticos hebreos se comenta que la crisis ha conseguido meter a Obama en Oriente Próximo por partida doble, después de un prolongado periodo en el que Netanyahu le había dejado de lado. Primero porque ha reforzado su papel con respecto a Israel, y segundo porque también lo ha reforzado con respecto a Egipto, metiendo a Egipto, y a su presidente, un islamista de los Hermanos Musulmanes, en una zona de influencia regional privilegiada, una circunstancia que preocupa a Israel. Sólo falta confirmar si Obama es capaz de forzar a Israel la salida de los territorios ocupados, sobre todo cuando la televisión israelí ya ha revelado que Mursi ha amenazado a Netanyahu con anular los acuerdos de paz si mete al Ejército en la franja de Gaza y se ha negado a ponerse al teléfono cuando el primer ministro israelí le ha llamado.
Niños en Gaza celebran el final de los bombardeos israelíes. Reuters
Gaza vivía, el pasado miércoles, la primera noche de calma en ocho días, tras el acuerdo alcanzado entre Israel y Hamás para detener el conflicto armado en torno a la Franja, en el que han muerto 162 palestinos y cinco israelíes. La tregua paralizó, por el momento, una invasión israelí que, en los últimos días, parecía asegurada. Desde el exilio, el líder de Hamás, Jaled Meshal, dijo que respetarían la paz si también lo hace Israel, pero que respondería a cualquier tipo de violación. “Si Israel cumple, nosotros cumpliremos. Si no lo hace, nuestras manos estarán en el gatillo”, dijo en una rueda de prensa en El Cairo. Tampoco el primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, se mostró mucho más exultante, asegurando que la próxima vez, la respuesta será más contundente. Pero, los palestinos de Gaza celebraron por todo lo alto el final de los bombardeos israelíes y, por los altavoces de una mezquita se escuchó “Allahu akbar [Dios es grande], querido pueblo de Gaza, habéis ganado. Habéis quebrado la arrogancia de los judíos”, mientras la oscuras calles de Gaza capital se iluminaban con fuegos artificiales y resonaban por todos los barrios los disparos al aire. Meshal agradeció a Egipto su mediación y aseguró: “Hemos salido de esta batalla con la cabeza muy alta”, añadiendo que Israel había sido derrotado en esta “aventura”. Por su parte, el jefe del Ejército israelí, Ehud Barak, fue mucho más claro que Netanyahu: “El acuerdo –dijo– es un trozo de papel que no tiene ningún tipo de firma. Si no hay ataques en la frontera no habrá problemas, pero Israel seguirá teniendo libertad para actuar y el derecho a la autodefensa está por encima de cualquier trozo de papel”.
Eduado Galeano.
En enero del 2009, el periodista y escritor uruguayo, Eduardo Galeano, escribía “Operación Plomo Impune”, un retrato histórico, político y moral del criminal ataque israelí contra los palestinos en Gaza. Recordamos hoy sus palabras: “Desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni siquiera tienen derecho a elegir a sus gobernantes. Cuando votan a quien no deben votar, son castigados. Gaza está siendo castigada. Se convirtió en una ratonera sin salida, desde que Hamás ganó limpiamente las elecciones en el año 2006. Algo parecido había ocurrido en 1932, cuando el Partido Comunista triunfó en las elecciones de El Salvador. Bañados en sangre, los salvadoreños expiaron su mala conducta y desde entonces vivieron sometidos a dictaduras militares. La democracia es un lujo que no todos merecen. Son hijos de la impotencia los cohetes caseros que los militantes de Hamás, acorralados en Gaza, disparan con chambona puntería sobre las tierras que habían sido palestinas y que la ocupación israelita usurpó. Y la desesperación, a la orilla de la locura suicida, es la madre de las bravatas que niegan el derecho a la existencia de Israel, gritos sin ninguna eficacia, mientras la muy eficaz guerra de exterminio está negando, desde hace años, el derecho a la existencia de Palestina. Ya poca Palestina queda. Paso a paso, Israel la está borrando del mapa. Los colonos invaden, y tras ellos los soldados van corrigiendo la frontera. Las balas sacralizan el despojo, en legítima defensa. No hay guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva. Hitler invadió Polonia para evitar que Polonia invadiera Alemania. Bush invadió Irak para evitar que Irak invadiera el mundo. En cada una de sus guerras defensivas, Israel se ha tragado otro pedazo de Palestina, y los almuerzos siguen...
Palestina mostrando su dolor, rabia e impotencia.
“Israel es el país que jamás cumple las recomendaciones ni las resoluciones de las Naciones Unidas, el que nunca acata las sentencias de los tribunales internacionales, el que se burla de las leyes internacionales, y es también el único país que ha legalizado la tortura de prisioneros. ¿Quién le regaló el derecho de negar todos los derechos? ¿De dónde viene la impunidad con que Israel está ejecutando la matanza de Gaza? El gobierno español no hubiera podido bombardear impunemente al País Vasco para acabar con ETA, ni el gobierno británico hubiera podido arrasar Irlanda para liquidar a IRA. ¿Acaso la tragedia del Holocausto implica una póliza de eterna impunidad? ¿O esa luz verde proviene de la potencia mandamás que tiene en Israel al más incondicional de sus vasallos? El ejército israelí, el más moderno y sofisticado del mundo, sabe a quien mata. No mata por error. Mata por horror. Las víctimas civiles se llaman daños colaterales, según el diccionario de otras guerras imperiales. En Gaza, de cada diez daños colaterales, tres son niños. Y suman miles los mutilados, víctimas de la tecnología del descuartizamiento humano, que la industria militar está ensayando exitosamente en esta operación de limpieza étnica...”.
Genocidio en Gaza.
“La política del Estado de Israel en la Franja de Gaza –escribe Rafael Carbona en su artículo ‘Bombas sobre Gaza, un caso de genocidio’, en su web intothewlidunion– se puede calificar de genocidio. Hasta ahora han muerto 126 palestinos, la mayoría civiles, incluidos 28 niños, 11 mujeres y 13 ancianos y más de mil heridos… Cuando Saramago visitó Gaza acompañado de Juan Goytisolo y otros seis intelectuales, afirmó: ‘Lo que está ocurriendo aquí es un delito que puede compararse con el Auschwtz. Es lo mismo, salvando las diferencias de espacio y tiempo’… El difícil entender cómo un pueblo que sufrió el mayor holocausto de la historia de la Humanidad puede albergar tanto odio hacia otra comunidad. Es posible que el fanatismo religioso sea una de las causas… La Franja de Gaza apenas representa el 2% de Palestina. Hasta 1948, era una de las principales puertas de acceso marítimo y terrestre, un espacio próspero, cosmopolita y tolerante, impregnado por el espíritu de las ciudades costeras del Mediterráneo. Actualmente, es un gueto superpoblado y sometido a continuas agresiones… Los generales israelíes querían conocer las reacciones de la opinión pública internacional ante el uso su poderosa maquinaria bélica contra los palestinos. Salvo una indignación previsible, no sucedió nada significativo. Satisfechos, los militares incrementaron la escalada. Desde el 2000, se calcula que el ejército israelí ha acabado con la vida de 4.000 palestinos, la mitad mujeres y niños. Los datos varían de un año a otro, de acuerdo con una progresión ascendente. Sólo en 2006, murieron 661 palestinos, de los cuales 141 eran niños. Esa cifra triplica la del año anterior, según la organización israelí por los derechos humanos B’Tselem, que acusa al gobierno de no establecer diferencias entre objetivos militares y civiles”.
Paralelamente a las noticias de Gaza, recogemos el humor español de esta semana. Comenzamos con R. Varona y Erich
Seguimos con otros humoristas como M. Fontdevila, Lacaste, Peridis, José Ángel, Alfons López, Ferrán, Loyy, El Roto…
Pep Roig nos presenta: Cumpleaños infeliz, Ministerio de Injusticia, Es cosa de hombres, Salto de mata y Jesús de Belén, sin calefacción natural.
Terminamos con dos vídeos. En el primero de ellos, grabado en marzo pasado, se explica detenidamente el apagón informativo que impuso Israel a la prensa internacional para que no se documentara la ofensiva militar. Se enseña en que consiste realmente un bloqueo económico que ha dejado al millón y medio de palestinos de Gaza prácticamente al borde de la indigencia y dependientes de las ayudas humanitarias. Se muestra como las cañoneras israelíes disparan contra los pescadores en la misma playa de Gaza o como los hospitales están todavía llenos de esas víctimas colaterales. Jon Sistiaga se introduce en los túneles utilizados por los contrabandistas para romper el bloqueo, y que son usados también por Hamas para introducir armas en la franja. El reportaje busca en Israel las razones para esta ofensiva considerada desproporcionada por la comunidad internacional y habla con varios líderes de Hamas.
En el segundo, grabado más recientemente, se muestra cómo, el 14 de noviembre, Israel emprendió una ofensiva a gran escala en la Franja de Gaza, en respuesta a los anteriores asaltos con misiles lanzados desde territorio palestino contra el sur del país hebreo. El ataque comenzó con el asesinato de un líder de Hamás, Ahmed Jabari. Hamás afirmó que con estas acciones Israel había abierto "las puertas del infierno" y prometió iniciar una guerra. Ese movimiento palestino controla el sector desde 2007, tras ganar las elecciones un año antes. Desde entonces, Israel lo ha sometido a un bloqueo que impide la libre entrada y salida de personas y mercancías.
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