Vuelve el revival (movimiento
sociológico que tiende a revalorizar modas o estilos del pasado) del
nacional-catolicismo, con la cada vez más estrecha relación entre la iglesia de
Rouco Varela, presidente de la Conferencia
Episcopal , que justifica los enormes privilegios de la Iglesia y el Estado. Prueba
de ellos es el Código Penal de Gallardón, ministro de Justicia, “el más
represivo de la historia de la democracia”, según denuncian Jueces para la Democracia , su
retrógrada reforma del aborto, la osadía del ministro del Interior que se
atreve a comparar con ETA a las mujeres que se ven obligadas a abortar, su afirmación
de que el matrimonio entre personas del mismo sexo conduce al final de la
especie, o el atrevimiento del ministro Wert, conductor de las llamadas “leyes
ideológicas”, como el aborto o la
LOMCE , con todo el apoyo y beneplácito de los obispos
españoles y los sectores neointegristas.
Sin embargo, la secularización de la sociedad
española hace que los porcentajes de quienes reclaman una enseñanza confesional
caigan año tras año. En los centros públicos, ya no son mayoría, ni en la ESO (40,6%), ni en el
Bachillerato (25,6%); sólo ocurre en Primaria que, en el curso 2009-10, lo
solicitaba un 68,6%. Para intentar frenar esta caída, la LOMCE no deja de realizar concesiones
a la jerarquía eclesiástica. Se crea una asignatura llamada Religión para
evitar la fuga del alumnado del adoctrinamiento por varias vías: obligando a
una alternativa exigente, que disuada del abandono de religión; y contando como
nota un 6,5 para hacer medias académicas y para acceder a becas, algo que no
sucedía desde hace un cuarto de siglo. Y se equipara la Religión a las matemáticas
cuando su enseñanza no está basada en conocimientos científicos. La derecha y
el neointegrismo arremete con gran furia ideológica contra la Educación para la Ciudadanía. Lanza
una campaña de objeción poco seguida que llega al Tribunal Supremo. Las
organizaciones ultraconservadoras promueven la segregación por sexo en centros
concertados que reciben fondos públicos. Tienden a mantener las desigualdades
de género mientras en toda Europa las escuelas públicas son mixtas, excepto
algunas en Inglaterra e Irlanda. Y aumentan los conciertos y las transferencias
de fondos públicos hacia la red privada-concertada, mayoritariamente católica,
suprimiendo la garantía de ofertar plazas escolares públicas e ignorando que el dinero público no debe financiar un sistema
segregador y que los contribuyentes no pueden pagar una educación separada para
los hijos de la clase alta, porque supone dar dinero a los que ya lo tienen.
En este contexto, el poder de la iglesia es tan
escandaloso que ha llevado a organizaciones como Europa Laica a denunciar la
“confesionalidad” del Estado y el trato de favor recibido por la iglesia por
los diferentes gobiernos. Prueba de los privilegios de la iglesia católica es
que, en 2011 recibió 11.337 millones de euros de forma directa o por
bonificaciones y exenciones de impuestos. La mayor partida es precisamente para
educación: 4.610 millones de euros para la financiación de centros concertados
y destinados a los sueldos de profesores de religión. Ahora, el PSOE dice que,
con motivo de la LOMCE ,
se va a replantear el Concordato de 1979, firmado a espaldas del Parlamento y
sin el consenso constitucional. Pero los socialistas son también responsables
de la situación al no denunciar los acuerdos con el Vaticano cuando podían y ni
siquiera lo tienen en el programa electoral.
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