Nada es gratis. Ni siquiera el
sol, por mucho que se pasee todo el día por el cielo distribuyendo por doquier
luces y sombras. El martes, 16 de julio, El Roto mostraba en su viñeta de El País a
un hombre con un hatillo sentado cabizbajo en la base de un pino. "Ya nada es gratis, tío, si no pagas, aléjate de mi sombra!" Cinco días después, se podía leer en el mismo diario la
siguiente noticia: "El sol ya no es gratis". Y el Gobierno,
precavido como nadie, ante el temor de que aumentase el autoconsumo energético (placas solares,
molinos…) se reservaba el derecho de subir las tasas del decreto de autoconsumo
en función de cómo evolucionase el sector. “Vamos a pagar un peaje por la energía
recibida por el sol”, decía en esa información Mario Sorinas,
responsable de una empresa con más de 20 años de experiencia en energía solar.
Sin duda una imposición de las grandes eléctricas, del lobby
energético, que solicita la ayuda de los políticos para acabar con las
renovables. Los mismos que, cuando dejen la política, obtienen un retiro dorado
en sus consejos de administración, como lo obtuvieron J. M. Aznar, Pedro Solves y Elena Salgado, en Endesa; Felipe González y Narcis Serra, en Gas Natural; Ángel Acebes, en Interdrola...
Ni Alemania, ni Japón, hicieron el lobby que mantuvo
el Gobierno de los EEUU por los recortes. Según explica Vozpopuli, ahora, la
embajada alemana se ha quejado en Moncloa y gigantes como Deutsche Bank, E.ON y
RWE y nipones como Mitsui o Mitsubishi, con fuertes inversiones en España,
critican que el Ejecutivo haya herido de muerte al sector renovable, con
carácter retroactivo. La avalancha de demandas y arbitrajes llegará a la vuelta
del verano. “Mientras Estados Unidos y Arabia Saudí se movilizan en España para
evitar nuevos recortes a las renovables que dañarán los intereses de sus fondos
y empresas, otros países como Alemania o Japón optan por una vía menos agresiva y confían en que el Gobierno suavice,
en la última reforma energética, el impacto de los recortes en el sector de las
energías verdes, que es el que más ha sufrido los ajustes en los últimos años. Pero
el Gobierno
de Mariano Rajoy ha sido implacable con la reforma, aprobada el pasado 12 de
julio, y ha puesto fin al sistema de primas a las renovables tal
y como se conocía hasta la fecha, dando una estocada que puede ser la
definitiva sobre todo para sectores como el fotovoltaico o el termosolar (algo
menos al eólico). Dos sectores que han atraído, desde 2008, ingentes volúmenes
de inversión extranjera, entre los que destacan fondos y empresas de Alemania y
Japón. La reforma energética ha colmado el vaso de su paciencia y ahora
comienzan a llover las críticas al Gobierno español”.
En el caso alemán, las críticas al Ejecutivo de
Rajoy (y por extensión al de Zapatero, que inició los duros recortes en las
ayudas al negocio verde) van más allá: fuentes empresariales destacan que
algunos fondos alemanes se quejan del agravio comparativo frente al trato dado
por los gobiernos de España a los inversores estadounidenses. El antiguo
embajador, Alan
Solomont, defendió a capa y espada los intereses
estadounidenses en el sector renovable y consiguió que tanto en febrero como
ahora (reforma energética), la empresa Solar Reserve se salve del ajuste a las
primas (opera una planta termosolar en Alcázar de San Juan), manteniendo una
retribución especial. El 'salvoconducto' dado ahora por el ministro José Manuel Soria
a Solar Reserve, que mantiene una retribución especial, ha provocado la ira de
muchos fondos e inversores alemanes. Las críticas también recuerdan que
Alemania es ahora uno de los países líderes en inversiones renovables. Con la
mitad de horas de sol que España, el vecino europeo cuenta ya con 32.698
megavatios fotovoltaicos instalados, frente a los 4.500 de España. Y seguirá
creciendo, porque el país prescindirá de la energía nuclear en ocho años. Tenía
razón El Roto en su viñeta del 16 de julio: “Quieren cobrarnos por el sol, y
nos acabarán cobrando por la sombra”.
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