Al iniciar el mes de descanso elegido por no
pocos españoles, Mariano Rajoy acudió el pasado jueves, 1 de agosto, al Senado
–al encontrarse la Cámara
Baja en obras– para representar la última obra de Miguel
Declives, “Cinco horas con Mariano”, en medio de una elevada expectación
política y mediática y con una actualidad informativa bajo mínimos. Hace cinco
años y cuatro meses (en febrero de 2009) que Bárcenas fue imputado en la trama
Gürtel y, hasta ahora, el presidente del Gobierno no se había
enfrentado a las preguntas de toda la oposición parlamentaria por el tema del
extesorero. Hizo una intervención inicial en la que abordó tanto el tema
económico como el de la presunta corrupción de su partido, para que no
pareciera que quería esquivar el asunto que más interesaba a la oposición. Y,
en contra de lo esperado, sí citó el nombre del extesorero y
hasta pidió disculpas a los ciudadanos por haber confiado en él. Pero advirtió
que ni ha
cedido, ni cede, ni cederá al chantaje del exresponsable de
finanzas del PP que él mismo encumbró y apoyó hasta hace poco. Fue la imagen exterior del
Gobierno, en particular, y de España, en general, la que empujó
definitivamente a Rajoy a la tribuna de oradores tras un mutismo alarmante del
caso por su parte. La moción de censura con la que Alfredo Pérez Rubalcaba,
cabeza de la oposición, amenazó al
presidente resultó ser la gota que colmó el vaso. El jefe del Ejecutivo eligió el modo de
defenderse, con una economía europea que, no hace un año, a punto estuvo de ser
intervenida, cuyos
bancos sí fueron rescatados –esta misma semana se supo que no
habría devolución de las ayudas públicas de los mismos–, con una recesión en
curso y con un paro desbocado. El verdadero temor del presidente y su equipo,
como rezaba un texto del diario conservador alemán, Die Welt, es que se enquistara en el
exterior y que España fuera un país de corrupción “endémica” como una “dictadura
tercermundista”, por falta de confianza en el cerebro de un
país democrático: sus instituciones. Según el Gobierno, asistimos “al final de la recesión y
al inicio de la recuperación económica”. Sorprende, sin
embargo, “la
ingenuidad” de seguir considerando el turismo como la industria que sacará a
España de la recesión. De Bárcenas confesó, al fin, que se
equivocó al confiar en él. Pero que no le encubrió.
El presidente del Gobierno en el Senado habla del caso Bárcenas: “Me equivoqué al mantener
la confianza en alguien que ahora sabemos que no la merece”
“He solicitado comparecer en esta cámara –dijo el presi en el la cámara del Senado–
para ofrecer a los españoles las aclaraciones y explicaciones que creo necesarias
para la actual situación que vivimos. Los diversos escándalos de corrupción
concentran el mayor rechazo de los españoles. No haré la más mínima alusión a
otros asuntos, no caeré en el ‘y tú más’. Hablaré sólo del caso Bárcenas,
que implica a un extesorero del Partido Popular, actualmente en prisión, con
delitos fiscales y con fondos cuyo origen investiga la Justicia ”. Rajoy llegó a
mencionar a Bárcenas en repetidas ocasiones. En la introducción, declaró que
nadie le había movido a comparecer sino que había sido por iniciativa propia, para aclarar dudas de los diputados y
para esclarecer la situación actual en referencia a las insinuaciones del caso
Bárcenas. Apuntó que no le inquietaba la posible moción de censura que
planteaba el líder de la oposición “porque es un instrumento democrático”, pero
que le preocupaba el daño que se pueda hacer a la imagen de España. De
Bárcenas, dijo que “era alguien de confianza en el partido, me fié de él y le
apoyé. Me equivoqué al confiar en una persona equivocada. Me engañó, lo tenía
muy fácil”. Pero rechazó dimitir. Luego, insistió: “Di crédito a Bárcenas
porque
era
alguien de confianza en el partido. Me fié de él y le apoyé,
como apoyaría a cualquiera que sufriera una persecución que yo creyera injusta.
Me equivoqué al confiar en una persona equivocada, pero no encubrí a un falso
culpable. Me
engañó, lo tenía muy fácil porque yo no condeno a nadie de
manera preventiva... El PP no ha llevado una doble contabilidad ni oculta
ningún delito. Se han pagado sueldos y remuneraciones complementarias al cargo,
como en todas partes”. Rajoy defendió que las acusaciones eran falsas,
como las medias verdades o las interpretaciones de las medias
verdades que empleara como cobertura. “Ya les adelanto yo que, en el PP, ni se ha llevado una doble
contabilidad, ni se oculta ningún delito. Se han pagado sueldos
y remuneraciones complementarias al cargo, como en todas partes. Es de
justicia”. El presidente estuvo jaleado en todo momento por los suyos, pero,
criticado por el resto de la cámara.
Rajoy, durante su intervención para ofrecer su versión del caso Bárcenas.
Tras hacer un repaso por las últimas cifras
económicas positivas, Rajoy mostró que no era justo que el esfuerzo económico
se viera empañado por una acción concreta que estaba sacudiendo a España. “En
esta situación –dijo–, irrumpe el llamado caso Bárcenas, objeto fundamental de
esta comparecencia”. En su discurso en la cámara alta, el líder del Ejecutivo
repitió que siempre había declarado todos sus ingresos, y que sus declaraciones
de renta y patrimonio de los últimos diez años estaban a la vista de todo el
mundo. Pidió que dejasen que los jueces trabajasen. “Lo único sensato que
se puede hacer es dar tiempo al juez para que resuelva lo que proceda. A él le
corresponde establecer la verdad”. Dirigiéndose a Rubalcaba, le espetó: “Yo no
critico que se ejerza una oposición dura, incluso implacable, pero no me amenace, señor Pérez
Rubalcaba, porque no se amenaza con los instrumentos de la Constitución Española.
Es libre de emplearlos, si quiere hacerlo, pero no puede convertirlo en un instrumento de
presión”. Comentó que él no vivía pendiente de las
declaraciones de nadie, al contrario del propio Rubalcaba. Volvió a declarar
que no permitiría que nadie dinamitase el enorme esfuerzo que se está haciendo
para salir del estancamiento, porque no es admisible que nadie ajeno a los
órganos parlamentarios dicte la política del Gobierno. Advirtió: “El Estado de Derecho no
admite chantajes.
Quédense tranquilos, la
Justicia sigue su camino, y ni se ha producido ni se
producirá ningún tipo de presión ni a la administración de
Justicia, ni a la
Agencia Tributaria , ni a los órganos judiciales”. Después de
enumerar seis reformas que el Gobierno tiene en marcha, Rajoy se quejó de la dañina percepción de que todo,
en la política, está perdido, principalmente “porque es falsa.
Quienes se dedican a la política lo hacen al margen de intereses espúreos.
Pueden ser corruptas las personas, pero no las ideologías, salvo las
totalitarias. Es importante frenar este deterioro de la imagen de los políticos y las instituciones
democráticas, porque podría hacer un daño irreversible al
trabajo realizado por todos” Y terminó reconociendo su error y respondiendo con
el rechazo a todas las acusaciones de Bárcenas. “Mantendremos con firmeza el
rumbo del Gobierno, que se basa en dos valores: su programa de reformas y su
estabilidad. Para nosotros es muy importante que no se quiebre la confianza en
España, en su solvencia, su estabilidad, y su capacidad para salir adelante”.
El presidente del Gobierno
citó unas 20 veces el nombre de Luis
Bárcenas para asociarlo con la corrupción y para declarar su inocencia
personal en todo este caso. Repitió que tuvo un error al creer en la inocencia
del que fuera gerente del PP, alguien “infiel” y presunto delincuente. Admitido
el error, Rajoy pasó al ataque, mirando a la bancada socialista: “Si hubiera
que dimitir por cada información tendenciosa, ¿cuántos de ustedes seguirían en la Cámara ?”. Rajoy siguió con
sus disculpas, pero de una manera peculiar: “Di crédito al señor Bárcenas, una
persona de confianza en el partido..., carecía de razones para dudar de su
inocencia así que creí en él y le apoyé... lo hice hasta el momento en que,
cuatro años después de iniciadas las investigaciones, llegaron cuentas desde
Suiza a nombre de Luis Bárcenas... esto constituía un hecho ilegal que no
concedía dudas. Cometí el error de creer a una persona como inocente, pero no
el delito de encubrir a un presunto culpable”. Y porque no le quiso encubrir, dijo
Rajoy, Bárcenas entendió que su tarea era atacar al PP: “Tiene derecho a
defenderse y escoger su propia estrategia, yo no se lo voy a negar”, porque “al
acusado se le permite no declarar e incluso mentir en defensa propia: inventar
excusas, pretextos, justificaciones, traspasar su culpa a otros... y eso es lo
que está haciendo el señor Bárcenas, defenderse como mejor le parece”. “No cabe
duda –concluyó– de que las acusaciones, las medias verdades y las razones que
emplea Bárcenas son falsas”, porque en el PP, “ni se lleva una doble
contabilidad, ni se ha cometido delito: se han pagado sueldos, como en todas
partes, porque es de justicia”, pero “se han pagado en blanco y se ha incluido
el pago en la contabilidad… Todos mis ingresos; mis declaraciones de la renta y
patrimonio de los últimos diez años están a la vista de todo el mundo... y
tienen más valor que un renglón escrito al vuelo en un papel arrugado”.
Rajoy anunció que no se va y
que “esperaré a que concluya el proceso judicial en la seguridad de que ni a mi
partido ni a mí se me podrá imputar ninguna actuación ilícita”. Criticó
directamente a Rubalcaba, que quiere actuar ya y “prefiere no esperar a que se
demuestre la verdad tal vez porque la verdad les inquiete, no les guste o no
tengan tiempo político para conocerla”. En todo caso, insistió en que “no es mi
tarea demostrar la falsedad de lo que dicen otros...”. Pero, en ningún momento
desmontó ninguna de las graves acusaciones lanzadas por el extesorero. Dijo que
la moción propuesta por el PSOE “es un uso fraudulento de los instrumentos de la Constitución ”, porque
afectaría a la deuda española, a nuestra credibilidad: “Nuestra situación
económica mejora, pero es todavía demasiado débil”. Añadió que una moción
“sabotea” la confianza que estamos ganando en los mercados. Advirtió que no
piensa dimitir, que seguirá al frente del Gobierno con su calendario de
reformas y que no se moverá ni un ápice de lo que se ha propuesto. “No es
información lo que reclaman, sino una ratificación sin condiciones de sus ideas
si es que podemos llamarlo así. ¿De qué sirve decirles nada? –argumentó–.
Recalcó que “no comparezco por ninguna otra razón y mucho menos porque me
inquiete en lo personal esa moción de censura, irrelevante y pueril y que
produce un daño irreparable a España, a su crédito y a sus posibilidades”.
Rubalcaba: “Señor Rajoy, tiene que marcharse. Usted
está haciendo daño a España, por eso le pido que se marche”.
Con la intervención de Pérez Rubalcaba en el
pleno, se completó el choque de trenes. Rubalcaba
mostró mucho cuidado en dejar claro que el presidente del Gobierno “no ha venido
voluntariamente a esta Cámara. A usted le hemos tenido que traer”. Desmentía
así la primera afirmación de Rajoy en su intervención inicial. ”El
secretario general de los socialistas le espetó, sin preámbulos, que un
presidente no puede amparar ilegalidades, ni ampararse en ellas, ni mentir, ni
ningunear al Parlamento. “Por eso le digo que su presidencia es un problema
para España. Usted está haciendo daño a España, por eso le pido que se marche.
Un acto de generosidad para un país que no puede seguir teniendo un presidente
como usted”. El líder de la oposición fue demoledor.
“Un presidente no puede amparar ilegalidades, ni ampararse en ellas, ni mentir
ni ningunear al Parlamento; por eso le digo que su Presidencia es un problema
para España”. Le recordó que durante 20 años, en el PP, ha existido una trama
de financiación ilegal integral orquestada por un hombre de su máximo confianza.
Y le acusó directamente de actuaciones fraudulentas. “Un presidente del
Gobierno –le acusó– no puede depender de
los ataques de sinceridad de su extesorero”, realizando un relato cronológico
de cómo fueron creciendo los casos Gürtel y Bárcenas y sobre cómo los dirigentes
del PP lo iban negando todo: “Mentiras y más mentira”, porque, “¿cabe imaginar
al señor Bárcenas inventándose una contabilidad falsa y presentarla con
verosimilitud veinte años después? No cabe, ¿verdad, señores del PP?”. Rubalcaba
recuerda que, durante este tiempo, Bárcenas cogía dinero de la 'caja B' y que,
entre 2002 y 2007, “lo troceaba para ingresarlo en la cuenta como donaciones y
poder blanquearlo, así. Era un sistema de blanqueo que creyó infalible. Hasta
que le pillaron”. Cómo los dirigentes del PP cobraban en “negro”, tomando como
base, supuestamente, los cobros de Javier Arenas. “Que entra en el Gobierno, se
le paga en negro; que sale del Gobierno, se le paga en blanco”. Le pide
directamente: “¡Tiene usted que marcharse, señor Rajoy!” Y para demostrar la “indignidad”
de seguir en el cargo, Rubalcaba le lanza verbalmente los SMS que le remitió a
Bárcenas: “Sus SMS son los de un socio a otro socio, en apuros. O mejor dicho,
los de un socio con otro que le puede poner en apuros”. Y añade: “Todos los
españoles sabían que el señor Bárcenas era un delincuente fiscal y usted seguía
apoyándole. Usted ha quedado completamente condicionado en su actuación
política por el caso Bárcenas. La sombra del señor Bárcenas es la sombra del
señor Rajoy. Se ha quedado sin autoridad ante los españoles para pedirles
cosas. ¿Cómo va a pedir esfuerzos a los pensionistas cuando ha cobrado usted
sobresueldos durante 20 años?”.
Rajoy, atrincherado, según la revista El Jueves.
Tampoco los principales partidos de la oposición
se sienten ni mucho menos satisfechos con las explicaciones ofrecidas por el
presidente, Mariano Rajoy, sobre el caso Bárcenas. Fuentes cercanas al secretario general de los
socialistas explican que, tras la comparecencia de Rajoy, “todo se queda en una
situación mucho más débil ya que, al negar cualquier tipo de implicación en la
supuesta financiación irregular del PP, cualquier información o actuación
judicial al respecto condicionará el futuro del jefe del Ejecutivo”. Por eso
insisten: “Esto no se acaba aquí”. Que el jefe del Ejecutivo admitiera que se
equivocó al confiar en el extesorero de su partido, Luis Bárcenas, y que
reafirmara su propia honradez en sede parlamentaria no cambia en absoluto las exigencias de PSOE,
IU y UPyD, que siguen considerando imprescindible que abandone su cargo al
creer que ha perdido su credibilidad y que su futuro pende de un hilo. Desde IU, ven superada cualquier tipo de
posibilidad de avanzar en el asunto a través de la vía parlamentaria.
Consideran que, una vez que Rajoy ha comparecido ante el Congreso, ya no cabe
ninguna iniciativa que pueda forzar al presidente a dar un paso más. Descartan
la moción de censura, si bien evitan concretar qué harán, en el caso de que la
presente el PSOE. Otros piensan trasladar su lucha a la calle, porque el debate
ya va a estar fuera del Parlamento. “La dimisión tiene que ser una exigencia de
la ciudadanía”, explican desde IU, al tiempo que intensifican las
movilizaciones en los próximos meses. En su opinión, el presidente del Gobierno
ya sólo depende de los tribunales. “Los
juzgados van a determinar los nuevos tiempos políticos porque ante cualquier
procedimiento, Rajoy va tener que dimitir”. Fuentes parlamentarias de la
formación que dirige Rosa Díez no descartan la moción de censura. “La mentira –aseguran desde UPyP – tiene las
patas muy cortas” y consideran que Rajoy y su Gobierno dependen de lo
que pueda decir el extesorero del PP en sede judicial. Por eso le piden que
dimita cuanto antes.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (d), escucha al portavoz del PP en
el Congreso, Alfonso Alonso, tras su comparecencia.
El Grupo Popular convierte lo que debió ser una
comparecencia de Mariano Rajoy ante el Parlamento en un ataque a la oposición,
especialmente, al PSOE. Lo hace el propio presidente del Gobierno en su intervención y el portavoz de los
populares en el Congreso, Alfonso Alonso, al intentar desacreditar a los
líderes políticos de la oposición a los que acusa de “montar” una “insidia
política marrullera”. Pone el ventilador sobre la corrupción en marcha para
diluir el caso Bárcenas. “¿Con qué autoridad se le puede pedir explicaciones a un
Gobierno intachable?”, pregunta Alonso. Cita uno a uno a los líderes políticos
para intentar restar crédito a su honorabilidad, mencionando casos de
corrupción que afectan a sus partidos. Carga su artillería contra la líder de UPyD, Rosa Díez, una de las más críticas con el presidente delGobierno. la líder de UPyD, Rosa Díez, una de las más críticas con el presidente del
Gobierno. Le reprocha que no exigiera explicaciones cuando formaba
parte del PSOE y “estaba a gusto en ese partido”. Cuestiona a Cayo Lara, líder
de IU, por pedir elecciones anticipadas y la dimisión de Rajoy, mientras, en
Andalucía, mantiene su apoyo al PSOE en su pacto de Gobierno. “Aquí pide
elecciones anticipadas, pero en Andalucía pide carteras en el gobierno”. Y acusa a la oposición de
querer “camuflar sus vergüenzas”. La única explicación que ve en las exigencias de una explicación
por parte de la oposición es “difamar al adversario para camuflar las
vergüenzas propias. Este es el espectáculo que se ha visto hoy aquí”. De esta
manera, lejos de dar explicación alguna por las graves acusaciones contra su
partido en el caso Bárcenas, acusa a la oposición de casi todo, entre
otras cosas de “negarse a participar junto al resto de españoles en una apuesta
por el bienestar”, de “tener miedo a que termine la crisis” con el PP
reactivando la economía, y de seguir una estrategia con la única voluntad de
“erosionar al Gobierno legítimamente salido de las urnas”.
Bajo diversas etiquetas como “lamafiamiente”,
“RbCb”, “ComparecenciaRajoy” o “MarianoSéFuerte”, las redes
sociales estallan el jueves, en torno a lo que sucede en la Cámara Alta. Y, a
mucha distancia de los demás, “Findelacita” se encarama al primer puesto de las preferencias de los tuiteros
para comentar el debate. El furor por este último hashtag llega al punto que,
esa misma mañana, alguien registra el dominio findelacita.com, para un futuro
uso en una página web. Mariano Rajoy, en poco más de una hora, articula buena
parte de su discurso en torno a frases del propio Pérez Rubalcaba y otros
líderes socialistas del pasado y recuerda a la oposición lo que ella misma
decía en el poder. De esta forma, el “findelacita”, pasa a ser un arma de doble
filo que arrasa en las redes sociales. Pero el discurso preparado por Rajoy y
sus ayudantes es víctima de su propio ingenio. En su intervención,
Rubalcaba no ha tenido más que repetir uno a uno muchos de los SMS
publicados de Rajoy a Bárcenas, y viceversa, para añadir al término de cada uno
el ya famoso “Fin de la cita”. Más risas y más aplausos, esta vez de la
oposición socialista que, por primera vez en mucho tiempo, ve a su líder contraatacar
con fuerza y salir de las cuerdas golpeando para arrinconar al
adversario. El “Findelacita” corre como la pólvora en las redes sociales tras
su mañana de gloria, y se emplea para martirizar a los citados: “Rajoy cita a
Rubalcaba. Rubalcaba cita a Rajoy. Yo pido el #FinDeLaCita y
que se marchen los dos”, es uno de los tuits más divulgados al término del cara
a cara.
Rajoy, en el turno de réplica.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, emplea el turno de réplica para encararse,
exclusivamente, con el líder socialista Alfredo Pérez Rubalcaba. Insiste
en que no piensa en dimitir como le exige el grupo socialista y varios
portavoces de la izquierda. “No me voy
a declarar culpable porque no lo soy –se excusa–; porque no tengo
constancia alguna de que mi partido se haya financiado ilegalmente; porque
siempre he cumplido con la
Hacienda pública; porque tengo ética; porque no he vulnerado
el Estado de derecho como presidente del Gobierno; porque no he venido a la política a enriquecerme; porque tengo profesión;
porque, aunque no soy un compendio de virtudes como usted, señor Rubalcaba, soy una persona recta y honrada”.
Entre sus afirmaciones, llama la atención su afirmación de que “no soy
consciente” a la hora de referirse a la presunta financiación irregular de su
partido. “Acaso soy yo –le espeta a Rubalcaba– de peor condición que usted?”.
De su relación con Bárcenas reitera que se fió de él. “¿Cómo no hacerlo cuando
las cuentas del partido estaban auditadas por el Tribunal de Cuentas?”, dice
mientras la bancada de la izquierda estalla en risas. Ante esta situación,
Rajoy se revuelve y exclama: ...”¡Pero si ustedes nombraron director general de
la Guardia Civil
a quien nombraron!”. Y reconoce que se
cruzó mensajes de texto telefónicos y que habló personalmente –aunque no concretó en qué momentos–, pero
fue para pedirle que abandonara la tesorería del PP, primero, y para que dejara
su acta de senador y su militancia en el partido. Pocas novedades más ofrece su
réplica, salvo la de criticar directamente a Rubalcaba y emplear una parte sustancial de tiempo en
exculparse de todo el caso Bárcenas. “Aquí lo que se quiere es que
dimita, no que me explique –dijo–. Desde el pasado debate sobre el Estado de la Nación , he contestado a 37
preguntas en el Congreso, un tercio del señor Rubalcaba, y nunca me han
preguntado sobre este asunto”.
“Mariano
Rajoy admite su error”. Es este el mensaje que la prensa extranjera, con
diferentes matices, recoge de la comparecencia del Jefe del Gobierno español ante el Parlamento. La cita crea
expectativas dentro y fuera de Europa, sobre todo, desde que, a mediados del
mes de julio, el Financial Times subrayara la necesidad de que el
líder del PP diera
explicaciones sobre el escándalo de corrupción que está
salpicando su partido. El rotativo británico aprueba la comparecencia: “Rajoy ha ofrecido la
mayor defensa vista hasta el momento por su actitud con el caso
de fondos ilegales”, escribe en relación al caso Bárcenes. A este periódico no
se le escapa, por otra parte, que “esa ha sido la única admisión de culpa en un discurso de
más de una hora”, en el que “ha negado todas las acusaciones,
ha atacado a la oposición por dañar la imagen de España y ha defendido las
políticas de su Gobierno”. En la misma línea, The Economist asegura: “Rajoy ha intentado retratar el escándalo de
corrupción como un intento de desestabilizarle”. El semanal afirma: “Se ha
envuelto en la bandera española” para intentar defenderse,
aunque recuerda que la opinión de los españoles no están de su parte: “Pocos de sus
conciudadanos le creen”. Los sondeos indican que “el 82% de
ellos opinan que Rajoy sabía lo que estaba pasando en su partido”, explica en
relación a los supuestos sobresueldos. La cabecera británica no da mucho crédito a la
capacidad del jefe del Gobierno de salir de la situación. “Los
intentos de Rajoy de esconder el escándalo debajo de la alfombra no tendrán
éxito”, asegura antes de subrayar la intervención de Rosa Díez, líder de UPyD,
quien “parece estar captando el creciente voto de protesta”. Ha
sido, concluye “un sombrío comienzo para las vacaciones veraniegas de los españoles”.
The Wall
Street Journal coincide con otro diario estadounidense, The
New York Times, en calificar de “combativo” el discurso de Mariano
Rajoy, destacando el detalle de que su grupo parlamentario le interrumpió en 16
ocasiones para aplaudir.
“Con una sólida mayoría en el Parlamento y unas elecciones a más de dos
años de distancia, el Gobierno de Rajoy no tiene amenazas reales a su
estabilidad”, asegura el diario con más difusión en los Estados Unidos. “Su
supervivencia política depende más del apoyo que puede recibir dentro de su
partido, y con su discurso de hoy ha intentando tenerlo bajo control”,
concluye. En Francia, Libération es
el diario que más espacio dedica al asunto. Una nota de su corresponsal desde Madrid titula: “Acusado de corrupción, Rajoy contraataca”.
Y lo hace “de frente”, asegura el periódico galo, acusando de “mentira y
manipulación todo lo que se ha publicado sobre él”. En los titulares de su edición digital, la BBC ,
tlevisión británica, destaca que “Rajoy admite ‘un error’
sobre el escándalo de corrupción”. Una "pregunta y respuesta" para aclarar el caso Bárcenas
a su audiencia anglosajona acompaña la crónica de la jornada del jueves desde
el Senado. Le Figaro, que destaca las exigencias de
dimisión de la oposición, advierte a Rajoy que su verdadero reto ahora está en
su propio partido. “Si el PP sigue apoyando a Rajoy aún puede aferrarse al
poder”. El rotativo francés, añade que esto, sin embargo, podrá ser, si
Bárcenas “no guarda una última carta bajo la manga”. The Guardian también habla
de la demora del presidente para comparecer, tras “meses de evasión” y subraya
en su titular que Rajoy “niega los fondos ilegales, pero admite que gestionó
mal el escándalo”. The Independent alude a que el presidente esperó a
la llegada de la operación salida de vacaciones para hablar y que los que se
quedaron para escucharle se quedaron decepcionados.
El semanario Diez Zeit publica:
“Con relación al actual escándalo de corrupción en España, lo del dinero negro
de la CDU hace
trece años es un chiste”.
La prensa alemana tiene dudas sobre si su
presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, será capaz de sobrevivir al escándalo
de corrupción desvelado por el ex tesorero del PP, Luis Bárcenas. La campaña
mediática del Gobierno para intentar vender los brotes verdes de la economía no
encuentran eco en la prensa germana y el impacto internacional del escándalo es
de tal magnitud que Moncloa convocó una reunión para corresponsales extranjeros que, por lo escrito,
no ha cosechado grandes triunfos. Todos los grandes medios de Alemania, país
que ‘manda’ en Europa, no solo cuestionan el futuro político de Rajoy, sino que
critican que no haya dado explicaciones. El prestigiosos Frankfurter Allgemeine Zeitung publica una información de su corresponsal en
Madrid en la que se puede leer: “España,
que antes de la crisis llegó a llamar a las puertas del G-8 y que ahora ha
caído hasta el puesto 13, lo que menos necesita en estos momentos es que haya
dudas acerca de su estabilidad política y su gobernabilidad”. La prensa
y la clase política alemana saben que el PP dispone de una amplia mayoría
absoluta en el Parlamento y que el PSOE está en un momento bajo, incapaz de
levantar cabeza, pero no por ello se cuestionan la continuidad de Rajoy al
frente del ejecutivo. La
Unión Democristiana (CDU), partido que actualmente gobierna
Alemania, se vio sacudido por un escándalo de financiación irregular, que llevó
a su actual líder y canciller del país, Ángela Merkel, a pedir a su ‘padrino’
político y presidente de la CDU ,
Helmut Kohl, que abandonara la formación para no perjudicarla. Para hacernos
una idea de la gravedad que supuso el caso para los alemanes, es como si Soraya
Sáenz de Santamaría le pidiera a Rajoy que se fuera del PP. Pues bien, el
semanario Die Zeit publica: “Con relación al actual escándalo
de corrupción en España, lo del dinero negro de la CDU hace trece años es un
chiste”. Para los alemanes es incomprensible que el ‘caso Bárcenas’ no
haya tenido aún consecuencias políticas. La prensa alemana considera que el
escándalo afecta también a la
credibilidad e imagen de los empresarios españoles, que aparecen
retratados como presuntos pagadores de sobornos para conseguir favores a
cambio. Der Spiegel mete a políticos y empresarios en el mismo
saco y en su edición de esta semana publica que el escándalo Bárcenas “recuerda a los españoles como la casta
dirigente de políticos y empresarios ha conducido al país a la ruina”.
Además añade que fue ese maridaje
político-empresarial “donde creció la burbuja”, y finalmente añade que
“los comentaristas políticos en Madrid se preguntan cuán fuerte es Rajoy
todavía. Esta semana él va a dar explicaciones”. Para Die
welt, Mariano Rajoy ha dado largas a su comparecencia ante el
Parlamento para dar explicaciones sobre las acusaciones que pesan sobre su
partido y su propia persona.
Fernando Garea, en un artículo titulado ‘El único
error es el exceso de confianza”, publicado en El País, afirma que Rajoy ha
cambiado al admitir un error. “Pero no lo ha hecho al circunscribir este error
en una especie de exceso de confianza en su extesorero, manteniendo la negación
de todas las demás acusaciones: la de la financiación ilegal y la de los cobros
en negro. Solo de pasada ha admitido que había ‘remuneraciones
complementarias’, eufemismo para referirse a los sobresueldos que recibían los
dirigentes del PP para asegurarles una especie de tarifa plana salarial, muy
por encima de lo que los españoles creían que cobraban. Por supuesto, ha negado
los pagos en negro y las remuneraciones ilegales a miembros del Gobierno”. Dice
que el presidente del Gobierno ha seguido, salvando las diferencias obvias, el
guión del “lo siento me he equivocado” del rey y o ha convertido en el “me
equivoqué, creía a un falso inocente”. No hay, según Rajoy, ni una sola
responsabilidad del PP en el enriquecimiento de su extesorero, ni mención a las
supuestas donaciones irregulares, ni sugerencia sobre el trato de favor a
empresas donantes y, sobre todo, ni atisbo de un relato lógico del origen de la
enorme cantidad de dinero amasada por Bárcenas. “Lo de Rajoy ha sido
presentarse como una especie de víctima de una suerte de conspiración en la que
han entrado muchos de diferente pelaje ideológico y procedencia. Su problema es
que su propio enemigo en este caso es él mismo y su partido. Sus bandazos y sus
explicaciones diferentes sobre hechos idénticos. Hoy mismo ha asegurado que se
cayó del caballo de su confianza en el extesorero cuando supo que tenía cuentas
en Suiza pero, como lo ha hecho ver Alfredo Pérez Rubalcaba, hay sms que dan
cuenta de su respaldo y aliento días después de saberse que había defraudado a
Hacienda. El discurso inicial de Rajoy era bueno en la estructura y la
intención. Rubalcaba estaba incómodo y con apariencia de ir cambiando sobre la
marcha lo previsto, por ejemplo, la referencia al uso de datos económicos para
encubrir el escándalo. La más concreta de todos los portavoces ha sido Rosa
Díez con 20 preguntas muy claras al presidente, directas a los hechos y
superando el terreno de los principios en el quiso quedarse Rajoy. Casi todas
las preguntas se resumen en una: ¿Por qué Bárcenas se convirtió en delincuente
para Rajoy solo en el momento en el que se decide a declarar contra él?...
Hacemos lo que podemos” le dijo Rajoy a Bárcenas en un sms y, según le ha dicho
Rubalcaba, debió añadir “lo que no hacemos es porque no podemos”.
“La mayor amenaza para la estabilidad democrática
española es la prensa de Madrid –escribe
Matías Vallés bajo el título ‘Rajoy no tiene nada que decir’, en ‘Al Azar’
(Diario de Mallorca)–. La única diferencia entre ellos y Dios es que Dios no
cree ser uno de ellos. Insisten en llamar caso Bárcenas al caso Rajoy, cuando
ni los periodistas madrileños se han atrevido a titular que ‘El tesorero de
Messi pudo haber cometido un delito fiscal’. Por lo mismo, llaman ‘papeles de
Bárcenas’ a los "papeles del PP’, avalados por dos tesoreros libremente
elegidos por el citado partido político. De hecho, cuando los populares
contraatacan que sólo disponen de una contabilidad oficial, basta preguntarles
quién la confeccionó. Dado que la autoría de los libros fetén también recae en
Bárcenas, posee el mismo valor que la documentación sobre donaciones. A
propósito, sorprende el escapismo madrileño en cuanto a la cuestión clave, si
Rajoy cobró sobresueldos en negro procedentes de constructores durante largos
años. Para escamotear el asunto fundamental, se despista hacia la
intrascendente por diáfana financiación irregular del PP. Equivale a atrapar al
hombre que asesinó a Lincoln en un teatro, y preguntarle su opinión sobre la
función. Para perdonar las ganancias incalificables de todo un presidente del
Gobierno, la prensa de la capital ha machacado la necesidad de que el líder del
PP dé explicaciones. Bajo la apariencia de una exigencia de responsabilidades,
subyace el sobreentendido de que Rajoy quedará exonerado en cuanto emita uno de
sus insípidos oráculos, en la sesión que ayer anunció a un periodista rumano. Rajoy
no tiene nada que decir. Su salvación consiste en demostrar que no se
encontraba en España los días en que el PP –por vía del empleado Bárcenas– ha
anotado que le pagó sobresueldos. Es un poco tarde para ello, los otros
agraciados con sobres marrones evitan el desmentido. La prensa internacional no
se contagia del desvarío de sus colegas madrileños, sino que golpea sobre la
incógnita cenital. A saber, si el presidente del PP cobró en negro de su
partido mientras era el ministro encargado de vigilar las incompatibilidades”.
“Tras su estreno como cantante de boleros en una
gira veraniega de un único bolo retransmitido al país en directo –escribe David
Torres en Público.es, bajo el título ‘Mariano, fin de la cita’–, en efecto, hay
que aplaudir mucho a Mariano. Mucho, mucho, mucho. Al menos no cantó en playback,
parapetado tras una pantalla de plasma. Y por lo demás actuó exactamente como
se esperaba. ¿Qué más queríamos del presidente? ¿Que saliera y dijera: ‘He sido
yo, he sido yo, lo confieso, ahí tienen mi cargo a disposición del respetable’?
Eso no podía suceder de ninguna manera, Mariano no está programado para eso. Se
trata de un androide político de antigua generación, de los que sólo tienen dos
posiciones, on y off, es decir, tirar para delante y qué buen día
hace. Igual que C3PO, conocía ocho millones de formas de comunicación, Mariano
conoce doce millones de maneras de escurrir el bulto. La comunicación nunca ha
sido lo suyo, pero bastante es que los guionistas del PP le hayan logrado colar
dos o tres más añadidas al programa original: ‘Es falso’ y ‘Todo es falso salvo
alguna cosa’. Fin de la cita. Con el kilo de chuletas que le debió escribir
alguien cuya letra fuese comprensible, Mariano convirtió su comparecencia en
una casa de citas. Con todo, el éxito del verano se canta así: ‘Me engañó, sí,
pero lo tenía muy fácil’. Georgie Dann podía haber pulido un poco más letra y
añadido un estribillo sandunguero con el estribillo de La barbacoa: ‘Soy
tonto del culo, soy tonto del culo’, pero los guionistas del PP conocen de
sobra las leyes narrativas y han preferido dejar el resto a nuestra
imaginación, que seamos nosotros quienes rellenemos la línea de puntos. Al
parecer, Mariano abrió un día la puerta del despacho de Bárcenas, se encontró
al tesorero metiendo a presión fajos de billetes en maletines y se creyó que
eran estampitas. Ya dijimos hace tiempo que una de las dos únicas líneas de
defensa posibles que le quedan a Mariano es presentarse como un ingenuo, un
bobo capital al que tangaron por su credulidad y su buen corazón. El capitán
Stubin al frente del Titanic, el
pardillo ideal para sacar adelante la marca España y que los banqueros alemanes
se froten las manos de puro gozo, un memo total al frente de un país en
quiebra. La otra línea de defensa es que los gilipollas seamos nosotros”.
Otros, de Santy Gutiérrez, Perids, Forges, Pat, Ferrán, J. R. Mora…
Pep Roig nos presenta:
El defraudador defraudado, Solución, tras los incendios forestales, La verdad,
por delante, Rajo se declara como político ingenuo e inocente y Rajoy, obligado
a rajar.
Terminamos ya con cuatro vídeos. En el primero, Joan Haciendo amigos se explaya en ocho minutos y pico.
Rosa María Artal escribe, en un breve texto titulado “fin de la cita”, sobre la mofa en España y fuera de España con esta muletilla de Rajoy. “Aunque existen –comenta– diferentes versiones, prima la que piensa que era una anotación entre paréntesis colocada por el redactor del discurso para que supiera dónde terminaban las frases que tomaba de otros. En una TV argentina han hecho una completa burla. The Economist habla de que Rajoy “se aferra al puesto” E incluye expresiones como “se envolvió en la bandera roja y gualda de España”. ¿Bochorno decía en el artículo anterior? Sí, me he quedado corta. El semanario británico ilustra con esta expresiva foto su crónica. Esto es lo que tenemos. Cuentan que el presidente Rajoy… ha salido “contento” del debate.
Ernesto Ekaizer, autor de 'El caso Bárcenas', se cita el pasado mes de mayo con Gonzo. Es una de las personas que mejor conoce la trama. Para hacer la ruta del 'puto amo' comienzan en la sede del PP, en Génova hablando de Mariano Rajoy.
En el último vídeo se denuncian las mentiras de Mariano Rajoy y el Partido Popular sobre el caso "Bárcenas".
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