Acaba de presentarse en Francia una iniciativa
para que se debata el derecho de ser francés a todo aquel que nazca en el país
de las libertades. El derecho del suelo podría ser negado a los hijos de los
inmigrantes no regularizados, los refugiados y los que han solicitado asilo
político. Lluis Foix escribía en La Vanguardia
del pasado jueves, bajo este titular, un artículo que decía:
“El caso Leonarda ha puesto sobre el tablero
político si todos los ciudadanos de la Unión Europea tienen los mismos derechos,
especialmente si son gitanos o gentes venidas de Rumanía y Bulgaria, dos países
miembros de la Unión. Manuel Valls, ministro del Interior, ha
tomado la iniciativa al expulsar a Kosovo a Leonarda, una joven escolar que iba
de excursión y que fue obligada a descender del autobús para ser deportada. El
presidente Hollande
le ha permitido regresar a Francia pero sola, sin su familia, a lo que ella,
por ahora, se ha negado.
“El Frente Nacional de Marine Le Pen
podría obtener resultados espectaculares en las próximas elecciones
municipales. La derecha de la UMP
ha propuesto privar de la nacionalidad francesa a los hijos de los
clandestinos. La novedad de esta situación es que la derecha y los socialistas
se alinean sutilmente con el Frente Nacional respecto al tratamiento de los
inmigrantes.
“Estos posicionamientos dividen al Partido
Socialista y también a la derecha. En los dos casos, tanto el ministro Valls
como los representantes de los conservadores escuchan los ruidos demoscópicos y
actúan en consecuencia, es decir, cambian de posición por miedo a perder unos
votos, unos cargos o unos sueldos.
“Es bien sabido que la democracia se forma de
mayorías, pero no puede perdurar si no tiene en cuenta los derechos de las
minorías. El límite que no es aconsejable traspasar es el de la dignidad de la
persona. Acaba de publicarse que un millón de catalanes no dispondrá de
calefacción el próximo invierno. Los que pasarán frío no son unos pocos. Pero
no están organizados ni su precariedad tiene voz en las instituciones. Son los
descartados que han salido de los circuitos del interés de los políticos que
apenas pisan la calle, muy atentos desde sus despachos a lo que digan las
encuestas y no a lo que necesita la gente que se siente huérfana o poco
representada.
“Quizás pueda ser cierto el clamor del doctor Stockmann en Un enemigo del pueblo, de Ibsen,
cuando dice que la mayoría tiene la fuerza pero no la razón. Siempre hay que
regresar a Antígona que es el choque entre las leyes
oficiales y “las leyes no escritas de los dioses”. Antígona está en minoría y
es despreciada por su padre. Pero tiene razón. Su causa es todavía invocada
como justa más de veinte siglos después de ser escrita por Sófocles.
Los descartados, pobres, inmigrantes, los sin trabajo, sin calefacción, sin
esperanza, merecen debida atención”.
Limpieza étnica. Hoy las dictaduras y los totalitarismos se presentan sin derramamientos de sangre u otros terrores físicos, son un entramado administrativo-legal. fascismo reciclado.
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