domingo, 8 de junio de 2014

Cuando el barco se hunde y la monarquía quiere mantenerse a flote.



El Rey comenzó esta semana con la declaración personal de la abdicación en favor de su hijo. La decisión viene precedida por una larga lista de escándalos y polémicas que desembocaron en una grave crisis institucional en la que los dos partidos mayoritarios –PP y PSOE– han sufrido un serio descalabro en las últimas elecciones europeas y el apoyo ciudadano a la Corona se ha ido desmoronando paulatinamente. Gran parte de la oposición exige a gritos cambios urgentes en los que se incluye un referéndum que demuestre las claves de la democracia y una continuidad o no de la monarquía. Con independencia de las preferencias políticas, este es el momento para iniciar, en nuestro modelo de Estado, una revisión crítica y constructiva, impulsada por los ciudadanos. Avaaz publica en Internet un artículo titulado “Referéndum, ya”, en el que se recogen firmas (ya se han conseguido más de 350.000) que obliguen a los partidos clave a poner este tema en la agenda parlamentaria. Se exige una apertura inmediata de un proceso que conduzca a un referéndum. “Es una oportunidad histórica –dice textualmente– para promover un amplio debate público que ayude a regenerar nuestra democracia y determine el futuro de la monarquía. Con independencia de nuestras preferencias políticas, ahora es el momento para iniciar una revisión crítica y constructiva, impulsada por los ciudadanos, de nuestro modelo de Estado. Firma la petición y compártela con todo el mundo. Si logramos un millón de firmas esta semana, trabajaré con Avaaz para desatar una tormenta mediática que obligue a los partidos clave a poner este tema en la agenda parlamentaria”. Los acontecimientos socio-politicos desencadenados tras la abdicación real se siguen a un ritmo trepidante. El tiempo se precipita ante las nuevas exigencias del todavía rey de España. Don Juan Carlos I no ha querido esperar más. A su juicio, si no era ahora cuando renunciaba al trono, tendría que espera dos años, en referencia a los procesos electorales que están por venir en 2015 y 2016. Pero el resultado de las elecciones europeas, con amenaza para el bipartidismo, ha precipitado los tiempos. El relevo en la Corona culminará, de esta forma, el 19 de junio. Sorprenden mucho estas prisas de algunos, que incluye pedir una ley que haga perpetuar el aforamiento del monarca actual para evitar caer en la 'violabilidad', después de casi cuatro décadas blindado por la Constitución.

El Bribón, ilustración de Jaume Ramis Sureda.

El tema no es nuevo. El 2 de septiembre del año pasado, Bartolomeu Mestre, ex conseller general de la Caixa de les Balears (en representación de la plantilla), escribía desde su web “Balutxo” un artículo sobre “Historias escondidas” (“Quan el vaixell s’afona”) que comenzaba: “La monarquía española hace aguas por todas partes. El naufragio de la Casa Real es cuestión de tiempo; de muy poco tiempo. Querrán atrasarlo con maniobras como la más que previsible abdicación en los próximos meses del viejo Borbón. A los espectáculos furtivos de sexo y caza del rey de España, a los ‘gastronómicos’ y financieros de los yernos, se ha añadido la incómoda ‘tocata y fuga’ de la nuera que, bien al contrario del objetivo previsto, habrá atrasado el proceso en curso de pasar la corona a quien urge con ser Felipe VI. El hecho reciente de repudiar el Fortuna (desafectar, dicen) se convierte en una metáfora premonitoria que se ha iniciado. La devolución del barco, cínicamente disfrazada de acto de generosidad, me ha invitado a repasar mis diarios personales”.

El Gobierno devolvió el Fortuna del Rey  a los empresarios de las Baleares, en mayo del 2013.

Fortuna es el nombre del yate de la familia Real Española, propiedad de Patrimonio Nacional. El último Fortuna –tuvo hasta cuatrofue un obsequio al Rey de 22 empresarios de las Islas Baleares para su uso y disfrute. En mayo de 2013, el Rey renunció a su uso y solicitó al presidente de Patrimonio Nacional, José Rodríguez-Spiteri, la desafectación del yate como bien de este organismo. Una vez comunicada la decisión, el expediente pasó al Ministerio de la Presidencia, del que depende Patrimonio Nacional, que la presentó al Consejo de Ministros. En junio de 2013, Patrimonio anunció verbalmente a la Fundación Turística y Cultural de las Islas Baleares (Fundatur), que el buque les sería devuelto, después de que así lo hubiese solicitado la citada fundación, ya que la donación del buque, estaba condicionada a que la familia real lo utilizase durante sus vacaciones en la isla. El 28 de enero de 2014 se firmó en Palma de Mallorca la devolución, por parte de Patrimonio del Estado, del yate a Fundatur, formada por empresarios e instituciones que fueron los que donaron el buque al Rey.  Fundatur estaba constituida por Jaume Matas, en nombre del Govern de les Illes Balears; Francisco Conrado Villalonga (La Caixa); Pere J. Batle Mayol (Caixa de Balears); Gabriel Escarrer, (Inmotel Inversiones); Miquel Fluxà (Iberostar, Hoteles y Apartamentos); Enrique Piñel López (Banca March); Juan José Hidalgo (Air Europa); José Luis Carrillo Benítez (Hoteles Globales); Gabriel Barceló (Viajes Barceló); Antonio Fontanet Obrador (Productos Fontanet); Carmen Matutes (Agrupación Hotelera Doliga); Isabel García Lorca (Viajes Soltour); Miquel Rosselló Ramón (Roxa SA); Gonzalo Pascual Arias (Marsans-Spanair); Miquel Ramis Martorell (Grupotel); Pere A. Serra Bauçà (Hora Nova, SA); José Antonio Fernández Alarcón Roca (Riu Hoteles);  Miquel Vicens Ferrer (Foment de turismo) y, a título personal, Pedro Ballester Simonet y Susana Carrillo Szymanska. Entre los veinte patronos promotores, se aportó un capital de dos mil millones de pesetas y obtuvieron hasta un 30 por ciento de exenciones fiscales sobre el impuesto de sociedades. “A partir de aquel momento –continúa Mestre– la prensa no reflejó la indignación general entre la gente más sencilla. La de Madrid felicitó la ‘espontánea’ iniciativa de los más importantes empresarios isleños. Los creadores de la opinión se llenaron la boca de gestos y alabaron la inteligencia de los donantes, porque serían los mayores beneficiarios. Las escasas críticas que se publicaron o radiaron fueron insignificantes. El Diari de Balears, perteneciente al grupo de uno de los patrones,  diferenciaba las legítimas aportaciones privadas de las del Govern y de les Caixes, porque “con el dinero de los otros es muy fácil regalar”. Las cartas a directores de los diarios isleños fueron publicadas con una selección benévola y algún colaborador habitual vio publicada su columna crítica. “En aquellos momentos, los anuncios institucionales eran una importante fuente de ingresos y la libertad de expresión estaba de vacaciones forzadas. No hubo licencia. La censura voluntaria alteró la verdadera voz de la opinión pública. Y, aparte de los glosadores de la calle, los humoristas gráficos fueron los únicos con cierta condescendencia que se revolvieron contra el abuso”.

¿Renunció el rey a su Fortuna o le obligaron a hacerlo?

Bartolomeu Mestre hace un repaso del “barco en el que irás y no volverás”. Dice que el rey de España encontró que su barco “Fortuna”, obtenido gracias a dos docenas de empresarios (“incautos, unos; interesados, otros y todos ellos cobardes”) ya no le servía. “Se demostró que ya no tenía edad para ir a matar un oso drogado y un elefante indefenso, ni para otros juegos… Inmersos en una situación económica en la que la habitual ostentación borbónica se había convertido en pornografía, en unos momentos en que cualquier miembro de la Casa Real era abroncado por donde pasara, el santo varón Borbón decidió devolver el obsequio a los estúpidos patrocinadores. En realidad, no lo devolvió él, sino Patrimonio Nacional, a nombre del cual puso el barco para asegurar su mantenimiento”.  En su largo artículo, Mestre habla de la infanta Cristina de Borbón, con un trabajo-refugio en Suiza, inventado ad hoc por “La Caixa”, como si fuera una obra social patrocinada sin quererlo por los clientes, catalanes sobre todo. Habla de su esposo, el duque de Palma, imputado en casos de corrupción y tráfico de influencias. Del  comunicado de la Casa Real que anunciaba el retorno de la donación del barco y de “la lógica de la austeridad de las administraciones en el contexto de crisis económica”, presentando la donación como un acto de generosidad, al verse que era un regalo envenenado, una bomba de relojería que explotaba en manos de quien la gestionaba mal.  Habla de la Fundación Turística i Cultural de las Islas Baleares. “Con su presencia, el Rey ¿enriquecía Mallorca? Bien al contrario. Quizás sí a algunos hoteleros pero el sobrecoste que generaba a la ciudadanía era espectacular. ¿Era el rey una garantía de seguridad? La seguridad de la familia real era mi inseguridad y la de los mallorquines que tenían que sufrir incidentes ligüísticos, impertinencias, retenciones en las carreteras, riesgos de atentados... Me llegaron a decir que si no era por unanimidad, el rey no aceptaría que la Caixa de les Balears fuera una de las entidades patrocinadoras y sería excluida del grupo.  El primero de diciembre, el sociólogo Antoni Tarabini ya había escrito en el Diario de Mallorca, refiriéndose al yate regalado por los empresarios: ‘Tengo mis dudas de que la Casa Real lo acepte’. Pilar Raóla también había escrito que ‘solamente si el Rey lo acepta, no habrá consecuencias’. Santa Inocencia! ¿Quién pensaba que había reclamado el regalo sino el beneficiario? Pese a las protestas, se llegó a la votación: catorce a favor. Me satisfizo la abstención de Rafael Feliu, jubilado y padre de una trabajadora, que manifestó que, pese a las instrucciones recibidas, después de escucharme, no podía convalidar de ninguna manera una claudicación como aquella. El mío fue el único voto en contra, entre todas las empresas que, finalmente, patrocinarían aquel barco”.


Según Mestre, la devolución del yate Fortuna no fue otra cosa que colgar, de nuevo, un muerto sobre las espaldas de los mallorquines. “Son conocidas las grandes dificultades que genera el mantenimiento del yate porque los gastos de reparaciones, mantenimiento, puntos de amarre, alquiler de la custodia y, especialmente, el sueldo del personal son onerosos. Pero, los verdaderos motivos para soltar amarras fueron el estado de salud de Juan Carlos I, el proceso de adbicación a favor  de su hijo, el desinterés de la familia, pero, sobre todo, el coste, cuando sólo cargar el depósito del mismo superaba los veinte mil euros. Si los empresarios que se arrodillaron en un gesto de adoración faraónica quieren repetir, allá ellos.  Pero, conviene recordar que el mismo núcleo duro de los generosos hoteleros son quienes se opusieron a la ecotasa que pretendía generar un fondo destinado al medio ambiente. Gente que quiere la monarquía y el bolsillo, pero no Mallorca. Habrá que ver como la Caixa y el BMN presentaron el regado envenenado ante sus clientes. Es de prever una nueva claudicación. Igualmente, se adivina la capitulación del actual mal gobierno del PP, con un presidente anticatalanista especializado en retratarse al lado de Sofía de Grecia en un incendio de Andratx o en una visita a Cáritas. Lo que sé con total seguridad y convicción es que, en este tema, la ciudadanía abomina el esperpéntico yate de ida y vuelta”. Para Mestre, los actos públicos oficiales se han reducido a los imprescindibles por exigencia de protocolo. Y tienen motivo para ello. “Siempre han vivido cómodamente. El Fortuna III no es el único obsequio obtenido ni tampoco el más importante. El trono ya fue un regalo. Desde la más ilícita autoridad, el dictador, que acabó con la legalidad republicana gracias a una revuelta fascista-militar, que provocó centenares de muertos, le proporcionó el cargo de Jefe de Estado. Sí, la Casa del Rey ha vivido rodeada de regalos. No obstante, el yate Fortuna es la metáfora perfecta que describe la situación actual. Representa la viva imagen del naufragio y hundimiento de la gente coronada. El Fortuna inquieta y molesta y se deshicieron de él. Los dichos y refranes son siempre una muestra de sabiduría popular. Es bien conocida la frase: ‘Cuando el barco se hunde, las ratas lo abandonan’ ”.
 
El rey, en muletas,  prepara su retirada definitiva, con todas las “ventajas” para él.

Pero ¿por qué el rey eligió este momento preciso para abdicar? Don Juan Carlos I se planteó seriamente la abdicación tras cumplir los 76 años en enero pasado. Consultó con el Príncipe, con los distintos jefes de la Casa del Rey, con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y con el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba. El rey decidió que ese era el momento “oportuno”, tras las elecciones europeas y antes del verano, porque en septiembre el desafío soberanista en Catalunya volvería a la primera línea de las prioridades del Gobierno. Juan Carlos calibró que sería más fácil abdicar en ese momento, con el apoyo de los dos partidos mayoritarios y mientras Rubalcaba se mantenía al frente de la secretaría general del PSOE, hasta el próximo 27 de julio. El Príncipe de Asturias pasaría a ser el Rey Felipe VI en cuanto su padre sancionase la ley orgánica que recoge su abdicación, una vez aprobada por el Congreso y el Senado. El Congreso, con una aplastante mayoría del PP, discutiría la ley orgánica de abdicación el próximo 11 de junio. El Senado, el 18 del mismo mes, requisitos imprescindibles para consumar la abdicación de Juan Carlos I. Una vez aprobada por la Cámara Alta, “lo lógico”, según las mismas fuentes, es que seguidamente se celebre el acto de sanción, que tendrá lugar en el Palacio Real, y, al día siguiente, la proclamación en el Congreso de los Diputados, en sesión solemne de ambas cámaras. Felipe VI pronunciará su histórico discurso en presencia de diputados, senadores y representantes de las altas instituciones del Estado. El Congreso ya ha empezado a preparar todos los detalles para la proclamación de Felipe VI, como las alfombras de la Real Fábrica de Tapices, retiradas para su mantenimiento, como cada verano, y devueltas a la Cámara porque “dan mayor solemnidad” según declararía el presidente, Jesús Posada. Para tener todo a punto, los responsables de protocolo estudiaron al milímetro cómo fue la ceremonia de proclamación del rey Juan Carlos, en 1975, y también la del juramento de Don Felipe en 1986. Los estrados que se utilizaron en cada uno de los actos, ha señalado Posada, son distintos y aún no se sabe cómo será el que se utilice en la proclamación de Felipe VI, pero, en cualquier caso, se hará todo de acuerdo con la Casa Real.

No caerá, dibujo de Kap.

“Baba, mires a donde mires –escribe Koldo Campos Sgaseta en la web ‘Lo que somos’– … baba; no importa lo que leas… baba. Baba borbónica que rezuma adhesiones de baba al monarca que acaba y al monarca que empieza. Homenaje de baba tertuliana, baba cuartelera, de mantilla y tricornio, baba de la nobleza, baba de ‘hondas raíces republicanas’, baba en blanco y en negro, baba reservada, baba en diferido, baba cardenalicia, verbenera baba, baba a cinco columnas, baba en el cuatro, baba en el cinco, baba en la Sexta, transición de baba, baba por todas partes, baba española…¡Mundial de baba!”.  La web publica “Babas varias”, al respecto:

- Rubalcaba alaba a Juan Carlos I por “asegurar la integridad del Estado”.

- El rey recibe un cálido homenaje de los empresarios.

- Los empresarios piden al Rey que siga activo: 'Es insustituible'.

- El expresidente del Gobierno, Felipe González, alaba el papel de la Monarquía.

- El PP alaba al Monarca como garante de la estabilidad de España.

- Rajoy: “En España la monarquía tiene un apoyo muy mayoritario”.

- Ovación cerrada al Rey en Las Ventas al compás del himno nacional.
 
El rey, con Alfredo Pérez Rubalcaba.

Julio Anguita dice estar seguro de que “a Juan Carlos de Borbón se ha garantizado que seguirá siendo imputable”. La jugada del monarca no ha cogido por sorpresa al fundador de Frente Cívico, quien ve en esta abdicación un claro movimiento del poder económico que gobierna el país para reforzarse, alarmado por la debacle electoral sufrida por el bipartidismo el pasado 25 de mayo. El excoordinador federal de Izquierda Unida asegura que Juan Carlos de Borbón lleva mucho tiempo planeando este golpe de efecto, y critica a los movimientos republicanos por no haber trabajado en el modelo de Estado que quieren implantar: “Vamos a dejar de agitar tanto las banderas y vamos a trabajar en sesiones, creando un poder republicano”. Y aunque Rajoy y la mayoría de políticos del PP y del PSOE han llamado a la calma, la abdicación del rey ya ha sacado a miles de personas a las calles que exigen para antes del nombramiento de Felipe VI, un referéndum monarquía-república. Los socialistas, comenzando por Alfredo Pérez Rubalcaba, reconocen que la abdicación de Juan Carlos y su posición al respecto les perjudica ante quienes dicen que son lo mismo que el PP. Pero tanto unos como otros se afanan a la carrera por poner en marcha los mecanismos institucionales para proclamar al príncipe de Asturias, Felipe VI, rey de España, en una sesión solemne de las Cortes, donde reside la soberanía nacional. No está previsto invitar a otras Familias Reales ni a dirigentes internacionales al acto. Lo que parece seguro es que Juan Carlos seguirá viviendo en el complejo de la Zarzuela, al igual que los nuevos Reyes. La vivienda actual de Felipe y Letizia está situada en el mismo complejo, pero separada de lo que es el Palacio de la Zarzuela. Ni unos ni otros tienen intención de cambiar su domicilio actual.
 
 Ximo Puig, secretario general del PSPV, pide un referéndum.

El PSOE está pasando los momentos más críticos de su historia. El secretario general del partido, Rubalcaba, ha asegurado que el PSOE no va a “romper” el consenso constitucional sobre la Corona, una decisión que ha sido cuestionada por algunos barones del partido. Rubalcaba justifica el respaldo de su partido a la Monarquía en el “consenso constitucional”, una razón a la que se han referido también Zapatero y Felipe González. Pero hay voces socialistas que se desmarcan de esta postura, como el secretario general del PSPV, Ximo Puig, que ha pedido un referéndum. Puig ha lanzado su propuesta en la sede del partido en Valencia, instantes después de reunirse con dirigentes de su partido para analizar la situación política y la abdicación del rey. El dirigente socialista elogió la labor del monarca en la Transición y añadió que su formación no quiere entrar “en un debate que no sea real para mejorar la vida de la gente”. Puig añadió, sin embargo, que “ha de haber referéndum” y que “tienen que ser las nuevas generaciones las que refrenden un nuevo pacto constitucional. La arquitectura constitucional que surgió del consenso hace tiempo que da muestras considerables de agotamiento, la falta de profundidad en las reformas, la crisis y los cambios de la sociedad hacen que todas las instituciones estén en cuestión. Vuelve a surgir la pregunta que se hizo Jefferson hace 200 años: ¿Hasta qué punto una generación puede estar atada por lo que decidió una anterior?”. Por su parte, Francina Armengol, secretaria general del PSIB-PSOE en Baleares, también reclama el referéndum para que sean los ciudadanos los que elijan la forma de Estado. Armengol dijo en los pasillos del Parlament que, con la abdicación del monarca, “ha llegado el momento” de plantear esta cuestión “para que la gente pueda decidir lo que quiere”. Armengol no se ha querido pronunciar sobre la postura de Ferraz y ha dicho que ella “pide democracia” y que se “abra un debate para que el pueblo escoja el modelo de gobierno que quiere”. Según la socialista, “estamos en un momento político” ideal para acometer una reforma de la Constitución “en profundidad” que, eso sí, debería hacerse “sin prisas y con la participación de todos”. El secretario general del PSE-EE de Álava, Txarli Prieto, también ha defendido que, con la abdicación del rey, “se abre de forma natural un debate nacional sobre el futuro, en el que los ciudadanos algo tienen que decir”, mientras el alcalde de Soria, Carlos Martínez, entiende que “en estos relevos del Estado como la monarquía los ciudadanos pueden aportar algo más”. A primera hora de la tarde del viernes se produjeron otros dos nuevos “casos aislados”: los de los diputados socialistas Odón Elorza, ex alcalde de San Sebastián, y Guillem García Casulla, perteneciente al partido socialista balear, una de las federaciones que reclama un referéndum. Ambos diputados anunciaron que quieren votar en conciencia (por supuesto, en conciencia republicana). Piden permiso para ello, pero anuncian quieren que se reúna al Grupo Socialista para discutir, precisamente, esta cuestión, desairando así a su portavoz parlamentaria, Soraya Rodríguez, quien cree que cuenta con el apoyo de la inmensa mayoría de sus compañeros de escaño. 

En mayo de 2012, tras el accidente del rey en Botswana, la empresa Simple Lógica (partner de Gallup en España) realizó un sondeo según el cual, un 54% de los ciudadanos se  mostraba a favor de un referéndum sobre la forma de Estado. Ese año arrancó el fuerte declive de la imagen del rey Juan Carlos, a raíz sobre todo de conocerse su accidente de caza en Botswana, en el mes de abril. Este sondeo se realizó justo después de la petición de perdón del monarca por el episodio ocurrido durante la cacería de elefantes en África. Entre los jóvenes y los votantes de Izquierda Unida es donde más apoyos se recabaron en este sentido, si bien en la mayor parte de los segmentos analizados ganó la opción del referéndum. La opción del no triunfó entre los votantes del PP. También se mostraron en contra los mayores de 65 años, donde el 42,5% se oponía al referéndum por el 34,5% que consideraba una opción válida. De hecho, a menor edad más grande era el apoyo a un referéndum. Algo parecido ocurre con el nivel de estudios, cuanto más alto era el nivel de estudios, más apoyos encontraba la opción de decidir entre Monarquía y República. En este estudio se preguntaba por la conveniencia de que el rey abdicara en el príncipe Felipe. El 30,5% estaba a favor de la abdicación mientras que para la mayoría, el 46,6%, era indiferente (no estaban ni a favor ni en contra). Sobre el acto de petición de perdón, entonces la mayoría de los consultados aseguró que era insuficiente (47,3%) mientras que para un 43,1% fue suficiente.
 

Según explican los expertos, el largo y complicado trámite de un referéndum para votar sobre la continuación de la monarquía se debe a que esta figura se encuentra especialmente protegida en la Carta Magna. Un referéndum para votar sobre la continuación de ésta en España o el establecimiento de una república no podría convocarse de forma automática sino que requeriría del apoyo de las dos terceras partes del Congreso y del Senado, la disolución de las Cortes, y un nuevo apoyo con la misma proporción de votos de las nuevas Cámaras. Así, la llamada a las urnas exigiría en primer lugar que al menos 233 diputados del Congreso y 177 senadores avalaran una reforma constitucional en ese sentido. Posteriormente se disolverían las Cámaras y, tras las elecciones, las nuevas Cortes tendrían que apoyar la reforma con el mismo apoyo, según establece el artículo 168 de la Constitución que incluye este supuesto entre aquellos que exigen una “reforma agravada” de la Carta Magna. El artículo establece que las cámaras nuevamente elegidas “deberán ratificar la decisión y proceder al estudio del nuevo texto constitucional” y aprobarlo nuevamente por mayoría de dos tercios. Sólo después de este proceso, una vez aprobada la reforma por las Cortes Generales, la revisión de la monarquía podría ser sometida a referéndum para su ratificación. Tanto el PP como el PSOE conocen muy bien este complicado trámite contra el cual no quieren enfrentarse. Este es el dilema contra el cual reclaman las últimas manifestaciones.
 
Miles de personas en la Puerta del Sol de Madrid durante la manifestación de ayer por un referéndum sonre monarquía o república.
 
En más de 40 ciudades del país la gente salió ayer, sábado, a la calle para exigir que se consulte al pueblo si prefiere continuar con una monarquía o quiere la IIIª República. Las maniobras del PP y del PSOE para acelerar la sucesión del monarca, con chapuzas en el reglamento de Congreso y Senado, provocaron un profundo malestar en una gran parte de la ciudadanía, que opinó que, tras la abdicación, era el momento de convocar al pueblo a las urnas para que decida democráticamente si quiere continuar con una monarquía parlamentaria o si ha llegado el momento de que se proclame la Tercera República. Gritaron consignas como “Sí, sí, sí. Queremos decidir”, “Felipe, ¿quién te ha votado?”, “España mañana será republicana” o “los Borbones, a la elecciones”, mientras, en Madrid, una mar de banderas tricolor inundaba la calle Alcalá. Se anunciaron diferentes iniciativas en marcha, como un referéndum no vinculante a través de Internet o la preparación de un nuevo Rodea el Congreso para el día 11, cuando tenga lugar la votación de la Ley Orgánica sobre la abdicación del rey.
 
Manifestación republicana en Sol el pasado 2 de junio, tras conocerse la abdicación del rey Juan Carlos.
 
Ocho fuerzas de izquierdas firmaron un manifiesto por un referéndum sobre la monarquía: Izquierda Unida, Iniciativa per Catalunya Verds (ICV), Chunta Aragonesista, Equo, Compromís, Confederación de Los Verdes, Alternativa Socialista e Izquierda Anticapitalista. El texto de la Declaración del Ateneo es un manifiesto conjunto que llama a los ciudadanos a exigir un referéndum sobre la monarquía. El texto recuerda que es la grave situación de “crisis económica, social, ambiental y política” la que ha propiciado la abdicación de Juan Carlos “y el intento acelerado de imponer al pueblo otro rey”, y no, como él dijo, la voluntad de regeneración y renovación en la Jefatura del Estado. A los españoles no se les ha dado la oportunidad para que puedan pronunciarse sobre la forma de gobierno del Estado, pese a que cerca del 70% de los ciudadanos no pudo votar la Constitución de 1978. El texto dice: “Exigimos que el pueblo, en el que reside la soberanía, hable y decida, a través de un referéndum, si quiere monarquía o república, si quiere monarquía o democracia, y apostamos decididamente por abrir un proceso constituyente, donde todas las instituciones puedan ser elegidas por la ciudadanía”. Las ocho fuerzas progresistas reunidas en el Ateneo de Madrid hacen un llamamiento a las “fuerzas políticas, sociales, culturales” y a todos los ciudadanos que quieran ejercer su “legítimo derecho a decidir” cómo se gobiernan y reclamar un plebiscito sobre la monarquía para iniciar así el camino “a un país más justo, más democrático y más solidario”. “Podemos”, no se sumó a la iniciativa. Su líder, Pablo Iglesias, dijo en rueda de prensa que su formación “saluda” la propuesta de IU para coordinar con otros partidos la respuesta a la abdicación del rey, pero advierte de que “ningún grupo de fuerzas políticas puede colocarse delante de la ciudadanía” en un claro reproche a la federación de Cayo Lara. “El protagonismo tiene que ser de los ciudadanos. Nosotros nos sentimos más cómodos detrás de las movilizaciones que poniéndonos delante, aunque saludaremos cualquier iniciativa que vaya en ese sentido. Quien piensa que tienen que ser partidos políticos con representación institucional los que tienen que liderar este proceso, se equivoca”.
 
 El rey, inviolable.

Moncho Alpuente titula “El rey inviolable” en Público.es. El artículo comienza así:“El rey se cortó la coleta en la Plaza de Las Ventas en la Corrida de la Beneficencia, regia y secular tradición a beneficio de los pobres y de los huérfanos, la sangre derramada sobre el albero, rojo y gualda, vinillos de Jerez y de Rioja, Patria pura. No están los huesos de Su Majestad como para salir a hombros de esforzados vasallos. Los gladiadores agradecen al rey su defensa de la Fiesta mayúscula y racial, “Morituri te salutant”. Juan Carlos I no cortó trofeos esta vez para aumentar su colección de despojos cinegéticos. Ya no abatirá nada en las verdes praderas de Botswana, solitario es el camino que conduce al cementerio de elefantes, el arma en el armero y los únicos safaris posibles en la PlayStation. No ha perdido del todo sus superpoderes, su persona seguirá siendo inviolable (signifique lo que signifique tan ambiguo término, violables somos todos, y todos imputables y, llegado al caso, guillotinables). En este país, o lo que sea, en el que nadie admite ni abdica si no es estrictamente necesario, en este país de indultos y aforamientos, el rey ha dado ejemplo de prudencia, que más prudente es abdicar con garantía de impunidad que arrostrar el descrédito y la desafección, ver como el índice de popularidad cae al mismo nivel que el de los ministros del gobierno menos valorado desde que hay estadísticas y que la Justicia le sigue los pasos aunque a respetuosa distancia. Ni exilio, ni destierro, el rey padre quedará entronizado como patriarca de la familia en cuanto Antonio López termine su retrato interminable, cuya elaboración promete durar más que el propio reinado del monarca. La imagen de la consagrada familia seguirá dando portadas al Hola, y probablemente escándalos a los diarios sensacionalistas, pero las ovejas negras serán tratadas con mayor benevolencia, sobre todo si son fotogénicas y sus finanzas no se entroncan con las del Estado”.
 
Borbones que abdicaron.

“En las abdicaciones –escribe Jorge Vilches en Libertad Digital, ‘Los Borbones que abdicaron’– hay dos cuestiones que resaltan sobre el resto; las razones y las consecuencias; es decir, los factores que provocaron la renuncia  al Trono, y, si dicho acto mejoró la situación. Comencemos con Carlos IV, un hombre campechano, amante de los trabajos manuales, la caza y la soledad. No estaba bien casado (la vida paralela de María Luisa de Parma era bien conocida), no tenía habilidad para rodearse de buenos asesores (la segunda etapa de Godoy le perjudicó), tampoco el momento político era el idóneo (con la revolución francesa a las puertas), y el país era dependiente (derrotado por Inglaterra en Trafalgar y sometido a Francia). Además, su hijo Fernando no se contentó con urdir una extraña conjura para acabar con su vida (la conspiración de El Escorial), sino que le organizó el Motín de Aranjuez, en marzo de 1808, coordinando algarada popular y apoyo militar. Carlos IV fue consciente de su desprestigio personal, y de su soledad personal y política, y el 19 de marzo de aquel año abdicó. El decreto ocultaba los auténticos motivos”.
 

“Isabel II comenzó siendo la ‘alumna de la libertad’; la  esperanza de llevar el país a la modernidad, lo que, en parte, se consiguió. Sin embargo, la reina no tuvo la educación ni la personalidad adecuadas, y se rodeó  de una caterva de aprovechados que hacía negocios a sus expensas. La libertad quedó arrinconada, y la sociedad adelantó a la dinastía Borbón. Tras varias revoluciones, se demostró que Isabel II no valía para asentar un gobierno constitucional y, en 1868, fue destronada y la Familia Real, exiliada. Instalada en París, se rodeó de gente que le regalaba los oídos diciéndole que pronto España la llamaría a su Trono. Sin embargo, María Cristina de Borbón, su madre, le aconsejó que abdicara para salvar la dinastía. Isabel abrió una consulta entre sus partidarios. Sólo los más reaccionarios estuvieron en contra, como González Bravo o sor Patrocinio. Los personajes de Estado, como Cánovas o Alonso Martínez, aconsejaron que abdicara en Alfonso para que éste se labrara una nueva imagen, la de hombre liberal y ‘rey de todos los españoles’. Isabel II abdicó el 25 de junio de 1870,  tras lo cual dijo a uno de sus generales: ‘¡Ay Gasset, qué peso me he quitado de encima!’. El resultado no fue inmediato, pero sí bueno, porque el marqués de Alcañices buscó una buena educación para el príncipe Alfonso, procurándole una personalidad equilibrada que le granjeó popularidad y le permitió cimentar el régimen de la Restauración”.
 
Ilustración sobre la renuncia al trono de Amadeo I de Saboya ante la ingobernabilidad de España
 
Amadeo de Saboya –no era un Borbón, pero merece la pena recordarlo–, que había sido elegido por las Cortes el 16 de noviembre de 1870, no abdicó, sino que renunció a la Corona. No hubo una ley que contemplara la abdicación y el Parlamento proclamó la República. Amadeo I se fue por la imposibilidad de conciliar a los partidos en aras al funcionamiento normal del sistema. Desesperado, hizo las maletas con nocturnidad, y tomó el tren. La consecuencia de esa renuncia fue la República de 1873, el régimen más caótico de nuestra contemporaneidad”.
 
El último en hacerlo fue en 1941 Alfonso XIII, en favor de su hijo don Juan de Borbón, padre del rey Juan Carlos.

“Alfonso XIII fue también víctima de su tiempo, pero también de sus errores. Al separarse del legado constitucional de Alfonso XII y la regente María Cristina, se incluyó entre la ‘vieja política’ que denostaba la sociedad española como propia de la crisis del liberalismo y el auge de los totalitarismos. Fracasada la Dictadura de Primo de Rivera, Alfonso XIII quiso recuperar el timón del gobierno, pero había cometido perjurio al permitir, en 1923, la vulneración de la Constitución de 1876. La vuelta a la ‘normalidad’, en 1930, requería demostrar que aún se tenía la confianza de la sociedad. Por eso, las elecciones municipales de abril de 1931 se tomaron como un plebiscito sobre la forma de gobierno. Los republicanos ganaron en cuarenta y cinco capitales de provincia. El rey propuso unas elecciones a Cortes constituyentes para mayo. Era tarde. Romanones fracasó a la hora de convencer a Alcalá-Zamora de que hubiera constituyentes incluso con gobierno republicano, o de la misma abdicación del rey en el infante don Carlos. Alcalá-Zamora exigió que Alfonso XIII abandonara el país esa misma tarde, el 13 de abril. El rey dejó Madrid con la esperanza de que sus generales adictos proclamaran la ley marcial. Pero no ocurrió. Dirigió un manifiesto el 14 de abril en el que dejaba ‘suspendido’ el ejercicio del Trono. Entonces se rodeó de asesores autoritarios, que le hicieron declarar que la República sería ‘una tormenta que pasará rápidamente’. Lo cierto es que don Alfonso conectó con los militares sublevados en 1936, y les prestó apoyo material y moral. Es más, autorizó la marcha de su tercer hijo, don Juan, a la zona rebelde para legitimar una Restauración. Y así lo creyó don Alfonso, que, ante la que creían previsible victoria de Alemania en la guerra, el 15 de enero de 1941 hizo cesión efectiva de sus derechos dinásticos –nunca habló explícitamente de abdicación. Juan de Borbón reclamó la restauración en un manifiesto en 1945 en Lausana y dos años después en Estoril. Pero Franco lo tenía claro: quería que su sucesor fuera don Juan Carlos, y así lo estableció en la ley de sucesión de 1969. Tras la muerte del dictador, fue proclamado Juan Carlos I”.
 
 
La revista satírica “El Jueves” llegó esta semana a los quioscos un día más tarde de lo habitual y con una portada que no era la que la redacción difundió en las redes sociales días antes en su cuenta oficial. La tapa que finalmente llegó a los puntos de venta, recoge una caricatura del líder de Podemos, Pablo Iglesias. La primera página que se extendió por Twitter mostraba al rey Juan Carlos imponiendo una corona maloliente y llena de mierda a un Felipe arrodillado y temeroso. El mismo miércoles, El Jueves pedía perdón a sus lectores por el retraso. Al día siguiente, 5 de junio, llegaba a los lectores. Una decena de humoristas anunciaba el viernes que dejaba de trabajar para la revista después de que la editora RBA optara por retirar una portada del Rey Juan Carlos y el Príncipe Felipe y sustituirla por otra. Con el título El rey abdica, la portada retirada, del exdirector de El Jueves, Manel Fontdevila, evocaba satíricamente el relevo real. En su cuenta de Twitter, Fontdevila  anunció que dejaba la revista, ya que no puede “mantener una relación con un editor que ha cambiado los términos” acordados. Otro de los humoristas, Manuel Bartral, explicó que dejaba El Jueves porque la decisión de la retirada de la revista no había sido externa, sino de la empresa editora, mientras que Bernardo Vergara señalaba que dicha decisión suponía “un cambio de escenario que sentaba un precedente muy grave”. Albert Monteys, ex director de la revista, indicó, por su parte, que su dimisión se debe a “la prohibición expresa de RBA de hablar en portada de la Casa Real”. El grupo RBA  declinó por el momento hacer comentarios sobre el cambio de portada y la situación creada en El Jueves. CCOO y el Sindicat de Periodistes de Catalunya se solidarizaron con los dibujantes de la revista y, en sendos comunicados, criticaron la “censura impuesta por RBA”. Este grupo, al que pertenece la revista, habría hecho saber a la redacción del semanario satírico que, en adelante, los chistes y viñetas sobre la monarquía no pueden aparecer en la portada, lo que generó que una docena de periodistas dimitiese en el consejo de redacción. Fuentes de la redacción negaron problemas de tiempo y aseguraron que se imprimieron 60.000 números con la portada sobre la sucesión en la Corona. “Las mismas fuentes –según eldiario.es– indicaron que los ejemplares fueron destruidos”. A lo largo de su prolífica historia, El Jueves ha usado de forma recurrente a la Familia Real en múltiples historietas. El rey mismo ha protagonizado una de las tiras más longevas, 'Pascual, mayordomo real' o, en números más recientes, 'Borbón y cuenta nueva', en la que aparecía la familia al completo. No obstante, no es el primer encontronazo de El Jueves con la Familia Real. En julio de 2007, la revista publicó en portada una caricatura sexual explícita del príncipe Felipe y su esposa, Letizia Ortiz. Juan del Olmo, juez de la Audiencia Nacional, ordenó el secuestro de aquel número, aunque no pudo hacerse efectivo ya que los ejemplares habían llegado a los quioscos y la imagen estaba recorriendo Internet. Los tuiteros consideran que España es una democracia ejemplar. Y aseguran que El Jueves es la revista que “sale los miércoles, si el rey quiere”. Otros fotomontajes de esta semana:
 




El rey y la reina, de camino de Benidorm, con el Inserso.
 

Seguimos con el  humor semanal, empezando por Erlich


 
 
 





El humor de Forges, Peridis, El Roto, Ferrán, J. Morgan, Kap, Vergara, Malagón,  J. P Morgan…












 
Pep Roig dibuja el momento visto desde Mallorca: La democracia conveniente, Contrastes, Preferencias, Hasta luego, Lucas, La Fiesta Nacional y La realidad realista.
 


 





 
Les dejamos con tres vídeos. El primero es el show del gran actor Pepe Rubianes, a finales de 2003, en el que ya nos hablaba de la monarquía española y la dificultad que tenía en llevar este país. De la cantidad de tareas diarias que no les dejaba ni un minuto para su esparcimiento y actividades lúdicas como cualquier currante de la piel de toro. “Esperemos, decía el artista, que con el tiempo llegue la república para permitirles, por fin, descansar en un lugar sin contaminación y recuperar la salud que el propio cargo ha deteriorado”.



El segundo es de los caballeros de la mesa cuadrada.



Y el tercero se refiere al dibujante Manel Fontdevila, quien explica que decidió abandonar la revista 'El Jueves' tras descubrir que le habían censurado la portada en la que el Rey Juan Carlos I pasaba una corona llena de excrementos a su hijo el Príncipe Felipe.


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