A media
tarde del pasado lunes nos enteramos de que una auxiliar de enfermería del Complejo
Hospitalario La Paz-Carlos III de Madrid, que atendió
a los dos religiosos repatriados tras contraer el ébola, resultaba infectada.
El último fallecía el 25 de Septiembre. El día 30, Teresa Romero acudió al
Hospital de Alcorcón. Se encontraba mal y tenía fiebre, pero no tanto como 38,6,
la cifra que marca el famoso protocolo.
Romero avisa que ha tratado a los enfermos pero la mandan para casa. El
domingo, 5 de octubre, empeora. Y la ingresan en el hospital. Las autoritarias
sanitarias no saben las causas del contagio, qué falló en un protocolo que aseguraron
ofrecía todas las garantías. Pero personal del Carlos III habla de un “fallo humano”. Denuncian que los trajes no cumplían la
normativa. Incluso, que los guantes se cerraban con cinta adhesiva.
“Si es que lo del Ébola se veía venir –comenta Rosa María Artal desde su web El
Periscopio–, no me digan que no. Los médicos habían avisado de que los recortes
en Sanidad habían mermado las capacidades de nuestro sistema para lidiar con
una amenaza tan peligrosa como este virus. Expertos españoles en epidemias no
ocultaban que era un riesgo innecesario, dadas las ínfimas oportunidades de
salvar a los dos religiosos contagiados y repatriados. Hasta última hora, se
dudaba si llevar a los enfermos a uno u otro hospital. Y el gobierno,
improvisando que es gerundio. Pero, al PP no le importó saltarse las
advertencias y poner en riesgo la salud de todo el país para apuntarse un éxito
mediático disfrazado de humanitarismo. Un año antes, las autoridades españolas habían
denegado la repatriación a una economista española gravemente enferma que había
emigrado a Argentina en busca de trabajo.
Su traslado era demasiado caro, dijeron, sin embargo costaba casi 6 veces menos
que los 800.000 euros que costó traer a los misioneros, por no hablar de los
gastos derivados de aislarlos en un hospital. La Iglesia, por cierto, no puso
un duro a pesar de sus ventajas fiscales, del dinero que le damos cada año y de
sus abarrotadas arcas. La caridad se la pagamos nosotros a través de un
gobierno que quería ganar puntos ante la Conferencia Episcopal y votos en las
urnas. Ahora el tiro le ha salido al PP por la culata, como tantos otros, como
consecuencia de sus propios errores. El gobierno está probando su propia
medicina (…) La patética, poco tranquilizadora y balbuceante intervención de la
ministra Ana Mato, no nos ha explicado por qué esta mujer no se sometió a
periodo de aislamiento después de tratar con el misionero enfermo ni por qué la
mandaron a casa después de presentarse con unas décimas de fiebre en el
hospital. Hace unos días, Ana Mato aseguraba que el riesgo de contagio de Ébola
en España era prácticamente imposible, pero hay que recordar que esta señora no
sabía que tenía un Jaguar en su garaje ni que la Gürtel le pagaba los viajes y
el confeti de los cumpleaños de sus hijos. No es de fiar”
El
dibujo es de Ricardo.
“España
es, con este contagio del virus letal, el primer país de Europa. Otro vez los
primeros por la cola. Otra chapuza nacional de la Marca España. Otro demérito
de este gobierno que une a sus mentiras y ajustes, la incapacidad. No contento
con arruinar un sistema sanitario que era una de las joyas de este país,
poniendo en peligro la vida de los enfermos, ahora, además, el PP nos ha puesto
a todos frente al riesgo de una epidemia mortal. Dicen ya algunos expertos,
antes de que se conozca el resultado de la investigación, que el contagio se ha
debido solo a un error humano. Toma, claro, no va a ser un error divino, aunque
tenemos ministros capaces de asegurar que la Virgen nos sacará de esta. Pero
nada de esto hubiera ocurrido si este gobierno no hubiera corrido tantos
riesgos innecesarios. El problema no es que se incumpliera algún protocolo, el
problema es que no se siguieron los protocolos necesarios para evitar que Ana
Mato sea ministra de Sanidad. El problema es que el PP de Rajoy es un Ébola
político. Todo lo que toca, enferma y muere”.
Ana Mato y Javier Rodríguez, responsables de la sanidad en
España y en Madrid.
Las
primeras reacciones de las autoridades sanitarias son de exculpación propia y
de acusación sobre la primera víctima. Javier
Rodríguez, a la sazón consejero de sanidad de la Comunidad de Madrid, acusa a
la enferma infectada de Ébola de mentir. “¿Cómo es posible –sigue preguntándose
Rosa María Artal en su artículo ‘El ébola, en la España neomedieval del PP’– que
un cargo público salga a insultar a la enferma, tras la cadena de errores cometidos
por su departamento y el de Sanidad que dirige –es un decir– Ana Mato? Alucinamos
con lo que estamos conociendo. Los trajes de ‘seguridad’, en lugar de ser de
una pieza, sujetaban los guantes con cinta adhesiva. A quienes ponían en riesgo
su salud por hacer un trabajo peligroso, propiciado por –para bien o para mal–
la decisión del gobierno de traer a España a dos sacerdotes enfermos de Ébola,
les dieron una charla de menos de media hora. No se han cumplido sus
‘protocolos’ ni en el traslado de la enferma de un hospital a otro –que se hizo
en ambulancia normal, y con personas sin proteger–, ni en muchas otras cosas.
El equipo al mando se está comportando como en el tercer mundo, solo que con
menos dignidad. ¿Y tiene la culpa la enferma? Pero las declaraciones de este
individuo, que a esta hora permanece increíblemente en el cargo, han abierto
informativos. Su insistencia, a lo largo de este jueves, ha cambiado las
tornas. El Huffington Post lo condecora en portada con un master a la necedad,
dadas sus declaraciones. En una de las informaciones del Telediario de TVE han
dicho, no como noticia, sino en el contexto, que Teresa, la enferma, ha
reconstruido ¡cuatro veces! los hechos, el desvestirse, el recorrido en la
habitación. Buscaban un culpable fuera de ellos, y lo han encontrado: la
enferma. Y por qué métodos. Estamos hablando de una contagiada por Ébola, con
síntomas, y medicada. Esto es tortura, esto es intolerable. ¿Y el jefe del
servicio saliendo al circo mediático en el que han convertido el Hospital (desmantelado por Esperanza
Aguirre y sus seguidores) Carlos III, de set en set de televisión,
contando que la enferma había dicho
–¿’confesado’ –? que se tocó la
cara con el guante. ¿Un médico puede contar lo que le relata una paciente? …
El perro Excalibur, de Teresa
Romero y Javier Limón, es sacrificado.
“¿Y el perro de la infectada y su
marido? -continúa Rosa María Artal–. Se
llamaba Excalibur y las mentes del PP decidieron matarlo, es como a ellos les
gusta solucionar las cosas. Por si acaso. Sin hacerle ni un triste análisis. En
contra de la opinión de científicos, extranjeros incluso, que pensaban podría
ser útil a la ciencia, vivo. Como en la España medieval a la que nos ha
devuelto el PP (y sus votantes, sus votantes que no escurran el bulto), se
corta por lo sano, matando. Hay quien comenta que es raro que aún no hayan
prendido fuego a la casa de Teresa y su marido, en la misma línea. Es decir, a
una trabajadora precaria –estaba haciendo oposiciones para la fijeza como
auxiliar de clínica– la han infectado por los errores de sus aireados
“protocolos”, le han matado al perro y la han insultado. De momento. Mientras
el mentiroso compulsivo que tenemos por presidente del gobierno, dice que ‘toda
Europa’ le felicita por su gestión de la crisis del Ébola, los principales
medios internacionales están en Madrid para informar con verdad”. La comunidad internauta se
vuelca con la causa, apoyando la vida del perro a través de
mensajes, videos e incluso hastags en Twitter como #TodosSomosExcalibur.
Los medios internacionales hacen un exhaustivo seguimiento de la noticia.
Y, más allá de los medios de comunicación y las redes sociales, un centenar de
personas acuden al domicilio donde se encontraba la mascota. Representantes de
varias sociedades
protectoras de animales se concentran el miércoles, 8 de
octubre, en la Urbanización 'Los Castillos' de Alcorcón para tratar de impedir
la retirada del perro y su sacrificio. Varias personas tiradas en el suelo, a
modo de protesta, bloquean la calle por donde debían salir la furgoneta blanca
y la ambulancia del SUMMA. Gritan “asesinos” e incluso, cinco
furgonetas de la Unidad de Intervención Policial (los antidisturbios) acuden
hasta el lugar para disolver la concentración. A las 18:27 horas de la tarde
del miércoles, la furgoneta blanca con los miembros del VISAVET se hizo paso y
trasladó el cadáver de Excalibur hasta el crematorio. El viernes por la mañana un pequeño altar
improvisado en la puerta del portal rindió homenaje al perro
sacrificado.
Rajoy hace declaraciones a los
medios de comunicación. A su lado, Ignacio González y el gerente del hospital,
Rafael Pérez-Santamarina.
Mariano Rajoy e Ignacio González,
presidente del Gobierno y jefe del Ejecutivo autonómico, se acercan el viernes,
10 de octubre, al Hospital
Carlos III, donde está ingresada Teresa Romero. El mismo centro acoge
también a otras catorce personas que se encuentran en observación. En la
visita, ambos jerarcas del PP aseguran a los periodistas que el riesgo de esta
enfermedad es muy bajo y se muestran convencidos de que “esta situación se va a
superar”, a pesar de que las circunstancias “no son normales”. Mesa quiere
dejar claro la actitud que tuvo el presidente de Gobierno, Mariano Rajoy,
cuando acude al Carlos III, y recalca que el presidente prescindió del trato
con ellos. “Quiero hacer una acotación a las palabras de Rajoy –advierte Mesa–.
Gracias a Teresa, tenemos hoy un protocolo más decente. (…) Y, cuando el
presidente fue a hacerse la foto, estábamos
arriba esperando a que, por lo menos, se dignara preguntarnos cómo estaban
nuestros familiares. Pero, en ningún momento Rajoy dio muestras de sentimiento
humano o acercamiento hacia todos nosotros”. Más adelante, Mesa anuncia que Javier Limón,
el marido de Teresa, tiene previsto tomar medidas legales cuando salga del
hospital: “Se va a poner en manos de expertos para lo que tenga que
hacer y proceder. Va a denunciar a la administración y a las palabras del
consejero”. Y explica que la ministra de Sanidad, Ana Mato, mostró por ellos la
misma indiferencia que Rajoy. “Me parece indignante. Esta señora no ha dado la
cara, no ha sabido estar, no ha preguntado cómo están…”.
Un grupo de trabajadores del
Carlos III de Madrid abuchea y lanza guantes de látex al presidente del
Gobierno cuando abandona el hospital madrileño, donde se entrevista, durante
más de una hora, con el equipo médico que atiende a Teresa Romero y al resto de
las 13 personas que permanecen en observación. Los trabajadores protestan por
la gestión de la crisis y profieren gritos de “cobardes” y “sinvergüenzas”.
Para tratar de mejorar esa gestión, Rajoy decide relegar a una segunda línea a
la ministra de Sanidad, Ana Mato, y coloca a Soraya Sáenz de Santamaría al frente de un comité
especial que se encargará de todo lo relacionado con el ébola. Por
su parte, la ministra de Sanidad evita,
una vez más, a los medios de
comunicación. Lo vivido en España
con la rueda de prensa de la ministra de Sanidad y el descontrol posterior ha
sido patente. Es el caso más clamoroso de caos y desorganización absoluta. Nadie del Gobierno llama a la madre de
Teresa, encerrada en su casa de Becerrerá (Lugo), desde que su hija ingresó en
el hospital, y nadie llama a los familiares hasta este día. En todos los
acontecimientos complicados que le tocó gestionar al Gobierno anterior, no todo
fue perfecto, pero la vicepresidenta Teresa Fernández de la Vega, los ministros
de Sanidad o Exteriores o el propio presidente del Gobierno tenían en su agenda
del día hablar con las familias. En esta ocasión, la falta de coordinación
ministerial y la falta de sensibilidad son inexplicables. Y se llega incluso al
caso de querer hacer a la enfermera
responsable de una decisión que es, ante todo, política.
El martes, 14, Javier Rodríguez, consejero de
Sanidad de la Comunidad de Madrid, pide “perdón” a Teresa Romero,
y a su marido, Javier Limón, por sus “desafortunadas manifestaciones”.
Rodríguez intenta hablar con Javier Limón, justo un día después de que éste
pida su dimisión, a través de una misiva. El consejero le manda una
carta en la que asegura que no había sido su intención ofender a la paciente. “Sé –le escribe– que son
momentos duros para usted y su familia, y por eso comprendo que mis palabras
hayan podido causar aún más malestar. Nada más lejos de mi
intención que contribuir a ese dolor por el que están atravesando. Como
consejero de Sanidad, pero también como médico, mi compromiso es garantizar la
salud de las personas, y no tenga duda de que mi deseo no es otro que Teresa se
recupere cuanto antes. Esa es mi prioridad en estos momentos y para eso
trabajo”. La misiva reitera las disculpas a Teresa Romero, “una profesional acreditada con
una experiencia de más de 15 años y una mujer comprometida como
nadie”, añade. “Ella, como muchos otros excelentes profesionales, se
presentó voluntaria para tratar a los misioneros afectados por el virus del
ébola y por eso merece todos mis respetos”, asegura. “Comprendo la carta que me
envió ayer y por eso le mando en ésta todas mis disculpas, si le he
ofendido”. Rodríguez recuerda que es
médico desde hace 40 años en la sanidad pública, y que, desde su puesto, ha
visto a miles de pacientes y es consciente de la “preocupación, dolor y
sufrimiento” que éstos y sus allegados padecen cuando sufren una enfermedad. “Como
médico, también sé que el sufrimiento de los enfermos nunca está solo, se le
suman las preocupaciones de sus familiares, que no quieren ver sufrir a un ser
querido. Por eso comprendo la carta que me envió ayer y por eso le
mando en ésta todas mis disculpas si le he ofendido… La
excepcionalidad del momento que estamos atravesando, con una situación desconocida
en nuestro país, provoca muchas confusiones –concluye–. Quizá como fruto de
ello, yo he
cometido un error en mis declaraciones. Le traslado mi
disposición para lo que necesite usted, su familia y, sobre todo, Teresa”.
TVE
utiliza imágenes de un hospital alemán, especializado en enfermedades
infecciosas como el ébola y que cuenta con instalaciones y materiales
avanzados, mientras informa sobre los pacientes ingresados en el Carlos III de
Madrid. El 'montaje' se emite el jueves 9 de octubre, en el programa España
Directo de la televisión pública, en el que aparecen imágenes tomadas en agosto
pasado por la agencia Reuters del hospital Charité, de Berlín, para un
reportaje sobre enfermedades contagiosas. En las imágenes, aparecen dos médicos
alemanes con unos trajes que no son los existentes en el Carlos III, recibiendo
duchas desinfectantes, mientras el reportaje habla de Teresa Romero y el resto
de personas que se encuentran en observación en el centro madrileño.
La fotógrafa, Andrea Comas, decide
sacar fotografías con un teleobjetivo de la habitación del Carlos III en la que
se encuentra Teresa Romero, infectada de ébola. Reuters España vende la foto a
varios medios que la publican en sus portadas digitales. La imagen muestra a
Teresa, con el torso descubierto y con mascarilla de oxígeno. Instantes
después, la foto aparece en las ediciones digitales de la prensa 'seria', como
El País, El Mundo, ABC o La Razón, además de en algunos medios digitales como Público
y El Confidencial. De esta manera, en nombre de la sacrosanta información, se comete
una clara vulneración de los derechos fundamentales de un ser humano. La
indignación creada en las redes sociales obliga a los medios a retirarla, pero
ya se ha dado un repugnante asalto a la ética, una vergonzosa práctica
periodística que se ha instalado en la prensa española desde hace mucho tiempo.
Teresa solo había realizado un ruego: no quería que se dieran a conocer
detalles de su proceso clínico-médico. Un ruego repetido por sus compañeras,
compañeros y su familia. Sin embargo, las primeras en vulnerar su deseo son las
'autoridades', criminalizándola, culpabilizándola y mencionando detalles no
contrastados de conductas o comportamientos supuestos que intentan posicionarla
como 'la responsable' de su contagio. Las declaraciones terroristas del
consejero de Salud, de la ministra y de los medios adictos al gobierno no tienen
éxito y la maniobra de manipulación no solo no triunfa, sino que se vuelve
contra ellos. La ciudadanía responde con desprecio y espanto ante estos
intentos, y espera, en vano, la dimisión de varios de esos personajes tóxicos. La
publicación de la foto coincide con la protesta de cientos de personas en Sol,
reunidas bajo el grito “Todas Somos Teresa”. Una protesta de la que solo
informan Info Libre y Eldiario.es.
Teresa
Mesa, amiga de la pareja, lee la carta de Javier Limón.
Javier Limón, el marido de Teresa
Romero, reclama, en un comunicado lanzado el mismo miércoles y leído por la
amiga de la pareja, Teresa Mesa, que las autoridades de los países
desarrollados pongan los medios suficientes para erradicar el virus del ébola y
atiendan de manera conveniente a los enfermos contagiados en ese continente.
“Parece que, en este mundo civilizado, nos acordamos de los problemas cuando
nos tocan directamente. Por eso, desde esta habitación de un hospital de Madrid,
quiero hacer un llamamiento a las autoridades de todo el mundo para que pongan
los recursos necesarias, que todos sabemos que los tienen, para acabar con el
virus”, escribe el marido de Teresa Romero, pidiendo el apoyo ciudadano a una
campaña que recaude fondos para lograr el desarrollo de una cura experimental
sobre el ébola. Ese fin, según sostiene, se puede lograr si “cada uno pone su
granito de arena. Deseo, de todo corazón, que cada niño que muere en África
tenga el mismo eco que se dio a Excalibur y que el mundo se conciencie”.
Asimismo, señala que no aceptan las “disculpas” del consejero, porque entienden
que debería haberlo hecho “mucho antes. Ahora, no tiene sentido. Si se quiere
lavar la cara, que lo haga de otra forma. Lo único que se le admite es su
dimisión”, remarca la portavoz familiar, citando palabras del marido de Teresa
Romero del que lee el siguiente texto: “Señor consejero de Sanidad, (Javier
Rodríguez) me dirijo a usted para mostrarle mi respeto y admiración, y
suplicarle, desde la ignorancia de un soldador y de su mujer que se debate
entre la vida y la muerte. Le invito a que me explique cómo se pone un traje,
ya que, desgraciadamente, mi mujer no ha hecho un máster. Teresa ha tenido
media hora o poco más para aprenderlo a través de una compañera, y una vocación
y humildad de la que usted carece. Dice usted que nos fuimos de vacaciones, y
que no estaría tan mala (No, amigo, no estaba tan mala, solo tenia ébola) y que
se fue a la peluquería. Mire usted, señor consejero de Sanidad, nadie dijo que
no pudiéramos hacer lo que hicimos, entre otras cosas porque el protocolo no
nos dijo que no se pudiera hacer. Cuando ahora sé que, en otros países, se pone
en cuarentena a los sanitarios después de tratar a un paciente de ébola… Yo
solo soy un soldador, pero entiendo que si se hubiera hecho esto, mi mujer
posiblemente no estaría debatiéndose entre la vida y la muerte, Excálibur
estaría vivo y todas las personas, incluido yo, que estamos aislados, no
estaríamos en un peligro potencial ante la enfermedad”.
Javier Limón aprovecha el
inesperado altavoz que le ha dado la vida para hacer un llamamiento a la
concienciación.
Teresa Romero y su marido, Javier Limón, emprenderán acciones legales
contra el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Javier Rodríguez, por
las declaraciones vertidas durante la semana pasada en las que acusó a la paciente
de haber “ocultado información”. Así lo señala Teresa Mesa, la amiga de la
pareja, a los medios de comunicación, a las puertas del Hospital Universitario
La Paz-Carlos III, de Madrid. La portavoz explica que los afectados han podido
hablar esta mañana y que la paciente aún desconoce que la Comunidad de Madrid
sacrificó a su perro. Según expresa Teresa Mesa, la paciente tiene “lagunas” y
no se acuerda de “muchas cosas”. Mesa afirma que la “intención” de Limón es,
“una vez su mujer se recupere, abordar con servicios jurídicos la posibilidad
de emprender acciones legales” contra el consejero. En este punto, indica que pueden ir “más arriba” y emprender
acciones legales también contra la ministra de Sanidad, Ana Mato. En este
sentido, recalca que no hay nada cerrado al respecto.
Ana Mato define la investigación
de su departamento como un trabajo delicado y complejo que está en marcha.
Nueve días después de confirmarse que Teresa Romero está enferma, la titular de
Sanidad sigue sin saber cómo se contagió. En el Congreso, repite que “continúan
abiertas todas las posibilidades” y pide a los grupos de la oposición que sean
“prudentes” y no hagan “lecturas precipitadas”. “Es evidente que ha sucedido algo que ha provocado un contagio”,
resume la ministra. “Por eso reforzamos los protocolos, para que no vuelva a
repetirse la situación que se ha producido en este país. Pero. lo más
responsable es esperar a las conclusiones de todos los expertos y evitar
juicios de valor que puedan no ajustarse a la realidad”, dice Mato, tras haber
enumerado, paso a paso, las actuaciones seguidas por el Gobierno desde que
comenzó la crisis sanitaria, el pasado agosto. Sus palabras son duramente
reprobadas por los grupos de la oposición, que solicitan a Mato que repruebe a
la primera persona que especuló con la posible causa del contagio: el error
humano de la propia Teresa. “Pida la
dimisión del consejero [de Sanidad de Madrid, Javier Rodríguez]”,
le exige Gaspar Llamazares, portavoz de la Izquierda Plural en la Comisión de
Sanidad del Congreso. “Nos pide que no hagamos juicios de valor; pídaselo
primero al consejero de Madrid”, insiste Rosa Díez, portavoz de UPyD, quien tilda de
“intolerables” e “indecentes” las acusaciones de Rodríguez a Teresa. “Sus
declaraciones –zanja la ministra en su turno de réplica– fueron desafortunadas
y él mismo pidió ya disculpas.
Ahora lo que toca es salir trabajando todos juntos para seguir adelante y
solucionar problemas que puedan surgir en un futuro”. A lo que María Concepción
Tarruella, portavoz de CiU protesta: “No basta con una carta del consejero
pidiendo disculpas. No es momento de pedir responsabilidades, pero alguna
acción habrá que tomar”. “Habrá que ver responsabilidades en un futuro”,
reconoce Mato, quien, sin embargo, critica a quienes “intentan debilitar a un
Gobierno” pidiendo su propia cabeza, como hicieron José Martínez Olmos y Joan Baldoví, del Grupo
Socialista y Mixto (Compromís-Equo). “Estoy trabajando –zanja Mato– con mucho más ahínco
del que hacía antes”. Es más, insiste en que, en aquel
entonces, estaba convencida de que los protocolos eran seguros y dice que, por
ello, actuaría de la misma manera, repatriando a los cooperantes, cumpliendo su
“obligación”. “Lo volvería a hacer, siempre que se garantice la
seguridad de los ciudadanos, como lo teníamos garantizado con el cumplimiento
de los protocolos”, sentencia la ministra.
Ana Mato insiste en que ha actuado “con máxima diligencia” en la
gestión de la crisis del ébola ya que se dedica “en cuerpo y alma” a esta
cuestión y presume de ser la titular de Sanidad que “más ha comparecido” en el
Parlamento “en la historia de la democracia”, con más de 200 intervenciones. En
la sesión del control al Gobierno, los socialistas cuestionan su gestión desde
el primer momento. La ministra de Sanidad insiste en que han mantenido una
“transparencia informativa” ya que se trata de una “obligación moral y
democrática”. Y acusa al PSOE de no aportar soluciones y de “mentir” al criticar
la gestión del Gobierno. Ante los reproches de estar “oculta”, insiste en que
es “la que más ha comparecido” en el Congreso y el Senado. “He comparecido –dice–
el triple de ocasiones que otros ministros”. En lo referente a la gestión del primer caso
de ébola, Mato defiende que los primeros protocolos para atender casos en
España se hicieron en abril y, si ahora se han modificado, es “para reforzar la
salud de los profesionales y los ciudadanos”. Defiende que la investigación para
saber cómo se ha contagiado la auxiliar Teresa Romero está todavía abierta y pide
ser prudentes. “Con especulaciones –dice– no vamos a ningún lado”.
La flamante inutilidad de Matos
“Ser Ana Mato no es tarea fácil
estos días de crisis –escribe Ramón Lobo en eldiario.es, bajo el título “Matos,
la flamante inutilidad”–, convertida en el pimpampum del rojerío más envidioso
y guerracivilista de Europa (aledaños del PP dixit) y de unos medios de
comunicación que buscan desesperadamente lectores, televidentes, oyentes,
clicks, tuits, lo que sea que cuente, aunque sea entubando a destiempo a Teresa
Romero, víctima del Ébola y de la política sanitaria española. Ana Mato, nacida
en Madrid en el año 1959, se ha encontrado en el ojo de la madre de todos los
huracanes… No siempre tuvo tan mal fario. Pero desde que le cayeron encima
varios kilos de confeti caducado de origen ignoto no levanta cabeza ni cerebro;
parece que la ha mirado un tuerto. Todo empezó con el viento a favor, las montañas
nevadas y todas esas cosas del régimen autoritario anterior cuando se inició,
en 1987, como chica Aznar dentro del clan de Valladolid, un grupo de poder al
que le ha ido mejor en la vida que al de las chicas de Jesús Hermida… Mato fue
asesora de gabinete de Aznar en los tiempos gloriosos de la Comunidad de
Castilla y León, cuando su jefe preparaba el asalto al poder en Madrid. Fue
presidenta de la Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología del PP, entre 1999 y
2004, lo que da una idea de lo que le importa al PP la ciencia y la tecnología.
En 2004 dejó de ser diputada nacional y se marchó a Estrasburgo como
eurodiputada: mejor sueldo, más dietas, menos curro y casi ningún periodista.
Cuatro años después regresa a la política por la puerta grande, ya de la mano
de Mariano Rajoy, ungido por el santo dedazo del hombrecillo insufrible, quien
estuvo en dudas entre El Mudo de Santiago y Rodrigo Rato. Mato fue de número 3
en la lista de Madrid en las elecciones de 2008. En algún momento de enorme
confusión Ana Mato recibió la Medalla al Mérito de las Telecomunicaciones, lo
que ya tiene mérito en una persona que no pisa una ‘tele’ y que no tiene ni
idea en el arte de comunicar. Mato pasó del clan de Valladolid al clan de
Santiago de Compostela sin moverse del escaño. Y, tras la victoria pepera del
20-N de 2011 y debido a que no se lleva bien con la señora María Dolores de
Cospedal, duelo de Rotenmeyers, Rajoy la nombró un tres en uno: ministra de
Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad con el resultado ya conocido”.
Tras quedarse Ana Mato sin voz,
Rajoy pone a su vicepresidenta al frente
de la 'operación ébola'.
“Mato no puede ver una cámara de
televisión –termina Ramón Lobo–. Es ver el flash y se produce un blackout de
ideas, un apagón monumental. A Rajoy le debió encantar la rueda de prensa de la
catástrofe, cuando anunció que el Ébola estaba en España; esa brillante
exposición primera, ese dar paso después a sus acompañantes como si, en vez de
ministra, fuese moderadora en el programa de Mariló Montero, ese escribir en un
folio en blanco la única frase que recordaba: “Ni se te ocurra abrir la boca”.
Mariano debió sentirse feliz, allá en sus aposentos de La Moncloa, tumbado en
su hamaca de psicoanalista, donde le pasa sesión una vez a la semana el gurú
demoscópico Pedro Arriola. Nuestra heroína, transformada en #AnaMatomata, anda
cabizbaja. Soraya Sáez de Santamaría le ha apartado con alevosía, colocándose
ella al frente cuando todo estaba arreglado, los protocolos a la última y la
prensa amiga disparando contra la auxiliar de enfermería. A Mariano le han
preguntado sobre el futuro de su ministra de Sanidad, destituida en diferido en
simulación de responsabilidad. El Jefe miró al periodista, disparó dos o tres
tics con su párpado izquierdo (el lado débil) y tiró de protocolo: ‘Por
supuesto que apoyo a Ana Mato, si no, no sería ministra de Sanidad’. Traducido
al gallego: ‘Ana Mato seguirá de ministra de Sanidad, o no’. Eso es sentido del
humor”.
Bajo el título “El periodismo de
ficción”, David Torres describe en Público.es lo sucedido estos días en los
que, desde que la COPE anunciara el fallecimiento de la enfermera, Teresa Romero, en futuro
imperfecto, y diversos medios se dedicaron a
la difusión y análisis de la noticia con
un fervor que podríamos llamar religioso. “Al día siguiente, con esa manía que
tienen los periódicos de permanecer fieles al matasellos de la imprenta, la
muerte de Teresa amaneció firmada en algunos artículos de opinión cuando la
opinión sobre hechos futuros suele ser coto exclusivo del horóscopo o de los
boletines de metereología. Pero ya no, eso es periodismo antiguo. Algunos
escribanos insistían en la importancia de practicarle una autopsia a una mujer
que feliz y milagrosamente seguía viva, por si el análisis de sus restos
mortales permitiera sacar algunas conclusiones. Otros desaconsejaban la
autopsia y optaban por anunciar la incineración; fue una suerte que no pasaran
de las noticias a los hechos Se conoce que algún redactor, ansioso por llegar
el primero a la meta, se resistió a leer por enésima vez en el parte médico
“muy grave” y, piadosamente, decidió rematar a la mujer para que dejara de
sufrir y abriera vía a otros acontecimientos menos luctuosos. Total, el óbito
era cuestión de horas y el periodista de raza nunca puede esperar: las planchas
de la primera edición ya estaban calentitas. Era esa tardía hora de la
madrugada en que algunos bares cierran, otros abren y unos pocos permanecen
indecisos entre el último coñac y la primera tanda de porras (…) En la cuarta
mañana del ébola, algunos de los ansiosos obituarios publicados parecían
apuestas desastrosas en una carrera de caballos mientras otros semejaban
desviaciones de un universo paralelo. Al leerlas, daba la impresión de que no
importaba gran cosa que Teresa siguiera viva y luchando contra una enfermedad
mortal: lo esencial era, que en su carrera de motos contra la competencia, el
periodista le había echado de pasada un pulso a la realidad y la había hecho
mierda (…) Esta novedosa técnica literaria se conoce como ‘escribir de oído’”.
Este cartel muestra cómo la
publicidad se aprovecha sin ningún pudor de todo lo que puede servirle para
darse a conocer y vender más. Más abajo, otro cartel, colgado en un pasillo de
Urgencias del Hospital de Alcorcón. Y otros
fotomontajes del évola:
El humor de Erlich:
Otros humoristas: Forges, El Roto, A. López, J. R.
Mora, L’Avi, M. Fontdevila, Pat…
Desde Mallorca, Pep Roig: Todo
por mi cartera, El desgobierno, Quehaydelomío, Robar es un placer y El
esperante.
Terminamos este especial del ébola con estos vídeos:
Imágenes y declaraciones del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien ha aseguraba el viernes, tras visitar el Hospital Carlos III, que el riesgo de que la enfermedad del ébola se pueda propagar en un futuro es “muy bajo”, según le han transmitido tanto la Comisión Europea como la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En este nuevo reportaje, el
agricultor Josep Pàmies sale al paso de la alarma sobre el actual brote de
Ébola. Según él, esta situación se parece mucho a la que vivimos hace unos años
con la Gripe A, en la que se nos engañó y nos vendieron millones de
medicamentos innecesarios. Josep también habla de varias soluciones naturales
para combatir este virus, como la Garcinia Kola, una planta utilizada en África
y que también ha demostrado su efectividad en el laboratorio (http://news.bbc.co.uk/2/hi/health/411...).
No obstante, la historia se repite y la OMS no parece dispuesta a apoyar este
tipo de soluciones.
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