José Castro, el juez instructor del caso
Nóos, ha decidido no aplicar la doctrina Botín a la infanta Cristina y la
incluye como acusada en el auto de apertura de juicio oral. La hija menor del
rey se sentará, pues, en el banquillo de los acusados, juzgada por la Audiencia de Palma como
presunta cooperadora en dos delitos fiscales cometidos por su marido, Iñaki
Urdangarin. En contra de los argumentos de la defensa de la infanta, la
Fiscalía y la Abogacía del Estado, Castro considera que la acusación popular
que ejerce el sindicato Manos Limpias está legitimada para llevar a juicio a la
hija y hermana de reyes, a la que reclama ocho años de prisión. El juez
instructor fija para ella una fianza por responsabilidad pecuniaria de 2,6
millones de euros y la sienta en el mismo banquillo de los acusado que a su
marido, Iñaki Urdangarin, a su socio, Diego Torres y a su mujer, Ana Maria
Tejeiro, al expresidente de Baleares Jaume Matas…
La noticia llegó ayer, horas
antes de que se anunciaran los premios de la lotería, siendo lanzada por
algunos como el gordo de la mala suerte para Cristiana de Borbón. Sólo para
algunos periódicos como ABC y La Razón, el sorteo de la lotería siguió siendo
la noticia del día, ocupando el juicio a la infanta un lugar secundario. Pero el hecho es que hoy, la infanta
es considerada por el juez Castro como “cooperadora necesaria (de su marido, Iñaki Urdangarín) en dos delitos
contra la Hacienda pública”, lo que representa un nuevo golpe a la Corona de la
que aún no ha renunciado a sus derechos dinásticos, incluyendo al título de
Duquesa de Lugo, otorgado a los Urdangarin por ser quienes son.
Sucedió ayer, dos días antes de que
su hermano, Felipe VI, lance su primer mensaje de Navidad. Tras conocer la
decisión del titular del juzgado de Instrucción número 3 de Palma de Mallorca, la
Casa Real ha expresado su “respeto absoluto a la independencia del poder
judicial”, sin haber pedido públicamente a la Infanta que abandone sus derechos
dinásticos. Acusada de haberse enriquecido personalmente, la infanta Cristina está
dando un pésimo ejemplo a la ciudadanía. ¿A qué espera para convertirse en la
ciudadana Cristina de Borbón, sin más? Hay quien no está ni siquiera seguro de
que esta sea una decisión que, como ha dicho hasta ahora La Zarzuela, le
corresponda sólo a ella.
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