La noche del pasado sábado vi el programa de La
Sexta en el que Juan Torres fue duramente criticado por haber elaborado un
documento de bases económicas para Podemos. Aclaraba que el documento no era un
programa para Podemos, sino “un diagnóstico de la situación y unas líneas de
actuación”. Y hablaba de la deuda elevadísma española, disparada al convertirse
la “deuda privada en deuda pública”. Argumentó que el documento presentado a
Podemos consideraba “al endeudamiento un elemento a combatir porque la
deuda es el negocio de la banca”, y pidió “reactivar la demanda
a través del aumento del gasto público”. Torres citó al papa Francisco para
recordar sus palabras, “la economía de la exclusión mata” y sostuvo que, “en
2010, grupos financieros especularon, haciendo artificialmente que subieran el
precio de los alimentos e hicieron que 100 millones de personas pasaran hambre.
Eso es terrorismo financiero”, expresó en contestación a una pregunta del
periodista Eduardo Inda.
El economista contestó con aplomo a cada una de
las preguntas que le plantearon sus contertulios y algunos periodistas. Y me
pareció muy comedido en sus respuestas. Es más, creo que fue acertado cuando se
dirigió a ellos, quejándose de las muchas
cosas que él no había expresado y recomendándoles que primero deberían leer el
documento antes de criticarlo como lo habían hecho.
Juan Torres, coautor junto a Vicenç Navarro, escuchó con atención las descalificaciones de sus detractores. En sus intervenciones, desenmascaró la altura “intelectual” de los contertulianos participantes en el programa televisivo. El mismo presentador, Iñaki López, aceptó la crítica del profesor y pidió perdón por los posibles errores de interpretación de La Sexta. Pero miembros del PP y del PSOE, así como conocidos periodistas de la derechona me produjeron vergüenza ajena por sus argumentos a la hora de condenar a Podemos, distinguiéndose por la “profundidad” de los mismos y por sus fáciles argumentos en el debate. “Por favor –repitió Torres en su defensa–, léanse el documento antes de criticarlo”. Y me pareció sublime la secuencia de varios minutos en la que todos los contertulios escucharon la protesta del profesor, sin atreverse a contradecirle. Pasada la cual, algunos volvieron a la carga, con justificaciones y repeticiones.
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