domingo, 18 de enero de 2015

Tras el atentado a Charlie Ebdo, la revista sube como la espuma y aumenta la islamofobia.


“Francia está en guerra contra el yihadismo y el islamismo radical, pero no contra el islam y los musulmanes”. Así lo declaró el pasado martes el primer ministro francés, Manuel Valls, en su discurso en el  homenaje de la Asamblea Nacional a las víctimas de los atentados de París. Valls cerró con un vibrante discurso el emotivo homenaje que los diputados dedicaron a las 17 víctimas de los ataques de la pasada semana en París. El dirigente socialista anunció “medidas excepcionales” para combatir la amenaza yihadista, entre ellas un mayor control de las comunicaciones en Internet. Y lo corroboró el presidente de la República, François Hollande, en un discurso  durante el homenaje a los tres policías asesinados la pasada semana. “Si Francia está de pie –dijo solemnemente– es porque hay policías que han caído. Han muerto para que podamos ser libres. Francia no se rompe jamás, no cede jamás y jamás se somete”. Y sobre la Francia que, hace unos días, fue humillada por los ataques a Charlie Ebdo, las palabras de los estadistas galos planearon victoriosas al son del himno de la Marsellesa, mientras el presidente de Turquía, el islamista Recep Tayyip Erdogan criticaba duramente la “hipocresía” de Occidente tras el ataque contra Carlie Ebdo. Erdogan cree que “se está jugando con los musulmanes y no se hace nada en contra la islamofobia. Y arremete contra los organizadores de la marcha de protesta de París por haber acogido al primer ministro israelí, Benjamín Natanyahu. “La hipocresía de Occidente –remató el mandatario turco–, es patente. Nosotros, como musulmanes, nunca hemos apoyado el terrorismo. Pero, tras esas masacres se halla el racismo. Y, tras ese discurso del odio, hay islamofobia. Por eso pido que se tomen medidas contra los ataques a mezquitas que se están produciendo desde el atentado contra Charlie Hebdo”. El presidente turco cargó contra las autoridades francesas por no haber sido capaces de prevenir los ataques terroristas. Y recordó que, desde el atentado parisino, cerca de medio centenar de mezquitas han sido atacadas en diversos lugares, “pero el mundo no presta atención a estos incidentes”.

Imagen de Charlie Ebdo, del miércoles pasado.


Un día después era la prensa la que reaccionaba contra los atentados, al salir publicado el número 1.178 de Charlie Ebdo. Con menos páginas, pero no con menor contundencia, la revista publicaba el número más impactante y esperado. Participaban en él los superviventes del atentado y había textos y viñetas póstumas de Charb, Cabu, Tignous, Honoré o Wolinski. “Desde hace una semana –decía el editorial– Charlie, diario ateo, hace más milagros que todos los santos y profetas juntos”. Los supervivientes se metieron los días posteriores al atentado en una habitación blindada y Johan Hufnagel, director adjunto de Liberation, les ofreció un espacio “donde pudieran sentirse en su casa y trabajar con intimidad”. Los redactores de Charlie, con ordenadores prestados por Le Monde, prepararon el número a marchas forzadas. Decenas de periodistas, editores y correctores se ofrecieron para echar una mano. El ministerio de Cultura francés les concedió un millón de euros y  otro millón  fue ofrecido por donaciones. Y, diezmados por el dolor de la muerte de sus colegas, pero empujados por las muestras de solidaridad de toda Francia y por todos los periodistas del mundo, consiguieron sacar el número más esperado y requerido no sólo por los habituales 60.000 lectores de cada semana, sino por tres millones de franceses que, en cuanto salió a la prensa se convirtieron en cinco, ignorando si el número seguiría subiendo. Y, poco después, ascendió a siete.

Estas dos páginas fueron reproducidas y traducidas al español por El País.


Fundado en 1992, Charlie Hebdo, semanario satírico francés de izquierdas, tomó su nombre de una publicación satírica que existió entre 1969 y 1981 (primero como Hara-kiri y Hara-kiri hebdo). Según Charb, director de la publicación hasta su muerte, en el atentado sufrido el pasado 7 de enero,  su redacción reflejaba a “todos los componentes de la izquierda plural, incluso de los abstencionistas”. Y, con sus publicaciones, consiguió por igual la indignación de musulmanes, judíos y cristianos. Su labor fue motivo de juicios, debates por la libertad de expresión, acusaciones de provocaciones a facciones religiosas y atentados varios. Charlie Hebdo cobró relevancia internacional cuando se involucró en la controversia sobre las caricaturas de Mahoma, en 2006. En efecto, republicó las caricaturas aparecidas en el periódico danés, Jyllands-Posten, en febrero de 2006 (y cuya republicación había costado, poco antes, el puesto al director de Libération). Fue el medio que publicó el manifiesto de doce intelectuales como Salman Rushdie o Bernard-Henri Lévy, a favor de la libertad de expresión y en contra de la autocensura (el 1 de marzo) y fue demandado por autoridades islámicas francesas, que le  acusaron de un delito de “injurias públicas contra un grupo de personas en razón de su religión”. El juicio contra el director del semanario, Philippe Val, comenzó en febrero de 2007 y fue considerado una piedra de toque respecto a la libertad de expresión. El 2 de noviembre de 2011, tras referirse a la victoria de los islamistas en las elecciones de Túnez, su sede fue atacada con cócteles Molotovs, lo que provocó grandes daños. Una semana más tarde, el periódico satírico publicó en portada una viñeta en la que un musulmán y un dibujante de Charlie Hebdo se besaban en la boca, con la leyenda “El amor es más fuerte que el odio”. En 2013, publicó La vida de Mahoma. La revista se edita los miércoles y publica varios suplementos con una frecuencia variable.

Según el jeque Nasser bin Ali al Ansi, portavoz habitual de AQAP, Charlie fue contra “aquellos que insultan al profeta elegido”


El mismo día en que el número especial del semanario satírica Charlie Hebdo salía a la calle, la rama de Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA), filial yemení de la red terrorista con base en Yemen, asumía la autoría del atentado perpetrado contra la revista francesa, ordenado por el líder de la organización madre Ayman al Zawahiri. En la grabación, de 11 minutos y 45 segundos, bajo el título “Venganza por el profeta: mensaje sobre la bendecida batalla de París”, el jeque Nasser bin Ali al Ansi, ideólogo y portavoz habitual de AQAP, afirmó que la operación, contra “aquellos que insultan al profeta elegido”, fue una “venganza” por el “mensajero de Alá”, en referencia a las caricaturas publicadas de Mahoma. La matanza de París fue seguida por los primeros actos de venganza contra mezquitas y locales de musulmanes en Francia. Dos centros religiosos fueron atacados, en la noche del miércoles, sin que se produjeran víctimas. En el caso de la mezquita de Le Mans, alguien lanzó tres granadas de fogueo. Además, al día siguiente se descubrió un impacto de bala en una ventana del edificio. En el distrito de Port-la-Nouvelle, cerca de Narbonne, alguien disparó varios tiros contra un centro de oración poco después del último rezo del día. A esa hora, el lugar se encontraba vacío. En la mañana del jueves, se produjo una explosión en una tienda de kebabs en la ciudad de Villefranche-sur-Saone sin causar víctimas. El fiscal local lo describió como “un acto criminal”. El Consejo francés del culto musulmán calcula que, desde el pasado miércoles, se han producido 50 actos antimusulmanes, entre ellos cartas insultantes, pintadas o ataques contra mezquitas. El último, en una mezquita de la ciudad de Poitiers, en el suroeste de Francia, fue un incendio intencionado. Las autoridades francesas han aumentado el despliegue policial para proteger las mezquitas. También están más vigilados los colegios y centros de culto judíos, ya que uno de los terroristas tomó rehenes en un supermercado de esta confesión.

Yyachi El Harra, el imán de San Juan de Lagos, junto a las pintadas en la mezquita.


Pintadas en mezquitas de Burgos, Madrid y Cádiz; insultos racistas en la calle o a través de redes sociales; convocatorias de manifestaciones xenófobas en contra del Islam... Los ataques terroristas en Francia consiguieron un replique de corte reaccionario en España, donde asociaciones como Movimiento contra la Intolerancia o Plataforma Ciudadana contra la islamofobia (sentimiento de hostilidad hacia el islam y, por extensión, hacia los musulmanes) han denunciado los múltiples agresiones que han sufrido algunos ciudadanos musulmanes estos últimos días. Así, en la Mezquita de Estrecho (Madrid), la segunda más grande de la capital, los fieles amanecieron el sábado, 10 de enero, con una serie de pintadas en los exteriores del centro con expresiones como “Islam fuera de Europa”, “Hijos de puta”, “Islam no” y “Perros”, todas ellas adornadas con una cruz católica. El lunes también aparecieron pintadas en rojo en la sede de la asociación musulmana de Jerez de la Frontera (Cádiz). En ellas se podían leer mensajes como “Aquí rezan asesinos”, “Ahora nos toca a nosotros” o “Volved a vuestro país”. También aparecieron esvásticas en la puerta. Algo similar ocurrió el jueves en San Juan de Lagos (Burgos) en donde el imán, Yachi El Harra, mostraba su rechazo a los atentados terroristas. Pese a que el imán se manifestara en contra de estos atentados (incluso hubo una concentración frente a la mezquita), pintaron insultos racistas y varias esvásticas en la puerta y en uno de los muros exteriores.

Un grupo de musulmanes rezan en una mezquita de Madrid.


“Muchos musulmanes nos han reportado amenazas por la calle e insultos, pero lo que más miedo nos da es que los grupos de extrema derecha obtengan beneficio de estos atentados”, explica Esteban Ibarra, presidente de Movimiento contra la Intolerancia. Manifestación frente a la mezquita de la M-30 “Hemos tenido que actuar rápido para impedir concentraciones y manifestaciones que algunos movimientos islamófobos querían convocar frente a las mezquitas” asegura Amparo Sánchez, presidenta de la Plataforma Ciudadana contra la islamofobia. Sánchez se refiere, en concreto, a la manifestación que el grupo de extrema derecha, Pegida Spain, había convocado para la tarde del lunes frente a la mezquita de la M-30 (Centro Cultural Islámico de Madrid). La concentración fue prohibida por la Delegación del Gobierno de Madrid, pero la organización, vinculada con el movimiento alemán que la pasada semana sacó a 18.000 personas a la calle para protestar contra el islam, no descarta convocarla en algún otro punto de la ciudad.

La cabeza de un cerdo en la verja de la puerta de la mezquita de la Asociación Cultural Marroquí, en Sounna de Blois, entre Orleans y Tours.


Pero ninguno de los actos vandálicos cometidos en España ha revestido hasta la fecha la gravedad de los ataques cada vez más comunes en otros países de la Unión Europea, donde no pasa prácticamente un solo día sin que se denuncien hechos de naturaleza violenta. La principal mezquita de Gotenburgo (Suecia) tuvo que ser desalojada por una amenaza de bomba. En ese mismo país se han producido al menos tres incendios provocados de lugares de oración. Una mezquita austriaca amaneció también recientemente con la cabeza de un cerdo pendiendo de la manecilla de la puerta principal. Y, periódicamente, multitudinarias protestas antiislámicas se vienen organizando en Alemania, Dinamarca, Suecia y otros estados europeos. Tampoco los ultras españoles son diferentes del resto de movimientos fascistas e islamofóbicos europeos. Aunque con bastante menos éxito y capacidad de convocatoria, varias formaciones de extrema derecha están intentando rentabilizar desesperadamente las muertes de París y captar más adhesiones atizando el odio mediante la demagogia islamofóbica. La semana pasada, Facebook cerraba dos cuentas de Democracia Nacional, tras la publicación de un comunicado de fuerte contenido racista. Pegida –el principal movimiento antiislamista europeo– ya cuenta con una franquicia española. Sus responsables proyectan convocar una protesta tan pronto como obtengan la autorización del Gobierno. Visto el panorama, Riay Tahari entiende que los poderes públicos españoles “deberían defender el estado de derecho con todos los medios judiciales y policiales a su alcance”.

El clima antimusulmán desencadena actos vandálicos contra mezquitas españolas 


Cada año, la Unión de Comunidades Islámicas de España (UCIDE) y el Observatorio Andalusí analizan las claves de este complejo asunto. En su último informe, que versa sobre lo ocurrido en 2013, los musulmanes apuntan, por encima de todo, a dos disfunciones: la actividad de grupos de ultraderecha y la responsabilidad de los medios de comunicación. Para empezar, el documento arranca con una referencia a la creciente presencia en las calles españolas de edificios regentados o utilizados por musulmanes. Y los autores aseguran que “esta normalidad paisajística” contribuye a “una presencia habitual y normalizada de todos los integrantes de la sociedad española, en convivencia pacífica y armoniosa, construyendo un futuro con esperanza, donde las convicciones, ya sean religiosas o no, sean respetadas y carezcan de importancia en la relación interpersonal, enriqueciendo todos nuestra cultura mediterránea común como buenos convecinos y conciudadanos”. Además, los representantes de estas comunidades musulmanas destacan que “durante el año 2013, continúa una cierta normalidad en el ambiente mediático y político general, descendiendo el nivel de desinformaciones sobre lo islámico que insertan confusión y opinión negativa contra el Islam y los musulmanes”. Pero añaden que no todo es positivo, porque “continúa un sector de población, variable según ciudades y edades, con fuertes reticencias a la dimensión social o pública en las manifestaciones externas del culto islámico”. Más adelante, en el meollo del texto, los musulmanes dejan clara su tesis principal sobre los brotes de islamofobia en España: “Los discursos de odio hacia el Islam y los muslimes se circunscriben más a grupos y formaciones de ultraderecha identitaria, mientras que miembros de otros sectores políticos muestran tener prejuicios o temor a perder votos, con su reflejo en los medios de comunicación, muchas veces sin contestar o contrastar objetivamente, contribuyendo en el asentamiento de estereotipos y prejuicios”.


La referencia a la extrema derecha no es baladí y, de hecho, ha sido confirmada por los hechos en los últimos días, dado que todo apunta a que el ataque a la mezquita central de Madrid es obra de uno de estos grupos. Los autores del informe destacan que “también incentivaron los informadores el miedo a lo islámico al adjetivar de islamista lo que haga cualquier musulmán, o relatar noticias haciendo referencia a la ley islámica o xaria, sin ningún conocimiento sobre ella, o con expresiones periodísticas como el yihadismo, o tintar de negativo cualquier movimiento religioso o de opinión de musulmanes”. La UCIDE y el Observatorio Andalusí consideran más que relevante la responsabilidad de los medios de comunicación en este complejo problema social y religioso. El informe incluye en su apartado sexto un barómetro sobre este problema tan complicado como real. Se trata, en concreto, de la “Encuesta 2012 sobre convivencia social intercultural en el ámbito local”, realizada por la Obra Social 'La Caixa'. Según este estudio demoscópico, publicado dos años atrás, el 26% de los ciudadanos admite sentir mucho o bastante recelo hacia los musulmanes. Fuentes de la propia UCIDE expresan su temor a un aumento de este tipo de comportamientos xenófobos. Y afirman que el informe sobre islamofobia de 2014 se presentará en el otoño de este 2015. Será el momento de comprobar cómo ha evolucionado este problema que, como ya se ha dicho, ha repuntado, tanto en España como en el resto de Europa, tras los terribles atentados en Francia. 

 Grupo antiislam Pegida sigue creciendo en Europa.

“Nuestro siglo –escribe Lluís Foix bajo el título ‘Pedagogía del respeto’ publicado en su web– empezó con los ataques del 11 de septiembre de 2001 que abrieron el camino a una confrontación abierta contra los supuestos autores de aquella cruel matanza. Se adiestraron en Afganistán y una coalición internacional derribó a los talibanes de Kabul. Siguió en Iraq con una guerra sin las causas invocadas de las armas de destrucción masiva. Cientos de miles de personas han muerto, han huido o se han desplazado para no ser aniquiladas. Es una guerra dispersa, ideológica, en la que el terrorismo de cuño islámico utiliza los avances tecnológicos de nuestra civilización para intentar destruirla substituyéndola por otra que niega nuestros valores… Los millones de ciudadanos que se manifestaron en París defendían la civilización democrática, laica, multiconfesional, con separación entre los tres poderes, con la libertad de practicar cualquier religión, donde la mujer es jurídica y socialmente igual al hombre y donde la libertad de pensamiento hace posible la ciencia y el progreso. Es esta civilización la que el islamismo integrista quiere combatir y destruir desde el incipiente Estado Islámico que ocupa amplios territorios de Iraq y Siria. Se calcula que unos 1.400 franceses o ciudadanos que residen en Francia se han alistado a la yihad. Unos 70 han muerto en Siria que está siendo bombardeada persistentemente por drones occidentales sin conseguir frenar el expansionismo de unos fanáticos que eliminan a todos los que no comparten su causa. Desde los atentados del día 7 de enero se han registrado más de cincuenta actos islamofóbicos en Francia. La canciller Merkel se manifestó el lunes en Berlín para defender a los musulmanes que están siendo atacados por la organización islamofóbica Pegida que, paradójicamente, a la misma hora, desfilaba por las calles de Dresde con un crespón negro en señal de simpatía con las víctimas de los asesinatos de París. Desde hace varios meses, cada lunes, miles de alemanes se manifiestan en Dresde y en otras ciudades en contra de la islamización de Europa. Alemania está sorprendida por el aumento de simpatizantes a una causa que va en contra de más de cuatro millones de musulmanes, mayormente turcos, que viven en el país y que representan el 5 por ciento de la población. En Francia son el 7.5 por ciento, el 6 por ciento en Bélgica, el 5 por ciento en el Reino Unido, en Holanda y en Suecia y el 3 por ciento en España. En el conjunto de Europa viven unos 44 millones de musulmanes, muchos de ellos con la nacionalidad de sus respectivos países. Una vez levantado el velo del multiculturalismo se ha descubierto un conjunto de sociedades paralelas que, lejos de integrarse, se mantenían al margen o en contra de los valores cívicos y políticos de nuestra civilización basada en la libertad”.

Representantes políticos y religiosos alemanes se concentraron ante la Puerta de Brandeburgo.

Regresamos de nuevo al martes, 13 de enero, para ver lo sucedido en Alemania, donde representantes políticos y religiosos se concentraron en la Puerta de Brandesburgo. El Gobierno alemán, los principales partidos del país y los representantes de las distintas religiones hacen en Berlín un llamamiento a la unidad frente al terrorismo, por encima de razas y creencias. La élite política y religiosa germana responde en bloque a la convocatoria del Consejo Central de los Musulmanes de Alemania para condenar los atentados yihadistas de París desde la emblemática Puerta de Brandeburgo, iluminada con los colores de la bandera francesa. Según cifras facilitadas por la Policía, alrededor de 10.000 ciudadanos se suman a la vigilia en el centro de Berlín. “Todos somos Alemania”, subraya el presidente alemán, Joachim Gauck, encargado de pronunciar el discurso central en la vigilia, a la que asisten la canciller, Angela Merkel, y los principales representantes de las comunidades musulmana, judía, católica y evangélica del país. Recordando las palabras que dirigió a la ultraderecha al llegar a la Presidencia de Alemania, Gauck esta vez se dirige a los terroristas: “No os daremos nuestro miedo. Vuestro odio es nuestro acicate”, manifiesta. El presidente defiende la libertad, la democracia, el respeto a la ley y la defensa de la dignidad humana como valores universales, y no sólo occidentales. Y no cita expresamente al movimiento Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (Pegida), que cada lunes lidera en la ciudad de Dresde grandes marchas xenófobas y que el lunes batió su propio récord al sacar a 25.000 personas a la calle, pero sí muestra su rechazo a “cualquier tipo de demonización y exclusión”. “Nosotros damos la cara”, manifiesta en alusión a uno de los lemas de la concentración.

Joachim Gauck, presidente alemán y la canciller Ángela Merkel.   
                        

Pastor luterano de 72 años y antiguo militante de los derechos humanos en la ex República Democrática Alemana, Joachim Gauck goza de una importante autoridad moral para ejercer un cargo desprestigiado por los escándalos que llevaron a la dimisión a su antecesor. Oriundo del noreste de Alemania, el mismo lugar donde creció la jefa del gobierno alemán, Angela Merkel, hija también de un pastor, Gauck es un hombre de cabello gris, sonriente y generalmente habla con un tono de voz muy suave. En una RDA donde las iglesias disfrutan de cierta tranquilidad, Gauck utilizó su posición para defender los derechos humanos. En su autobiografía “El invierno en verano-la primavera en el otoño”, publicada en 2009, relató los arrestos y las detenciones arbitrarias durante meses por la policía política de la RDA, la Stasi, de las que fue testigo. Utilizó su posición de pastor para defender los derechos humanos y, durante las primeras manifestaciones contra el régimen comunista en 1989, que acabaron con la caída del muro de Berlín en noviembre de ese año, se convirtió en el portavoz del colectivo de la oposición, Nuevo Foro de Rostock. Fue candidato a las presidenciales de 2010, presentado por los socialdemócratas del SPD y los Verdes, y, pese a que la prensa le consideró el “presidente de los corazones” por su gran popularidad, perdió en la tercera y última votación frente a Christian Wulff. La dimisión de éste, como consecuencia de un escándalo por haber recibido regalos de amigos ricos y por intentar intimidar a periodistas, devolvió a Gauck a la primera línea de la escena política. Como presidente alemán, elogió a los musulmanes que se distanciaron públicamente de quienes cometen actos terroristas en nombre del islam y consideró que su actitud es “un sí patriótico” a la tierra en la que conviven. Condenó a los más de cinco centenares de ciudadanos que han salido desde Alemania a luchar en las filas del Estado Islámico en Siria e Irak. “¡Qué abuso, qué perversión de la religión!”, manifestó. De ellos también se distanció el presidente del Consejo Central de los Musulmanes, Aiman Mazyek, quien depositó una corona ante la embajada de Francia en recuerdo a las 17 víctimas mortales de los atentados yihadistas de la semana pasada en París. “Los terroristas –lamentó– decían que querían vengar al profeta, pero lo que hicieron fue cometer la mayor de las blasfemias”. “Je suis juif, je suis musulman (soy judío, soy musulmán, en francés)” manifestó y condenó a quienes utilizan el islam para justificar sus actos terroristas. “Todos somos Alemania”, recalcó, parafraseando a Gauck. El acto comenzó con el recitado de varios suras del Corán sobre el escenario, en el que también tomaron la palabra los representantes del resto de las religiones principales en Alemania para mostrar su condena al terror y su respeto por todas las creencias. La canciller, acompañada de varios de sus ministros, no intervino en el acto, aunque, previamente, había elogiado la iniciativa de la comunidad musulmana y reiteró su condena a cualquier muestra de xenofobia ante la llegada de inmigrantes y refugiados al país.


En España, Juan Manuel de Prada publicó un artículo en ABC en el que proclamaba solemnemente: “Yo no soy Charlie Hebdo.” El escritor, que es de sobra conocido por su activismo ultracatólico y se codea con los “mártires” del aborto, como Gallardón, habló de los periodistas “vilmente asesinados” pero también invocó a Benedicto XVI para condenar “el laicismo” y cuestionar “la sacrosanta libertad de expresión”. De Prada sentenció que Charlie Hebdo, “además de publicar sátiras provocadoras y gratuitamente ofensivas contra los musulmanes, ha difundido en reiteradas ocasiones caricaturas aberrantes que blasfeman contra Dios, empezando por una portada que mostraba a las tres personas de la Santísima Trinidad sodomizándose entre sí”. El articulista acusó a la revista satírica de “blasfemar” contra las religiones y pone su coto contra la libertad de expresión.  Mientras millones de personas en todo el mundo se han solidarizado en los últimos días con las víctimas del ataque a Charlie Hebdo, De Prado anatematiza sin freno y pone cortapisas a la acción de la crítica y de la sátira. El articulista invoca a Benedicto XVI para condenar “el laicismo” y cuestionar “la sacrosanta libertad de expresión”. E insiste en condenar los asesinatos para, a continuación, alertar de que “el laicismo es un delirio de la razón que sólo logrará que el islamismo erija su culto impío sobre los escombros de la civilización cristiana”. Asegura que “ninguna persona que conserve una brizna de sentido común, así como un mínimo temor de Dios, puede mostrarse solidaria con tales aberraciones, que nos han conducido al abismo” Y alerta de que “quienes defienden la libertad para publicar caricaturas blasfemas están defendiendo una libertad destructiva que sólo lleva a la decadencia y al nihilismo”.  Los artículos de De Prada han levantado la indignación en las redes y han intentado asegurar todavía más todo lo que estaba atado y bien atado. Máximo Pradera, humorista, guionista, periodista y presentador de radio y televisión española, lo ha criticado: “En un duro artículo, el cerebro del lector se llena de lorzas mentales. Es la prosa grasienta de Juan Manuel de Prada”. Los artículos de De Prada han levantado indignación en las redes así como el entusiasmo de tuiteros como los de Juventudes La Falange.

El Papa dice en el avión que le conduce a Filipinas que era “de esperar” un ataque como el de Charlie Ebdo.


El Papa Francisco afirmó en una entrevista hecha durante el viaje en avión de Sri Lanka a Filipinas que la libertad de expresión tiene sus límites y que no se puede provocar ni ofender a la religión, al referirse, aunque sin citarlo, al atentado contra el semanario satírico, Charlie Hebdo, en París. El pontífice dijo que tanto la libertad de expresión como la libertad religiosa “son derechos humanos fundamentales” y precisó: “Tenemos la obligación de hablar abiertamente, de tener esta libertad, pero sin ofender”. Destacó que “cada uno tiene el derecho de practicar su religión, pero sin ofender” y consideró una “aberración” matar en nombre de Dios. “No se puede ofender, o hacer la guerra, o asesinar en nombre de la propia religión o en nombre de Dios”, afirmó. El papa argentino consideró que, aunque ahora pueda sorprender lo que está pasando en ese ámbito, en el pasado hubo guerras en las que la religión desempeñó un papel determinante. “También nosotros hemos sido pecadores, pero no se puede asesinar en nombre de Dios”, insistió. Un periodista francés le planteó la cuestión de lo ocurrido en París. “Vamos a hablar sobre París –contestó el Papa– Tenemos la obligación de hablar abiertamente, de tener esta libertad, pero sin ofender. Es verdad que no se puede reaccionar violentamente, pero si Gasbarri (el papa aludió a uno de sus colaboradores junto a él en el avión), gran amigo, dice una mala palabra de mi mamá, puede esperarse un puñetazo. ¡Es normal!”, aseguró. “No se pude provocar –añadió, por si no hubiera quedado claro–, no se puede insultar la fe de los demás. No puede burlarse de la fe. No se puede”. El pontífice Francisco lamentó que haya “mucha gente que habla mal de otras religiones o de las religiones (...), que convierte en un juguete las religiones de los demás”. Para él estas personas “provocan”. Defendió la dignidad de la religión y el límite a la libertad de expresión. “Cada religión tiene dignidad, cualquier religión que respeta la vida y la persona, y yo no puedo burlarme. Y, este es un límite”, explicó el papa. El pontífice aclaró que “es una obligación decir lo que se piensa para ayudar al bien común. Si un senador o un político no dice lo que piensa, no colabora con el bien común”.


No cabe olvidar que Charly Hebdo no solo ha criticado al Islam sino a la Iglesia Católica. Y, en su número especial de este miércoles, que alcanza los cinco millones de ejemplares, la revista francesa incluye en su editorial un mensaje directo al papa actual: Quisiéramos enviar un mensaje al Papa Francisco, quien también ‘fue Charlie’ esta semana: Sólo aceptamos que las campanas de Notre Dame repiquen en nuestro honor cuando sean las Femen las que las hagan sonar”. El dardo al papa va acompañado, según Elplural.com, de una viñeta aludiendo a la pedofilia en la Iglesia católica y a las Femen. En España, lo ha denunciado una página de información eclesial, Infovaticana, que reproduce la viñeta para lamentar que la revista “ofende de nuevo” y lanzar una crítica a la Conferencia Episcopal por haberse solidarizado con Charlie Hebdo.


En algunos países musulmanes, el viernes se registraron protestas violentas y disturbios tras el rezo del mediodía. En la ciudad de Zinder, en el sur de Níger, cientos de personas salieron a las calles para protestar contra Charlie Hebdo, la revista satírica francesa, en una concentración que se volvió violenta con en la quema de varias iglesias. Las fuerzas de seguridad lanzaron gases lacrimógenos tratando de dispersar a la multitud, que coreaba “Charlie es Satán” y abogaba por enviar al “infierno” a los que respaldan la revista. Los manifestantes prendieron fuego a varias iglesias y saquearon varias tiendas gestionadas por cristianos. Las protestas internacionales, tuvieron como punto de partida las mezquitas y como destino la embajada de Francia, desde Ammán a Karachi (Pakistán), pasando por Jartum. En la capital jordana, la Policía se enfrentó a varios miles de manifestantes que intentaron acercarse a la sede diplomática, siendo convocados por grupos islamistas frente a la Gran Mezquita de Huseini. Decenas de agentes protegían los alrededores de la sede diplomática y frenaron el avance de los manifestantes, que marcharon bajo el lema “Excepto el profeta”. Centenares de sudaneses marcharon por el centro de Jartum con pancartas en las que se pedía “muerte a Charlie Hebdo”, “exigimos que Francia pida perdón” y “nos sacrificamos por ti, profeta”. Estas protestas respondían al llamamiento hecho la víspera por la Comisión de Ulemas de Sudán, que convocó a los ciudadanos a manifestaciones semanales los viernes hasta que cese “esta horrible práctica de ofender al profeta”. Sudán fue escenario, en 2012, de violentos disturbios, en los que murieron tres personas y fue incendiada la embajada alemana, en manifestaciones contra una película que consideraban que ofendía al islam.


En Líbano también hubo protestas similares, en las que participaron libaneses y palestinos, en el norte y sur del país. Manifestantes palestinos se congregaron en la entrada del campo de refugiados de Ain el Helu, el más grande del Líbano, situado en las afueras de la ciudad de Sidón (sur). Los manifestantes corearon: “Nuestra vida es tuya, profeta Mahoma”, “Ni Mahoma ni Jesús están a salvo con Charlie Hebdo” y “No permitiremos que sigan insultando al profeta”. En previsión de la manifestación, las fuerzas de seguridad se desplegaron en Sidón, alrededor del centro cultural francés, como también hizo el ejército en la ciudad de Trípoli (norte), escenario de otra protesta.Por su parte, miles de sirios, entre ellos mujeres y niños, salieron a las calles en la ciudad septentrional de Alepo y en la periferia sur de Damasco, entre otras zonas. Los manifestantes rechazaron las caricaturas de Mahoma publicadas en el último número del semanario francés y pidieron respecto a las religiones y los templos, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Otros países como Yemen y Omán vivieron en esta jornada protestas contra las caricaturas de ·Charlie Hebdo,  mientras que algunas instituciones religiosas, como los ulemas de Arabia saudí, volvieron a criticar las viñetas, que “dañan –dijeron– los sentimientos de los musulmanes y sirven a los extremistas que buscan motivos para asesinar”.Al margen del mundo árabe, las protestas más violentas tuvieron lugar en Pakistán, donde al menos tres personas resultaron heridas de bala en enfrentamientos con la policía en la ciudad de Karachi. Los heridos, entre ellos un fotógrafo, se registraron al dispersar las fuerzas de seguridad una marcha islamista ante el consulado de Francia, donde fueron detenidas una veintena de personas.


Esto son los cinco fotomontajes de actualidad política y comercial que se nos ocurrió recoger esta semana:







Y estos son algunos de los dibujos publicados en el mundo que hablan del la tragedia de Charly Ebdo: Forges, El Roto, M. fontdevila,  Felipe Galindo, Harca, Rozental, Haddad, Kianoush, Cintia Bolio, Kap, Kurtu, A. Garci, M. Varona, Ribas Hansson, Riber Hansson, Dijobruckup. Mami (¿Por qué no se levanta el mundo por nosotros también?), Cristina, Vlahovic, Niktitanicstudios,  Lukino (Ayer, una revista moribunda; hoy, la mayor  tirada del planeta. ¿Quién tuvo la genial idea?), Bruno Aziz y J. R. Mora.























Pep Roig nos deja con: A la porra, Tipos peligrosos, Pobres de conveniencia, Disimulando, Peligros de hace reír y Con la Iglesia hemos topado.







Desde su creación en 1970, la revista satírica Charlie Hebdo no ha dudado nunca en publicar caricaturas burlándose de todo lo humano y lo divino: en su punto de mira ha habido dirigentes internacionales, personajes populares y todas las religiones.



La edición especial de tres millones de ejemplares del primer número de la revista Charlie Hebdo, tras el atentado que sufrió, se agotó a menos de tres horas de salir a la venta en los quioscos
franceses.

 

No era la primera vez que la revista francesa Charlie Hebdo era blanco de amenazas y ataques de parte de grupos que condenan la forma en que la revista presenta al islam, al profeta Mahoma y a algunos de sus clérigos.



El Colectivo contra la Islamofobia en Francia ha presentado las cifras de actos islamófobos en 2013 con un aumento del 47 % con respecto al 2012.


Los medios de comunicación occidentales pretenden tergiversar la imagen del Islam en su campaña en pro de la islamofobia en el Occidente.

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