La irrupción de Podemos en el panorama político
español ha trastocado el esquema tradicional del bipartidismo de cara a las
nuevas elecciones que este años se llevarán a cabo. Los dos partidos hasta
ahora más votados, temen que la fuerza de Podemos suponga una derrota que
desfigure el dibujo de una España sostenida y dominada por la derecha del PP o
por la oposición del PSOE. El perfil del
votante de Podemos se va definiendo, tras la publicación del último barómetro
nacional del Centro de Investigaciones Sociológicas, organismo dependiente del
Ministerio de Presidencia, como la segunda
fuerza en intención de voto, con un 23.9%, por encima del PSOE, que se queda en
un 22.2%. El PP sigue primero, con un
27,3%, dos décimas por debajo del barómetro de octubre y doce puntos menos que
en elecciones generales del 2011. La participación de este nuevo partido
ha roto en pedazos la imagen de PSOE que, por primera vez en
treinta años, ya no figura entre los dos primeros puestos y ha debilitado
al PP. En concreto, el sondeo elaborado por el CIS, entre el 2
y el 12 de enero a partir de 2.481 entrevistas, indica que la
formación de Pablo Iglesias consigue apoyos entre quienes
apostaron por IU-ICV, PSOE y UPyD, en noviembre 2011
Y un 7,6% de quienes votaron al PP, en 2011. El batacazo del partido de Pedro
Sánchez por la fuga de apoyos hacia Podemos supondría el mayor contratiempo y preocupación del PSOE.
Aunque, para su consuelo, Pedro Sánchez es el
más valorado de todos los políticos, incluso por encima de Mariano
Rajoy. Pero, el 28,1% de los que apostaron por el
partido que lideraba Rubalcaba y, supuestamente, apoyaban a Pedro Sánchez, se
inclinan ahora por la formación de Pablo Iglesias en voto directo, lo que se
traduce en 1,9 millones de electores. Por otro
lado, el 42,9% de votantes procede de IU-ICV, el 25,7% del UPyD y el 6,6% de
CiU. Todo un terremoto político que podría provocar
miedo y desolación en las filas tradicionales, especialmente en las dirigidas
por Pedro Sánchez.
Zapatero y Sánchez se estrecharon
la mano en la imagen que no fue para la prensa.
Los primeros malestares
socialistas se detectaron en las pasadas Navidades, al mantener Zapatero, junto
con José Bono, una reunión en secreto con Pablo Iglesias e Iñigo Errejón, a
espaldas de la actual dirección del Partido Socialista. El encuentro provocó
cierto malestar en el dirección del PSOE y, casi un mes después, las relaciones
entre Pedro Sánchez y Zapatero no eran tan cordiales como aparentaban.
Coincidieron en la presentación de un libro de Jordi Sevilla, “Seis días que
condujeron al rescate” (sobre la primera etapa de Gobierno de Rajoy). Pero
ambos personajes –Sánchez y Zapatero– trataron de disimular la frialdad provocada
por el encuentro con los líderes de
Podemos. “¿Está dividido el PSOE?”,
preguntaron los periodistas. “Para nada”, respondió Zapatero, quien también
explicó que había hablado con Luz Rodríguez,
miembro de la Ejecutiva socialista, quien horas antes afeó la conducta del que,
en su momento, fuera su jefe de filas: “No entiendo a santo de qué se reúne el
expresidente del gobierno socialista con los dirigentes de Podemos”, había
declarado Luz, airada, en una rueda de prensa. Pedro Sánchez evitó a toda costa
hacer declaraciones y saludó a Zapatero en una sala contigua al salón de actos,
fuera, eso sí, del foco de las cámaras. Un apretón de manos que curiosamente
ambos eludieron repetir a petición de la prensa, cuando posaron junto a Josep
Piqué y Jordi Sevilla, poco antes de comenzar el acto. El secretario general
del PSOE sí aprovechó para quitar hierro al asunto, alabando la gestión de
Zapatero en su etapa de Gobierno y dándole las “gracias”. Sánchez se pronunció
en los mismos términos en que lo hizo tras hacerse pública la reunión con los
líderes de Podemos, y repitiendo: “No quiero contribuir al ruido”. Zapatero atendió brevemente a los informadores
para decir que no creía que hubiera división en el partido y quitó hierro a las
declaraciones de la secretaria de Empleo, Luz Rodríguez, ex secretaria de
Estado de Empleo durante la última etapa socialista, quien había asegurado que
la reunión entre el expresidente y Podemos fue “inoportuna” y un “sinsentido
político”.
Treinta y ocho días más tarde del
encuentro entre Podemos y Zapatero, el secretario general del PSOE firmaba en
la Moncloa un acuerdo
antiterrorista contra el yihadismo. Sánchez se presentó como un
líder sereno, dispuesto al diálogo y al acuerdo con
el Gobierno. Sin duda, su foto junto a Rajoy provocó cierto rechazo por parte
de algunos socialistas. “Me gustaría que hubiese más acuerdos de fondo como el
que hemos firmado para luchar contra el terrorismo”, afirmó en la sede del Círculo
de Economía, a la que acudió por primera vez. Su ofrecimiento se produjo poco
después de que Antonio Hernando, su portavoz parlamentario, subrayase en el Congreso las
“diferencias absolutas” que separan a su partido y al Gobierno.
“No hay ninguna posibilidad de pacto con el PP en otros temas”, afirmó
Hernando, rotundo, declarando “antagónicos” a populares y socialistas. Una
supuesta contradicción que puso de manifiesto las dificultades internas por las que el
PSOE atravesaba en los últimos días. Sánchez tuvo que convencer a los suyos de la conveniencia
de la firma de aquel pacto que no solo mostraba a PSOE y PP sentados en la
misma mesa, sino que colocaba al principal partido de la oposición en la tesitura
de tener que asumir la “cadena perpetua” que tanto había denunciado en el
trámite parlamentario. Los delitos de terrorismo que causaran la muerte de una persona serían
castigados, según el acuerdo suscrito por ambos representantes, con la pena de prisión “por el tiempo máximo”
previsto en el Código Penal. Era la treta lingüística pactada
entre Rajoy y Sánchez para que la prisión permanentemente revisable –eufemismo de la
cadena perpetua – pudiera aplicarse sin que fuera mencionada en
el papel en el que estampaban sus firmas. Los socialistas anunciaron que, en cualquier caso, recurrirían
la pena ante el Tribunal Constitucional, y que, en el futuro, si conseguían la
mayoría suficiente, derogarían la medida promovida por el PP. Pero a algunos el
remiendo no les convenció en absoluto. “Me duele este pacto y me confunde la
filigrana dialéctica. ¿Era necesario este precio?”, se preguntaba en Twitter el
diputado socialista y exalcalde de San Sebastián, Odón Elorza. Los sectores más críticos del partido
sostienen que la “credibilidad” de la formación está en juego en un
momento especialmente delicado, y desconfían del acercamiento al Ejecutivo. El
PSOE, acuciado por el ascenso de Podemos en las encuestas, se juega su posición
en el mapa electoral.
El expresidente Felipe González recordó
que es la “responsabilidad” la que mueve a los socialistas a pactar con el PP
para hacer frente a la amenaza del terrorismo internacional. González entiende
que las discrepancias sobre el sistema de penas “no pueden impedir” que el PSOE
actúe como en el pasado y garantice la “unidad” en esta materia. A su juicio,
los mismos que ahora critican el pacto, pedirán consenso ante “un atentado
terrible”. En el pleno del debate europeo sobre la continuidad de la troika (el
grupo del FMI, Comisión Europeo y Banco Central Europeo que controla a los
países rescatados), Pedro Sánchez exigió “el fin de la troika y las políticas de
austeridad” y su sustitución por “una gobernanza
democrática de la economía europea”. Y, por si esto no fuera suficiente,
reconoció que la economía española se estaba recuperando “e incluso creo y
deseo que los pronósticos de crecimiento que han marcado el Fondo Monetario
Internacional y el Gobierno se van a cumplir a final de este año”. Pero, a
continuación, matizó que “eso no significa compartir y justificar la euforia y
autocomplacencia de Rajoy sobre la situación macroeconómica del país”. El ministro
del Interior, Jorge Fernández Díaz, argumentó
que eso era “el arte de la política”, justificando la fórmula de
equilibrio negociada con los socialistas y comprometiéndose, además, a entablar
conversaciones con el Ministerio de Hacienda para que, en los presupuestos, se
aumentase la partida destinada a reforzar los medios para la lucha contra el
terrorismo. El de Justicia, Rafael Catalá, mantuvo que se trataba de un castigo de encaje constitucional y “socialmente
aceptado, porque muchos ciudadanos no entienden
que criminales juzgados por terrorismo o violaciones graves acaben cumpliendo
en la cárcel solo “unos pocos años”. En este sentido, el titular de Interior defendió
que el pacto firmado el lunes por Rajoy y Sánchez, coloca a España en la
“vanguardia mundial” en la lucha contra el yihadismo y la convierte en un socio
“aliado fiable” por su legislación sobre el terrorismo. Otros parlamentarios,
como Cayo Lara (IU), remarcaron que, “si el PSOE ha caído en la trampa que le
ha puesto el PP, con su pacto antiyihadista, es porque ha querido caer y que lo
que han hecho los dos grandes partidos con ese acuerdo es una gran coalición
para aplicar la cadena perpetua por la
puerta de atrás”. Según Rosa Díez, portavoz de UPyD, se trató de una foto para
el álbum de Rajoy y Sánchez, los estertores del bipartidismo”. Jueces para la
Democracia señaló que nadie se atrevió a plantear algo semejante ni en los
tiempos más duros de ETA.
Antonio Hernando, portavoz parlamentario del PSOE.
Antonio Hernando, portavoz socialista en el Congreso, afirmó
que no se van a entablar más acuerdos con el PP porque las diferencias son
“abismales”. Y recordó que los socialistas siempre antepondrán la “unidad” al
interés partidista. Según Hernando, este pacto no supone que el PSOE y el PP vayan
a forjar nuevas alianzas. “No nos vamos a poner de acuerdo en nada porque las
diferencias son absolutamente antagónicas, son enormes, no hay ninguna otra
posibilidad de pacto con el PP en otros temas. Es inconcebible una coalición
con el PP”. Y añadió que “si hay un tema en el que tenemos que estar de acuerdo
y superar las diferencias es el terrorismo. Mi partido y los militantes lo
saben bien porque lo han sufrido mucho y han vertido mucha sangre”. Si embargo,
poco después, Sánchez entraba en contradicción con Hernando y proponía a Rajoy,
un “pacto por la estabilidad, la equidad y la excelencia” del sistema educativo
porque lo consideraba uno de los pilares de la sociedad española. Donde no
parecía haber diferencias era en el punto torno a la prisión permanente revisable,
la pena que se aplicaría a los terroristas. Al respecto, Hernando reiteró que
el PSOE la rechazaba de plano, que la recurriría ante el Tribunal
Constitucional cuando entre en vigor el nuevo Código Penal y que cuando
gobernase, la suprimiría, sin que eso afecte al pacto.
José Luis Centella, portavoz del IU: “Esta ley no será utilizada sólo contra
el yihadismo, es un arma de destrucción masiva de
derechos”..
Los
portavoces de los grupos parlamentarios de la oposición —con la excepción de
UPN, CC y Foro Asturias— definen la firma de “cacicada” electorista. “Son cacicadas –sentencia Joan Coscubiela, diputado de
Izquierda Plural–, tanto si son sólo del PP como si les acompaña el PSOE. Este
ha perdido el norte”. José Luis Centella, su compañero de formación, tilda
de “esperpento” y “trágala” el debate de la próxima semana. “Asistiremos –se
lamenta– a la tramitación por la vía de urgencia y casi con nocturnidad a la
tramitación ultra-rápida de un acuerdo de Estado PP-PSOE, en lugar de
establecer un debate sereno y con más participación parlamentaria. Esta ley no
será utilizada sólo contra el yihadismo, es un
arma de destrucción masiva de derechos, especialmente, en manos de un
ministro de extrema derecha como [el titular de Interior, Jorge] Fernández Díaz.
No hará a España más segura, sino que, al contrario, tendremos una democracia más tutelada y
más amordazada”. Por su parte, Carlos
Martínez Gorriarán, portavoz adjunto de UPyD, se
muestra “desconcertado” con la actitud del PSOE. “Está inmerso en una
contradicción flagrante”, ratifica, en alusión a la intención manifestada de
los socialistas de recurrir al Constitucional la cadena perpetua pese a haberla
asumido en el pacto antiterrorista. Y considera electoralista la foto de Rajoy
y Sánchez ya que, dice, “sólo buscan mantenerse
en el centro de la información política para que sólo se hable de ellos.
Es un acuerdo que no aporta nada: no se sabe qué mejora para que el Estado se
pueda defender de este tipo de terrorismo”. Más contundentes son, desde el PNV y Amaiur, las críticas a la prisión
permanente revisable. “Hay líneas rojas que no estamos dispuestos a aceptar”,
sentencia Pedro Aspiazu, portavoz adjunto del grupo vasco,
quien prevé, incluso que “será muy difícil” que acepten las posibles enmiendas
de la oposición “dado el compromiso entre el PP y el PSOE”. Jon
Iñárritu (Amaiur)
lamenta “tanto el fondo como la forma” de la reforma con la que “podrá ser
calificada de terrorista cualquier acción de protesta. Se extiende la concepción de terrorista como un
chicle para coartar libertades y derechos”. Morid Jané, portavoz adjunto
de CIU,
mantiene una postura más descafeinada y admite que aún no sabe cuál sería el
voto de su grupo la próxima semana. Rechaza la “reforma exprés” del Código
Penal pero insiste en que su formación “nunca está en contra de que se reformen
las leyes para fortalecer la defensa de los estados democráticos ante esas
nuevas formas de terrorismo”. Y advierte: “Compartir
objetivo no significa compartir texto”, por lo que presentará las
enmiendas pertinentes a la nueva ley.
Según Meritxell Batet, la
secretaria de Estudios y Programas del PSOE, el líder del partido, Pedro
Sánchez, habló de nuevos pactos con el Gobierno por “deseo de responsabilidad
de país”. Batet trató de aclarar así la posición de los socialistas al
haber apostado Sánchez el martes en Barcelona por un gran pacto de Estado sobre
educación mientras, casi al mismo tiempo, Hernando insistía en que no hay “ninguna
otra posibilidad de pacto” aparte del recién firmado contra el yihadismo.
Sánchez apostó por un gran pacto de Estado sobre educación mientras, casi al
mismo tiempo, Antonio Hernando, portavoz parlamentario, insistió en que no hay
“ninguna otra posibilidad de pacto”, aparte del recién firmado contra el
yihadismo. La dirigente socialista defendió las palabras de Pedro Sánchez,
convencida de que “nadie duda” de que España necesita un pacto educativo para
que las leyes no cambien con cada Gobierno, o un pacto sobre política
energética a 10 o 20 años vista. “Esos temas de Estado –dijo– siempre hemos
pensado que deberían ser acordados por consenso de la mayoría de fuerzas
parlamentarias, o, a poder ser, por todas”. Los socialistas firmaron con el
Gobierno un pacto contra el terrorismo y su secretario general destacó que ser líder de la oposición no le impedía admitir que la
economía en España “se está recuperando”, aunque también acusó al Gobierno de caer en la autocomplacencia. El
secretario general del PSOE puso la prima de riesgo “como prueba” ya que, según
dijo, España es el país periférico de la zona euro donde menos ha caído esta
prima ─69%─, a diferencia de Grecia (76%) o Irlanda (90%), entre otros casos.
Sánchez criticó que el Gobierno “debería ser
menos arrogante y más prudente con las cifras del mercado de trabajo”, ya que
había expuesto que el desempleo seguía siendo
insostenible y
seguían cayendo los datos de afiliación de la seguridad social. Sánchez
sostuvo que la Presidencia de Felipe González supuso “la España de los
derechos”, la de José Luis Rodríguez Zapatero, “la España de las libertades”, y
él quería ser presidente para
luchar por la “España de las oportunidades”. El líder del PSOE
presentó el socialismo “como la esperanza de millones de españoles que
anhelan conjugar el término cambio y el término seguridad”, y defendió que las
grandes transformaciones de España llegaron de la mano del partido socialista. “El
conservadurismo –sentenció– puede ser de derechas pero también de izquierdas. Lejos
de ser la izquierda conservadora, siempre hemos sido la izquierdas
transformadora”. Y pronosticó que 2015 será el año en el que renazca el
socialismo.
Graciano Palomo ofrece una imagen
que se acerca a la realidad de la contracción mantenida por Pedro Sánchez.
“Tiene –escribe en El Confidencial– que hacer tortilla de patatas sin romper
huevos y sin pelar tubérculos. Por un lado, su referente es Felipe González pero,
al mismo tiempo, critica las puertas giratorias. Por otro, admira a Matteo Renzi,
pero da la espalda al acuerdo con los populares de Europa para
apoyar a Junker. Un poco más adelante se apunta a la reforma de la Constitución en busca de sistema federal –como si
ello calmara o rebajara los sueños equinocciales de los separatistas– y al
mismo tiempo se hace la foto con Mariano Rajoy para
apuntalarle en sus tesis de mantener la unidad constitucional y la legalidad
democrática. Quiere dar satisfacción a los empresarios –su padre lo es–, pero anuncia que
derogará la Reforma Laboral del PP si llega a la presidencia del gobierno.
¡Largo me lo fiáis, amigo Pedro! Sostiene que un elemento básico de su
liderazgo es la unidad del PSOE, pero sus dos contrincantes le hacen un visible corte de mangas y le
dicen que se busque colaboradores en otros caladeros. Afirma que lo único que
tiene claro es que no pactará con la derecha, pero al mismo tiempo y a la misma
hora envía SMS a Rajoy para que le dé entrada en palacio. En fin, un carajal de
bemoles en el que todavía –y es lógico– no aparece propuesta alguna respecto a
si hay que mantener, subir o bajar los impuestos; sobre cómo va a mantener el
nivel de prestaciones de la Sanidad y la Educación al mismo tiempo que recorta
el déficit público. Por ejemplo, sin ir más lejos. He oído que quiere
'blindar' el estado del Bienestar mediante leyes, decretos, normas
ministeriales y Boletín Oficial del Estado. Siempre escuché a los economistas
con fuste algo elemental: ese estado del Bienestar se blinda con cifras, esto
es, con crecimiento económico, empleo, afiliación a la Seguridad Social y
creación de riqueza.¡Vaya carajal, amigo Pedro! Eso sí, no tiene alternativa en
el PSOE. ¿Es suficiente con eso? No creo, porque la percepción general es que
en el PSOE la que corta el pescaíto de verdad es Susana Díaz, en
una dualidad muy vulnerable que puede funcionar durante algún tiempo pero no a
largo plazo. En efecto, la dicharachera y verborreica andaluza es la que tiene
debajo del brazo la mayoría de las acciones sobre las que se sienta el nuevo
secretario general y presidente de la empresa de nuevo cuño”.
Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, durante la
firma del pacto de Estado contra el terrorismo.
Aníbal Malvar titula “Rajoy vacila a Pedro Sánchez” en su sección
“Rosas y espinas”, en Público.es. “Los barones socialistas –escribe– han decidido que nos van a a explicar a la
ciudadanía por qué Pedro
Sánchez ha firmado un pacto con Mariano
Rajoy que
no es un pacto realmente, porque si gobiernan lo van a despactar, y el
despactador que lo despacte buen despactador será. Lo tienen fácil. Hasta yo,
que nunca pongo las largas, lo he entendido. Tiene este Pedro Sánchez una
peculiar manera de hacerle la oposición al gobierno más corrupto y cruel de
nuestra cuarentona democracia. Y en momentos muy extraños. El inexplicable caso
del pacto antiyihadista es un ejemplo. Hace ya más de 10 años que el yihadismo
nos hizo a los españoles protagonistas de su historia, un 11 de marzo, para
concretar. Quizá nuestros dos grandes partidos han estado un poco lentos a la
hora de enterarse de que el yihadismo es una amenaza. O, también podría ser, en
el peor de los casos, que en este año de urnas que huelen a desastre Rajoy y
Sánchez hayan decidido que una foto bajo el titular ‘pacto de Estado contra el
yihadismo’ es un buen arranque para su campaña electoral contra Podemos, sus
birretes y sus esbirros. Pero, si así fuera, Pedro Sánchez ha caído en las
redes de Rajoy como un pardillo. Rajoy es un gafe afortunado. El sigue ahí
mientras todos sus amigos y enemigos se han ido despeñando: Fraga, Aznar, Esperanza, Bárcenas, Zapatero, Sepúlveda, Rato… El día que
visitó a Samaras poco
antes de las elecciones griegas, todos los oráculos supieron que iba a ganar
Syriza. Rajoy sabe que a Sánchez le va mucho el postureo. Y al coqueto
secretario general socialista se le hizo el alma pepsi-cola solo de soñar esa
foto en Moncloa, serio, trajeadito, presidenciable. Aunque sea para firmar un
pacto que no es un pacto porque promete despactarlo, hacerse la foto en Moncloa
era una oferta que Sánchez no podía rechazar. Alma de cántaro. No se da cuenta
Sánchez de que el socialismo obrero, no el otro, vomita ante la fotografía. No
se olvida la plebe empobrecida de lo que supuso el último gran pacto que el
PSOE firmó con Rajoy, la reforma del artículo 135 de la Constitución.
Fotografiarse al lado de Mariano Rajoy en Moncloa no te hace hombre de Estado.
Te hace cómplice del crimen incesante contra los derechos básicos al que nos ha
venido sometiendo este gobierno. El ex alcalde donostiarra Odón Elorza ya
lo advertía ayer desde twitter, que se ha convertido en el ateneo de la
disensión: el PSOE necesita un ala izquierda que se enfrente, desde dentro, a
la historia reciente del partido. La idea es hermosa, pero llega un poco tarde:
el ala izquierda del PSOE hoy se llama Podemos. Esa izquierda del PSOE jamás
pisaría Moncloa para firmar un pacto, cualquier pacto, con el PP. Solo pisaría
su empedrado con botas muy ruidosas, en plan toma del Palacio de Invierno.
“Resulta sorprendente e
incomprensible –escribe Arturo González en ‘Puntadas si hilo’ (CIS, la madre de
todas las encuestas) –que el PP siga siendo el partido más votado. Pero es lo
que hay. Aceptémoslo, de momento. Quienes lo dudan son quienes no se ven
satisfechos en sus aspiraciones. Podemos continúa su ascenso y se coloca en
disposición de ganar. El PSOE cae al tercer lugar y sus probabilidades de
formar Gobierno parecen escasas. Pero serán la llave de apoyo a uno o a otro.
El PSOE no gana, pero sin él no se podrá gobernar con estabilidad. Hacia donde
se incline dependerá el futuro de España. O más de lo mismo, perdonando las
fechorías cometidas, o nuevos vientos, asustadizos para muchísimos. IU, UPyD,
C`s y los partidos nacionalistas no podrán ser decisivos (...) Y no hay más, lo
miren como lo miren. La encuesta del CIS no hace más que confirmar las
numerosas que han venido realizándose por otros institutos de opinión. Todas
son coincidentes. Y esa tendencia es muy difícil de cambiar, aunque aún falte
mucho tiempo. Pero en esto España es meridiana: unos quieren conservar y otros
cambiar y progresar. La paradoja es que los dos, PP y Podemos, infunden miedo
según a quién. La superación de ese miedo será la clave. Acomodaticia España o
innovadora España. Hagan sus apuestas, mientras los cuchillos comienzan a herir
conciencias. Si yo fuera partidario del PP, estaría contento; si lo fuera del
PSOE, estaría triste; si de Podemos, pensaría que podemos; si fuera de IU, estaría
desesperado; si de UPyD, me daría de baja, y si fuera abstencionista, lo
reconsideraría, porque nadie es perfecto ni está más allá del bien y del mal y
de los sueños lejanos, ni siquiera los abstencionistas!
“Pdr Snchz, nuestro yerno
favorito”, titula David Torres en Puntos de Fisión. El artículo comienza así: “Pdr
Snchz, el artista anteriormente conocido como Pedro Sánchez, es el yerno
favorito de cualquier oposición, el novio deseado para cualquier pacto, el
socio ideal para cualquier negocio, el mejor plan para alguien que no tenga
nada mejor que hacer. Jesús Calleja se lo llevó de mochila a varias escaladas y
un intelectual tan sólido como Jorge Javier Vázquez le ha demostrado su amor
incondicional. No sólo es el político más atractivo de España sino también el
hombre más querido por los votantes del PSOE y también por los del PP. No
obstante, a pesar de su encanto indudable, hay ciertas dudas que planean sobre
su figura. No es que sean dudas importantes, nada que un buen asesor de imagen
no pueda limpiar con una buena capa de marketing, ningún obstáculo que le
impida a un político sentarse en la Moncloa, no, no, nada de eso, pero ahí
están. Dudas, podríamos decir, existenciales, pequeños equívocos que giran en
torno a su interpretación de cierto artículo de la Constitución o de su
actuación en la asamblea de Caja Madrid. Tampoco se sabe muy bien si está a
favor de un referéndum en Cataluña, si es republicano o monárquico, si es
católico o apostólico, si es socialista o del Madrid…”
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El humor de Peridis, Pat, J. R.
Mora, M. Fontdevila, Forges, El Roto, Ferrán, Mataagón, Indígoras y Pachi. Mel…
Terminamos hoy con cuatro vídeos; dos de signo político y dos musicales.
Una interesante conjunción de culturas, aunque en España no debería ser algo muy llamativo esto ya que muchas son las influencias musicales que fuimos incorporando a lo largo de los siglos. Por cierto, qué bonita es Anoushka, un ángel indú.
Lumen es el último trabajo del músico mallorquín, Miguel Ängel Aguiló, Son tres composiciones propias que interpreta con el Ensemble Lumière.
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