Todo estaba listo ya
para que, a partir de las once de la mañana, se celebrase el Torneo del Toro de
la Vega en la localidad vallisoletana de Tordesillas, donde la Guardia Civil había
desplegado un amplio dispositivo de seguridad para intentar impedir que
partidarios y detractores del polémico festejo se enfrentasen con violencia
verbal y acciones provocadoras. Pero la incomprensión de unos y de otros, lejos
de reducirse, aumentó hasta límites intolerables Los primeros eran,
mayoritariamente, los vecinos de esta villa que asciende a 8.973 habitantes.
Una villa que, pese a ostentar los títulos de “Muy ilustre, antigua, coronada,
leal y nobilísima”, se ha convertido en defensora hasta la intolerancia del Torneo
del Toro de la Vega que atrajo las protestas del PACMA (partido animalista). Un
grupo de lanceros mató a “Rompesuelas” antes de que saliera de los límites marcados.
Dice la tradición, originaria de la Edad Media, que los nobles acostumbraban
celebrar los casamientos, invitando a la gente de más alta cuna, realizando
torneos de justas y despeñando a animales (generalmente vacuno) por las lindes
del río. En esta ocasión no eran nobles, sino gente del pueblo ensañada con el
toro de la discordia, aplaudiendo a sus lanceros,
ansiosos todos por matar a “Rompesuelas”. Contra ellos se elevaban las voces y
protestas de sus cada vez más numerosos detractores tanto a nivel nacional como
internacional que llevan años intentando acabar con esta violenta tradición en
la que se da muerte a un toro que huye desesperado.
El pasado martes fue el
día en que se soltó por la vega a “Rompesuelas”, un morlaco de 640
kilos procedente de la ganadería extremeña de Conde de la Corte. Hasta
el último momento, en un desesperado intento de paralizar la matanza, centenares
de personas bloquearon parte del recorrido, lo que provocó una gran confusión. Frente
a ellos, 54 lanceros, tanto a pie como a caballo, dispuestos a darle muerte
cruel. Pero las manifestaciones en contra de este festejo macabro se habían
multiplicado por doquier, mostrando una firme protesta. La Guardia Civil
desplegó a unos doscientos agentes que, por primera vez, contarían con el apoyo
de un helicóptero que filmaría y vigilaría desde el aire. Desde primeras horas
de la mañana, los agentes controlaban el acceso al recorrido, identificando a
cuantos participaban en la protesta. Agentes que aseguraban vigilar y velar el
desarrollo del festejo. El mismo día, Jorge Javier Vázquez difundía el
manifiesto en sus cuentas en las redes sociales. El presentador había prestado
su imagen junto a otros rostros conocidos para la campaña “Rompe una lanza 2015”,
con la que se pretendía concienciar a la sociedad sobre el maltrato animal que
se produce en este tipo de festejos. Los firmantes del manifiesto exigían al
líder del PSOE, Pedro Sánchez, que expulsase al alcalde de Tordesillas, el
igualmente socialista, José Antonio González Poncela, si no prohibía
taxativamente la celebración del Toro de la Vega. “Ningún partido político debe
albergar entre sus militantes –afirmaba el manifiesto– un alcalde cerril
carente de sensibilidad hacia el maltrato animal, capaz de argumentar que el
toro siente dolor pero que no sufre”. Y exigía expulsar al alcalde, si no
cancelaba la fiesta.
Manifestación, en Madrid, contra la celebración
del Toro de la Vega.
El secretario general
del PSOE, Pedro Sánchez, había intervenido en el programa “Sálvame”, asegurando
que “jamás me verán en una corrida de toros”. Los firmantes del manifiesto le
recriminaron: “No basta con no asistir a actos de crueldad si permite que
personas de su equipo o bajo su responsabilidad los organicen, autoricen o respalden”. Partidarios de Ciudadanos
consideraron que había que “atenerse al cumplimiento de la norma”. Podemos e IU
declararon su “absoluta repulsa y oposición” hacia esta celebración. Y, como cada
año, por estas fechas, se repitió el mismo debate que oscilaba entre la defensa
de las tradiciones y la abolición de este tipo de festejos. Un debate que, en
el ámbito político, dividía a los integrantes de los partidos que mostraban una
mezcla de sentimiento íntimo, convicción y cálculo electoral. Y a lo largo de
esta fiesta aparecieron las amenazas, agresiones y disturbios, originados por
el enfrentamiento entre quienes pretendían que no se celebre el torneo y
quienes lo defienden como propio de las tradiciones más profundas de su
municipio. Durante las semanas previas, los dirigentes políticos trataron de 'lidiar'
con esta cuestión, expresando más una visión personal que la postura
'oficial' del partido. José María
González, coordinador regional de IU, declaró
que la posición de su formación era “absolutamente contraria al maltrato
animal” y negó que la legislación vigente se estuviera cumpliendo tal y como afirmaba
la Junta de Castilla y León, por lo que defendía
una modificación que impedía la celebración de este tipo de festejos. Pablo
Fernández, líder autonómico de Podemos, expresaba su “absoluta repulsa y
oposición” a esta celebración. porque no quería “una sociedad en la que se
normalizase la violencia y se observase como algo cotidiano”. Y, Luis Fuentes,
de Ciudadanos, reclamaba “sensatez”, “sentido común” y “respeto a las
libertades individuales”, y se mostraba contrario a la “vía de las
prohibiciones”. Para él, lo importante era “el respeto a las libertades dentro
de una regulación”. Por su parte, PACMA, partido animalista, se erigía como
principal opositor a la celebración de este torneo con campañas como “Rompe una
lanza”, respaldada por actores, escritores y artistas. Y miembros de este
partido entregaron a Pedro Sánchez casi 120.000 firmas para exigirle que ningún
alcalde socialista autorizase espectáculos como el del Toro de la Vega, cuya
celebración estaba regulada a nivel autonómico.
Manifestantes contra el Torneo del Toro de la
Vega, in situ.
Los colectivos
abolicionistas, presentes en la celebración de este torneo, denunciaron “amenazas,
agresiones, pedradas, golpes e insultos” reiterados por parte de los vecinos
del pueblo “con la connivencia” de las fuerzas de seguridad. Unos hechos que se
suman a las dificultades que tuvieron los periodistas y reporteros de los
medios de comunicación que cubrieron los hechos. Una activista resultó herida
por el impacto de una piedra en su cabeza, en medio de un fuerte enfrentamiento
entre defensores de la fiesta y manifestantes convocados por la asociación
PACMA. Se investiga por qué se dio la orden de salida del toro cuando en la
pista se encontraba aún un número elevado de manifestantes. Algunos relatan que
“podía haber sido una masacre” porque “soltaron al toro antes de desalojarnos” y
advierten de que denunciarán al responsable de la seguridad del evento. La
tensión marcó los instantes previos a la suelta del toro, con enfrentamientos
físicos y verbales contra los detractores. Hubo, además, incidentes entre
defensores de la fiesta y periodistas que cubren el acontecimiento. Poco antes
de las 10.00 horas, un encapuchado golpeó con un bastón el micrófono del
reportero Pello Moriones, del programa de Ana Rosa, cerca del puente medieval
de Tordesillas, después de que un partidario del torneo empujara a un
manifestante. Gerardo Abril, presidente del Patronato del Toro de la Vega, se
presentó ante los periodistas para acusarles de “manipular” y acudir al
municipio “a molestar”. “Sólo venís este día a decir mentiras”, informó El
Mundo. Cientos de personas defensoras de los animales se concentraron en contra
del festejo desde las ocho de la mañana, al grito de “Tordesillas, vergüenza
nacional”, pero, al final, no pudieron impedir que “Rompesuelas”, el toro
elegido para la ocasión, muriera durante el torneo, alanceado por los
participantes del pueblo en el torneo. Los antitaurinos se retiraron en medio
de los insultos de los defensores de la fiesta, que les dedicaban gritos como:
“Yo soy español, español”, “A por ellos, oé;
a por ellos, oé” o “El año que viene, otro toro más”.
Adrián
Sánchez denunció la actuación pasiva de la Guardia Civil.
Entre la multitud de
activistas que se acercaron hasta Tordesillas destaca la presencia de Adrián
Sánchez. Ese murciano encadenó su cuello a una señal de tráfico que estaba en
medio del recorrido y lanzó la única llave que lo abría a las profundidades del
río Duero. Sánchez pretendía la paralización del torneo medieval en el que
cientos de muchachos con lanzas afiladas persiguen a un toro hasta darle
muerte. Pero los responsables de la seguridad del evento entendieron que tanto
Adrián como el resto de activistas estaban allí por su propia iniciativa,
conscientes de a lo que se exponían, y dieron el visto bueno a que se soltase
al animal antes de desalojar la plaza. Ataviado con una camiseta con la bandera
de España y un toro estampados en el pecho para no levantar sospechas entre los
vecinos, Adrián había conseguido acceder hasta ese punto del circuito tras
haberse ganado la confianza de los vecinos, vendiéndose como un mozo dispuesto
a alancear a “Rompesuelas” y llegando a fotografiarse con el alcalde de
Tordesillas. Pero los responsables de la seguridad del evento entendieron que
tanto Adrián como el resto de activistas estaban allí por su propia iniciativa,
conscientes de a lo que se exponían, y dieron el visto bueno a que se soltase
al animal. Adrián juzgó con dureza la actuación pasiva de la Guardia Civil,
llegando a acusarlos de intento de asesinato. “El toro me ha pasado al lado.
Sabían perfectamente que estaba atado y han salido corriendo cuando lo han
visto. Han soltado al toro conmigo atado. Es un intento de asesinato”, dijo
ante las cámaras de Telecinco. Otros activistas animalistas denunciaron que las
fuerzas del orden no los habían desalojado. Una vez muerto el toro, el
activista fue liberado por los bomberos, siendo aclamado como un héroe por el
resto de los activistas concentrados y silbado por los defensores del torneo.
El Partido Animalista PCMA denunció las amenazas que sufrieron sus reporteros,
a través de un vídeo en el que se puede ver a varios lanceros increpando a uno
de estos profesionales y exigiéndole la tarjeta de su cámara de vídeo.
Varios
reporteros fueron atacados. Uno de ellos, del programa de Ana Rosa, recibió un golpe
que le rompió el micrófono.
Manuel Jabois describe
en “El País” el ambiente que se respiró ese día en el Torneo del Toro de la
Vega: “Los alanceadores de Tordesillas, montados en sus caballos, levantan sus lanzas
acabadas en punta de acero. Esgrimen sus armas en dirección al toro. El animal
huye y los caballos salen en estampida tras él. Hace frío, viento y llueve.
Entre la gente hay de todo, especialmente jóvenes, muchos sin dormir. Circulan
entre la arena algunos todoterrenos, incluido el oficial del torneo, y un
tractor lleno de chavales ataviados con pañoletas españolas y gafas de sol, que
despachan cervezas mientras insultan a los fotógrafos. El público pierde el
rastro de ‘Rompesuelas’, que huye del descampado y se mete en un bosque: de
repente, el olor a bosta de caballo y a hierba recién mojada por la lluvia es
sustituido por el del eucalipto. Dura poco, pero produce una sensación
ensoñadora, como si se le adjudicase un olor incorrecto al espectáculo de destripar
un animal. El barro, el sudor y el roce de la gente y de nuevo las heces de los
animales contextualizan lo que va a ocurrir: faltan cinco minutos para que Fran
Alcalá, Cachobo, un joven de camiseta fluorescente, acabe con el animal,
hundiéndole su lanza. Un rastro de sangre lleva a esa escena. Son trozos de
tripa sobre charcos que el brasileño Jon Amad, reportero freelance, se pone a
fotografiar. Sin embargo, uno de los organizadores baja del coche y le exige
que destruya esas fotos. Unas 30 personas rodean al fotógrafo, lo zarandean y
lo empujan entre amenazas. El organizador le exige la tarjeta. Jon la saca,
pero le dice que no se la va a dar. De nuevo, la turba se agita a su alrededor:
están prohibidas las imágenes, le hacen saber. ¿Quién lo prohíbe?, pregunta
Jon. Nosotros, contestan. Mariano se lleva a Jon a varios metros, entre los
árboles, para que le dé la tarjeta. Mariano, que dice ser de la organización,
reclama la tarjeta de fotos y le dice a Jon que le va ‘a romper la cara’. Le
obliga a borrar las fotos antes de que llegue un agente de la Policía Local. El
agente identifica a Jon”.
Francisco
Alcalá, autor de la lanzada mortal contra “Rompesuelas”.
Fran Alcalá, 'Cachobo',
es el ídolo local del Torneo del Toro de la Vega. Él y su cuadrilla se ganan el
respeto de los alanceadores veteranos y la admiración de los vecinos. Todo el
mundo quiere hacerse una foto con él y estrecharle la mano. El “héroe” no
suelta la lanza que lleva la cola de “Rompesuelas” en lo alto y abraza a todos los
que le aplauden a rabiar. Algunos de ellos amenazan a los antitaurinos. “Cachobo”
y sus amigos cantan, bailan y celebran la muerte del toro “como si fuera
una gran victoria. Llega eufórico ante el tribunal del torneo pero éste anula
su victoria por las irregularidades en el reglamento. “Cachobo” monta en
cólera, como primera reacción. Luego, se encoge de hombros, derrotado. La
muerte de “Rompesuelas” no tiene,
oficialmente, ganador. Ya se sintió así en agosto de 2014, cuando tres sicarios
intentaron acabar con su vida. Fue en un encierro campestre en Castrogonzalo
(Zamora). Entonces, un grupo de jóvenes le buscaban para ajustar cuentas, pero el
joven hizo caso omiso y decidió ir a los festejos taurinos en compañía de su
novia y un amigo.
"Cachobo" con su novia.
“Al terminar el
encierro campestre del primer astado –cuenta La Opinión de Zamora–, en una zona
en la que no había gente, ‘Cachobo’ fue rodeado por cuatro vehículos en los que
viajaban más de una decena de jóvenes. Entre ellos, había, al menos, tres
sicarios de presunto origen centroeuropeo. Fran se dio a la fuga conduciendo
por las tierras y perseguido por cuatro vehículos. En un momento observó que
desde uno de los coches un hombre se asomaba por la ventanilla, les apuntaba
con una pistola y disparaba. En este trance, la novia del joven, llorando y
bajo un fuerte un ataque de nervios, telefoneó al 112, informándoles de lo que
estaba ocurriendo. Durante la persecución también pudieron telefonear a los
padres de Francisco, que viajaron inmediatamente desde Valderas hasta
Castrogonzalo (…) Después, Fran llegó a una zona en la que había gente y
vehículos congregados. Los perseguidores no se arredraron, le rodearon y
descendieron armados con bates, porras y cachas. En el ínterin, llegó el padre
del joven y al grupo se arrimó gente de Valderas y de Castrogonzalo. Los
primeros atacaron, golpearon y lanzaron las porras. El padre de Fran recibió un
golpe en la cabeza y un mordisco del que tuvo que ser atendido médicamente. Al
final, apareció la Guardia Civil, aunque los tres sicarios se dieron a la fuga
en un vehículo”. Según relata Juan Antonio Gil –el periodista que escribió
sobre lo sucedido–, tras la huida de los sicarios, ‘Cachobo’ y su novia
acudieron al puesto principal de Benavente, donde presentaron denuncia en la
Guardia Civil, relatando lo ocurrido. Pasados los días, el joven taurino restó
importancia al asunto, explicando que había sido confundido con su hermano
mayor, quien, días atrás, se había envuelto en una pelea en otra localidad de
la zona.
"Rompesuelas" es acosado.
PACMA informa que el
toro comenzó su recorrido hacia la vega cuando centenares de personas
protestaban sentados en la calzada. “Se ha puesto en riesgo la vida de estas
personas, ya que además los medios de comunicación presentes y algunos de los
manifestantes aseguran que no había presencia policial ni de la Guardia Civil,
y que los vecinos no les permitieron resguardarse tras las talanqueras cuando
pasaba Rompesuelas”. En una nota, asegura que sus “fotógrafos y cámaras fueron
agredidos y amenazados por los lanceros, e incluso por el propio concejal de
Festejos, D. Javier Campos Rodríguez, que, en presencia de la Policía, impidió
a uno de nuestros cámaras seguir grabando. Bajo amenazas y empujones, le
obligaron a entregar la tarjeta gráfica con todo el material obtenido,
invitándole a recogerla en el Ayuntamiento”. Según PACMA, el periodista,
director de la Fundación ProVegan, “denunciará las amenazas y agresiones recibidas,
así como que se le impidiera ejercer libremente su profesión, documentando un
espectáculo público autorizado en una zona de libre acceso”. El Partido
Animalista advierte, además, que denunciará “las irregularidades cometidas
durante el torneo, así como el incumplimiento del protocolo de seguridad, al
dar salida a “Rompesuelas” cuando cientos de personas, entre manifestantes y
periodistas, se encontraban en el recorrido, lo cual podría haber desencadenado
consecuencias fatales”.
PACMA y la Plataforma “La
Tortura no es Cultura” denuncian irregularidades en el protocolo de seguridad
que “puso en riesgo la vida de las personas”. Y añade que el toro fue lanceado,
en varias ocasiones, también por participantes “escondidos tras los árboles y
fuera de los límites de la vega, incumpliendo la propia normativa del festejo”.
Añade que se soltó al animal “mientras que muchos de los manifestantes se
encontraban en medio de dicho recorrido, alguno incluso inmovilizado con
cadenas. Los mozos del pueblo han conducido al animal a través de la zona donde
los animalistas estaban concentrados, y ‘Rompesuelas’ se acercó peligrosamente
a varios de ellos. Cuando los activistas intentaron ponerse a resguardo en las
talanqueras, los vecinos del pueblo que estaban al otro lado les han impedido
acceder a ellas, dejándoles expuestos al toro en una situación de extrema
peligrosidad que fácilmente hubiera podido cobrarse víctimas mortales”. Marta
Esteban, presidenta de esta organización, anuncia que, si los hechos se
demuestran como los testimonios afirman, se interpondrá una denuncia hacia los
responsables de que esta situación haya podido producirse.
La muerte violenta y cruel de Rompesuelas.
Quaesar escribía en El
Ventano: “Rompesuelas ha sido asesinado en la mañana de este martes por una
pandilla de garrulos descerebrados, a pesar del clamor que inunda el país
contra esta salvajada. Esta ha sido la última edición del Toro de la Vega, un
evento que no volverá a celebrarse nunca más, por mucho que grite el alcalde.
La barbarie de este martes 15 no volverá a repetirse, y ya nadie tomará
imágenes como estas... El fin del evento más simbólico del maltrato animal en
España ha llegado. Nunca más otro Toro de la Vega”.
Apenas 24 horas antes
de que se celebrase el Toro de la Vega en Tordesillas, la Asociación de
Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia (AVATMA) enviaba este documento al alcalde, con el
título “El toro de la Vega SÍ sufre”. En él intentaba desmentir unas
afirmaciones del regidor, José Antonio González Poncela, en el programa “El
Intermedio de La Sexta”, en el que aseguró que el toro “siente dolor pero no
sufre” en este festejo. Estos fueron los argumentos que el presidente de AVATMA,
José Enrique Zaldívar, expuso para rebatir las palabras del alcalde socialista
de Tordesillas, detallando el sufrimiento al que se exponía el toro “Rompesuelas”, desde el momento en que fue
trasladado en un camión desde Badajoz:
Estrés
durante el traslado: “Son animales rumiantes, gregarios,
que sufren cuando son separados de su manada. Está demostrado que los niveles
medidos de hormonas del estrés en estos animales son elevadísimos durante el
transporte, lo que indica sin lugar a dudas un alto padecimiento (pudiendo
perder entre 30 y 50 kilos)”.
Miedo en el
aislamiento y desembarque en la plaza: “El ambiente ruidoso,
el bullicio, y el acoso son factores a los que estos animales no están
acostumbrados. (...) Está demostrado científicamente que todos los animales son
capaces de sentir miedo ya que poseen el centro nervioso que lo procesa, la
amígdala. (...) Ante las diversas situaciones que provocan estrés y que va a
padecer este toro, (...) Se descargarán diferentes hormonas como la ACTH,
cortisol, endorfinas, epinefrina (adrenalina), norepinefrina (noradrenalina) y
dopamina. Todo esto va a resultar en el aumento de la contracción del
miocardio, con aumento de la frecuencia cardiaca, y la dilatación de los vasos
sanguíneos. Este animal agotará todas las respuestas que su organismo puede
generar para defenderse, lo que se traducirá en un fracaso orgánico".
Esfuerzo
físico de la prueba: "El sufrimiento de este toro será
aún mayor desde el momento en que sea liberado de su encierro, recorra el
puente sobre el rio Duero, y entre en la zona en la que puede ser alanceado. A
partir de ese momento se le va a exigir un enorme ejercicio físico para el que
como rumiante no está preparado. Este grado de exigencia le va a provocar
acidosis metabólica, acidosis láctica o lactacidemia, un descenso drástico del
pH de la sangre y de los tejidos, que se va a situar por debajo de 6,5, que es
el límite inferior para que una actividad muscular sea considerada razonable o
soportable en bóvidos, caballos de carreras, y seres humanos. (...) En este
estado va a provocar alteraciones cardiovasculares, cerebrales (como
obnubilación y confusión), alteraciones respiratorias como hiperventilación,
disnea e hipoxia, que es la falta de oxígeno y exceso de dióxido de carbono, y
alteraciones metabólicas. (...)"
Agotamiento y
lesiones durante el torneo: "Conforme avanza el torneo
acabará exhausto y agotado. Los músculos van a sufrir lesiones importantes
debido a las exigencias físicas que se le piden, miopatías, con necrosis y rotura de fibras
musculares, así como atrofia e impotencia funcional de los músculos. El toro de
lidia es un animal con fibras musculares dotadas de escasa capacidad oxidativa
y tienen por tanto una gran facilidad para fatigarse. El exceso de lactato en
sangre y tejidos, junto con la ausencia de ácido láctico en los músculos va a provocar
un intenso dolor a nivel del aparato locomotor. (...) Dado que su organismo no
está preparado para eso, el fracaso orgánico, ante lo que no puede adaptarse de
forma natural, les provocará un enorme sufrimiento. (...) Además, este toro
tendrá exceso de potasio (K) extracelular lo que es también causa de fatiga,
que hará que el corazón se dilate al máximo y quede flácido”.
Hemorragias
cuando sea alanceado. "En el momento en el que los
lanceros empiecen a clavar sus aceros habrá profusas hemorragias, traumatismos,
inflamación, hipovolemia y empeoramiento de la deshidratación que ya padecerá
el toro. No podemos calcular la cantidad de sangre que perderá, porque va a
depender de la profundidad de las heridas y de las zonas y órganos que las
lanzas hayan penetrado y lesionado. En función de la pericia del lancero, que
en primer lugar hiera de muerte al animal (que deberá ser el que le dé muerte)
y de la resistencia que éste pueda oponer antes de caer, su padecimiento será
más o menos intenso”.
La puntilla
no le matará de forma inmediata. “Su vida terminará
cuando se introduzca la puntilla, un cuchillo de 10 cm de hoja, en el espacio
occipitoatlantoideo, que va a destrozar el bulbo raquídeo, un centro nervioso
que pone en comunicación la médula con el encéfalo y que se ocupa entre otras
cosas de regular el latido cardiaco y la función respiratoria autónoma. La
puntilla fue prohibida en todos los mataderos de la UE hace muchos años por
considerarse un método cruel de dar muerte a un animal. La puntilla no provoca
la muerte instantánea, ya que los bóvidos así sacrificados presentan reflejos
compatibles con la vida entre 1 y 4 minutos”.
Tres personajes españoles
que sobresalieron en las letras, el periodismo y la comedia describen su punto
de vista sobre el tema. El primero (Rosa Montero), el segundo (Félix Rodríguez
de la Fuente) y el tercero (Fernando Tejero). Todos se pronunciaron sobre la
tortura de los humanos a los toros:
Entre los fotomontajes
sobre el tema, presentamos al toro enamorado de la luna, al toro de Juan Ramón
Jiménez (Herido está de muerte, el pueblo que con sangre se divierte), al visto
por la gata Lili, visite Tordesillas y las siete diferencias entre los humanos
y los monos
“Es loable –escribe el
dibujante Pep Roig, en el vespertino ‘Ultima Hora’– salvaguardar las
tradiciones, por más que estas consistan en la tortura de animales, como
ocurrió el pasado martes en Tordesillas. Hasta estoy segurísimo de que muchos
están convencidos de que el toro que estaba siendo lanceado sentía cierto
orgullo patrio, a su manera de animal oficialmente irracional, cada vez que una
lanza perforaba su cuerpo bravo y tradicional para que de las heridas brotara
la ancestral sangre de toro. Los animales oficialmente racionales somos capaces
de discernir entre lo que es una fiesta tradicional y una tortura en
colectividad y con la licencia de la autoridad competente, municipal, regional,
nacional, judicial, eclesiástica y, sobre todo, popular y moral. Hasta el
ministro de Justicia, de cuyo nombre no quiero ni me importa acordarme,
declaró, horas después de la folclórica escabechina, eso de que ¡es una tradición’.
Y lo hizo ante las cámaras de televisión con una franca sonrisa de satisfacción
por la tradición cumplida. No puedo negar que el ministro me emocionase. De
todas maneras, me parece algo injusta esa tradición de Tordesillas (y otras con
toro a torturar) porque siempre se trata de todos contra un toro. Considero que
el secular festejo podría organizarse de manera equitativa. Es decir, por cada
lancero, un toro. Cien lanceros, cien toros, de manera que no solo muera el
astado. De hacerlo así, los tradicionalistas de Tordesillas, y de otros lugares
con el típico tormento de cornúpeta, no recibirían tantas críticas por parte de
los animalistas. Convencido estoy que hasta la Unión Europea se animaría a
subvencionar la fiesta, como ejemplo de igualad”.
También los humoristas tienen algo que decir sobre
el toro de la Vega o el que aparece en cualquier plaza de toros o en los
lugares más originales: Forges, J. R. Mora, Ferrán, Alfons López, Ricardo, Pat,
Vergara, Malagón, Ramón…
Pep
Roig, desde el Mallorca, nos recuerda: La pantalla dominante, De piedra, Dirección
general del Fomento de Festivos y Tradicionales derramamiento de Sangre de
Animal Irracional, Espejismos y Lo veo todo negro.
Terminamos con varios vídeos sobre el tema:
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