domingo, 25 de octubre de 2015

Aires nuevos en pedagogía y periodismo: César Bona y Jordi Évole.


        César Bona: “La educación es algo más que meter datos en la cabeza”.

El aragonés, César Bona, el único docente español candidato a los Global Teacher Prize, se quedó, a mediados de febrero pasado, a punto de convertirse en uno de los mejores profesores del mundo. Fue el único representante de nuestro país entre  los 50 finalistas. Entre ellos, Jane Goodall, la célebre primatóloga que, en el 2003 conseguía ser Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica. Goodall  reconoció que el docente español está “creando líderes del futuro, animándolos a tomar las riendas para emprender acciones y cambiar actitudes en sus sociedades”. El ganador del Global Teacher Prize  fue, en este caso, la educadora de los Estados Unidos, Nancie Atwell, pero César Bona apareció en decenas de medios explicando su labor. En esta web (Negro sobre Blanco), hablábamos de él  el pasado 6 de enero. “El profesor César Bono, candidato al ‘Nobel’– publicamos entonces– considera que es importante que los profesores sean ‘seres curiosos’ y tengan vocación y actitud positiva. Se considera un privilegiado por poder ser maestro. Alguien que dice a sus alumnos: ‘Yo soy maestro pero no lo sé todo; vosotros también me tenéis que enseñar’. Les enseña tanto a discriminar como a ser críticos o que todos tenemos valor. “Todo el mundo –explica– tiene algo que aprender de todo el mundo. Sabe que la suya no es una fórmula cómoda, que los padres la cuestionan al ver que sus hijos hacen tareas que no son sólo aprender ortografía, sumar o restar. Y le escriben para reconocer que sus hijos han madurado mucho y son más responsables”. Hoy César Bona es probablemente el maestro más conocido de toda España. En Internet, podemos encontrar decenas de artículos sobre cómo organiza su aula o entrevistas a este profesor, convertido, en unos meses, en todo un fenómeno mediático. Se trata de un caso “bastante excepcional”, según José Antonio Gabelas, profesor de Comunicación Audiovisual de la Universidad de Zaragoza, que reflexiona sobre educación y comunicación. “Estamos acostumbrados a que los medios de comunicación hagan estas construcciones en el campo del deporte, la música o la polémica, pero no en un trabajo del día a día”. Para Gabelas, su figura es un “contrapunto” y un “paradigma de la exposición mediática positiva” frente a la “falta de educación” de muchos de los personajes que pueblan las pantallas y las páginas de periódicos y revistas.

Dos son las razones fundamentales para que este maestro de primaria esté en boca de todos. En primer lugar, según apunta Gabelas, hay un “factor de oportunismo” en un momento en el que la educación es la séptima mayor preocupación de los españoles. Los bajos resultados en los informes PISA y las controversias con las leyes educativas “forman un contexto oportuno”. Pero, para que se personifique, tiene que haber madera de comunicador. “César Bona sabe comunicar muy bien, con ideas claras y un discurso en el que introduce experiencias y anécdotas concretas, algo muy eficaz”, indica. “Ha sabido convertir el trabajo diario en una historia que sintoniza con las inquietudes de los ciudadanos”. Ser casi finalista en el Teacher Global Prize ha sido el aliciente para que su presencia en los medios fuera muy importante. Tener a un maestro que explica su labor ante el público es “necesario”. Además, es el ejemplo de un modelo de escuela diferente a la oficial. “Usa estrategias pedagógicas muy innovadoras, en las que se da importancia a lo que les interesa a los alumnos, su curiosidad y creatividad, y deja el currículo en un segundo lugar”. En “La nueva educación”, libro editado por Plaza & Janés, Bona no da recetas fáciles, sino que explica su propia experiencia en las aulas para ayudarnos a entender qué podemos hacer. Es un profesor entusiasta que disfruta de los retos, que adora a los niños y que, en lugar de teorizar sin fin sobre lo que debería hacerse, se ha lanzado a hacerlo. “La educación debe estar por encima de cualquier gobierno”. Así arranca el libro. “Si fuera ministro, reuniría a todos los maestros y les pediría consejo”, dice, a menudo, atreviéndose a hacer un glosario diferente con los términos de siempre: maestro, alumno, examen, aula o ministro. Se imagina a un ministro de Educación ideal con “unas orejas gigantes” siempre dispuestas a escuchar a “todos”. En sus proyectos, ha conseguido llevar a cabo todo aquello que muchos plantean sobre el papel: que niños analfabetos se sientan interesados por la lectura, que sus alumnos impulsen una protectora de animales virtual, llegando al ámbito internacional (Children for Animals) o que rueden un cortometraje que es premiado en un festival de cine de la India. “Los profesores –explica– debemos ofrecer cada día nuestra mejor versión, escuchar a los niños y saber de qué están hechos para sacar lo mejor de ellos”. 


“César, te ha tocado la peor clase”, fue su recibimiento el primer día en el colegio zaragozano de Fernando, el Católico. La clase estaba formada por 24 niños, 20 de ellos de etnia gitana, una niña rumana, una de Marruecos y otra de Gambia. El absentismo era muy alto y los que iban a clase tampoco parecían muy interesados. “Un día llegué y les dije: 'soy maestro, os voy a enseñar lengua, inglés, etc., pero vosotros también vais a enseñarme a mí'. Eso es lo que marca la diferencia, que se sintieran implicados al ver que también podían enseñar al maestro”, explica Bona. Dicho y hecho. Javi, el cabecilla de  la clase, comenzó a enseñarle a César a tocar el cajón flamenco, algo que llamó la atención de sus compañeros, que empezaron a acudir de forma habitual: “Ellos vieron que podían sacar algo de sí mismos y dárselo a los demás”. Pero había otro problema, y es que muchos, a sus nueve y diez años, no sabían leer. Así que César preparó una pequeña obra de teatro que estimulase su curiosidad. Juan, por ejemplo, tuvo un papel más corto porque no sabía leer, y otros niños más acostumbrados a la lectura interpretaron papeles más largos, al mismo tiempo que ayudaban al resto de sus compañeros. Este mismo año, Javi invitó a César a una fiesta en su casa con todos sus compañeros, ya adolescentes, y el propio César lo invitó a tocar durante una charla en la facultad de educación de Zaragoza. “Si alguna vez tenéis que dar clase en un colegio de este tipo, tenéis dos opciones: una, coger una depresión; o dos, ver y analizar lo que la gente llama 'problemas' y mirarlos como 'retos' y buscar qué os pueden enseñar a vosotros y qué podéis sacar de positivo de allí”. El primer destino definitivo de César fue Bureta, un pueblo de 269 habitantes con una escuela unitaria, en la que convivían seis niños de cinco edades entre los cuatro y los doce años. Además, muchos de ellos no se llevaban bien entre sí, porque sus padres tampoco lo hacían. La solución que ideó César fue rodar un cortometraje mudo que implicase no sólo a los niños, sino también a sus propios padres, que debían arrimar el hombro para que el proyecto llegase a buen puerto. A pesar de la reservas de algunos compañeros, César llegó hasta el final y logró estrenar la película en la plaza del pueblo, ante 400 personas, entre vecinos y gente de los pueblos cercanos, así como el inspector. 


Su siguiente parada en el camino fue  4º de primaria, en Muel, un municipio zaragozano de 1.400 habitantes. En esta ocasión eran chicos muy aplicados. A la llegada del circo al pueblo, César les preguntó: ¿por qué no investigar sobre el funcionamiento de los circos? Así lo hicieron. Con el paso de los días, los estudiantes se dieron cuenta de que algo no marchaba bien. Creó la protectora virtual de animales dirigida por niños: “El Cuarto Hocico” y llevó a los niños a movilizarse con el resto del colegio, a dirigirse al alcalde y a enviar una carta al entonces rey Juan Carlos (al que se le invitaba a buscar otras alternativas de ocio a la caza en África) para evitar que los animales sufrieran. En la carta, escrita el 17 de abril de 2012, le decían: “Cazando, da mal ejemplo. Nos gustaría que, a partir de ahora, pensase un poco más en los animales y en las personas que queremos un mundo mejor. Estamos muy tristes, porque nos encantan los elefantes: son inteligentes y familiares, aparte de que se les vea tan grandotes. Si Usted es el rey de todos los españoles, es también el rey de los niños, así que vamos a decirle lo que pensamos: No nos gusta que maltraten a los animales ni menos que los maten por diversión. Nuestra protectora no distingue perros o gatos de otros animales. Los niños, muchas veces, no vemos las noticias, pero la noticia en la que mata elefantes no nos ha gustado mucho. No sabemos si Su Majestad habrá apretado el gatillo alguna vez contra algún elefante o sólo es invitado a verlo. Ojalá nunca lo haya hecho de verdad. Las dos especies de elefantes que hay en el planeta están en peligro de extinción, y, cazando, contribuye a acelerar su pérdida. ¿A quién han hecho daño esos elefantes? ¿Sabe que cuando nace un elefantito toda su familia pasa a saludarle con la trompa? ¿Sabe que tienen un sentimiento de familia tan marcado como los humanos? No sabemos de qué va la crisis, pero sí hemos visto que ha matado elefantes. Ha sido un fallo que ha tenido Su Majestad. Sólo le pedimos que deje la caza. Todo el mundo se equivoca, y todo el mundo tiene un momento en el que algo o alguien le hace cambiar. Nosotros, junto con los elefantes, estaremos muy agradecidos. Al igual que Su Majestad y que nosotros, ellos tienen familia. Seguramente, si se quedan sin alguien de su familia, se quedarán tristes, igual que nos pasaría a nosotros. Confiamos en que esta carta le llegue y tenga en cuenta nuestras palabras”.

Carta a la comunidad religiosa Iesu Communio.

“Es clave que los niños vean que su contribución es importante para que adquieran un compromiso social, y ahí es hacia donde debería tender la escuela, si queremos una sociedad mejor”, explica Bona. En definitiva, los niños habían aprendido, con sus propios medios, una triste realidad social. “No pueden vivir en una burbuja en la que lo único que hagamos es meter datos, sino que debemos invitar a esos niños y adolescentes a que salgan y participen en esa sociedad. Cualquier cosa que se les enseñe debería servir en la sociedad real”. El proyecto “El Cuarto Hocico” fue premiado por Jane Goodall y dio lugar a una protectora de carácter internacional, “Children for Animals”. Consiguieron declarar el pueblo de Muel “población libre de circos con animales”. Escribieron una carta al Gobierno de Castilla y León por querer enseñar a los niños a cazar en las escuelas. A unas monjas de la comunidad religiosa Iesu Communio, en Burgos, no se les ocurrió mejor idea que preparar una corrida de toros para recaudar fondos con los que reparar un santuario. A esa acción le pusieron el apelativo de “benéfica”, palabra que parece tener el poder de depurar cualquier hecho aunque no importen los medios. “El Cuarto Hocico” escribió a estas monjas para intentar evitar una corrida de toros benéfica y darles otras ideas. Redactaron y leyeron un manifiesto antitaurino, etcétera, etcétera.
      Cebra. Dibujo de Mikael Ribeiro Monteiro, de 3 años.

La última experiencia de César tuvo lugar en el 5º B del colegio Puerta de Sancho en Zaragoza. César dividió la clase en cincos continentes que debían trabajar por su cuenta, pero también enseñarse unos a otros a través de los trabajos por proyectos. Espontáneamente, los alumnos escribieron la historia de esos mundos (con nombres como Mundo Viejuno o Tierras Medias de Rancia) y se repartieron los cargos, como el de la historiadora, que se encargó de apuntar todas las cosas graciosas que ocurrían en clase, la encargada de la lista blanca de altruistas, que ponía de acuerdo a los alumnos que necesitan ayuda y a los que pueden ayudarles, o el cabecilla de los sublevados, que recogía todas las quejas y sugerencias de los alumnos. “Yo no hablo de innovación, sino de sentido común, de aplicar las cosas que me habrían gustado de niño”, resume Bona. “Se trata de darle a los niños la posibilidad de que trabajen en equipo, que se sientan implicados en clase, que tengan un papel en esa microsociedad, que es el aula, y que se sientan más protagonistas”. En definitiva,  llevó a cabo en Primaria todo aquello con lo que tantos pedagogos y teóricos han soñado durante años. Bona lo tiene claro: “Si queremos que la sociedad cambie, esto debe empezar por la escuela e involucrar a todos, incluidos padres, maestros y alumnos. Creo que se están haciendo muchas cosas interesantes en España y, sobre todo, que se trata de un movimiento hacia lo positivo”. 


Para Bona, el curso pasado, con sus alumnos de 5º del CEIP Puerta Sancho, de Zaragoza, fue “extraordinario”. El último día de clase les explicó su marcha y sus alumnos entendieron que, “a veces, hay que arriesgar y dar un paso adelante, aunque no sea fácil”. Añadió que estaría con ellos toda la vida pero les explicó que “hay niños que me necesitan más”. Y César Bona dejó las aulas para dedicarse a la organización Aldeas Infantiles. “Este año –anunció en su página de Facebook– voy a hacer una pausa en las clases, pero no me alejo de los niños. Estoy feliz de empezar una nueva etapa llena de retos con Aldeas Infantiles de toda España”. Esta organización cuenta con diversas aldeas y presta apoyo a más de 5.642 niños en todo el país. Bona añadía en su escrito que viajaría por los centros y “conviviré con los niños. Crearemos cosas juntos y sé, como ha sucedido siempre, que aprenderé de ellos más de lo que ellos puedan aprender de mí”.

          César Bona, con su libro superventas “La nueva educación”.

En un capítulo del libro, César expone qué debe hacer un buen maestro: invitar al compromiso social de los alumnos, estimular el respeto al medio, tener autoconocimiento, estimular cada día la creatividad y la curiosidad, aprender a gestionar sus emociones, contagiar actitud y entusiasmo, trabajar con padres, niños, madres y administraciones locales, tener la mente abierta… y ser consciente de que vive en un mundo de niños. “Un maestro no debe ser una persona caracterizada por su seriedad, porque el niño vive en un mundo que a veces es absurdo o surrealista, y el maestro debe ser consciente de que él es su modelo”, añade. Ante las reservas de que muchos colegas, superiores y niños, van a manifestar ante sus métodos, Bona recomienda perseverancia y ser conscientes de que lo que se hace es por el bien de los niños: “Es un reto convencer de que las clases se pueden hacer de otra manera, especialmente a los padres, como cuando trabajábamos por proyectos y nos salíamos del libro”. Pero también es cierto que la sociedad en la que vivimos es muy diferente a la que existía hace unas décadas, y que ello obliga a que las empresas pidan nuevas habilidades como la creatividad, muchas veces sofocadas por las ansias de los padres que se traducen en inacabables clases extraescolares. “Deben poder mirar alrededor, imaginar, sentirse creativos y que esa curiosidad innata sea el motor que los mueva. Si les llenamos la tarde de extraescolares no tienen tiempo para ser niños”. Al mismo tiempo, los adultos pueden aprender mucho de sus hijos: “Viven la vida con mucha más alegría, pero, contantemente, les ponemos reglas que coartan esa sensación de vivir todo con ilusión. Si los observamos, nos damos cuenta de que son seres increíblemente creativos, que nos pueden enseñar a ver la vida de forma original”. Durante este año, que Bona ha cogida de excedencia, planea viajar por toda España y colaborar con el Gobierno de Aragón para estimular la innovación, el compromiso social y la expresión oral. En los colegios españoles están ocurriendo muchas cosas. Sólo hace falta alguien que, como él, las dé a conocer.
  


     Bona reconoce que la nueva educación es el testimonio sincero y valioso de un maestro de hoy. “Cada niño es un universo. Todos los niños son extraordinarios y no basta con llenarles la cabeza de datos, sino que hay que facilitarles herramientas como conocimiento, empatía, sensibilidad, para que puedan salir fortalecidos de las situaciones adversas. Deben saber que, si se proponen algo y luchan por ello, pueden conseguirlo, y que de ellos depende que el mundo sea un lugar mejor”. César Bona, uno de los cincuenta mejores maestros del mundo, según el Global Teacher Prize, el llamado “Premio Nobel de los profesores”, nos aclara que ser maestro no es acomodar a los alumnos a unos planes de estudio: todo educador debe adaptarse al motor imparable y entusiasmado de un niño. Hay que motivarles, estimular su creatividad y aguijonear su curiosidad; porque los niños no son solo los adultos del mañana: son habitantes del presente.




 Albert Rivera y Pablo Iglesias, en Salvados, moderados por Jordi Évole.

Dejamos el panorama pedagógico para introducirnos en el nuevo reporterismo presentado por Jordi Évole. Se trata de un periodista que supo contraponer las rancias imágenes de los años 90, en las que Felipe González y José María Aznar se enfrentaron en el primer debate electoral televisado de la Democracia, con las de Pablo Iglesias y Albert Rivera, tomando un café con leche en la mesa de una bar cualquiera del Nou Barri de Barcelona. Ambos contertulios iban en mangas de camisa –blanca, la de Pablo Iglesias; azul, la de Albert Rivera– y ninguno de ellos llevaba corbata. Los nuevos líderes son conscientes de que, al día siguiente del 20-D, podían tener la llave de la gobernabilidad de España. Y son capaces “de contraponer dos programas de gobierno muy distintos –según Vicente Mateu–, sin descalificaciones ni gritos, sin condiciones y sin cronómetros”… El destino común es el “modelo danés”, pero, mientras Ciudadanos cree que España está al nivel de su socio nórdico como para aplicar su contrato único, Podemos piensa que aún estamos lejos de un país con unos salarios mucho más altos. Lo propio de Pablo Iglesias es la dialéctica, no las cifras, y se luce frente a un rival de mucha altura. Rivera se queja de que Iglesias le tilda de candidato “del IBEX”. El líder de Podemos logra que ambos, al final, reconozcan que han hablado “con mucha gente” y, además, lo consideraran necesario. Évole les plantea muchos temas: sanidad, corrupción, refugiados… en los que no se escuchan nuevas ideas sobre lo ya conocido en sus programas, pero que permiten un debate de primera mano entre las dos grandes alternativas al bipartidismo de PSOE y PP. Quizá Rivera está más valiente, al mojarse en cuestiones delicadas para muchos votantes de Ciudadanos, al apostar por una España federal. Con cierta razón, Pablo Iglesias se permite exclamar: “Como esto siga así, nos presentamos juntos a las elecciones”. Iglesias es víctima de la mayor presencia física de su interlocutor, apoyado sobre la mesa, obligándole a adoptar una pose más a la defensiva, junto con su discurso que busca ser lo más centrado posible y, ante todo, tranquilizador. ¿Pagaría la indemnización del Castor? pregunta Évole. “Si, si así lo dice la ley”, responde el candidato de Podemos. ¿Y Rivera? ‘Tres cuartos de lo mismo”. Para el capítulo final, Cataluña, sin novedad alguna sobre la mesa. Rivera no acepta un referéndum e Iglesias “por supuesto que si”… pero le cuesta más explicarlo, hasta conseguir que parezca “una trampa para elefantes como Artur Mas”.


Los equipos de Iglesias y Rivera no caben en el bar durante el debate, y lo siguen con auriculares desde la calle. El programa se grabó el viernes 9 de octubre, en Barcelona, empezando a las 9.15 y terminando a las 16.00 horas. Y se emitió el domingo, 18 de octubre.  “Nou Barris es –escribe Andrés Gil, adjunto al director de Diario.es–  uno de esos barrios invisibles, que no sale en las guías turísticas para que acuda hasta allí ninguno de los millones de turistas que pasan por Barcelona. Parece que tampoco sale en las guías de algunos partidos, excepto si es campaña electoral. Albert va en el coche, recoge a Pablo y van solos, charlando. Luego pasean por la calle, grabando y se les acerca mucha gente...”.  Évole cuenta que anduvieron por la calle, sin que ninguno de los dos llevase medidas de seguridad (“y, si las llevaban, yo no me enteré”). Algunos entusiastas, les pidiron selfies, informándoles del abandono del barrio y repitiéndoles: “No nos falléis”. Hay momentos en los que se hace difícil la conversación porque, a los diez minutos, los vecinos ya son una multitud que no quiere perderse la anomalía de ver a dos líderes políticos en su barrio. Llegan al Tío Cuco, uno de los bares de Nou Barris, sito en la calle de Antonio Machado, por debajo de las calles Miguel Hernández y Federico García Lorca. “Los vecinos empiezan a avisarse y a bajar –recuerdan los miembros del equipo de Iglesias–. Y permanecen fuera, durante la grabación. Debaten, charlan... Se alegran de verlos por ahí. Incluso uno se acuerda del mitin de Pablo con Ada. “Fueron muchas horas de grabación –reconoce un miembro de Ciudadanos que acompaña a Rivera–, pero salieron todos los temas. Había que condensar en 75 minutos, aunque el debate habría dado para dos programas”. Évole explica a Antonio García Ferreras, en “El Rojo Vivo”: “Después de una campaña dura entre los dos, como la catalana, han salido más amigos de lo que eran. Se respetan mucho más. Les propusimos un debate editado y lo han aceptado, lo cual demuestra una confianza avalada hace un año, cuando estuvimos con los dos por separado y vieron que en esa edición no se había tergiversado nada. Me dijeron que habían estado muy cómodos, que lo habían pasado muy bien y que, pasase lo que pasase, creían que se abría una nueva etapa en el debate político. Se dejaron la piel en el debate. Podíamos haber destrozado a cualquiera de los dos. Pero estoy contento porque ninguno se sintió manipulado ni se sacó ninguna frase de contexto. Estoy muy agradecido de esa confianza”. 

Jordi Évole se gana el Premio Iris.

Tres días después, Jordi Évole era galardonado con el Premio Iris, de la Academia de Televisión, al Mejor Reportero por el programa ‘Salvados’, de La Sexta.  Aprovechó el momento de agradecimiento por el galardón para mostrar su apoyo a la redacción de los informativos de La 2 que, el pasado día 14,  se negó a firmar el informativo, en protesta por suprimir una información sobre el compromiso de varios partidos al manifiesto por la independencia de Corporación y para reivindicar la verdadera vocación de la televisión pública. “Las privadas –advirtió–, que son más necesarias que nunca, no deben dejar de preocuparse del servicio público y  la TV pública no ha de olvidarse nunca de su verdadera vocación: el servicio público”.  La gala se retransmitió, precisamente, por La 2 de TVE. Jordi Évole, que agradecía también en Twitter el premio,  recibió un curioso tuit, desde la cuenta de la RTVE, por su comentario sobre la televisión pública


Juan Tortosa apunta en “Albert y Pablo. Apuntes sobre un debate”,  en Público.es: “Son tantas las cosas positivas que vi en el debate del domingo por la noche en la Sexta, entre Pablo Iglesias y Albert Rivera, que me parece que lo de menos es quién ganó o quién perdió. Ganaron los dos, por apostar por una fórmula nueva. Ganaron los dos, por dotar de naturalidad, y hasta de un punto de complicidad, algo hasta ahora anquilosado y ridículamente solemnizado. Ganaron los dos, Alberto y Pablo, por aceptar un planteamiento abierto sin corsés, sin reglas y sin engolamientos ni liturgias innecesarias. Ganaron por entender que los tiempos han cambiado y por saber transmitirlo. Porque dejaron en evidencia las comparecencias por plasma y los merodeos ridículos de quienes se empeñan en cogérsela con papel de fumar en este tipo de debates. Porque se comportaron como jóvenes normales, del tiempo en el que estamos, y nacidos ambos cuando la Constitución del 78 estaba ya cocinada. Porque supieron transmitir frescura, interés por el cambio, preocupación por el futuro y un mensaje rotundo: ya va siendo hora de pasar página en muchas cosas. Genial la conversación en la furgoneta en la que Rivera recoge a Iglesias para encontrarse con Évole. Ese punto de humanidad, cuando el líder de Podemos le pregunta al de Ciudadanos por su hija de cuatro años y éste le cuenta cómo para poder verla, cuando le toca, la lleva a los mítines acompañada por sus padres o su actual pareja, fue un momento de televisión en estado puro. Bravo por esa naturalidad. Bravo por aceptar el reto. Bravo por dejar claro que las cosas se pueden hacer de otra manera. Bravo por los promotores de la idea, con Jordi Évole al frente”.


“Nuevos tiempos televisivos y nuevos tiempos políticos –termina Tortosa, recordando–. Con el mono que tengo de ambas cosas, no puedo menos que celebrarlo. Aun así –advierte–, voy a poner tres pegas:

1. Desde el momento en que empieza el debate, ya sentados en el bar, yo creo que hubiera quedado mejor ofreciéndolo del tirón, sin ningún tipo de edición ni montaje.

2. Évole tiene que pillar más práctica en esto de moderar. En algún momento no evitó que se cortaran el uno al otro, lo que impidió escuchar con claridad, y en algún otro creo que se olvidó de que en esta ocasión él era solo el moderador.

3. Lo del café con leche en vaso de caña quedó algo light. No digo yo que hubiera que ir directamente al gin tonic, pero ¿no habría estado mejor un vino o una cervecita con berberechos o algo? Digo yo. Espero que esto no sea flor de un día. A ver si son capaces de continuar así de guayes cuando consigan tocar pelo. Esa será la verdadera prueba del nueve”.


Otro periodista y activista es Rubén Sánchez, portavoz de FACUA, que presenta su nuevo libro “Timocracia” en el que pretende ofrecer a los consumidores “armas de contraataque” para acabar con la situación actual en la que “las autoridades han mirado hacia otro lado a medida que han aumentado los fraudes”. Rubén denunció el pasado miércoles las corporaciones que están cometiendo más abusos en sectores como la banca, la energía, las telecomunicaciones.... “Timocracia –dijo– es una guía de supervivencia por el oscuro mundo del fraude y una cura de desintoxicación para quienes viven narcotizados por las mentiras con las que nos manipulan gobiernos y corporaciones”. El autor tiene la intención de ser un arma de contraataque para los consumidores en esa “timocracia” que define como una “situación inadmisible”. Para ello, hace un recorrido por las “300 trampas con las que empresas y gobiernos nos toman el pelo a los consumidores”.


Entre los fotomontajes publicados, elegimos el de los pueblos con nombres más curiosos; el de Rajoy, pidiendo, en última instancia, el voto para él o estallando de felicidad mientras Merkel y los líderes de la derecha europea no paraban de ensalzarle. Aunque hay otros, de Hartos.org, como el de la Audiencia Nacional, que quiere saber cuánto pagó FAES a los jueces  de la caja B del P; el Congreso, preparando la próxima legislatura, gastando un millón de euros en tabletas y ordenadores; los militantes del PP que se dan de alta en Ciudadanos y acaban en buenas posiciones en las listas electorales; el impuesto aprobado al sol para el autoconsumo eléctrico; Trinidad Jiménez (PSOE) negociando fichar por Telefónica, tras anunciar que deja la política; la alerta de la Policía, tras confundir a unos “hipsters” con unos  yihadistas o Amancio Ortega, dueño de Zara, que fue, durante unas horas de este fin de semana, el hombre más rico del mundo.











“Una imagen vale más que mil palabras” es una máxima que, a veces no es suficiente y necesita de otro artista para completarla. Eso es precisamente lo que Lucas Levitan realiza en las siguientes imágenes, que convierten lo cotidiano en excelencia, con sus personajes dibujados, transformados en historias propias. Es  un proyecto que lleva por nombre “Photo ivasion”








Recordamos asimismo a los humoristas españoles en la prensa semanal: El Roto, Forges, Peridis, Vergara, El Churro, Fontdevila, J. R. Mora…
















Pep Roig, desde Mallorca, nos deja su humor plasmado en “Última Hora”: Trileros, Amenazantes impenitentes,  Lo mismo de antes, Aspirantes, Ordeno y mando.





Por último, les dejamos con cinco vídeos: César Bona, los nuevos ritos de la educación, el Cuarto Hocico, el test de Jordi Évole a Pablo Iglesias y Albert Rivera, y, por último, cómo se miden en un cara a cara electoral, cambiando ostensiblemente las condiciones tradicionales. GraMaestros por un día 6 años después / Teachers for one day six years later César Bonacias por el fantástico vídeo a Toni Galán.

 

César ha escrito obras de teatro para enseñar a leer a niños de 10 años; se convirtió en alumno de cajón de un niño gitano para vencer al absentismo; hizo un película muda para unir a dos niños y sus familias que no se hablaban; un documental para que los niños respetaran y valoraran a los ancianos y creó una protectora virtual de animales dirigida por niños que ahora tiene miles de seguidores en todo el mundo… Ha recibido premios nacionales e internacionales por fomentar la creatividad, la innovación y la sostenibilidad en la educación y cree en una enseñanza más allá de los libros y las guías docentes. Una educación que empodere, que inspire y que, a través de las emociones y las experiencias, saque lo mejor de los niños del futuro.

 
 Punt de lectura: Cesar Bona de "El Cuarto Hocico" TVAnimalista.

 

“Salvados” regresa con una nueva temporada por todo lo alto. En su primer programa, Albert Rivera y Pablo Iglesias se miden en un cara a cara electoral, cambiando ostensiblemente las condiciones tradicionales: no hay un plató preparado, ni turnos pactados y mucho menos está claro el sitio que ocupará cada uno.

 

 ¿Qué harían Pablo Iglesias y Albert Rivera como presidentes del Gobierno? Jordi Évole somete a los líderes de Podemos y Ciudadanos a un test rápido de preguntas concretas durante su cara a cara en Salvados. El test de Jordi Évole a Pablo Iglesias y Albert Rivera - Salvados laSexta.

 

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