Doña Litizia y la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, junto a la atriz Verdú y le músico Carlos Núñez.
Ciudadano con los brazos levantados en Oviedo, tras serle arrebatada su bandra republicana por un policía .
Entrega de Premios Príncipe de Asturias 2014, en el Palacio Campoamor de Oviedo.
Los reyes llegaron ayer
al aeropuerto de Asturias, para participar en los actos de la programación
cultural de los Premios Princesa de Asturias. Doña Letizia se dirigió a Gijón
para asistir al cinefórum homenaje al cineasta Francis Ford Coppola, director
de El Padrino que recibirá esta tarde una de las ocho categorías de premios, el
de las Artes. La Reina se desplazó al auditorio donde se celebró el concierto,
tras el cual don Felipe y doña Letizia presidirían la cena con los patronos de
los galardones y los premiados. Ana Patricia Botín, del banco Santander,
Antonio Brufau, de Repsol, César Alierta, de Telefónica, Sol Daurella, de
Iberian, Coca-Cola Partners y Dimas Gimeno, de El Corte Inglés, son algunos de
los patronos de la Fundación Princesa de Asturias. El 17% de los ingresos de
esta formación proceden de subvenciones públicas. Son más de 900.000 euros para
una Fundación que destina el 70% de sus gastos, de más de cinco millones de
euros para la convocatoria, concesión y entrega de los premios. Cada uno consta
de un diploma, una escultura de Joan Miró representativa del galardón, una
insignia con el escudo de la Fundación Príncipe de Asturias y una dotación en
metálico de 50 000 euros.
Don Felipe entregará
esta tarde los premios en el Teatro Campoamor de la capital, mientras desde la
Plaza de la Escandalera se oirán las protestas de los vecinos. Es la otra cara
de unos premios que tienen un matiz más popular y polémico y que llevan aparejados
ciertas reivindicaciones. Este año, las protestas son también protagonizadas
por el sindicato CSI (Corriente Sindical de Izquierdas). La Delegación del
Gobierno revocó una anterior resolución en la que limitaba el espacio de los
manifestantes al tercio de la plaza más alejada del Teatro Campoamor. El
sindicato CSI estudia denunciar por prevaricación al delegado de Gobierno y
exalcalde de la capital del principado, Gabino de Lorenzo. La CSI denunció “la
burdas maniobras de la Delegación del Gobierno para invisibilizar la protesta
laboral y social y para que los trabajadores sólo podamos participar en estas
ceremonias cortesanas que se financian con nuestros impuestos y nuestros
recortes”.
El concejal de Cultura,
Roberto Sánchez Ramos, considera que privar de la plaza a los manifestantes
sería “atentar contra un derecho constitucional”. Y anima a los ovetenses a “manifestarse
y a protestar” contra dichos premios, en la Escandalera, durante la entrega de
los mismos. “El Ayuntamiento no está ni a favor, ni en contra. Respetamos a los
premios y también a la gente que se quiere manifestar”, asegura el edil,
durante la presentación de un acuerdo con la Fundación Ópera Oviedo para
retransmitir en pantalla gigante una de las funciones de Nabucco. El concejal respalda
la negativa del Ayuntamiento a la Fundación Princesa de Asturias a cederle la
plaza de la Escandalera para montar allí una exposición relacionada con los
Premios. Es el lugar destinado a la protesta (autorizada por delegación del
Gobierno) y la exposición imposibilitaría lanzar desde allí las críticas a los
premios y todo lo que implican. “Impedirles manifestarse en la plaza sería
atentar contra un derecho constitucional”, alega Sánchez Ramos.
Por otra parte, los
alumnos de la Escuela de Hostelería y Turismo de Gijón denunciaron haber
recibido una oferta para “trabajar sin ningún tipo de remuneración durante los
días 21, 22 y 23 de octubre” cubriendo los actos que se celebran días antes a
la entrega de los Premios Princesa de Asturias 2015. Los alumnos manifestaron,
en las diferentes redes sociales de Facebook y Twitter, su total desacuerdo. Se
quejaron de que “trabajar 40 horas sirviendo a la princesita sus manjares y
gratis, roza el surrealismo”. La propia Fundación Princesa de Asturias
respondió a esta denuncia que se trataba de unas “prácticas voluntarias” y que
ellos “no gestionan esta formación”. Los estudiantes de hostelería aclararon
que lo increíble es que “no estemos quemando contenedores en la calle”.
Preguntaron que “cómo es posible que, con un presupuesto de 30 millones de
euros, no podáis pagar a la gente por trabajar?”. Y afirmaron que “encima, nos
lo venden como un privilegio. Esta gente vive en una realidad paralela”.
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