La infanta Cristina e Iñaki Urdangarían, al
fondo (izq. y der), en el banquillo de los acusados.
Casi diez años después
de que el diputado socialista, Antoni Diéguez, denunciase que el Govern Balear,
presidido por el popular Jaume Matas, había pagado 1,2 millones de euros a la
Fundación Nóos para organizar un Foro sobre Turismo y Deporte que podían haber
montado estudiantes de primero de la ESO, comenzó en Palma de Mallorca el
juicio oral por este caso. Presidido, a la sazón, por el socialista Francesc
Antich, el Gobierno Balear descubrió que las obras del recinto del “Palma
Arena” habían costa 67 millones de euros más de lo presupuestado. El caso
estallaba en 2007, como consecuencia del ‘Palma Arena’, en el que se investigó
el cobro de comisiones por parte de dirigentes del PP de Baleares. En 2009, los
todavía duques de Palma se ‘exiliaron’ a Washington DC, donde Urdangarín
trabajó como alto cargo ejecutivo de Telefónica. Su elevado tren de vida fue
objeto de polémica y provocó que tuviera que dejar la mentada compañía y que la
familia regresara a Europa. Se le buscó destino en Suiza, donde residen desde
entonces. En 2010, se abría el ‘caso Nóos’ como una pieza separada del ‘Palma
Arena’ que acabó con el ex presidente balear y ex ministro del PP, Jaume Matas,
en la cárcel. En 2015, por primera vez en la historia de España se obligaba a una
infanta, hija de reyes y con derechos sucesorios, a sentarse en el banquillo de
los acusados como una ciudadana más. Esta misma semana, se sentaron, junto a
ella y a su marido, Iñaki Urdangarín, otros 16 imputados. De momento, el
escándalo se ha saldado con la renuncia de la Infanta Cristina al ducado de
Palma sin haber, no obstante, abdicado de sus derechos sucesorios a la Corona.
La infanta y su marido fueron apartados de la familia real y ‘expulsados’ de la
web oficial de la corona española, pero ella sigue sin renunciar a sus
derechos, pese a que tanto el rey emérito como Felipe VI hayan intentado
convencerla de que lo haga. Se prevé que el juicio continúe hasta el próximo
mes de junio, en que se dará por cerrado, a la espera del resultado final con
la declaración de la sentencia por parte de los jueces.
Ni
Juan Carlos ni Felipe VI se libraron de su mención en el caso.
En abril de 2013, el
juez Castro, instructor del caso, imputaba a la Infanta Cristina por presunta
apropiación indebida de fondos públicos. Un mes más tarde, la Audiencia
Provincial de Palma, en una actuación inédita, anuló la imputación. Días
después, el juez Castro pedía un informe a la Agencia Tributaria sobre los
presuntos delitos fiscales y blanqueo de capitales que la infanta pudiera haber
cometido como socia de su marido. El juez descubrió cómo Urdangarín y su socio,
Diego Torres, crearon un entramado de empresas con sedes en paraísos fiscales
en las que ocultaban sus ingresos. Finalmente, el 7 de noviembre de 2014, la
Audiencia de Palma imputó a Cristina de Borbón y Grecia por delito fiscal
aunque no por blanqueo de capitales. La infanta fue acusada de cooperadora en
dos delitos fiscales, por lo que se enfrenta a una pena que puede llegar hasta
los cuatro años de cárcel y al pago de 2,6 millones de euros para afrontar
responsabilidades civiles. Su marido, Iñaki Urdangarín, a penas que van de los
16,5 a los 22,5 años de cárcel por varios delitos fiscales y blanqueo. Para
cubrir las fianzas millonarias impuestas, el juzgado les embargó un total de 16
propiedades, incluidos el palacete de Pedralbes (ya vendido), tres pisos,
garajes, trasteros y aparcamientos, de los que eran propietarios, bien
directamente, bien a través de la sociedad Aizoon. El juez Castro levantó el
embargo del palacete para que pagaran la fianza que les impuso. El pasado
lunes, el abogado de Torres, Manuel González Peeters, pedía que
Felipe VI y el rey emérito, Juan Carlos I, declarasen igualmente en el juicio. Reclamó
“la oportunidad de que el cuñado del señor Urdangarín y su suegro testifiquen”
en la causa donde se juzga el desvío de 6 millones de euros de fondos públicos.
El penalista se refería de esta manera a que el rey Felipe VI y el rey emérito,
Juan Carlos I, declarasen durante el juicio a Iñaki Urdangarín y Diego Torres, juzgados
junto a la infanta Cristinas de Borbón, hermana de Felipe VI.
Más de 500 periodistas españoles
y extranjeros acreditados mostraron su interés, cubriendo desde la isla balear el
inicio del juicio a estos miembros de la familia real. Los medios extranjeros
relataron la importancia del caso en la abdicación de Juan Carlos I y en el
supuesto interés del juicio para el rey actual. “Es un desafío para el rey
Felipe VI, en su intento de reconstruir el prestigio de la monarquía española”,
apuntó David Román en su crónica para el Wall Street Journal. “Los problemas de
Cristina llegan cuando se espera que el rey Felipe de un paso adelante en su rol en la política española, después de
las elecciones de diciembre”, escribió Raphael Minder para el New York Times. En
Europa, Il Corriere della Sera tituló: “Comienza el juicio a la Infanta
Cristina y a su marido, Iñaki Undargarin”, mientras que The Guardian habló de la
importancia que ha tenido el proceso contra Cristina de Borbón en la abdicación
de su padre y de los movimientos realizados por el actual monarca para alejar a
su hermana de la institución. “Cristina ha sido enviada al ostracismo y,
desposeída de su título de duquesa de Palma. Su sentido de lealtad familiar ha
desaparecido y ella bien puede estar de acuerdo con la versión de Torres de lo
ocurrido”, dice el diario británico, en referencia a la declaración del socio de
Urdangarin en La Sexta, en la que afirmó que la Casa Real tuvo conocimiento en
todo momento de los movimientos de la empresa. La televisión de Francia, una de
las que siguió la llegada de los acusados en directo, tituló “La infanta
Cristina juzgada por fraude y corrupción” y la BBC: “Juicio a la princesa
Cristina de España por fraude”. Los ingleses consideran que el nuevo rey está
mejorando la imagen de la monarquía en los 18 meses de mandato, aunque la
imagen de Cristina, considerada “la princesa Diana” española cuando se casó, en
1997, “sigue siendo popular”. Le Monde también dedica una larga crónica a las
andanzas judiciales de Cristina de Borbón y recuerda que su paso por los
tribunales es un hito histórico desde la reinstauración de la monarquía, en 1978.
La redactora, Isabel Piquer, cuenta la vida tranquila que lleva la pareja en
Ginebra, donde, según el texto, reciben visitas regulares tanto de la reina Sofía
como de la infanta Elena. Igualmente, los medios franceses recuerdan el
discurso de proclamación del rey Felipe en el que prometió “una monarquía íntegra,
honesta y transparente”.
La imagen de un miembro
de la familia real española sentada en el banquillo de los acusados se ha
podido ver en la prensa de toda Europa, así como en Estados Unidos y América
Latina. Incluso algunos medios televisivos han mostrado en directo la llegada
de Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarin a los juzgados de Palma. Al otro lado del Atlántico, el diario New
York Times tituló “Comienza en España el juicio de la princesa Cristina por
fraude fiscal”, mientras The Washington Post anunciaba: “Se inicia un juicio
histórico por fraude para la Infanta Cristina”. En Latinoamérica, el diario
Clarín de Argentina rotuló “Histórico juicio en España a la hermana del rey”
mientras, en México, El Universal señalaba que “La infanta Cristina va hoy al
banquillo de los acusados”. Incluso el Japan Times, medio
asiático de gran difusión, reservó espacio para el juicio de la Infanta
Cristina. “La infanta ha llegado al tribunal poco después de las 8 de la mañana
para las escuchas preliminares del juicio. La pareja llegó junta en el mismo
coche”, contó el diario japonés.
La Infanta Cristina, sentada entre los acusados.
La defensa de la
Infanta Cristina presentó, como una nueva prueba documental, un informe
económico en el que se calculó en 347.712 euros la presunta participación a
título lucrativo que podría ser atribuida a la hermana del rey, si su marido,
Iñaki Urdangarin, fuera condenado por los delitos de los que está acusado. Sin
embargo, la cifra que recoge el informe aportado por la defensa de la Infanta
es menor incluso que la fijada por el fiscal Anticorrupción Pedro Horrach, un curioso
defensor en toda regla de la Infanta, que la considera responsable a título
lucrativo por haberse beneficiado de 587.413 euros. Horrach calculó que la
infanta, como propietaria de la empresa Aizoon al 50 % con su marido, se
benefició de la mitad de las cuotas del IRPF que presuntamente defraudó éste,
de 182.005 euros, en 2007, y 155.138, en 2008, destinadas a servicios y
suministros que repercutían en beneficio de ambos cónyuges, así como de la
mitad del beneficio obtenido por la compañía, en 2004 y 2005, que ascendió a
837.683 euros. La mitad de la suma de estas tres cantidades serían los 587.313
euros de participación a título lucrativo de doña Cristina. El informe presentado
por la defensa de Cristina Borbón dice que ésta compartía con su marido la
empresa Aizoon, y que, en 2004 y 2005, el 99 % de los ingresos provino de
facturación a Nóos Consultoría Estratégica y al Instituto Nóos, por un importe
de 316.137 euros el primer año y de 538.595, el segundo; que en 2006 deja de
facturar a Nóos, por lo que los autores del informe consideran que la
facturación posterior no es susceptible de ser considerada como “de origen
ilícito”. Para la defensa, la Infanta obtuvo de Aizoon un beneficio personal
mediante gastos liquidados con fondos de origen presuntamente ilícito (76.543
euros), por disfrute de activos societarios fungibles (168.629) y por
patrimonio remansado en activos societarios no fungibles y en activos líquidos
netos (102.540 euros). La suma de estos fondos es de 347.712 euros.
La
infanta Cristina y su marido, caminando hacia la audiencia de la Escuela Balear
de Administración Pública.
Juan Tortosa, un
periodista que ha tocado casi todas las cuerdas del periodismo, desde la
gráfico hasta la televisión, hubiera incluso cambiado todos los juicios que he
tenido que presenciar en esta profesión por estar este lunes a las seis de la
mañana pasando frío a las puertas de la Escuela Balear de Administración
Pública, en el polígono Son Rossinyol. “Cambiaría –escribe Tortosa– mis noches
de guardia en los juzgados de Marbella, Alhaurín, Málaga, Fuengirola, Granada,
Huelva, en la Audiencia Nacional y en las Audiencias Provinciales, mis
madrugadas heladas a las puertas de los juzgados de Sevilla, el pasillo
judicial más frío del mundo… por encontrarme en Palma de Mallorca. Los
periodistas y el público asistente fueron debidamente acreditados y cacheados,
y solo podían llevar encima lápiz y papel. Ni celular, ni tableta, ni nada que
grabe ni fotografíe. Da igual, el espectáculo está servido. Periodistas
especializados en política, en economía, en sociedad, en casas reales, no
pararán ni un minuto. Buena parte de los corresponsales extranjeros acreditados
en nuestro país, que habitualmente residen en Madrid, también estarán presentes.
Hay que verlo, para contarlo con precisión. Hay que respirar el mismo aire que
respirará Cristina, la primera persona de una casa real que se sienta en el
banquillo (…). En Palma querría estar yo, junto a mis amigos y compañeros de
tantas guerras, para ser testigo presencial de ese momento. En todas las
monarquías cuecen habas, pero habas tan gordas (…) Quiero que me contéis,
amigos Paco, Victoria, Laila, Julia y tantos otros colegas que estaréis en
Mallorca las próximas semanas, cómo vivís todo esto. Me tenéis que decir cómo
se ve al otrora “generoso” Jaume Matas, a Diego Torres, a la familia Tejeiro, a
los políticos de Baleares y de Valencia encausados, a la augusta y graciosa
pareja… Palpad el ambiente por mí, impregnaos de todo lo que suceda, no os
perdáis detalle y luego me lo contáis todo. Aunque todo quede en agua de
borrajas, como puede que suceda en el caso de Cristina por haber sido emplazada
solo por la acusación particular y no por el fiscal, aunque las sentencias sean
benévolas y las penas escasas, lo que ocurrirá estos días en Palma contiene ya
en sí mismo una profunda carga simbólica. Es bueno que se perciba que quien la
hace la paga, se llame como se llame. Y que, aunque sea tarde, le llega el día
de presentarse en los juzgados para dar explicaciones. Es bueno que desaparezca
la sensación de impunidad. Es bueno que, por fin, sea cierto aquello de que,
del rey abajo, nadie se libra de rendir cuenta de sus actos. Será una foto
potente. Nunca tantos frentes estuvieron tan abiertos a la vez. Nunca existió
una sensación tan clara de que es posible conseguir que las cosas cambien, que
los privilegios desaparezcan…”.
“Juzgar a una infanta
es una rareza en este país y no es descartable que la visión de Cristina de
Borbón sentada en el banquillo dure un parpadeo si finalmente el tribunal le
aplica esa doctrina que se inventó para que el banquero Botín no pisara la
cárcel. Sería un coitus judicial interruptus, una puntita nada más, breve pero
intensa. Lo interesante de este proceso, sin embargo, no es tanto que la hija
de un rey acabe en el talego, que es casi un imposible metafísico, sino
constatar que no está todo perdido y que la osadía de un magistrado puede
remover los cimientos de un sistema pensado para que la justicia sea más igual
para unos que para otros”. Así lo expresa Juan Carlos Escudier, corresponsal
político de “20 minutos”, en su artículo ‘Falta un Borbón en el Banquillo’. “Lo
que se juzga en realidad –escribe Escudier– no son las mordidas de Urdangarín y
su socio a las arcas públicas y el desvío de esas cantidades al pago de un
palacete o al salario en negro del servicio doméstico. Tampoco si Cristina de
Borbón sufría el síndrome de Ana Mato y era incapaz de distinguir si eran
Jaguares o podencos lo que tenía en su garaje. Lo que se ha puesto por primera
vez en cuestión es la manera con la que la familia más privilegiada del barrio
se ha desenvuelto en relación con el dinero de los demás, que siempre ha creído
suyo por designio divino. La historia, por tanto, no comienza con el Instituto
Nóos, ese entramado de vanguardia que ha hecho posible que el yerno del Rey y
su esposa se forrasen por medio de una institución sin ánimo de lucro, sino
mucho antes, en Estoril, donde los Borbones vivían de la generosa caridad de
los monárquicos, siempre dispuestos a pagar las abultadas facturas que el
exiliado Don Juan dejaba en Maxim’s cuando viajaba a París. Debió de ser
entonces cuando el hoy Rey emérito, entonces príncipe, se travistió en Vivien
Leigh y juró no volver a pasar hambre al estilo de ‘Lo que el viento se llevó’.
O dicho de otra forma, se dispuso a hacer un capitalito por si venían mal dadas
y siguió en el empeño aun cuando ya todas las cartas estaban en su manga”.
Juan Pablo Escudier.
“No es, por eso, el juicio
de Cristina de Borbón, sino el de su padre –remata Jesús Cacho en un artículo
publicado en Vozpópuli–. El juicio que nunca se podrá celebrar porque eso
supondría ponerlo todo patas arriba, volverlo todo del revés y abrir las
puertas a los temibles demonios familiares de los españoles. Es, simplemente,
el juicio de honor que los españoles honrados merecerían para poder mirarse al
espejo por las mañanas sin sentirse avergonzados. El juicio imposible de una persona
que, según la Constitución, es inviolable en razón de su cargo. ‘Hay
prohibiciones que no pueden concretarse en un nuevo precepto’, escribía
Secondat (Manuel Jiménez de Parga, expresidente del TC) en abril de 2012, en El
Mundo. ‘Por ejemplo, que el Rey no tenga una amante fuera del matrimonio o que
no reciba un tanto por ciento de las operaciones económicas internacionales’.
Ocurre que, al final, la hija de su padre y el marido de la hija de su padre no
han hecho, ellos lo creen así, otra cosa que no vieran hacer en casa, en La
Zarzuela, durante un montón de años: las llamadas diarias al banquero de turno
proponiendo negocios, anunciando visitas y pidiendo favores. Los viajes al
extranjero, las comisiones del petróleo, las comisiones de la obra pública,
todos los días un business, mientras, en Palacio, la reina legítima desgranaba
sus sueños frustrados en torno a una mesa camilla, ojeando periódicos al lado
de su hermana Irene. No le pasará nada. A la infanta, quiero decir. Doble
contra sencillo a que no. Pasado el mal trago de ese banquillo que ocupa por
persona interpuesta, a la infanta le aplicarán la doctrina Botín, que es
brebaje preparado por los beneficiarios del sistema para contar con una
Justicia aparte, tan distinta, tan distante, a esa ‘Justicia igual para todos’
de la que presumió SM en la Navidad de 2011. (…) Para dejar vivo a Botín, el tribunal violentó
la propia Constitución al dictaminar que la acusación popular por sí sola no
puede mantener vivo un proceso cuando la Fiscalía y los perjudicados (la
Hacienda, en este caso) solicitan el sobreseimiento de la causa. Un caso claro de
eso que los alemanes llaman ‘asesinato judicial’ (Ihering, La Lucha por el
Derecho). Todo un síntoma del gravísimo deterioro en que ya se encontraba y se encuentra
la Justicia española”.
“No es, por eso, el juicio
de Cristina de Borbón, sino el de su padre –remata Jesús Cacho en un artículo
publicado en Vozpópuli–. El juicio que nunca se podrá celebrar porque eso
supondría ponerlo todo patas arriba, volverlo todo del revés y abrir las
puertas a los temibles demonios familiares de los españoles. Es, simplemente,
el juicio de honor que los españoles honrados merecerían para poder mirarse al
espejo por las mañanas sin sentirse avergonzados. El juicio imposible de una persona
que, según la Constitución, es inviolable en razón de su cargo. ‘Hay
prohibiciones que no pueden concretarse en un nuevo precepto’, escribía
Secondat (Manuel Jiménez de Parga, expresidente del TC) en abril de 2012, en El
Mundo. ‘Por ejemplo, que el Rey no tenga una amante fuera del matrimonio o que
no reciba un tanto por ciento de las operaciones económicas internacionales’.
Ocurre que, al final, la hija de su padre y el marido de la hija de su padre no
han hecho, ellos lo creen así, otra cosa que no vieran hacer en casa, en La
Zarzuela, durante un montón de años: las llamadas diarias al banquero de turno
proponiendo negocios, anunciando visitas y pidiendo favores. Los viajes al
extranjero, las comisiones del petróleo, las comisiones de la obra pública,
todos los días un business, mientras, en Palacio, la reina legítima desgranaba
sus sueños frustrados en torno a una mesa camilla, ojeando periódicos al lado
de su hermana Irene. No le pasará nada. A la infanta, quiero decir. Doble
contra sencillo a que no. Pasado el mal trago de ese banquillo que ocupa por
persona interpuesta, a la infanta le aplicarán la doctrina Botín, que es
brebaje preparado por los beneficiarios del sistema para contar con una
Justicia aparte, tan distinta, tan distante, a esa ‘Justicia igual para todos’
de la que presumió SM en la Navidad de 2011. (…) Para dejar vivo a Botín, el tribunal violentó
la propia Constitución al dictaminar que la acusación popular por sí sola no
puede mantener vivo un proceso cuando la Fiscalía y los perjudicados (la
Hacienda, en este caso) solicitan el sobreseimiento de la causa. Un caso claro de
eso que los alemanes llaman ‘asesinato judicial’ (Ihering, La Lucha por el
Derecho). Todo un síntoma del gravísimo deterioro en que ya se encontraba y se encuentra
la Justicia española”.
Javier Ruiz escribe en
‘Caso Nóos, la hora de la verdad’, también en Vozpópuli: “Políticamente, se
decide si ‘la justicia es igual para todos’ y si “vivimos en un Estado de
derecho en el que cualquier actuación censurable será juzgada y sancionada con
arreglo a la ley”, según las propias palabras del rey Juan Carlos el 24 de
diciembre de 2011. De momento, el trato a la hija y hermana del rey ha
demostrado lo contrario y ha reflejado un deplorable espectáculo en el que el
Ministerio de Hacienda, el Ministerio Fiscal, la Moncloa y otros poderes del
Estado se han puesto a los pies de la Corona para permitir hasta 5 privilegios
o irregularidades: aceptar la desgravación ante Hacienda con facturas falsas,
aceptar que la cadena de custodia fiscal se rompa, actuación de la Fiscalía
como abogado defensor de la infanta y falta de citación a los responsables de
la Corona. La Casa del Rey ha sostenido, desde que se destapó el escándalo, que
dio orden al matrimonio Urdangarin de desvincularse de los negocios privados
tan pronto como supo que participaban en ellos. Sin embargo, los correos
electrónicos que los duques de Palma cruzaron con los monarcas sugieren lo
contrario. Los e-mails que cruzaron Iñaki Urdangarin y la propia Reina Sofía
prueban que la Corona fue informada de las empresas y que las informaciones se
mantuvieron más allá de la fecha en que la Casa Real dijo que se habían roto
esos lazos comerciales. Esa línea de investigación -que Diego Torres intentará
incluir como nueva prueba- ni siquiera ha sido explorada. Y el menor de todos,
pero más visible, el privilegio de permitir a la hija del rey acceder en coche
hasta la puerta del tribunal sin hacer el paseíllo frente a los otros acusados,
iguales ante la Justicia, que debieron desfilar ante las cámaras. Hasta ahora,
hay 29 pruebas que empujan a la infanta al banquillo y que sostienen la
acusación y una única explicación para evitarla: es la hermana del rey. Desde
hoy veremos si, realmente, todos somos iguales ante la ley o si algunos son más
iguales que otros”.
“Haciendo el primo
contributivo durante más de 38 años”, titula Pep Roig en un breve artículo
publicado en Última Hora. “Si es cierto que esa reiterada aseveración oficial
no es cierta y sólo de una frase publicitaria se trata, según dijo la señora
Ripoll, abogada del Estado, en su defensa gremial a favor de librar del
banquillo de los acusados a la Infanta, los ciudadanos que pensaban que era una
orden nacional y no un eslogan deberán, deberemos, hacer un nuevo planteamiento. Puestos a escoger, y de acuerdo con la señora
abogada estatal, muchos se podrían plantear otro modo de relación con la
Hacienda Pública, que ha resultado no ser de todos los españoles o residentes
en España. Por ejemplo, se podría elegir la norma que imperaba hasta 1978,
mediante la cual Hacienda todavía no éramos todos y casi nadie hacía la
declaración de la renta. Pero vino Adolfo Suárez y a partir de entonces se puso
en marcha la campaña publicitaria que ha durado hasta el pasado lunes cuando,
gracias a la señora Ripoll nos enteramos que durante 38 años los ingenuos que
nos creímos el anuncio hemos estado haciendo el primo. Es lo que nos pasa
siempre a los del lumpenproletariado, que nos sabemos atrapados y temerosos de
que todo el peso de la justicia caiga sobre nosotros. Y, puesto que estamos
acostumbrados a siempre correr con los gastos nacionales (Carreteras,
autopistas, aeropuertos, comisiones por lo de las autopistas, carreteras,
aeropuertos, etc.) de los cuales los más ricos suelen estar exentos, no
analizamos lo que es real o publicitario, y pagamos sin dilación y refunfuñando
por lo bajini. Si se confirma los de la señora defensora de la Infanta, yo me
apunto a lo de antes de 1978, que nadie cotizaba, ni el Rey, ni Fraga”.
El abogado de Diego Torres, Manuel González
Peeters, pide que Juan Carlos y Felipe VI sean llamados a declarar.
Manuel González
Peeters, abogado de Diego Torres, ha vuelto a pedir la comparecencia del actual
rey, Felipe VI, y del rey emérito, Juan Carlos I, y, con un punto de ironía, ha
dicho que seguramente no tendrá ningún problema en dar su declaración. El tribunal le
ha empezado a decir que qué manera era esa de presentar tal aluvión de pruebas
y de documentos sin referirse a ellos y sin precisar mucho más. Los nervios que le
han llevado a un lapsus, al confundir heterodoxo procesal con
heterodoxo sexual, con las consiguientes risas en la sala.
Entre los fotomontajes
españoles de esta semana, recordamos: el carnet de identidad de la Infanta
Cristina; su carencia de conocimientos; el lema de la Infanta Cristina con el
que protagonizará el nuevo anuncio de la Agencia Tributaria; el mejor banquillo
de nuestro deporte nacional; Hacienda somos todos, excepto…; la Infanta y
Urdangarín llegan a la Audiencia provincial vestidos con las mejores galas; la
memoria de Cristina; las dos opiniones de la Fiscalía Anticorrupción; la
Infanta, sentada en el banquillo de los acusados; el Ministerio Impúdico; el
Congreso con rastras; la advertencia de Villalobos y la Asociación de Piojos se
queja de una epidemia.
El humor semanal plasmado en la prensa: Harca,
A. López, El Roto, Forges, Peridis, M. Fontdevila, Pat, Nou Web Negre, R. J. Mora, Miguel Gallardo, Ferrán, Vergara, Padylla.…
Pep Roig nos recuerda:
Mallorca también existe, a veces; la familia "congresada"; inocente; casi todos;
parásitos y dime cómo piensas…
Tras la edición de “cantautoradas” (2012), primer disco que se agota en pocos meses, Diego Escusol, un aragonés de 36 años, sube a las redes la canción “Que se joda Andrea Fabra”, donde acumula más de un millón de visitas en menos de dos semanas. Participa en festivales y manifestaciones multitudinarias como cantautor y se marcha a los Estados Unidos. Allí permanece durante tres años, actuando en diferentes escenarios como en el Second friday art walk de Chicago, Woodstock o Crystal Lake, editando un disco de canciones didácticas y cuentos cantados: “Vientos del aula”. Desde el pasado julio, presenta en Zaragoza su tercer trabajo “Pido la voz y la guitarra”, disco de 15 canciones reivindicativas donde la ironía cómica se mezcla con la seriedad del discurso militante y comprometido. A la vez, ya está preparando su cuarto trabajo que verá la luz a mediados de 2016, “Un lugar donde volver”, en el que la lírica y la música, así como la estética, son los mecanismos que articulan los temas del mismo. Mientras tanto, sigue preparando recitales y conciertos en salas y eventos.
El abogado de Torres pide la comparecencia de Felipe VI y Juan Carlos I.
La diputada de Podemos, Carolina Bescansa, asiste al pleno con su bebé.
El rifirrafe de Albert Rivera y Pablo Iglesias en 'Herrera en COPE'
Primer baile de los demonios de San Antonio, celebrado hoy en Artá (Mallorca)
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