Mariano Rajoy parece
negarse a darle la mano a Pedro Sánchez durante el saludo en una reunión.
Esperanza Aguirre, anunciando su dimisión.
El Mundo publicaba el
viernes pasado un articulito de Lucía Méndez que hoy reproducimos. “Mariano
Rajoy no sabía exactamente por qué extraña razón el destino le obligaba a salir
un viernes por la tarde, después de comer, de La Moncloa para ir al Congreso a
reunirse con Pedro Sánchez, un señor con el que aseguraba no tener nada de qué
hablar. Salvo del tiempo y a lo mejor ni eso. Menudo trago. Menudo coñazo. El
presidente en funciones cumplió con su obligación. Salió de casa con el postre
sin digerir. Se metió en el coche. Llegó al Congreso, pasó por la zona de
Gobierno, tan desangelada ahora, y se dirigió al comedor de la planta cuarta
donde había quedado con Sánchez. Total para nada, iba pensando. Un enjambre de
cámaras y una muchedumbre de informadores aguardaban expectantes el comienzo
del encuentro. Mucho más entusiasmados que los protagonistas. Se encontraron
los protagonistas frente a las cámaras y Rajoy decidió que no iba a disimular.
Que esto del teatro de la política tiene sus límites y además a él el teatro no
le gusta. Así que posó ante los medios mirando al frente sin dedicar ni
siquiera el rabillo del ojo a complementar a su interlocutor. Sánchez, solícito
y candidato a la investidura, le tendió la mano y ésta se le quedó en el aire.
La mano presidencial nunca llegó porque en ese preciso momento estaba
abrochando los botones de la chaqueta. Un gesto automático con el que los
políticos se sienten cómodos en las comparecencias públicas.
“Rajoy no quiso actuar,
mantuvo un gesto serio y distante, y dejó para la historia una imagen que
valdrá mucho más que mil palabras. Una foto que reflejó una realidad por otro
lado sobradamente conocida. Rajoy no tenía nada que hablar con Sánchez. Y
además no quería hablar con Sánchez. La vicepresidenta Soraya Sáenz de
Santamaría, que acompañó a su jefe para pasar este mal trago, informó a los
periodistas de que el presidente en funciones y el presidente virtual ya se
habían saludado al encontrarse, antes de que llegaran las cámaras”.
Por su parte, Esperanza
Aguirre reaccionaba el domingo, presentando su dimisión como presidenta del PP de Madrid tras las
últimas noticias que investigan a su partido por financiación ilegal dentro de
la trama Púnica. La dimisión llegaba tras los registros realizados el jueves
por la Guardia Civil en la sede del PP de la calle Génova. Todo un gesto que
cogió desprevenido al presidente Rajoy. En un tono relajado, a veces chulesco y
cargado de ironías, Aguirre respondía a las preguntas de los periodistas sobre
su responsabilidad política en los casos de
corrupción que afectan al PP de Madrid y a altos cargos de su etapa de
gobierno: “Me imputan constantemente, pero a mí por corrupción no me van a
imputar”. De esta manera, abandonaba la presidencia del PP madrileño con un
puñetazo en la toda regla en la granítica mandíbula de Rajoy. “Me voy porque la
gente quiere gestos, y por responsabilidades políticas”. Y, aunque (casi) nadie
se creía que se iba de verdad, Qaesar, desde El Ventano, presentaba esta
secuencia tuneada de la película El Mago de Hoz como la mejor despedida, aunque
sea provisional. Y titulaba así la despedida: “Adiós bruja fea, adiós bruja
hechicera: la despedida (tuneada) de ‘El Mago de Hoz’”.
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