El GOB insiste en que
la presencia de cabras en el islote es un “grave problema ambiental”, pendiente
de solucionar desde hace 14 años, y que
su erradicación es “un paso imprescindible” para su recuperación forestal y
ecológica. La decisión del Govern de acabar con las cabras para proteger la
flora única del islote ha levantado una ola de indignación. Algunos llegaron a
proferir gravísimos insultos y amenazas de muerte contra el conseller de Ibiza,
Miguel Vericad y la directora general de Espacios Naturales y Biodiversidad,
Caterina Amengual. Muchos se escandalizaron por el sistema elegido para acabar
con las cabras: abatirlas con escopeta y dejar la isla sembrada de cadáveres,
Hasta el PP vociferó, pese a que su gestión medioambiental en las Pitiusas se
ha basado en el pasotismo y en dejar a las reservas naturales sin recursos.
A principios de este
mes, la Conselleria de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca empezó la retirada
de las cabras que suponían una amenaza para las especies endémicas del islote.
Se trataba de una medida de gestión para cumplir los objetivos de conservación
que los planes anuales de las reservas naturales des Vedrà, es Vedranell y los
islotes de Ponent recogen desde hace más de diez años, según informó el Govern en un comunicado.
“Actualmente –se informó oficialmente– hay entre 37 y 45 cabras, que estuvieron en el punto de mira de los aniquiladores mandados por el Consell. El problema comenzó ante sus cuerpos sin vida. ¿Cómo hacer para evitar el sufrimiento de aquellas cabras que poblaban el islote y morían de forma tan cruel? ¿Cómo evitar que los posibles visitadores se entraran con ese panorama trágico cuando su traslado a otras tierras representaba un
riesgo para los técnicos, dado que no hay espacio para desembarcar ni para
atracar embarcaciones grandes que puedan cargar tanto animal sin vida? La actuación,
fue llevada a cabo por la Unidad de Control de Fauna del Consorcio para la
Recuperación de la Fauna de las Islas Baleares (COFIB) y personal del Instituto
Balear de la Natura (IBANAT). La medida contó con el apoyo del Consell de Ibiza
y de científicos y agentes sociales como el GEN-GOB y la Unión Internacional
para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que identificaron las cabras como
la principal amenaza para las plantas, y fueron incluidas en la lista de las
cien especies invasoras del mundo.Pero, y ahora ¿qué diablos hacemos para evitar la estampa de un islote-cementerio?
Con una superficie de 62,94 hectáreas, Es Vedrá es uno de los espacios de más relevancia
botánica de las Pitiusas y Baleares. En su reducida superficie se han contabilizado
166 especies de plantas, 12 de las cuales endémicas y 11 de gran interés
florístic y biogeográfico. La afectación que causaban las cabras en la vegetación
se centralizaba en las savinas, alcanzando dimensiones espectaculares. Algunos de
estos ejemplares ya habían muerto a causa de los herbívoros. El 23 de octubre de
2014, el Servicio de Protección de Especies elaboró un informe sobre el estado
de conservación de la vegetación de Es Vedrà, concluyendo que se constataba un
estado de conservación de la vegetación muy deficiente. El problema de la depredación afectaba también a la flora arbórea, de acebuches, sabinas y pinos.
El mismo año, se intentó llegar a un acuerdo entre los propietarios y el Govern.
Posteriormente, entre octubre y diciembre del año pasado, la Dirección General
de Espacios Naturales y Biodiversidad preguntó por escrito a los propietarios
del islote si las cabras eran de su propiedad. Su respuesta fue negativa, y al tratarse de
especies invasoras, la Comunidad Autónoma se hizo cargo de los animales, de
manera subsidiaria.
Cabras del Vedrá antes de sucumbir a los disparos.
Jaume Estarellas
Fernández, biólogo especialista en biodiversidad, publicó un artículo en el “Diario de Ibiza”
sobre “el mal menor de matar a las cabras”. Desde su punto de vista, el sistema
ecológico llegó a una situación crítica: erosión y perdida de suelo por falta
de arbustos y sus raíces, desaparición de sabinas centenarias y de especies de
plantas endémicas, falta de cobijo para los invertebrados que utilizan la
vegetación, y escasez de comida para las lagartijas (también endémicas) y algunas
aves que viven de las semillas o de los bichitos que viven a su vez en las
plantas. La situación de convivencia entre cabras y el sistema natural del
islote era inviable, como pasa igualmente en Canarias, islas oceánicas, Serra
de Tramuntana, etcétera. Son sistemas insulares que, de forma natural, jamás
han tenido este tipo de rumiantes y cuando se introducen de forma artificial
dañan el equilibrio natural de forma irremediable.
El Assaib (Associació
Animalista de les Illes Balears) se manifestará hoy en Ibiza, en contra de la matanza de
las cabras en Es Vedrá y el Partido Animalista-PACMA presentará en el Consell
d’Eivissa las más de 18.000 firmas que exigen la dimisión de los responsables
de Medi Ambient por esta muerte cruel de cabras que, hasta ahora, vivían pacíficamente en el
islote. Los Animalistas, además, están ganando apoyos en los últimos días, como
el de numerosas personas pertenecientes a las plataformas antipetrolíferas,
quienes han mostrado su respaldo a esta protesta.
Ignorando la más básica
sensibilidad hacia los animales, los técnicos del (ironía del caso) ‘Consorcio
para la Recuperación de la Fauna de las Illes Balears’ y de la Fundación Natura
Parc, dispararon el 4 de febrero hasta acabar con todas las cabras del islote.
La matanza de las 50 cabras que componían la población total del islote fue
decretada por Caterina Amengual, directora de Espacios Naturales y
Biodiversidad de la conselleria de Medio Ambiente, perteneciente a la coalición
ecologista MES per Mallorca. Durante 6 horas, los “técnicos” se dedicaron a
disparar una a una a todas las cabras que vieron, incluidas las cabritillas de pocos
meses. Luego, los ejecutores volvieron para buscar y rematar a las supervivientes que pudieron escapar de la matanza, escondiéndose en alguna cueva. Pero, el Govern de la comunidad no
puede asegurar que las cabras hayan muerto sin sufrimiento. Y nadie puede asegurar que el panorama, haya radicalmente cambiado. El problema de las autoridades es la de evitar que, en estos días, Es Verá sea evitado por los posibles turistas, nativos o periodistas y fotógrafos que hablen o fotografíen la tragedia.
Por de pronto, un testimonio de
la matanza publicaba en el Diario de Ibiza: “Lo que vi ayer, os puedo asegurar
que tardaré tiempo en olvidarlo. Con unos amigos, fuimos a pescar por la mañana
por la zona de Cala D´Hort. No teníamos ni idea de la matanza que de la que
íbamos a ser testigos. No sé qué hora sería pero empezamos a oír tiros y nos dimos
cuenta de que venían de la impresionante zona de Es Vedrá. Nos acercamos con la
barca y vimos lo que estaba pasando. Yo llegué a ver a cuatro personas con
armas. En principio estuve a punto de llamar a la policía. Pensé que eran unos
locos. Luego, uno de nosotros comentó que podía ser lo que salió en la prensa
sobre las cabras. Os puedo asegurar que los desgarradores alaridos de muerte se
oían a muchísima distancia. Nos acercamos lo suficiente para ver una cabra
cerca de una cría pequeña, que se movía convulsionando toda la parte del
lomo. ¡Cómo berreaban los pobres bichos! Una matanza. La
verdad, creo que tendrían que haber buscado otra solución… Lo de ayer fue de
vergüenza”.
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