“Nadie es perfecto, ni siquiera Mariano” titula David Torres en un artículo en Público.es que habla
de la entrevista que Jordi Évole hiciera a Rajoy, en La Moncloa. “Los asesores
que lo hayan empujado a esta voladura controlada pueden estar satisfechos: la
imagen de Mariano no ha salido más perjudicada de lo que ya lo estaba… En un
auténtico alarde de autodestrucción a sangre fría, el presidente permitió que
los hechos –la Gürtel, la Púnica, Matas, Rato, el SMS a Bárcenas– lo fuesen
vapuleando de arriba abajo. Cuando habló de presunción de inocencia, Évole le
plantó las declaraciones de numerosos miembros del PP, tachando a Bárcenas de
criminal y delincuente. Fue el dontancredismo llevado a sus últimas
consecuencias, con una víctima propiciatoria cruzada de brazos y zarandeada por
los aires, cornada tras cornada.
“Sin embargo, Mariano
demostró que es un don Tancredo del método, encajando una bofetada tras otra
sin más desperfectos que su habitual mímica a lo Stan Laurel, escudándose en
una estadística general donde la gran mayoría de los ciudadanos son buenos, la
gran mayoría de los políticos son honrados y hay únicamente unos pocos
corruptos (el peor de todos, Bárcenas). Él no va a renunciar a ese optimismo
esencial del médico que le anuncia a un paciente un cáncer de colon: “Pero no
se preocupe, oiga, sólo tiene enfermo el colon. Por lo demás usted está muy
sano”. Incluso se permitió darle a Évole unas clases de periodismo, para que no
se fijara tanto en los pequeños detalles de robos, desahucios y miseria, y
alabara las cosas buenas del país, como hacen tantos periodistas cortesanos. Le
faltó decir que gracias a él sigue saliendo el sol por las mañanas.
“Mariano no se movió ni
un milímetro de su posición porque –como en aquella historia china del perfecto
verdugo que contaba Cortázar– sabe que su cabeza ya está cortada y que basta un
estornudo para que ruede por el suelo. Por no arriesgar, no arriesgó siquiera
una posible victoria del Madrid en el Nou Camp, que podía haber sido la única
verdad que ha dicho desde aquel revelador lapsus freudiano de ‘lo que nosotros
hemos hecho ha sido engañar a la gente’. Como explicó él mismo varias veces,
‘nadie es perfecto’. Mariano no es que sea mucho de nombrar películas, novelas,
poemas o cultura en general, pero, sin saberlo, citó a Billy Wilder. A lo mejor
no sabía que era una frase de comedia, pero si continúa otra legislatura al
frente del país, va a conseguir que la tragedia suceda a la farsa”.
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