Ruth Bermúdez Rodríguez,
autora del blog del mismo nombre, publicaba el lunes el siguiente texto: “Reflexión
del día: no vivimos en una democracia, pero sí en una timocracia”. A Ruth, que
vive en Barcelona, le tocó ser presidenta de una Mesa el pasado domingo, desde
las 8 de la mañana hasta la 1 de la madrugada. Y cuenta:
“Después de estar 12
horas recibiendo a la gente que quería votar, toca el escrutinio de los votos.
Tanto los presenciales como los votos por correos que me han entregado a las 9
de la mañana. A las 12 de la noche salía del colegio electoral, con unos 600
votos (tanto para el Congreso como para el Senado). Esos 600 votos eran sólo de
mi Mesa. He llegado a la Ciudad de la Justicia y me he encontrado un panorama
muy activo: coches en doble fila, una fila de taxis interminables, un ajetreo
dentro de los juzgados como si fuera un día laboral cualquiera... Calculo que
habría unas 2000 personas, a unos 600 votos que llevaba cada uno, es más de un
millón de votos. De golpe, me entero que el PP se ha declarado vencedor de la
noche, y leo en los diarios que se ha escrutado ya el 100% de los votos. Falso.
Todavía quedaba muchísima gente que estaba haciendo colas larguísimas para
entregar los votos de miles de ciudadanos. Es aquí cuando me pregunto ¿y los votos
que llevo en mis sobres? ¿Y los votos que llevan los demás? ¿Quizás por
telepatía sabían qué había votado la gente cuyos votos todavía no se habían
entregado? Sé de sobras que unos pocos votos no cambiarán el resultado, pero
creo que más de un millón de votos no son unos pocos. Creo, que por respeto a
la gente que hemos estado hoy ‘participando en la fiesta de la democracia’,
trabajando para que se pueda ejercer este derecho, no debería declararse ningún
vencedor hasta que se haya entregado hasta el último voto y se haya comprobado.
Creo, que por respeto a toda esa gente que se ha animado a votar, no se debería
mentir en los medios de comunicación diciendo que, antes de las 12 de la noche
(hora en la que todavía había gente escrutando votos) ya se había escrutado el
100%. ¿Es que los votos son como Cenicienta, que a partir de las 12 de la noche
se convierte en calabaza, en este caso, dejan de contar?”
La sensación que le ha
quedado a esta presidenta de Mesa es “de indignación, de frustración por pensar
que todas las horas que me he tirado ahí no han servido para nada, de rabia por
enterarme de que ¡da igual! solo quedarán sobre un millón de votos por contar
sólo en la ciudad de Barcelona, y sensación de que esto no es una democracia,
sino una timocracia en un país de tarados. En las próximas elecciones me lo
pensaré dos veces antes de votar, ya que lo más seguro es que mi voto no llegue
a ser realmente escrutado”.
La bloguera termina con
un P.D.: “¿No hay tanta gente en paro? ¿Por qué no son los parados los
presidentes o vocales? Me habéis jodido mi único día de descanso”.
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