Christian Avilés, un
barcelonés que participó como presidente de mesa en las elecciones generales
del domingo, explica en su cuenta de Facebook lo que le sucedió el pasado
domingo, aumentado la desconfianza en el sistema. Avilés relata la falta de
comprobación o seguridad que apreció durante la jornada en la que intentara
hacer de presidente de una mesa electoral, en Barcelona. Sumas de votos que no
cuadraron, según Diariocrítico, votos que no aparecieron y se computaron como
votos en blanco, sobres que no se custodiaron debidamente, papeletas del Senado
fácilmente manipulables... Estas y otras cuestiones le llevan a reclamar un
cambio en el sistema de votación, pero con gran desconfianza. “Supongo que
ahora entenderéis mejor por qué gana las elecciones un partido corrupto y por qué
no quieren hacer que el voto sea electrónico (sería mucho más barato, sí, pero
demasiado fiable)”, concluye en su texto que reproducimos a continuación:
“Hace un rato –escribe Christian Avilés– que
he llegado a casa después de ser presidente de una mesa electoral en Barcelona
y aún estoy alucinando. A parte de varias irregularidades que no detallaré para
no alargarme, pero que demuestran las enormes fallas del sistema, he alucinado
con un montón de cosas. Primero: después del recuento, faltaban un par de votos
que no aparecían. La responsable de la junta electoral insistía en que ‘eso es
normal, nunca cuadra’. Yo le he dicho que tenía que cuadrar, a lo que dice, ‘es
igual, en este caso los votos que no se encuentren se ponen en blanco y ya
está’. Luego se ha unido a la fiesta el Apoderado del PP, que insistió en
declarar los votos que faltaban como votos en blanco, “vamos, lo que se hace
siempre”. Yo les he dicho que no, que además, ‘cómo lo voy a cuadrar luego’ y
ahí ha venido mi primera sorpresa. Me dicen ‘¿qué cuadrar, si ahora, cuando
firmes el acta, todos estos votos van a la basura?’ Y digo yo: ‘¿Cómo? ¿No los
tengo que llevar al juzgado escoltado por la policía?” Me contestan: ‘Claro que
no, tú a los juzgados llevas solo las actas con los resultados finales’ Es
decir, pensad en un pueblo o ciudad pequeña de esas de la España profunda donde
todos se conocen. Se juntan los tres de la mesa y rellenan lo que les sale de
los huevos porque no hay que entregar luego los votos para demostrar nada. De
hecho, si hubiera querido, yo mismo hubiera alterado los resultados, pues en
muchos ratos del día hemos estado solos en la mesa dos personas. Luego, viene
el cachondeo del voto por correo: a primera hora te entregan un fajo de sobres
con los votos por correo, pero a la hora de la verdad, el control es mínimo,
por no decir en algún momento nulo. ¿Quién me dice que en uno de esos pueblos
de la España profunda no cogen todos los sobres de correo y los cambian por
otros? Están todo el día encima de la mesa y nadie los custodia.
“Para acabar, el
cachondeo del escrutinio del Senado… Dejando de lado que la mitad de la gente
no sabía qué tenía que votar, ni quiénes eran los que se presentaban, ni para
qué sirve eso (especialmente la gente mayor, que preguntaban dónde tenían que
poner la X, como si fuera un formulario de Hacienda)… El escrutinio es
insultantemente ridículo: ¿Os acordáis de cuando elegíais delegado de clase en
el cole? Se iban poniendo nombres y se marcaba una X cada vez que a alguien se
le votaba. Luego se sumaban las X y listos. Pues así pero con una lista de más
de mil X. Además, como se pueden marcar ‘hasta 3 casillas’, hay quien sólo
marca una o dos, con lo que el número final de votos no tiene por qué coincidir
con el número total de votantes. Aquí es cuando he dicho: ‘Bueno, supongo que
ahora sí que guardaremos las papeletas con las X. Es la única manera de
demostrar que esto que pongo en el acta es cierto’. Pues bien, de nuevo me he
quedado a cuadros: las papeletas del senado también van todas a la basura.
Básicamente he estado poniendo ‘X’ durante una hora y contándolas después pero
NADIE HA COMPROBADO que estuviera bien, entre otras cosas, porque me han dicho
que esto nunca se comprueba porque sería imposible. Es decir, que, si hubiera
querido, ¡me hubiera inventado los resultados del Senado y no hubiera pasado
nada! Finalmente, he cogido las actas, las he metido en un sobre y me las he
llevado yo mismo a los juzgados en moto. Total, en los sobres no hay ninguna
papeleta para comprobar que lo que pone en ellas es cierto… Vamos, que supongo
que ahora entenderéis mejor por qué gana las elecciones un partido corrupto y
por qué no quieren hacer que el voto sea electrónico (sería mucho más barato,
sí, pero demasiado fiable)”.
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