“De niño quiso ser delantero
centro del Barça –escribe José Martí Gómez de Manuel Vázquez Montalbán en
Lamentable.org–. De adolescente, bailarín del Bolsohi. Y de adulto, consciente
de sus limitaciones, se conformó con ser Papa para ver si existe Dios o
secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética, para ver si era
posible la revolución. Como tampoco pudo conseguir esas dos cosas, Manolo
Vázquez Montalbán se limitó a ser poeta, novelista, articulista y militante del
PSUC. Y todo lo hizo bien. Era un hombre cálido y tímido que como escritor se
ocultó tras numerosos seudónimos y dejó para la historia una frase que sigue
siendo actual: “Estamos rodeados”. Su viuda, Ana Sallés, ha donado hace unos
días a la Biblioteca de Catalunya el
voluminoso archivo de Manolo (originales de sus novelas y poesías, artículos,
la colección completa del censurado semanario Por Favor y miles de libros. Tras
unos años profesional y humanamente complicados (cárcel incluida) Manolo se
hizo famoso con su ‘Crónica sentimental de España’, publicada en el semanario
Triunfo. Luego, llegaría su consagración con el detective Pepe Carvalho y la
dirección bicéfala (junto a Jaume Perich) del Por Favor. Pero yo siempre tuve
la sensación de que el dinero y la fama no le afectaron en lo personal. Había
en él, como lo hay también en Juan Marsé, un sutil sentimiento de guerra
perdida, de fracaso colectivo. La Biblioteca de Catalunya está en el Raval,
barrio en el que se crió, calles que influyeron vital e intelectualmente en su
obra literaria”.
Desde mi modesto grano de ensayista, agradezco su generosidad, cuando le conocí, al firmarme el prólogo de mi ensayo “Queridos forasteros”, en 1996, que lleva por título: “Mallorca, un navío entre Piratas”. Manolo nació en Barcelona, el 14 de junio de 1939, y murió en Bangkok, Tailandia, el 18 de octubre de 2003. Fue un escritor que reunió una personalidad casi inabarcable, definiéndose a sí mismo como “periodista, novelista, poeta, ensayista, antólogo, prologuista, humorista, crítico, gastrónomo, culé y prolífico en general”, campos todos en los que destacó.
Desde mi modesto grano de ensayista, agradezco su generosidad, cuando le conocí, al firmarme el prólogo de mi ensayo “Queridos forasteros”, en 1996, que lleva por título: “Mallorca, un navío entre Piratas”. Manolo nació en Barcelona, el 14 de junio de 1939, y murió en Bangkok, Tailandia, el 18 de octubre de 2003. Fue un escritor que reunió una personalidad casi inabarcable, definiéndose a sí mismo como “periodista, novelista, poeta, ensayista, antólogo, prologuista, humorista, crítico, gastrónomo, culé y prolífico en general”, campos todos en los que destacó.
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