El entonces ministro de Defensa,
Federico Trillo y su homólogo turco, Vecdi Gonul, pisando los restos del
Yak-42.
El Consejo de Estado
responsabiliza en un informe al Ministerio de Defensa del accidente del avión Yakolev
42, cuando regresaba de Afganistán el 26 de mayo de 2003, en el que murieron 62
soldados españoles. La Asociación de Familiares de Víctimas del Yak-42 exige que
el Gobierno pida perdón y que se investigue a fondo. “Hubo negligencia –afirma
el presidente de la Asociación, Miguel Sencianes–. La contratación del avión
fue ilegal”. E insiste en que el Consejo de Estado ha confirmado lo que las
familias de los militares fallecidos llevan exigiendo desde hace más de una
década: “No queremos dinero, queremos que se haga justicia. Alguien tiene que
asumir las responsabilidades políticas”. Los familiares de las víctimas del
accidente reclaman el cese del exministro de Defensa, Federico Trillo de su
cargo como embajador en Reino Unido. PSOE y Esquerra Republicana demandan que abandone
la embajada española en Londres y exigen la “comparecencia urgente” de María
Dolores de Cospedal, actual ministra de Defensa, y del ministro de Asuntos
Exteriores, Alfonso Dastis, en sus correspondientes comisiones. Igualmente, el
portavoz de Unidos Podemos en el Congreso reclama la comparecencia de Cospedal
y la destitución del exministro. Trillo respondió señalando al entonces jefe
del Mando Aéreo de Levante, Carlos Gómez Arruche, la responsabilidad por la
tragedia, y alegó que el presidente del Gobierno en aquel momento, José María
Aznar, rechazó su dimisión.
El informe, aprobado el 20 de
octubre por unanimidad, coincide con los tribunales en que la causa del
accidente del Yak-41 fue el agotamiento y el estrés de los pilotos y destaca
que el informe del Centro de Inteligencia y Seguridad del Ejército, en el que
se advertía de “altos riesgos” de transportar personal en aviones de carga
fletados en países de la antigua URSS, era suficiente para desencadenar “una
comprobación o verificación” de la denuncia. El dictamen reconoce la
responsabilidad patrimonial del Estado en la catástrofe ocurrida, que provocó
un largo enfrentamiento en los tribunales de justicia entre los familiares de
las víctimas y Defensa que se dirimió en instancias civiles y penales.
Ante los oídos sordos de las
instituciones, que se negaron incluso a hacer homenajes oficiales a los
fallecidos, el dictamen advierte de que Defensa, dirigida entonces por el
conservador Federico Trillo, pudo haber actuado para evitar la catástrofe. El
Consejo de Estado responsabiliza por primera vez al departamento que ahora
dirige Mª Dolores de Cospedal del accidente: “Pudieron ser advertidas
circunstancias que habrían llamado a la adopción por los órganos competentes de
medidas que pudieran haber despejado el riesgo que se corría”, señala el texto.
El vicepresidente de la asociación de víctimas, Paco Cardona, explica que “lo
primero” que esperan los familiares es la petición de perdón por parte del
Estado. Pero también advierte que la asociación estudiará la posibilidad de
pedir la reapertura del caso, archivado por la Audiencia Nacional, para buscar
a los responsables penales. “Trillo –añade– sabía lo que había. Fueron
negligentes en la contratación del vuelo y ahora el Consejo de Estado lo
reconoce. Pobres de los españoles que tengan que acudir ahora a él”, ironiza,
en referencia al cargo de embajador en Londres que desempeña en la actualidad.
En este dictamen, sin consecuencias
económicas, se reconoce por primera vez, la responsabilidad patrimonial del
Estado en la mayor catástrofe de la historia moderna del Ejército español en
tiempos de paz. El Consejo de Estado admite que la causa del accidente fue el
agotamiento y el estrés de los pilotos del Yak-42 y su falta de formación para
afrontar situaciones como las que vivieron. Y supone un severo varapalo para
los responsables del Ministerio de Defensa de la época, al determinar que el
accidente pudo haberse evitado si estos hubieran cumplido con su deber de velar
por las condiciones en que viajaban los soldados. Los tres militares, condenados
por la Audiencia Nacional, fueron indultados por Mariano Rajoy cuando llegó al
Gobierno. José Bono, ministro de Defensa que sucedió a Trillo, ha declarado,
tras conocer el informe: “Espero que Rajoy tome medidas con Trillo 14 años
después”. Bono insiste en que tanto José María Aznar, a la sazón, presidente
del Ejecutivo, como Trillo, trataron de impedir que se investigaran las causas
del accidente. “Fue una chapuza –recalca abiertamente– y hasta quisieron engañarme
y no darme información”. Para Rajoy todo es "agua pasada".
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