Según un observatorio de la
Comisión Europea, España ha perdido en cinco años a un 9% de sus
investigadores, lo que supone un retroceso a los niveles del año 2007. Y se
quedó por debajo de la media europea con respecto a la tasa científicos e
ingenieros entre la población activa, con un 5,9%. El informe señala las
dificultades de los investigadores jóvenes para progresar en el mundo
académico, lo que “se traduce en una fuerza de trabajo académica cada vez más
envejecida”. Así lo reconoce el Informe Nacional, publicado por el Observatorio
de Investigación e Innovación de la Comisión Europea (RIO, por sus siglas en
inglés).
No es la primera vez que una
institución alerta sobre estos datos. A principios de este mismo año otro
informe publicado por la Alianza 4U, de las universidades Carlos IIIº de
Madrid, Autónoma de Barcelona, Autónoma de Madrid y Pompeu Fabra, resaltaba la
“importante pérdida de recursos del sistema científico español”, que se situaba
en un 10%. Igualmente, sindicatos como CCOO o la Confederación de Sociedades
Científicas (COSCE) han alertado en numerosas ocasiones del deterioro del
sistema de I+D español, algo que mantiene a España lejos de la media europea.
El informe de la Comisión Europea también señala las
“importantes dificultades” a las que se enfrentan los investigadores jóvenes a
la hora de acceder o progresar en el mundo académico, lo que “se traduce en una
fuerza de trabajo académica cada vez más envejecida”. En este sentido, el
documento destaca que “el número de académicos con más de 50 años que trabajan
en las universidades españolas pasó del 38,5 % en el período 2008-2009 al 45,5
% en el período 2014-2015”. Desde RIO, consideran especialmente relevante el
desequilibrio que existe entre la oferta y la demanda de recursos humanos en el
ámbito de la investigación y la innovación, dado que la proporción de nuevos
doctores sigue creciendo y ha pasado del 1,79% en 2010 al 2,28% en 2014, “cifra
sustancialmente mayor que la media de la UE de los 28 (1,1 en 2013)”. La no
ejecución del presupuesto se debe al progresivo aumento de la partida de
recursos no financieros, que son créditos y préstamos apenas utilizados y que,
por lo general, vuelven a las arcas del Estado. En los pasados presupuestos
generales se produjo un recorte de un 2,6% de los recursos no financieros, que
corresponden a ayudas y subvenciones
para proyectos de investigación, mientras que los recursos financieros han
sufrido una subida del 9,2% y ahora suponen un 60% de la inversión total en
I+D+i.
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