La contaminación producida por un único crucero equivale a la de un millón de coches.
Un total de cuatro cruceros
amarrados en el puerto de Palma de Mallorca, fueron objeto de un estudio
iniciado el pasado sábado en el puerto de Palma de Mallorca sobre el incrementa
del nivel de contaminación en las islas. La organización ecologista alemana,
Nature and Biodiversity Conservation Union (NABU), registró en dicho puerto un
elevado número de partículas contaminantes en el aire emitidas los cruceros. El
estudio forma parte de una campaña iniciada en el norte de Europa para
denunciar los graves problemas de salud que ocasionan estas embarcaciones.
Daniel Rieger, ingeniero alemán de
NABU, destacó que la contaminación producida por un único crucero equivale a la
de un millón de coches y reitera que el principal problema es no usar “filtros”
ya que el combustible empleado es de “mala calidad”. Además, el viento hace que
la contaminación entre directamente a la ciudad, hecho que intensifica la
gravedad de la situación. “Esto es muy malo para todos y malo para la salud de
la gente ya que puede provocar cáncer y otras enfermedades”. Rieger informa que
unas 50.000 personas mueren cada año por las emisiones de barcos, según cifras
oficiales de la Unión Europea (UE). Y añade que hay tecnologías que permiten
reducir la contaminación, “pero la mayoría de las compañías de cruceros no lo
hacen”. Además, “los cruceros no respetan la gente local, y no se interesan por
lo que pasa en Palma”
El Dr. Axel Friedrich, ex Director
Gerente de Operaciones de Alemania en LeGuide.com SA, explica que las
partículas contaminantes “ultra finas” que se encuentran en el aire, “son las
más peligrosas porque entran en los pulmones y pueden llegar hasta el cerebro”.
Por su parte, Mariano Reaño, presidente de Amics de la Terra, comenta que llevan
tiempo denunciando esta problemática a las instituciones, y califica de “útil”
la disposición de los datos ofrecidos por el estudio de NABU. Según Reaño, “somos
ciudadanos de segunda categoría porque en el mar nórdico usan combustibles de
más calidad que aquí”. Y Mercè Mototo, del GOB
(Grup Balear d’Ornitología i Defensa de la Naturalesa), muestra su apoyo
a la iniciativa y plasma su preocupación por la situación actual.
En el primer semestre del año,
3,6 millones de cruceristas llegaron a las costas españolas. Un nuevo récord en
una industria que aumenta sus cifras en todo el mundo y que, en una década, ha
duplicado en España el número de viajeros. El número de cruceristas que se ha
registrado en esta primera mitad del año duplica la de hace diez años (en 2007
fueron 1,8 millones). Además, las previsiones apuntan a que el año se cierre
con 8,8 millones de pasajeros. La asociación internacional de líneas de
cruceros, conocida por sus siglas en inglés como CLIA, señala que, en el mundo,
fueron 24 millones. A pesar del crecimiento vivido en los últimos años, Alfredo
Serrano, director nacional de CLIA-España explica que todavía queda margen de
expansión en la industria. Los 24 millones de cruceristas del mundo solo
representan el 2% de los 1.300 millones de turistas que hay en todo el planeta.
Así, incluso en el caso de destinos especialmente importantes, como Barcelona,
los 1,1 millones de cruceristas en tránsito en la ciudad representan apenas un
3% de los 34 millones de estancias (pernoctaciones) que registra la ciudad en
un año”.
“El turismo de cruceros colapsa la ciudad”,
explica Xavier Mas, del colectivo Terraferida de Baleares, al hablar de las
consecuencias del mismo. “Hubo días del año pasado en el que, en menos de diez
horas, llegaban miles de personas a Palma. Es como si llegaran un par de
pueblos a la vez a una ciudad de 400.000 habitantes. Conlleva un cambio en los
usos de los comercios donde penetra el turismo”. Mas suma el problema de la
contaminación que supone la llegada de cruceros. Algo en lo que incide María
García, portavoz de Ecologistas en Acción y miembro de la Plataforma por la
Calidad del Aire, quien explica que estos barcos utilizan fuel oil pesado como
combustible, cien veces más tóxico que el diésel utilizado por automóviles y
camiones debido a su mayor contenido de azufre. El puerto de Palma está
construyendo una nueva terminal de cruceros para poder recibir un mayor número.
Una ampliación polémica tras la aparición de residuos, que según grupos
ecologistas serían escorias (residuos procedentes de la construcción). La
Consejería de Medio Ambiente ha paralizado las obras hasta conocer el origen de
estos residuos y si son contaminantes.
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