La ministra de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente, Isabel
García Tejerina (d), durante su intervención en la sesión de control al
Ejecutivo.
“El de Pérez Renovales –escribe
Luis Díez en Elcuartopoder– ha sido un caso paradigmático de ‘giratorio
preventivo’ con rechifla de la ley de marzo de 2015 que obliga a los altos
cargos a abstenerse durante dos años de ocupar puestos en entidades del sector
privado afectadas por decisiones en las que hayan participado. La
vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, autorizó a su
subsecretario y amigo, Jaime Pérez Renovales, a pasar a la alta dirección del
Banco Santander antes de cesar en su cargo oficial como número dos del
Ministerio de la Presidencia. Una semana antes de cesar como subsecretario de
la Presidencia, Pérez Renovales ya fue nombrado secretario del consejo de
administración del Santander. Ya con posterioridad, Pérez Renovales recibió
nueve respuestas positivas del Gobierno para ocupar presidencias y formar parte
de consejos de administración de otras tantas sociedades privadas, en todos los
casos relacionadas con concesiones, permisos, habilitaciones y contratos
directos e indirectos con la Administración General del Estado. Los dos años de
incompatibilidad fijados por la ley habrían sido para tan brillante servidor
público y privado como Renovales una “mili” demasiado dura, casi tanto como
para otros exaltos cargos del área económica del Gobierno.
Cuando no ha transcurrido ni un
año de la investidura de Mariano Rajoy como jefe de Gobierno, con la renovada
promesa de higiene democrática, se han expedido 137 permisos a altos cargos
salientes para ocupar puestos privados en actividades casi siempre relacionadas
con sus anteriores cometidos públicos. Entre los giratorios inmediatos, con
evidentes intereses concomitantes con sus funciones anteriores figuran los
militares Rafael Comas Abad, quien pasó de ocupar la jefatura del Cuartel
General Terrestre de Alta Disponibilidad, a asesorar a la empresa Suricatta
Systems, fabricante de construcciones modulares, muy útiles para el despliegue
en misiones internacionales, y también obtuvo el visto bueno como asesor de la
empresa TRC; el general Fernando Sacristán, realizó un looping desde la
jefatura del mando de apoyo logístico del Ejército del Aire, para aterrizar en
las empresas Tecnobit, Bess-Beyond Soluciones y Servicios y Hornet Consulting.
Otro giratorio egresado del departamento que ahora encabeza María Dolores de
Cospedal es el anterior director del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial
(INTA), José Manuel García Sieiro, quien pasó al servicio de Lapid Consultores.
Y el giratorio por antonomasia, el exministro y ahora embajador en Washington,
Pedro Morenés Eulate. Sus entradas y salidas del sector privado al público y
viceversa han sido constantes desde hace más de veinte años –concretamente,
desde que el PP ganó las elecciones de 1996–, lo que le convierte en el
arquetipo o modelo de “giratorio continuo”.
El último casos es el ejercido
por Isabel García Tejerina, ministra de Agricultura, Pesca, Alimentación y
Medio Ambiente. Ella no solo es un ejemplo más de las puertas giratorias sino
que justifica las mismas: “Creo –declara
abiertamente en la revista Glamour del número de noviembre– que las puertas
giratorias son sanísimas para un país ¿Por qué lo creo? Pues porque los
ciudadanos no quieren ni se merecen políticos profesionales que no sepan hacer
otra cosa que la política”. Ella misma se pone como ejemplo para exponer las
bondades del sistema. Asegura que cuando regresó al Ministerio en esta última
etapa, cuando fue nombrada secretaria general, el sector privado ya no le
aportaba nada ni profesional ni económicamente: “Pero lo hice porque creía que
España lo necesitaba especialmente; y pude hacerlo. Eso me parece tremendamente
sano y enriquecedor para la gestión de lo público”. En la entrevista, además,
asegura que las mujeres que trabajan en su departamento “no están ahí por ser
mujeres, están ahí por ser las mejores”. Y presume que solo hay un hombre entre
los altos cargos, al tiempo que rechaza las cuotas. “Creo que sería muy duro
para ellas pensar que están ahí porque tienen cromosomas XX en vez de
cromosomas XY: están ahí porque lo valen”, afirma la ministra.
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