Rajoy, saludando y apoyando a
Cifuentes en la convención del PP.
José Antonio Zarzalejos, ex
director de ABC, publicaba el pasado sábado en El Periódico de Catalunya el
artículo “España, en estado de perplejidad”, en el que mencionaba los últimos
siete días que conformaron un compendio del despropósito en el que se instaló
nuestra vida pública. “El caso de Cristina Cifuentes –decía Zarzalejos– no es
el más grave de los muchos de corrupción que se han producido en el Partido
Popular. Se trata de un episodio de naturaleza distinta a los ya conocidos
porque no es de carácter económico, sino que incorpora una insoportable dosis
de inmoralidad cívica que cualifica a la presidenta de la Comunidad de Madrid
como una política sin escrúpulos y a su partido como una organización
irreversiblemente viciada por la connivencia con comportamientos inaceptables.
La imagen que proyectan los populares es más patética que irritante. Más que
indignación produce tristeza y hasta conmiseración que en el partido en el
Gobierno se hayan perdido todas las referencias de integridad que se le deben
suponer a una formación democrática. Cada minuto que pasa con Cifuentes
ostentado la presidencia de la Comunidad de Madrid el escarnio es mayor y la
previsión de una debacle electoral del PP adquiere un realismo más vivo.
Escalofría, sin embargo, que los conservadores se dirijan a paso ligero a la
quiebra en las urnas como ya lo hizo la UCD, en 1982. Perplejidad, pues, por el
asombro que causa la inconsciencia del
PP sobre la suerte que se le avecina”.
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