Un ex embajador del Vaticano acusa al Papa Francisco
de encubrir a McCarrick: 'Conocía los abusos desde 2013'.
El Cardenal Patrick OMalley,Estados Unidos.
Tras el demoledor informe
sobre más de los 300 sacerdotes pederastas en EEUU, miembros de la Pontifica
Comisión para la Protección de los menores (institución autónoma vinculada con
la Santa Sede) piden reforzar las acciones contra los abusos en la Iglesia.
Entre ellos, el Hans Zollner, sacerdote jesuita que encabeza el programa de la
Iglesia Católica contra el abuso sexual de menores, a pesar de que defiende la
actuación del Papa Francisco, valora que “hay que reforzar todo el trabajo de
prevención, las conferencias episcopales y las diócesis. Y hay que
responsabilizar a los obispos para que no se encubran los abusos”. El sacerdote
afirma que, desde hace tiempo ya existe la obligación de denunciar estos casos,
sin embargo, no ha sido hasta agosto de este año cuando se denunciaron estos
centenares de supuestos casos de “sacerdotes depredadores” sexuales en seis
diócesis norteamericanas.
Por otra parte, el
presidente de esta comisión, el cardenal Sean Patrick O'Malley, de los Estados
Unidos, desea la implantación de “procedimientos más claros para los casos que
involucren obispos”, así como “tomar medidas rápidas y decisivas con respecto a
estos asuntos de importancia crítica”. Al mismo tiempo, Carlo Maria Viganò, ex
nuncio del Vaticano en Estados Unidos, pidió la renuncia del papa Francisco al
asegurar que conocía, desde junio de 2013, las acusaciones de abusos sexuales
sobre el cardenal Theodore McCarrick. Viganò hizo las acusaciones públicas a
través de La Veritá, National Catholic Register e InfoVaticana, en una
demoledora carta en la que reclama la dimisión del propio Papa Francisco por su
papel de encubridor de los abusos sexuales a menores por parte del cardenal
Theodore McCarrick. El papa Francisco habría hecho de él su fiel consejero
junto con Maradiaga. Y, aunque sabía que era un corrupto, lo encubrió a
ultranza. “Sólo cuando fue obligado por la denuncia de un menor, tomó medidas
para, así, salvaguardar su imagen mediática”, escribe Viganò. Según su relato,
a los tres meses de que Bergoglio ascendiera a lo alto de la Curia tuvo un
encuentro con él y con el resto de nuncios. “Hay un dossier así de grande sobre
él. Ha corrompido a generaciones de seminaristas y sacerdotes, y el Papa
Benedicto le ha impuesto retirarse a una vida de oración y penitencia”. Sin
embargo, no fue suficiente para que el Papa dejara de tenerlo como su
consejero.
El Papa evita valorar las
acusaciones de encubrimiento: “No diré una sola palabra, la carta habla por sí
sola”. Por su parte, la periodista Cristina Fallarás, arremete en el diario
Público contra el Papa. “¿Cómo se atreve, Bergoglio. Me dirijo a usted como
hombre porque es quien ostenta el cargo llamado de sumo pontífice de la Iglesia
católica, de la misma manera que son hombres los 300 individuos que durante más
de siete décadas han abusado, violado y torturado a niños y niñas en
Pensilvania, según el último informe conocido. Pero usted sabe, como yo, señor
Bergoglio, que esos trescientos son apenas un grano de mostaza, ¿verdad? … El gran jurado informó que había descubierto
un círculo de sacerdotes depredadores en la diócesis de Pittsburgh que ‘compartían
inteligencia o información con respecto a las víctimas, crearon pornografía
utilizando a las víctimas e intercambiaron víctimas entre ellos. ‘Este grupo de
sacerdotes usaba látigos, violencia y sadismo para violar a sus víctimas’, dice
el informe... He leído varias veces su carta de disculpa, que es un insulto a
la decencia, a la inteligencia y al mínimo respeto por los hombres, mujeres y criaturas
que respiran todavía. Usted no tiene vergüenza. ¡Usted lo sabía! El informe del
gran jurado de Pensilvania descubre que el Vaticano conocía los abusos al menos
desde 1963 y hasta hoy. Usted pide disculpas solo porque les han descubierto… Usted
los conocía. Wojtyla y Ratzinger los conocían. Y los ha tapado, como sus
predecesores. ¿Cómo se atreve, Bergoglio?... Usted, sumo pontífice de la mayor
construcción económica y tiránica del mundo, flor de misoginia, tiene los
santos redaños de proponer a las miles y miles de víctimas de violaciones y
torturas de los suyos no sé qué mano y protección y “rescate de su dolor”. ¿Con
qué jeta escribe eso después de haber encubierto a los torturadores ya
descubiertos y sin habernos entregado a los que están por descubrir?”.
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