Ferrán Monegal e Iñaki López en el programa La Sexta Noche.
Uno de los críticos de
televisión más brillantes y respetados de este país, arranca cada noche del
sábado en ‘Monegal, sin filtros’, su sección en el programa ‘La Sexta Noche’. Bajo el titular “Lástima de Monegal”, Javier
Pérez de Albé escribe en Cuartopoder: “Escucho con atención los primeros
minutos, que resultan ser una defensa apasionada de… La Sexta. Un Monegal
histriónico y gritón se burla de quienes bautizaron a esta cadena como La
Secta, y defiende que sus nuevos jefes están siendo tan duros con los
socialistas en el poder como lo fueron con el PP. Se le cae la baba a Monegal
con Ana Pastor y su entrevista a Pedro Sánchez, hasta el punto de ofrecer un
montaje con las preguntas más agresivas de la periodista impertinente que
presume de incómoda. El flujo de baba de Monegal se convierte en tsunami cuando
habla de un Ferreras ‘al que se le han hinchado los cojones’. Podríamos decir
con total seguridad que a Monegal le gusta, y mucho, la cadena para la que
trabaja. Lo que no podríamos afirmar con tanta contundencia es que Monegal siga
siendo un crítico fiable desde que ha fichado por la cadena donde un
presentador tiene los testículos congestionados. Porque ¿acaso es posible
criticar con dureza al medio de comunicación que te paga? Por experiencia
propia les digo que no. Cuando un crítico de televisión cobra de una cadena
deja de ser un verdadero crítico de televisión, un crítico libre, y se
convierte en otra cosa para la que no existe nombre. ¿O sí? Mamporrero suena
demasiado duro, la verdad, pero compinche se ajusta bastante a la realidad”.
Pérez de Albé termina así
su lacerante crítica sobre Monegal: “¿Se puede escribir libremente de
televisión cuando estás cobrando de una de las cadenas que forman el duopolio
televisivo español (Antena 3/La Sexta y Telecinco/Cuatro)? Evidentemente no.
Lástima de Monegal, seducido por los cantos de sirena, desactivado por la
propia televisión. Así de perverso, hipócrita y peligroso es el medio, una máquina
de destruir inteligencias, de minar prestigios, de triturar honestidades”.
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