Trece
personas murieron por la catástrofe mallorquina de Sant Llorenç de Cardassar, tras
el desbordamiento de un torrente, en la comarca de Levante, donde se registraron
más de 230 litros de lluvia por metro cuadrado. Los equipos de rescate no
descartan que se incremente la cifra de personas en paradero desconocido. De la
docena de fallecidos ya han sido identificados seis españoles, tres alemanas, dos
británicos y una holandesa. Bernat Estelrichfue encontrado sin vida, en su casa.
Entre el resto de víctimas, Joana Lliteras, madre de Artur, un niño de cinco
años que permanece desaparecido; Gabriel Mesquida, herrero de la localidad de
Sant Llorenç; Joana Ballesteros, octogenaria, hallada en las afueras del pueblo;
Rafael Gili, exalcalde del municipio colindante de Artá; Juan Grande, taxista
que transportaba en su vehículo a los pasajeros escoceses, Antoni Bernon Green
y Delia Mari Green y la ciudadana holandesa Tine Noig. Los especialistas peinan
el terreno a conciencia para encontrar a Artur. A los 900 efectivos de los
servicios de emergencias se sumaron cientos de voluntarios que continuan los
trabajos de limpieza para despejar las calles de lodo, de coches y de todo tipo
de enseres arrastrados por la corriente. Las instituciones ultiman ya las
primeras ayudas sociales y económicas a los damnificados y empiezan a
reconstruir las infraestructuras arrasadas. Se trabaja con ahínco para que el
pueblo recobre lo antes posible la normalidad. En calles y casas, los vecinos y
los equipos de emergencias redoblaron los esfuerzos para retirar el barro, los
vehículos y muebles arrastrados, y los animales anegados por la riada.
El pasado jueves,
recordábamos en estas páginas: “De la isla de la calma descubierta durante la
primavera de 1893, en la que un artista y literato fue seducido por ella, a la
isla tocada por la catástrofe de hace dos días media más de un siglo. La
Mallorca que fue fuente de inspiración de Santiago Rusiñol tanto para la
pintura como para la literatura es hoy arrastrada por la ola catastrófica que rompe
con la imagen de sosiego labrada a lo largo de decenios. De la idílica imagen
rusiñoliana llegamos a la otra cara de la naturaleza que se abalanzó violentamente
sobre la isla, aciaga y desastrosa que hoy nos ocupa, en la que cientos de
profesionales de distintos servicios de emergencias buscan a los heridos y
desaparecidos tras una riada que asoló la localidad de Sant Llorenç (de 8.000
habitantes) al desbordarse el torrente”. Hoy, cuatro días después de esta
catástrofe en Mallorca, recopilamos el tema, ampliando y profundizando su
contenido. La Aemet (Agencia Estatal de Meteorología) asegura que, en la zona
de San Pere, se acumularon más de 230 litros por metro cuadrado en un solo día,
más de un tercio de lo que suele llover en todo el año. Las precipitaciones
intensas registradas el martes en Baleares fueron “extraordinarias”, muy
localizadas, poco frecuentes e históricas. Rubén del Campo, portavoz adjunto de
la Aemet, explica que, aunque las medias fueron “un valor teórico”, en la zona
más afectada se recogieron más de 200 litros por metro cuadrado, cuando lo
normal en el conjunto del año es de entre 600 y 800 litros por metro cuadrado. “En
un día -subraya-, cayó un tercio de lo que llueve en todo el año o incluso más”.
Y señala que, en torno a las 21.30 horas, el riesgo se intensificó y se emitió
un aviso rojo (extremo) al preverse una acumulación de más de 200 litros por
metro cuadrado en algunas zonas. Era el nivel máximo de aviso.
“Al meu país, la pluja no
sap ploure: o plou poc o plou massa; si plou poc és la sequera, si plou massa
és un desastre” (en mi país, la lluvia no sabe llover: o llueve poco o llueve
demasiado; si llueve poco es la sequía, si llueve demasiado es un desastre),
canta el valenciano Raimon para referirse a las riadas que periódicamente
anegan las costas del Mediterráneo tras los meses de calor y escasez de agua. Del
Campo admite que es “muy difícil predecir una precipitación tan intensa y tan
localizada”. Y añade que “con la tecnología actual es muy difícil afinar más la
predicción”. Indica que esta precipitación fue “muy local” y la define como “excepcional”
en cuanto a la cantidad y la duración. De hecho, añade que el departamento de
Climatología de la Aemet ha estudiado cada cuánto tiempo puede ocurrir una cosa
así. “De acuerdo con este estudio del periodo de retorno, en la estación más
próxima a la colonia de San Pere, donde se recogieron 233 litros por metro
cuadrado, esto puede suceder una vez cada más de mil años”, e insiste en que
este fenómeno es “muy poco frecuente”. En Artá, donde se recogieron 161 litros
por metro cuadrado, el periodo de retorno es de 80 años. Por otra parte, Víctor
Romero escribía el jueves en ElConfidencial, bajo el título “Barro y rabia en
Sant Llorenç”, que la ubicación y el urbanismo del pueblo fueron su trampa. “Los
habitantes del pueblo están tan desconcertados que todavía están tratando de
entender por qué la naturaleza tuvo el capricho de castigarles con tanta
crueldad… Sant Llorenç es la zona cero de la tormenta perfecta que el martes
descargó más de 200 litros de agua por metro cuadrado en apenas un instante. Un
hecho insólito. Hay casas arrasadas, comercios destrozados, garajes con las
puertas de persiana reventadas por el agua y barro, mucho barro. Tanto, que el
asfalto ha desaparecido de sus calles bajo un manto de color ocre sobre el que
es imposible caminar sin quedar marcado por encima de los tobillos. Como si el
pueblo hubiera retrocedido un siglo, a las travesías de polvo y tierra que
enlodaban las lluvias del otoño”.
Vista de una calle durante la riada.
“El torrente de Ses
Planes (el canal que debía canalizar el agua procedente de las montañas y
laderas circundantes) fue ampliado y mejorado hace tres décadas, cuando otra
riada dio el primer aviso. Ahora se ha revelado insuficiente. La ubicación del
pueblo fue su propia trampa. Podría decirse que el urbanismo de travesías
estrechas, la situación orográfica de la trama urbana, justo al final del
pequeño valle, pegada a la orilla del barranco, o un canal demasiado angosto
están detrás de la tragedia, con 12 muertos ya contados aquí y en las
localidades cercanas de s'Illot y Artà. Serán 13 cuando aparezca el pequeño”. Los
fallecidos son seis hombres y cuatro mujeres, y tres de ellos son extranjeros,
una pareja de británicos y una mujer holandesa. Todas las víctimas mortales son
personas de mediana o avanzada edad. Además, hay un niño de cinco años que
continúa desaparecido. Su madre es una de las fallecidas. La mujer iba en un
coche con sus dos hijos menores de edad en el momento en el que fueron
alcanzados por la riada, y consiguió salvar a su otra hija). Podría buscarse el
error humano -prosigue Víctor Romero-. La alerta llegó tarde; falló la
predicción meteorológica. Pero en Sant Llorenç miran al cielo. ‘El canal se
amplió 16 metros en los años ochenta, más incluso de lo que recomendaban’,
afirma un policía local. ‘La gente que se acuerda sabe que la otra que hubo no
fue como esta. Esta ha sido distinta. Lo que ha ocurrido es una barbaridad’,
dice María Antonia, como refiriéndose a algo sobrenatural. Es la rabia contra
la lluvia. La pregunta es cómo es posible que un pueblo esté construido en plena
rambla. Sant Llorenç des Cardassar lleva ahí más de dos siglos… Los vehículos
retirados, inservibles, destrozados, magullados, se van amontonando en un
descampado en la calle de acceso al pueblo y en un depósito improvisado cerca
de la estación. Es como un desguace, con la diferencia de que hace apenas 24
horas todos estaban aparcados delante de las puertas de las viviendas de un
pueblo del interior de la isla que vivía tranquilo de la agricultura, del
comercio local y, fundamentalmente, del turismo de los hoteles de las playas,
las calas y los puertos deportivos a poca distancia…Cristina no puede reprimir
las lágrimas mientras saca barro y agua a la calle desde el rellano de su casa,
a pocos metros del barranco de Ses Planes. ‘Pasó y ya está. Estamos vivas’, se
resigna. Ella y sus dos hijas subieron al tejado por temor a que el torrente de
agua, que se elevó por encima del metro de altura, las arrastrase. Cristina aún
no sabe quién pagará los daños de su vivienda. ‘No me he parado todavía a
pensarlo. Supongo que el Consorcio de Compensación de Seguros’. Otro vecino lo
pone en duda: ‘Si lo declaran zona castatrófica, los seguros no pagarán nada.
Tendremos que buscar todos los papeles que podamos para poder recibir ayudas’”.
Rafa Nadal colabora en las tareas
de limpieza.
Son Cervera, Manacor, Son
Carrió… Sufrieron las lluvias torrenciales, pero sin tanto castigo. Familiares,
amigos y vecinos trabajaron día y noche bajo con los focos de las máquinas. El
tenista Rafael Nadal cedió sus instalaciones deportivas en Manacor, en donde
reside, para dar refugio a quienes no podían dormir en sus casas. Y se acercó al
lugar del siniestro, en donde cogió una pala, como uno más. El tenista, que vive en Porto Cristo, a once
kilómetros de la zona, se trasladó hasta Cardassar y se pasó varias horas
ayudando en las labores de limpieza. Nadal cambió las zapatillas y la raqueta
por unas botas de goma y un cepillo y se puso a achicar lodo y agua de un
taller mecánico de Sant Llorenç. El número uno mundial del tenis llegó en torno
a las 15.00 horas y estuvo colaborando con las labores de limpieza buena parte
de la tarde. El miércoles, reiteró su ofrecimiento. “Tal y como hicimos ayer,
volvemos a ofrecer hoy las habitaciones del Rafa Nadal Sport Centre y de la
Rafa Nadal Academy para todos los afectados que necesiten alojamiento”, comunicó
el jugador en sus redes sociales. En su perfil de Twitter, declararía: “Día
triste en Mallorca. Mi más sincera condolencia a los familiares de los
fallecidos y heridos por las graves inundaciones en San Llorenç”.
Nadal, en la portada de Times.
El jueves, Rafael Nadal fue
el protagonista de la portada del diario inglés 'The Times', después de hacerse
pública su participación en los trabajos de limpieza tras las trágicas
inundaciones. El tenista español apareció en un taller de Sant Llorenç para
ayudar a limpiar, y, en cuanto saltó la noticia, los medios se agolparon a la
puerta. El deportista intentó pasar desapercibido, evitó a la prensa y no hizo
declaraciones, pero su presencia no pasó desapercibida. Nadal ofreció las
instalaciones de su centro deportivo en Manacor para “todos los afectados que
necesiten alojamiento. Su centro deportivo alojó en la noche del martes cerca
de 50 personas, que acudieron tras las intensas lluvias y el desbordamiento del
torrente. Nadal se empeñó en no hacer ninguna declaración sobre el suceso,
convencido como estaba de que su presencia en el pueblo no debía opacar el
asunto en torno al que todo debía pivotar. El tenista insistió en negarse a ser
el protagonista de la luctuosa jornada y pidió que no se le grabase. Pero todo
su intento cayó ensaco roto. La fotografía de Times dio la vuelta al mundo. Las
muestras de admiración y respeto hacia el deportista español sirvieron como
acelerada réplica a su implicación en las tareas de limpieza de un taller en el
que el agua había alcanzado un nivel próximo a los dos metros de altura. Ricky
Rubio, Marc Márquez o Carlos Sainz Junior fueron algunos de los que se
pronunciaron con elogios hacia el deportista de Manacor.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez
y la presidenta del Gobern Balear, Francina Armengol, en Sant Llorenç de
Cardessar.
El mismo jueves, el Consejo de
Ministros inició los trámites para la declaración de zona catastrófica de la
comarca del Llevant de Mallorca tras las inundaciones por las lluvias
torrenciales del martes que dejaron una decena de muertos. Así lo había anunciado
el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que visitó la zona afectada y
aseguró que las ayudas económicas se pondrían en marcha de manera inmediata.
Tras dar el pésame a las familias y trasladarles todo el “cariño y empatía” del
Ejecutivo, el presidente Sánchez destacó que “lo importante es dar certezas de
que el Gobierno volcará todos los recursos necesarios para que los afectados
puedan recuperar su día a día”. El Gobierno balear lamentó la “catástrofe
natural” y eludió toda responsabilidad, al tiempo que anunció que mañana mismo desplegaría
un equipo de trabajadores sociales para evaluar “casa por casa” los daños
sufridos. El rey Felipe VI telefoneó a la presidenta balear, la socialista Francina
Armengol, para interesarse por el estado de los heridos y las familias de los
fallecidos. Pero hasta el viernes, tras el desfile, no “se hizo la foto” en el
pueblo con las víctimas de la catástrofe. El presidente del PP, Pablo Casado,
también se desplazó a la zona, acompañado por el representante regional, Biel
Company. Casado apeló a la “unidad” de todos y recalcó que “en esto no hay
partidos ni colores”. Sin embargo, los diarios hicieron alusión a errores de
coordinación que agravaron la tragedia y a deficiencias urbanísticas. Los
bomberos del Consell de Mallorca denunciaron falta de instrumental adecuado
para acceder a las zonas inundadas o de difícil acceso, así como falta de
coordinación que provocó escasez de efectivos en un primer momento y un “exceso”
después. Los Bomberos de Palma criticaron que el Govern no les llamó “para
ahorrar”. Según el Colegio de Geólogos, el riesgo en la zona “era conocido”,
pero no se tomaron “medidas de precaución”. “La tragedia de Mallorca revela
graves errores de coordinación y urbanísticos”, tituló “El País”. “Una
catástrofe no tan inevitable”, lamentó El Mundo. Según ABC, “Armengol no
movilizó a los bomberos de Palma de Mallorca”. “¿Una tragedia inevitable?”, se
preguntó La Razón.
Cardesaar, después de la tragedia.
El torrente de Ses
Planes, que se desbordó en la tarde del martes debido a las fuertes lluvias,
provocando un dramático desenlace, presentaba desde hace tiempo graves
problemas de mantenimiento, con maleza en su cauce e incluso árboles en las
riberas. OKDiario denunció: “Desde la llegada al poder del gobierno
social-independentista de Armengol -con apoyo también de Podemos– el torrente
no ha sido limpiado ni una sola vez. Los expertos señalan que, dado el volumen
de agua -hasta 220 litros por metro cuadrado en lluvia torrencial- las
consecuencias habrían sido inevitables. Aunque menores, eso sí, si la
conservación fuese la adecuada, si los cauces hubiesen estado limpios. La zona
cero de la catástrofe es especialmente complicada por su orografía, lo que
ayudó a la desgracia. Pero a ello contribuyó también, y muy especialmente, el
precario estado del cauce y la canalización deficiente, de hormigón, que hizo
que la localidad de San Lorenzo se viese anegada en cuestión de minutos. Las
imágenes mostraron cómo la corriente, descontrolada, invadía rápidamente las
calles, arrasándolo todo a su paso. En septiembre del año pasado, la
consellería de Medio Ambiente aprobó un contrato por valor de 2,4 millones para
limpieza y adecuación de torrentes, de aplicación insuficiente, según la
oposición. Según admitió Medio Ambiente, el plan de inversión solo permitía
adecuar anualmente un 10 por ciento de la red de torrentes. Es decir, hasta
2027 no podrían estar en condiciones. Una circunstancia que los expertos
consideran insólita: el mantenimiento debe ser continuado”.
Un
tercio de Sant Llorenç se construyó en zona inundable.
El primer aviso desde San
Lorenzo se produjo, según OKDiario, sobre las seis y media de la tarde. “Por
entonces, el torrente ya se había desbordado y el agua avanzaba imparable. En
aquel momento, la presidenta Armengol y buena parte del Govern se disponían a
acudir a la inauguración de una exposición fotográfica organizada por el diario
‘Última Hora’. “La presencia de Armengol estaba prevista a las siete y media de
la tarde, cuando ya los bomberos se encontraban en la zona y los servicios de
emergencia, activados. Por las redes circulaban imágenes dantescas de la
localidad. Pese a ello, el gobierno regional permaneció en el evento. La
presidenta balear no se comunicó con el Ejecutivo central hasta las once de la
noche del martes, cuando se había confirmado ya la existencia de un primer
fallecido. El miércoles, Armengol no visitó la zona hasta las doce de la
mañana, momento en que compareció por primera vez ante los medios. El
presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, llegó dos horas después. A estas quejas
se sumaron en las últimas horas las de los Bomberos de Palma, que criticaron
con dureza al gobierno balear por no movilizarlos ante la tragedia”.
Las quejas de los bomberos.
La Agrupación Profesional
Bomberos de Palma (APBP) y la Agrupación Cultural y Deportiva (ACiE) de dicho
cuerpo de emergencias se ofrecieron voluntarios para acudir a ayudar a la zona
afectada por las inundaciones y expresaron su “impotencia” por no haber sido
activados. “El Govern no ha mandado a todos los medios de emergencia”,
aseguraron en un comunicado en sus redes sociales. Ellos mismos tuitearon:
“Desde @BombersPalmAPBP, nos vamos a organizar como voluntarios para que nos
envíen a Sant Llorenç. Estamos para ayudar y mucha gente necesita ayuda. Ya que
no nos movilizan lo haremos nosotros”. Posteriormente, añadieron que acudieron
al parque de bomberos de Son Malferit de Palma “voluntarios de todos los
turnos”. “Tanto el alcalde como la regidora y el jefe nos aseguran que han
ofrecido recursos a la coordinación del siniestro, pero que DG Emergencias dice
que no”. Por su parte, la ACiE tuiteó:
“Como bomberos profesionales comprometidos, sentimos vergüenza y mucha
impotencia”. “Todas estas bombas deberían estar achicando agua en la zona
afectada desde hace horas. Siguen paradas en Palma”.
Un
tercio de Sant Llorenç se construyó en zona inundable. El cauce de hormigón
proporcionó una “falsa sensación de seguridad”.
El geógrafo y experto en
inundaciones, Miquel Grimalt asegura el miércoles, en El Periódico de Catalunya,
que “el torrente de Sant Llorenç parecía diseñado por un asesino en serie (...)
y el municipio, con los años, se ha metido literalmente en su cama”. El
programa 'Al Dia', de IB3 Ràdio, señala
que “es la naturaleza la que ha creado una cuenca en la que el agua se recoge a
una velocidad increíble” y “no hay culpable”, ya que el problema se debe a que
“al llover 150 litros en dos horas, se ha recogido una punta de caudal parecida
a la que puede pasar por el río Ebro, pero, en este caso ha pasado por una
rambla de pequeñas dimensiones, y en ese momento se ha producido la
inundación”. El desbordamiento del torrente de Sant Llorenç, en la comarca
mallorquina de Levante, deja a su paso un paisaje desolador. Grimalt asegura
que “el cambio climático no es el responsable de lo sucedido” porque, según
explica, “las lluvias han sido propias del clima mediterráneo”. Lo que se tiene que hacer es “aprender a
convivir con eso y no ignorarlo”. Grimalt manifiesta el hecho de que “no se
pueden ocupar las llanuras de inundación” y reclama “recuperar el espacio
fluvial” para evitar este tipo de catástrofes. Considera que este suceso “ha
ocurrido por mala suerte” y recalca el hecho de que no ha habido culpables,
sino que han sido las fuertes precipitaciones y el caudal con mucha agua, pero
añade que no tendría que haber habido gente tan cerca. En el 2011, durante los días 10 y 11 de
noviembre, hubo los mayores temporales que se recuerdan de la historia de la
isla. Fuertes lluvias y vientos huracanados de hasta 150k/h se cobraron la vida
de cinco personas y causaron daños en viviendas y carreteras, además de
arrancar hasta 800.000 árboles. La isla también sufrió apagones que afectaron a
más de 200.000 personas y más de 150.000 estudiantes no pudieron ir a clase por
razones de seguridad. Las pérdidas provocadas por el temporal superaron los 60
millones de euros y el Govern pidió la declaración de “zona catastrófica”. Otra tormenta devastadora fue la que hubo en
1989. El 6 de septiembre de ese año, cayeron 380 litros por metro cuadrado en
la comarca de Levante y cinco personas fallecieron como consecuencia del
temporal (tres en Mallorca y dos en Ibiza). Las explotaciones agrícolas y las
infraestructuras turísticas quedaron totalmente inundadas. La fuerte tormenta
del 2007 fue de menor calibre que las anteriores. Hubo vientos de hasta 109
kilómetros por hora y cayeron hasta 900 rayos en el mar que provocaron varios
heridos y decenas de personas evacuadas.
Geógrafos e ingenieros
coinciden en que las lluvias como las que han provocado esta catástrofe en Sant
Llorenç no se pueden evitar, pero sí los riesgos, que aumentan por la práctica
que fue común en España durante los 70 y 80 de desviar cauces naturales de ríos
y torrentes para la edificación. Según señala a Europa Press el geógrafo y
expresidente del Colegio de Geógrafos de España, Antonio Prieto, la catástrofe
se ha debido a dos factores: por un lado, a la cantidad “excepcional” de agua
que ha caído en pocas horas (de más de 230 litros por metro cuadrado, lo que
equivale a poco más de un tercio de lo que suele llover en todo un año); y por
otro, la situación de Sant Llorenç, la localidad más afectada. “Los torrentes
que se han desbordado salvan un desnivel muy fuerte en muy pocos kilómetros y
ha coincidido que ha llovido puntualmente muchísimo en una cuenca que ha
aglutinado toda el agua hacia Sant Llorenç, la localidad más afectada”, ha
explicado. El verdadero problema según Prieto es que los torrentes han sido
desviados, “un hecho común en la cuenca mediterránea” “El pueblo necesita
crecer, pero el torrente pasa por un lugar determinado. Entonces se desvía, el
pueblo vuelve a crecer y se vuelve a desviar. Y así hasta que, en el siguiente
desvío, se ha unido a otro torrente y ambos se unen con la fuerza del agua y la
cantidad hace que se desborden”. De esta manera, aunque afirma que era
“imposible” que el torrente desbordara porque “no es evitable”, sí lo es, en
cambio, el riesgo. Prieto indica que los geógrafos trabajan realizando estudios
de inundación en los que se evalúa el riesgo en un periodo determinado de
retorno y con las lluvias determinadas en una zona. Pero, según explica, desde
el boom urbanístico de los 60, hace una década que estos estudios no se hacían.
“Todos los crecimientos urbanos están construidos en muchas ocasiones sobre camas
de vaguadas, barrancos o incluso ríos -añade-, de manera que lo que ha sucedido
en Sant Llorenç (una tragedia que se compara con lo que pasó en Biescas, Osca,
en 1996, en donde murieron 87 personas por la crecida de un río que arrasó el
camping), se podría haber evitado si en su momento se hubiera tenido en cuenta
este tipo de riesgo”.
El geólogo Alfredo Barón
es uno de los mayores expertos en temas hidráulicos de las islas. Durante
varias décadas ha sido el jefe de servicio del departamento de Recursos
Hídricos del Govern. Barón asegura en el Diario de Mallorca que la tragedia
acaecida el martes en Sant Llorenç ¡era inevitable, pero sí previsible! El
científico ha estudiado durante muchos años los pasos del agua en Mallorca y
recuerda que en el año 2002 en el Govern ya cartografiaron que gran parte del
municipio de Sant Llorenç estaba en zona inundable. Barón alerta de que otras
zonas de Mallorca, incluida Palma, corren el mismo peligro de inundación como
el sufrido en la localidad de Sant Llorenç. En concreto cita las comarcas de sa
Pobla, Campos, Manacor y, naturalmente, muchos puntos cercanos a torrentes de
Palma. “No
sabemos cuándo se va a producir una inundación de estas características, pero
sí sabemos dónde se pueden producir, por ello era previsible especialmente
cuando advertimos que están cayendo lluvias tan intensas. En 1989 ya se inundó
y, a pesar de ello, se ha seguido construyendo en las zonas de ladera de los
torrentes cuando sabemos que estos episodios se repiten”, asegura Barón a
Miguel Adrover.
“El cielo inanimado -escribe Matías Vallés en su artículo 'El castigo del
cielo', publicado el pasado jueves en el Diario de Mallorca- no castiga ni
premia. Por eso mismo, carece de piedad. Se ha ensañado con Sant Llorenç, y
ésta es la parte inevitable. La evitable hay que buscarla en tierra firme, y
camina sobre dos patas. En el Derecho anglosajón llaman ‘actos de Dios’ a las
catástrofes naturales, pero cuesta desterrar la contribución de los seres
humanos a los desastres programados por la divinidad. Todo estaba preparado
para combatir un incendio devastador que reprodujera Estellencs'13, pero el
agua se ha mostrado igual de indiscriminada y mortífera que el fuego
encrespado. El torrente ha reclamado el área de influencia que le pertenece. Se
ha vengado, por medio de la geografía, de la pésima planificación del urbanismo
o ciencia de domesticación del paisaje (…) El Plan de Territorial de Mallorca
prohíbe desde 2005 la construcción en el cauce de torrentes, pero los derechos
adquiridos oponen el mejor escudo contra las limitaciones urbanísticas. Y si
alguna autoridad local frenaba las ansias de construcción que los geógrafos
denuncian por ejemplo en Sant Llorenç y s'Illot, por detrás venían los
magistrados del Tribunal Superior para restablecer raudos la iniciativa
privada, o para imponer multas de decenas de millones de euros a quien se
atreva a desafiarla. Cualquier promotor con expectativas, ha de verlas
cumplidas. El negocio siempre está refugiado bajo la ley seca, que deviene
papel mojado en cuanto el agua reclama sus derechos. La burocracia irrefutable
no ha podido rescatar a los fallecidos. Al revés, ayudará a que las víctimas ni
siquiera puedan resarcirse económicamente.
“Tan pronto como se
sequen las aguas, y las sangres que han llevado aparejadas, renacerá la
controversia política sobre el maltrato a los torrentes. Para qué reproducir
unos argumentos sobados hasta la saciedad, pero pocos partidos podrán formular
un reproche en condiciones. Hasta tres candidatos a la presidencia del Govern
en 2019 han tenido en sus manos la gestión de los surcos que el agua excavó en
la Mallorca primordial. Empezando por Francina Armengol, la presidenta que ha
querido contemplar la crisis desde el tendido tranquilizador y responsable de
la conservación desde 2015 hasta hoy. Siguiendo por Biel Company, conseller de
Medio Ambiente y de Cabrera en los años 2011 a 2015. Y acabando en Jaume Font,
responsable del mismo departamento entre 2003 y 2007. Todos ellos comparten una
llamada entusiasta a la resignación de la población. La célebre Ley del Cambio
Climático, fenómeno que el Govern quiere neutralizar a partir de 2080, incluirá
una disposición final que establezca que ‘toda precipitación de más de 80
litros por metro cuadrado en menos de una hora conllevará muertos, cuyo número
aceptable se determinará en un futuro Reglamento’. Es la misma cláusula de
mortalidad que ya se acata sin rechistar en la carretera”.
“Madrid nos llora
-termina escribiendo Matías Vallés-. Las reacciones espontáneas desde la
capital han sido emocionantes por una vez. Seguramente, por contraste con la
apatía de los gobernantes regionales. Ana Pastor no impuso ayer un minuto de
silencio como presidenta del Congreso, sino como veraneante habitual en hoteles
de la zona afectada que precisamente carecían de las oportunas licencias. El
estercolero de las redes sociales compatibiliza la solidaridad estatal con el
desprecio de que ‘ahora pedirán militares que tengan el nivel C de catalán’. No
les importa en cambio que los millones de euros que reciben de la isla estén
manchados con la lengua propia. Aunque la tragedia vuelve a demostrar que el
único idioma oficial de Mallorca es seguir construyendo. Junto al volcán”.
Con las guindillas no se juega.
Pese
al dramatismo de este tema sobre Mallorca, me resisto a terminarlo sin una
alusión humorística que hace mi amigo mallorquín, Pep Roig, quien titula, en “Ultima
Hora” de hoy, el artículo: “El ataque y venganza de las guindillas picantes”.
Cuenta él, en su habitual humor: “Quiero avisar de los peligros del aprendizaje
autodidacta. Me refiero a esas ínfulas de sabelotodo que uno padece y que se me
volvió en contra, como es el caso de la planta de guindillas picantes, picantes,
picantes, que sembré en el jardín de mi casa con la pretensión de iniciarme en
eso del consumo de producción propia, a base de los inocentes tomates, las
granadas, las naranjas y limones. Pero las guindillas es otra cosa. La planta
creció y me ha proporcionado un abundante premio productivo, tanto que ya no sé
qué hacer con tanto diminuto y rojo pimiento. Y, cansado de ofrecerlo sin
éxito, decidí montar una ristra decorativa. Mi mujer me preparó la aguja y el
hilo y yo me encargué de la operación posterior, consistente en perforar cada
unidad para formar la columna cimbreante, la cual quedó inicialmente colgada al
lado de la despensa de la cocina. Me lavé las manos, cuyos dedos mostraban un
tono rojizo. Al cabo de un rato, algo se me metió en el ojo y traté de
retirarlo sin pensar en que polvillo de las guindillas había quedado entre las
uñas. Parecía que el fuego me quemaba el globo ocular y, como remedio, abrí el
grifo de la cocina y dejé que durante diez minutos el chorro de agua apagara el
‘incendio’. De tanto correr el agua, me entraron ganas de orinar y, sin pensar
en lo del polvillo de las guindillas, me puse en ello. Entonces el ‘fuego’ que
había prendido y luego extinguido en las alturas de mi ser, se reavivó en
semejante parte por donde el cuerpo desagua. Y ya me tienes abriendo el grifo
de nuevo durante diez minutos para calmar los ardores. Cuidado, con las
guindillas no se juega”.
Las fotomontajes de esta
semana:
Llevant, en el corazón.
Djokovic y Federer envían sus condolencias a Mallorca y apoyo a su
“amigo” Nadal.
Desfile del 12 de Octubre
¿Se terminó ya el
puñetero desfile?
La política de patriotismo de Pablo Casado y Albert Rivera ha llevado a... que coja protagonismo la ultraderecha de VOX.
El humor de esta semana
en la prensa: El Roto, Peridis, Pat, Manel F. Vergara…
Pep Roig, desde Mallorca: Mal fario, Hasta la próxima, Dos iguales para hoy, Casado, con banderas, Y tiro porque me toca…
Los vídeos de esta semana:
[INUNDACIONES MALLORCA] Los destrozos de las riadas a vista de dron
TERRIBLE INUNDACION DE Mallorca están buscando personas desaparecidas
IMPRESIONANTES IMÁGENES DE SANT LLORENÇ EN MALLORCA, CON EL TORRENTE DESBORDADO
Catástrofe en Mallorca (Islas Baleares) 10 Fallecidos
La localidad de Sant Llorenç, entre el barro y la desolación
Algo parecido a estas imágenes árabes es lo que ocurrió en Mallorca
سيل وادي الفرشة تهامة قحطان ليوم الجمعة
Vigilantes de Renfe agreden a un viajero negro porque se negó a enseñar el billete
Quequé: "Votad a Casado, por favor. Si gana, es una putada social, pero para un cómico es la gloria"
Polònia - Polònia - 11/10/2018
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