jueves, 13 de diciembre de 2018

La derecha que no reniega de Franco.


La derecha, en España: Santiago Abascal (VOX), Pablo Casado (PP) y Albert Rivera (C's).

El pasado lunes, Fernando López Agudín, en un clarividente artículo aparecido en Público, decía. “La desesperada obsesión electoralista de Pablo Casado y Albert Rivera, que no paran de exigir la inmediata apertura de las urnas generales, obedece a esa oscura confusión entre la apariencia de la realidad y la realidad. Obnubilados aún por la moción de censura, que amputó las manos de Casado tanto como los pies de Rivera, buscan devolverle la operación a Pedro Sánchez, impidiéndole que saque adelante los Presupuestos del Estado y, sobre todo, el gasto social. No con la finalidad de que el Partido Popular y Ciudadanos puedan hoy mejorar sus perspectivas electorales, ni su horizonte político, sino con el evidente objetivo de que el Partido Socialista empeore las suyas tanto electoral como políticamente”.

La derecha de Albert Rivera y de Pablo Casado no aprobó hace unos días una moción del PSOE para condenar el franquismo, prefiriendo abstenerse que la moción socialista que condenaba “rotundamente” la dictadura franquista. El PSOE y Unidos Podemos, junto a los nacionalistas catalanes y vascos, sí dieron su respaldo explícito a esta iniciativa que, además, reclamaba la ilegalización de las fundaciones que exalten el franquismo y apoyen la decisión de exhumar los restos de Francisco Franco del Valle de los Caídos. El PP ya había advertido previamente que no apoyaría la moción si no se pedía también la ilegalización de las fundaciones que amparan el “comunismo y todas aquellas ideologías populistas que fomentan el enfrentamiento entre ciudadanos” comparándolas al mismo nivel que el fascismo y el nazismo. Es el mismo PP que rechazara extraditar o juzgar a los ministros franquistas. “Dejen en paz a los muertos”, dijeron. El mismo que, en 2017 votó en contra de una proposición no de ley del PSOE en la que se instaba al Gobierno a exhumar los restos de Franco del Valle de los Caídos.

Las tres derechas, PP, Cs y Vox, saben bien que, necesitan ya de unas elecciones que, de celebrarse después del verano, cambiarían el voto catalán. Y, volviendo con el artículo de Lopez Agudín: “Las encuestas indican un descenso en la intención de voto de la derecha y, lo que es más importante, su triple fragmentación. Cuanto más se retrasen las urnas, más aumentarán estas tendencias con un claro coste electoral y político. Si, en apenas un semestre, el presidente Sánchez ha rentabilizado su gobierno en los nítidos porcentajes que ya marcan los sondeos, ¿cuánto lo podría rentabilizar hasta otoño de 2019?, se preguntan Casado y Rivera. Máxime cuando el bumerán de la demagogia se estampa con el rostro de Abascal en las caras de Casado y Rivera. No estamos ya en los tiempos de Blas Piñar, pura resaca de la dictadura, sino en los de VOX, claro embrión del populismo de derechas, ya desembarcado en las costas de Almería y a punto de hacerlo también en las playas de Málaga y Murcia. Quizás el dato político más preocupante de la actual coyuntura sea que Abascal les ha robado la bandera rojigualda a Casado y a Rivera, por no haber sabido sustraerla de las manos sucias. Por decirlo gráficamente, el mismo día que se inauguraba una bandera de España de 294 metros en la plaza de Colón de Madrid, el 2 de octubre de 2002, aparecía un concreto apunte en la contabilidad de Bárcenas de unos 27.000 euros para quien la izaba”. Casado y Rivera se ven como únicos “interlocutores” en Andalucía, pero no cierran del todo la puerta a Santiago Abascal”.

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